Todavía no me puedo creer lo que pasó ayer. Apenas he podido
dormir, estuve hasta tarde hablando con él por whatsapp, como si fuera una
quinceañera que acaba de empezar a salir con su primer novio. Así me siento.
Cuando le escuché decir todas esas cosas, me asusté. Me asusté y, a la vez,
tuve tantas ganas de callarle con besos… y llamar a Jose y decirle que se fuera
y me dejara en casa. Y abrazarle y que me levantase en brazos y me llevase por
las escaleras hasta la cama. Tiemblo si pienso en eso, en ese momento otra vez.
Me eriza la piel esa imagen. Todas las dudas que tenía se disiparon al verle
decir esas cosas. Nadie se me había declarado de esa manera. Nadie me había
dicho todo lo que él me dijo. Me sigue queriendo, repaso mentalmente. Eso es
que me quiso, me quería cuando yo me empeñé en apartarle de mi lado. Cuánto
daño he tenido que hacerle. Por un momento pienso que no me merezco estar con
él, que tendría que decirle que me lo he pensado mejor. Pero luego recapacito.
Basta ya de pensar en el pasado, no he dejado de hacerlo en todo este tiempo.
En lo único que tengo que pensar del pasado es en el sentimiento tan fuerte que
se formó entre los dos y que, aún hoy, sorprendentemente, sigue vivo, a pesar
de que yo me he empeñado en matarlo.
Hoy he pensado tantas veces en salir con el coche y volver a
Madrid. En ir a su casa y quedarme allí para siempre. Pero mi padre está
ilusionado con estos días. No quiero romperle la ilusión de poder reunir a la
familia antes de Navidad. También me vienen bien estos días para desconectar,
quizá así, con la mente limpia, esto pueda comenzar de una forma mejor.
Jose ayer me acribilló a preguntas en el coche, pero no le
contesté ninguna. Se lo huele, lo sé. Me conoce, es mi hermano, y me conoce muy
bien. Sé que no se va a sorprender cuando le cuente que Álex y yo estamos
juntos. Porque, cuando vuelva, estoy segura que estaremos juntos. Que
comenzaremos lo que teníamos que haber comenzado hace tanto tiempo. Estoy tan
ilusionada que no he podido evitar contárselo a Vero. Creo que guardaré para
siempre sus mensajes de voz en el whatsapp, gritando como una loca. Jamás me
había sentido así, y no sé como he podido negarme este sentimiento tanto
tiempo. Le quiero. Estoy enamorada de él. Pero enamorada de verdad, nada de
dudas. Ya no dudo. Y ayer quizá tuve miedo cuando se declaró, pero bastaron
unos minutos para dejar de tenerlo. Ya no tengo miedo. Y, cuando llegue, pienso
decirle todo lo que siento, no pienso callármelo más tiempo.
Inmersa en mis pensamientos, el móvil suena y me asusta. Lo
cojo, sentada en el sofá, y no puedo evitar sonreir avergonzada y llevarme un
dedo a la boca, con gesto pícaro.
-Hola… - respondo tímida –
-Hola preciosa… - contesta haciéndome sonreir con vergüenza
–
-Hasta por teléfono vas a sonrojarme? – digo quejándome –
-Qué he dicho? – dice riéndose – solo te he saludado… - dice
con voz mimosa – qué haces?
-Pues estoy esclafada en el sofá… - digo sincera tumbándome
– esperando a que se haga la hora de comer…
-Así me gusta, actividad ante todo… - dice irónico –
-Oye! – exclamo quejándome - Está lloviendo y hace un viento
como para salir a la calle… - digo excusándome – y tú?
-Estoy paseando a Dandy… - dice riendo – está empezando a
llover así que espero que cague rápido…
-Jajajaja – me río – tengo mucho sueño… - digo tumbada en el
sofá –
-Normal… - responde riendo – ya le echaré yo la bronca a
quién hizo que te quedaras despierta hasta las 4 de la mañana…
-A mí me gustó trasnochar… - digo casi sin reconocerme por
lo mimosa que estoy –
-A qué hora vuelves el miércoles? – dice riñendo a Dandy –
-Pues el avión llega a las 10 de la mañana… - digo pensativa
– creo…
-Ah… - responde algo contrariado – joder, parece que el
mundo se confabula para que no nos veamos en condiciones… - dice amargamente –
-Qué pasa? – pregunto extrañada –
-Nada, que se jubila un profesor de la facultad… - le
escucho caminar – y quieren que vayamos antiguos alumnos… - dice resoplando –
la verdad es que me hace ilusión, era un profesor muy bueno con nosotros…
-Bueno, pero no pasa nada… - digo restándole importancia –
nos vemos por la tarde y así me da tiempo a descansar…
-Ya, pero quería ir a recogerte… - dice arrancándome una
sonrisa –
-A recogerme? – digo sonriendo – en plan, vuelve a casa por
Navidad? – río –
-Algo así… - dice riendo – pensaba que iba a
molestarte…
-Mira… - resoplo cansada – la fama que tengo de enfadarme
eh? Si yo no me enfado por nada! – exclamo –
-Ya… - dice irónico – entonces no te importa que vaya a tu
casa más tarde? – sonrío – a la hora de comer estoy allí…
-Que no tonto… - respondo mimosa – tu ve a la despedida de
tu profesor, que yo te espero en casa… - la frase me suena tan bien, que tengo
que reprimir un gritito –
-Que bien suena eso… - dice riendo – oye, y para qué dices
que tienes descansar? – dice con voz sugerente –
-Ah no sé… - digo aparentando indiferencia – tú sabrás…
-Tú descansa, que el día va a ser largo… - dice en tono
amenazante, haciendo que sienta mucho calor –
-Tú también deberías descansar… - digo siguiendo con el tono
sugerente –
-No pongas esa voz que voy por la calle… - dice resoplando –
-Jajajaja! – río con ganas –
-Qué frío hace joder… - le oigo quejarse – venga Dandy, caga
de una puta vez…
-Jajajaja! – vuelvo a reirme – qué presión… - digo sonriendo
–
-Sabes que mis padres estarán con una temperatura mucho
mejor que aquí? – frunzo el ceño – se han ido a canarias para el puente…
-Ah si? – digo riendo – y eso?
-Les he pagado el viaje… hace tiempo que querían volver a
canarias… - dice reflexivo – fueron antes de que yo naciera y ya no han vuelto…
- sonrío – ahora mismo tengo a toda mi familia desperdigada, mis padres en
canarias y mi hermana en Francia visitando a unos amigos… - resopla – y yo
aquí, solito…
-No pongas ese tono que me siento culpable! – digo quejándome
–
-Oye, ahora te llamo que Dandy ha plantado un pino que no sé
como ha podido salir de eso de él…
-Jajajajaja! – río a carcajadas – qué asco! – exclamo –
ahora hablamos anda…
Cuelgo el teléfono con una sensación tan bonita que podría
vomitar arcoíris ahora mismo si quisiera. No sé qué es lo que va a pasar cuando
nos veamos, pero, si lo pienso, el calor me envuelve y apenas me deja respirar.
Solamente pensar que va a volver a besarme, que va a abrazarme, a acariciarme…
que nos vamos a desnudar mutuamente y que vamos a acabar haciendo el amor… es
que es eso exactamente lo que va a pasar. Y yo aquí, a cientos de kilómetros,
cuando podría estar allí con él. La espera se me va a hacer eterna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario