Camino nervioso por la acera, viendo al fondo su casa. Las
piernas me tiemblan más que en toda mi vida. Tengo la sensación de estar
equivocándome. De estar cagándola. Ni siquiera sé si sigue aquí o se ha ido ya.
Pero he tomado una decisión, no puedo echarme atrás o estaré así toda mi vida.
Y no puedo dejar que esa llama se apague sin saber si sigue encendida. Llego a
su puerta y, con las manos temblándome en los bolsillos, acierto a sacar una y
tocar el timbre. Espero impaciente y, cuando pienso que no está, cuando pienso
que se ha ido y que, una vez más, he llegado tarde, su voz acelerada resuena en
el telefonillo.
-Si? – escucho –
-Eh… - tartamudeo al escucharla – Malú, soy Álex…
Pasan unos segundos en los que creo que está asimilando que
he venido a su casa y abre la puerta. Paso al jardín con evidentes signos de
caerme redondo al suelo de un momento a otro de lo rápido que me late el
corazón. La veo en la puerta, con gesto extrañado, vestida de calle.
-Qué haces aquí? – pregunta dejándome pasar – ha pasado
algo? – pregunta asustada –
-No… claro que no… - me apresuro a contestar – te pillo en
mal momento?
-Va a venir mi hermano a por mí, nos vamos a Algeciras… te
lo dije no? – dice extrañada –
-Si… si, es verdad… - digo dudando en si irme por donde he
venido – eh…
-Álex, estás pálido… - toca mi cara y pego un respingo hacia
atrás – qué te pasa?
-Joder… - susurro arrepintiéndome de haber venido – mira,
déjame decirlo antes de que me arrepienta y me vaya vale? – me mira extrañada –
-Decirme el qué? – pregunta ante mi silencio – qué es lo que
pasa?
-Que no puedo más, eso es lo que pasa… - digo resoplando sin
mirarla – que no puedo con esto Malú… - niego con la cabeza y siento unas ganas
intensas de llorar que no comprendo –
-Álex… - la miro fugazmente y me mira con cara extrañada –
no entiendo lo que dices…
-Que me ha vuelto a pasar… - digo intentando explicarme sin
saber bien cómo – no sé cómo cojones lo has hecho, pero me ha vuelto a pasar… -
la miro y sigue mirándome sin entender nada – no sé si te pasa a ti, no sé lo
que significó para ti ese beso… - digo haciendo que me mire sorprendida – pero para
mí… - suspiro frustrado al no saber cómo explicarme – joder, esto se me da muy
mal… - digo sintiéndome gilipollas – sé que entre nosotros han pasado muchas
cosas Malú… - digo mirándola por fin, no pudiendo entender su mirada – sé que
nos hemos hecho mucho daño pero… - niego con la cabeza mirando al suelo – pero no
puedo estar así… no puedo mirarte sin tener ganas de besarte… no puedo estar
cerca de ti sin… - la miro y me está mirando sin pestañear – y no puedo estar
lejos de ti tampoco… - resoplo - me da miedo sentir esto… me da miedo porque sé
el daño que nos podemos hacer… - digo mirándola, sin que apartemos la mirada –
pero no puedo evitarlo Malú… - suspiro – ya no puedo evitarlo… - me mira sin
hablar, solo mirándome, con la boca entreabierta, no se si emocionada o a punto
de soltarme una bofetada – nunca te lo dije… - nos miramos casi sin pestañear –
pero no he dejado de quererte… - digo soltando la bomba – y sé que no voy a
dejar de hacerlo… por mucho tiempo que pase…
Trago saliva tras decirlo. Se me ha secado la garganta como
si acabase de entrar en el Sáhara de repente. Sigue mirándome, como paralizada,
y entonces creo que no ha sido buena idea venir. No tenía que haberlo hecho
así. Quizá tenía que haber dejado pasar el tiempo y que pasara lo que tenía que
pasar. Me he precipitado. La última vez no llegué a tiempo y esta vez me he
adelantado. Me siento tan mal en este momento que no me importaría que me
atropellase un camión ahora mismo con tal de acabar con esta sensación.
