Aparco en el parking de la puerta principal del hospital y
no puedo evitar recordar cuando dejé el coche en la parte trasera cuando traje
a Álex aquella noche. Me quito el cinturón acelerada y apago el motor. Tere no
me ha llamado, mala señal para mí. Noto a Rosario cogerme la mano y la miro.
-Tranquilízate vale? – dice dulcemente – estará bien, ya
verás…
Sonrío agradecida y salgo del coche, cerrándolo tras de mí
con el mando. Veo gente en la puerta. En otra situación, me habría paralizado y
habría declinado entrar, pero nadie va a impedírmelo, aunque me reconozcan. Nos
dirigimos a la puerta de entrada de urgencias, directamente al mostrador.
-Hola, necesito hablar con Tere… - digo de manera
atropellada –
El administrativo alza la mirada y, cuando me ve, se
sorprende tanto que se queda paralizado.
-La médico de urgencias… - intento aclarar – no sé cómo se
apellida…
-Eh… - me mira a mí y a Rosario, totalmente flipado – está
ocupada, no sé si va a poder atenderos…
-Dile que la estoy buscando, por favor… - digo suplicante,
obviando las ganas que me han dado de ponerme borde –
El administrativo accede y veo como varias personas vestidas
de blanco me observan desde la sala de detrás del mostrador. Le escucho hablar
por teléfono y, cuando cuelga, me dedica una sonrisa amable.
-En seguida sale… - dice mirándome –
-Gracias… - digo resoplando agobiada –
Rosario me agarra de los hombros, como sujetándome. No he
querido preguntar directamente por Álex, no soy familiar suyo, no sé si me
darían información. Mucho mejor saberlo de primera mano. Unos instantes
después, Tere sale por la puerta, haciéndome un gesto de disculpa con las
manos.
-Cómo está? – digo asustada, observando cada gesto que hace
–
-Tranquila… no te he llamado porque estábamos muy ocupados y
quería ver todas las pruebas que le están haciendo… - dice con voz pausada –
-Dime la verdad Tere… - digo sorprendiéndome del tono de voz
dramático que he puesto, a punto de echarme a llorar –
-Venid, aquí hay mucha gente… - dice observando la sala de
espera llena –
-Pero Tere, por favor… dime… - digo nerviosa –
-Están haciéndole pruebas vale? – dice llevándome a un
pasillo que cruza hacia dentro del hospital – mirad, podéis quedaros en esta
sala… - dice abriendo la puerta de un despacho – es nuestro despacho, aquí no
entrará nadie ajeno al hospital…
La observo, con el gesto serio pero amable, e intento
averiguar si sabe algo más. Rosario le agradece el gesto, creo que ella también
se había dado cuenta que estábamos llamando la atención y nos estaban
reconociendo, pero yo no he caído en eso. No puedo pensar en otra cosa que no
sea Álex.
-Pero qué tiene? Le has visto? – digo nerviosa –
-Tiene muchas contusiones… - suspira – parece que el coche
ha dado varias vueltas de campana… - llevo mis manos a mi boca, horrorizada –
pero estaba consciente, incluso gastando bromas… - pone una mano en mi hombro –
hay que esperar a las pruebas, de acuerdo? – asiento casi de manera autómata –
esperad aquí, te avisaré cuando lo traigan del TAC…
-Del TAC? – pregunto asustada yendo hacia ella –
-Tenía un golpe en la cabeza y estaba algo aturdido… - mira
hacia Rosario y sonríe compasiva – cuando sepa algo vendré a buscarte de
acuerdo? – asiento de nuevo, con las manos cruzadas en la boca –
Desaparece del despacho y noto de nuevo como un dolor en el
pecho me impide respirar con normalidad. Rompo a llorar en medio de ese
despacho, sintiendo como Rosario me guía hasta una silla y apoyo mis codos
sobre la mesa. No me puedo creer que esté aquí, no es justo, no puedo
imaginarme lo que va a pasar si le pasa algo.
-Malú por favor… - escucho a Rosario – cálmate vale? – dice
acariciándome el pelo – ya has oído a la doctora, estaba hasta gastando bromas…
- dice restándole importancia –
-Si le pasa algo… - digo amargamente sin poder continuar –
-No va a pasarle nada cariño… - dice abrazándome –
tranquila… vamos a esperar aquí hasta que nos digan algo… - me observa
intentando serenarme – deja de llorar Malú, no te había visto así nunca… - dice
haciendo que la mire algo apurada –
-Lo siento… - digo desviando la mirada – vale… - respiro
hondo un par de veces – lo sé, tengo que calmarme… va a estar bien… - digo
autoconvenciéndome mientras sigo sollozando –
-Es importante para ti verdad? – dice con voz dulce haciendo
que la mire sorprendida –
La observo y me mira con un gesto comprensivo y me acaricia el pelo. Asiento sin poder evitar volver a llorar de nuevo amargamente. No puede pasarle nada, no es justo, no se lo merece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario