Lo he vuelto a hacer. Parece como si no hubiera pasado el
tiempo desde aquel día que le dije todas esas cosas horribles. Me enerva tanto
que, a pesar de haber pasado tanto tiempo, siga preocupándose por mí. Me enerva
y me mata. Y no sé reaccionar. Sé que no ha querido hablar conmigo con mala
intención. Sé que lo ha hecho quizá para intentar destensar la situación, pero
yo no hago más que empeorarlo todo, no me reconozco, nunca he sido tan cruel
con nadie. Pero es que por qué tiene que decirme que está dispuesto a renunciar
a algo así para que yo diga que sí? Por qué tiene que hacer que me sienta tan
mal?
Vuelvo con el grupo y Vane me hace un gesto extrañado, quizá
mi cara es un poema. Niego con la cabeza, restándole importancia, y vuelvo a
coger mi vaso. He intentado no llorar, no quiero que nadie lo note, pero el
comentario de Antonio me ha rasgado el corazón. Ha sido solo un momento,
necesitaba tomar aire, pero cuando le he visto en la puerta, de nuevo he sentido
ganas de llorar. Intento aparentar normalidad, pero, sin querer, le estoy
buscando con la mirada. No le encuentro, hasta que le diviso hablando con
Alejandro, apartados de todos. Parece que Ale pone cara extraña e intenta
convencerle de algo. Se va a ir? Se va a ir por mi culpa. Ahora sí que me
siento mal. Tengo ganas de ir allí y disculparme, pero no puedo. No sabría qué
decir.
Cuando parece que Álex, negando con la cabeza, se va a
marchar, aparece Dylan a su espalda, con una pelota. Veo a Álex resoplar
poniendo esa sonrisa tierna que tanto me gustaba ver hace tiempo y a Alejandro
incitándole para que juegue con el niño. Parece que Álex accede a quedarse,
porque se ha tirado en el césped. Ale le da un par de palmaditas en la espalda
y le choca la mano.
La mirada de Alejandro al acercarse a mí me hace sentirme
pequeña. Esa mirada de reprobación la conozco. Me agarra suavemente de la mano
y me aparta del grupo.
-Qué cojones pasa Lula? – pregunta con gesto serio – no podéis
estar en el mismo sitio los dos?
-Ale… - digo algo nerviosa – lo siento vale? Es que…
-Es que nada Malú… - dice algo cabreado – monto una fiesta
para despedirme de mis amigos antes de irme de gira y no sois capaces de
mantener la cordialidad? – dice mirándome – mira Malú, yo te quiero mucho, pero
esto no está bien…
-Te ha contado lo que ha pasado? – digo nerviosa –
-Hasta para eso es un tio noble… - dice negando con la
cabeza – no me ha contado nada, solo me ha dicho que no se sentía cómodo y que
lo sentía, pero quería irse… - bajo la cabeza avergonzada – qué le has dicho?
-Nada… - suspiro – bueno… - ladeo la cabeza – joder, lo
siento vale? – digo nerviosa – no… no quería que se sintiera mal pero no puedo
evitarlo…
-Sabes qué es lo que te pasa Malú? – dice haciéndome temer
por sus palabras – te jode que Álex sea capaz de comportarse bien contigo
porque sabes que tú no lo has hecho con él… - dice partiéndome el alma – y parece
ser que no tienes intención de hacerlo…
Le miro con unas ganas irrefrenables de llorar, pero me las
aguanto. Ha dado en el clavo exacto. Me jode que sea así porque yo no soy capaz
de serlo. O no quiero. No sé lo que me pasa, no puedo explicarlo bien. Por un
lado, le veo y siento muchas cosas buenas, pero, por otro, no puedo tratarle
como se merece. Al menos, sin molestarle.
-No soy tu padre ni pretendo serlo Malú… - dice Alejandro
acercándose a mí – pero creo que, como amigo, tengo que aconsejarte… - suspira –
si sigues haciendo esto, vas a hacer que Álex se sienta fuera de lugar en todo
momento… y creo que no se lo merece, no crees? – le miro sintiéndome culpable –
Alejandro me deja ahí, cariacontecida, sin poder articular palabra. Respiro hondo un par de veces. Ahora la que siente ganas de irse soy yo. Pero sólo empeoraría las cosas. No me apetece unirme de nuevo al grupo, así que, disimuladamente, me escabullo del jardín, uniéndome a un grupo de productores y gente del mundillo. Mi posición hace que vea perfectamente el jardín a través de los ventanales y no puedo evitar ver como Álex juega con Dylan. Él solo, sin nadie más, no le hace falta. Parece que el niño se lo pasa bien. Sonrío enternecida al ver cómo le abraza. Me he pasado con él, una vez más.
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