Resoplo mirando al suelo frustrado justo antes de recorrer
los dos pasos que me separan de la puerta. Ni siquiera he podido esperar a
entrar al salón. Y cuando voy a abrir la puerta para marcharme, su mano en mi
brazo me lo impide. La miro y sigue mirándome con esa cara que no sé si es
pánico o qué cojones es, pero no la entiendo. No la entiendo hasta que se
acerca a mí. Hasta que hace que la distancia que nos separa sea mínima y yo
comience a respirar acelerado. Su aliento y el mío se entremezclan mientras
encorvo mi espalda, atraído por sus labios entreabiertos, respirando
aceleradamente como yo. No ha dicho una sola palabra y quizá no hace falta que
lo haga.
Nuestros labios se encuentran de nuevo, de manera tímida,
como si no se recordaran, como si no nunca se hubiesen conocido. Tras rozarse,
se entreabren, no soy dueño de los míos, no sé qué están haciendo porque ni
siquiera puedo abrir los ojos. Mi lengua se despierta como si hubiera estado
dormida durante meses y busca la suya hasta encontrarla. Y cuando la encuentra,
por mi cuerpo se distribuyen corrientes eléctricas que podrían iluminar una
ciudad entera. Mis brazos, de los que tampoco soy dueño ahora mismo, la
envuelven y la pegan a mi. Nos besamos esta vez con algo más de deseo y no
tanta timidez, y siento que me tambaleo, que me voy a caer redondo al suelo
porque mi tensión acaba de caer de golpe. La apoyo en la puerta y entrecruza
sus manos por mi cuello. Cómo me gusta que haga eso. No puedo dejar de besarla,
no pienso hacerlo, aunque ahora mismo caiga una bomba al otro lado de la
puerta, no pienso separar mis labios de los suyos. Pero lo hago, lo hago al
notar su mano en mi pecho, indicándome que pare. La miro interrogante y mira al
suelo, acalorada, avergonzada, temblorosa.
-Espera… - dice en un susurro – Álex… - me mira fugazmente y
vuelve a bajar la mirada resoplando –
-Qué pasa? – pregunto susurrando también, acariciando su
mejilla con mi mano derecha –
Nos quedamos mirándonos unos segundos y su cara de miedo me
hace tenerlo a mí también. En ese momento, el claxon de un coche suena al otro
lado de la puerta. La miro interrogante y resopla mirando al suelo.
-Es tu hermano? – digo susurrando todavía muy cerca de ella –
-Si… - responde con voz entrecortada – Álex yo… - dice algo
apurada –
-La he cagado verdad? – digo mirándola intentando entenderla,
sintiendo un miedo atroz a la respuesta –
-No – se apresura en contestar, haciéndome resoplar aliviado – claro que no… - me mira
negando con la cabeza – es solo que… - vuelve a sonar el claxon – joder… -
resopla frustrada –
-Tienes que irte… - respondo sonriendo tiernamente –
-No… no esperaba que esto pasara hoy… quería que hablásemos
pero no sabía cómo ni cuándo ni… - dice nerviosa riendo levemente – me asusta
mucho esto… - dice mirándome sincera –
-Y a mí… - digo hablando a escasos centímetros de ella –
pero me asusta más perderte otra vez… - digo dejando que fluya todo lo que
siento –
-Álex… - sonríe avergonzada mirando al suelo – no hagas eso…
- dice sin mirarme –
-El qué? – digo acercándome todavía más a ella –
-Para… - pone una mano en mi pecho, riendo nerviosa – ni
siquiera había pensado en esta conversación… - resopla – no sabía qué iba a
pasar… - vuelve a sonar el claxon – joder! – exclama en voz alta –
-Jajajaja! – me río sin poder evitarlo – me encantas hasta
cuando te enfadas… - digo en tono mimoso, acercándome otra vez a ella…
-Álex…- vuelve a poner una mano en mi pecho, sonriendo
avergonzada – sabes que tengo que irme verdad? – asiento sonriendo tiernamente –
-Y aquí estaré cuando vuelvas… - digo seguro –
-Déjame que me despeje estos días… - dice casi en tono
suplicante –
-Que te deje espacio te refieres… - digo entendiendo su
perplejidad –
-Si… - responde avergonzada – pero eso no significa que te
esté diciendo que no siento lo mismo que tú y… - se apresura en contestar de
manera trastabillada -
-Lo he entendido… - digo cortándola, haciendo que mire de
nuevo al suelo avergonzada – esperaré lo que haga falta… - digo con voz tierna,
seguro de mis palabras –
-Álex… - dice mirándome de nuevo avergonzada, sonando de
nuevo el claxon – voy a matar a Jose… - dice con voz seca –
-Jajajajaja! – estallo en una carcajada –
-Te avisaré cuando vuelva y… - ríe nerviosa – joder… - ríe
mirando al suelo – no me mires así…
-Así cómo? – digo sonriendo – te ayudo con la maleta? – digo
señalándola con la mirada, al borde de la escalera –
Niega con la cabeza sonriendo avergonzada y la agarra al
mismo tiempo que lo hago yo. Nuestras manos se cruzan encima de ella y, cuando
la miro, me está mirando temblorosa. Joder, ojalá tuviera el valor de salir y
decirle a Jose que se marche. Pero si he esperado tanto tiempo, puedo esperar
un poco más. Justo antes de abrir la puerta, la freno, y vuelvo a acercarme a
ella. Voy a volver a besarla, no voy a irme de aquí sin volver a hacerlo. Me
mira entre asustada y complacida y sus labios vuelven a recibirme. Sus manos se
entrelazan de nuevo por mi cuello y nos tambaleamos contra el perchero hasta
encontrar un trozo de pared en el que apoyarnos. Mis manos exploran debajo de
su camiseta sin poder evitarlo y las suyas siguen aferradas a mi pelo. Vuelve a
sonar el claxon una vez más y Malú se separa de mí resoplando frustrada.
-Es que lo voy a matar, te lo juro… - dice enfadada –
-No digas eso que es tu hermano… - digo riéndome –
-Es un prisas… - dice abriendo la puerta –
Sonrío tras ella y, cuando Jose me ve salir con ella, veo
como pone cara de sorprendido. Malú mete su maleta en el maletero y se gira
hacia mí antes de entrar en el coche. Nos miramos unos segundos hasta que me
abraza. Sonrío aliviado. Para haber llegado en mal momento, no me ha salido tan
mal esto de jugármela. Aunque me hubiera quedado con ella metido en esa casa
hasta mañana.
-Te avisaré en cuanto vuelva vale? – dice hablándome al
oído, provocándome un escalofrío –
-Vale… - respondo dulcemente – lleva cuidado… - digo sin
deshacer el abrazo – no tengo que preocuparme verdad? – digo sintiendo alguna
duda -
-No - escucho que susurra apresuradamente – deja que asimile
la declaración de película que me acabas de hacer… - dice riéndose –
-No te rías de mí… - sigo abrazada a ella – estaba cagado de
miedo… - confieso – me temblaban las piernas y todo…
-A mi me siguen temblando… - dice pegada a mi oído,
volviendo a estremecerme – joder, ahora no quiero que me dejes espacio… - dice
riéndose –
-Quieres que te llame a todas horas? – pregunto mimoso –
-Si por favor… - me suplica – antes estaba asustada… - se
excusa – me he quedado bloqueada totalmente… - dice sincera –
-No quería que te agobiaras… - digo pegado a su oído – pero no
soy bueno diciendo lo que siento…
-Si lo eres… - dice besándome en la mejilla durante varios
segundos – te llamaré cuando lleguemos vale? – dice separando el abrazo y
agarrando mi cara con las dos manos –
-Vale… - sonrío dejando un beso en su frente –
-No sabes cómo me gusta que hagas eso… - dice mirándome
sonriente – me voy o voy a terminar besándote delante de mi hermano… - dice
riéndose caminando hacia la puerta –
-A mi no me importaría… - digo riendo – ten cuidado vale?
-Vale… - sonríe mirándome por última vez antes de meterse en
el coche –
Jose asoma una mano por la ventanilla saludándome. Quizá se huele que algo pasa y ni siquiera ha querido bajar del coche. Le saludo y puedo verle saludándome con la otra mano al lado de Malú. Me quedo allí, en la acera, plantado, hasta que pierdo de vista su coche. Respiro hondo para aplacar las ganas de gritar que tengo ahora mismo. Aprieto mis puños, sin poder dejar de sonreir, y los agito levemente en señal de alegría. Joder, cómo he podido esperar tanto tiempo a hacer esto? He tenido que atreverme justamente hoy, que se tenía que ir, y apenas hemos tenido tiempo de nada. Con lo fácil que hubiera sido venir ayer y acabar en la cama, revolviendo las sábanas y durmiendo juntos. Suspiro ante esa imagen. Los días se me van a pasar muy lentos hasta que ese momento llegue por fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario