He conseguido destensarme gracias al pequeño Dylan. Es un
niño muy listo para tener apenas 4 añitos. Me ha hecho olvidarme de la
conversación con Malú durante unos minutos y eso me ha ayudado a reducir mi
cabreo. Alejandro parece que sabe que la relación con Malú hace mucho tiempo
que es inexistente y ha intentado convencerme para que no me fuera de la
fiesta, pero quién realmente lo ha conseguido es Dylan. No puedo negarme a
jugar con un crío que me mira ilusionado.
-Oye, habéis visto a Malú? – pregunta Melen – hace rato que
no la veo…
-No… - dice Alejandro mirando hacia todos lados – la verdad
que yo tampoco la he visto hace rato… - pone cara pensativa –
-Papá…
Miro hacia abajo y veo al pequeño Dylan tirar del pantalón
de su padre. Me resulta tierna la escena.
-Campeón, no crees que ya has jugado lo suficiente? – dice agachándose
– papá está hablando con sus amigos…
-Es que la tita Lula se está peleando con un hombre…
Escucho la frase y miro a Alejandro extrañado, que alza su
mirada hacia mí. Por un momento, pienso que nos ha visto discutir en el
pasillo, pero de eso ya hace tiempo.
-Cómo que se está peleando cariño? – dice Alejandro mirando
alrededor –
-Si, en la cocina… - señala hacia la casa – le está haciendo
daño... – miro a Alejandro de nuevo, extrañado –
-Dylan, no estarás mintiendo verdad? – dice Alejandro
poniéndose de pie –
-No papá… - dice con vocecita temerosa – lo he visto…
Alejandro me mira y creo que los dos tenemos el mismo gesto
serio. Salimos apurados hacia dentro de la casa.
-Qué pasa? – escucho a Melen preguntar a mi espalda –
No me freno para contestarle, solo camino apresuradamente
detrás de Alejandro. No sé dónde está la cocina, así que le sigo sin decir
nada. Al acercarnos al pasillo, nos quedamos paralizados al escuchar la voz
reconocible de Malú, gritar.
-Vete con mamá… - escucho que le dice Alejandro a Dylan,
poniéndolo en el suelo –
Ya no me hace falta saber dónde está la cocina, solo tengo
que seguir los gritos. Salgo corriendo, escuchándolos cada vez más cerca,
escuchando los pasos de Alejandro, corriendo también, detrás de mi. Al llegar a
la puerta, veo a Malú tirada en el suelo, con alguien sobre ella, forcejeando
de manera evidente. Apenas tardo décimas de segundo en notar como la rabia más
intensa que he sentido en mi vida, me inunda de arriba abajo. Con apenas dos
zancadas llego a su altura y agarro a ese hijo de puta de la chaqueta,
levantándolo y empujándole hacia la otra parte de la cocina. Cuando le veo la
cara, mis ojos se abren de par en par, la rabia se transforma en odio, un odio
irracional que me hace abalanzarme sobre él, agarrarle de la nuca y poner su
cabeza sobre la encimera.
-Álex! – grita Jaime intentando que le suelte – Álex tío,
espera… - dice con tono suplicante –
Miro fugazmente hacia Malú, que está sentada en el suelo con
Alejandro, llorando.
-Qué cojones estabas haciendo? – grito pegando su cabeza
todavía más en la encimera –
-Álex tio, tranquilo, que me haces daño… - dice con miedo –
-Que te hago daño? – grito agarrándole de nuevo de la
chaqueta y estampándole contra el armario, volviendo a cogerle del cuello –
-Tío eh… - dice asustado - lo siento vale? – dice mirándome con cara de
miedo y alzando los brazos – lo siento, me he enajenado, no quería hacerlo…
Le miro con rabia, suelto su cuello y, en décimas de
segundo, armo mi puño derecho, golpeándole con toda la fuerza que puedo en la
cara. Cae apoyándose con las manos en la encimera, tirando varios platos al
suelo. Me abalanzo de nuevo sobre él y le tiro al suelo para sentarme encima,
agarrándole de nuevo del cuello.
-Yo también me he enajenado… - digo con un tono de voz que
jamás había escuchado en mí –
-Álex tío… suéltame… - dice con claros gestos de no poder
respirar –
-Álex suéltale! – grita Alejandro a mi izquierda, pero no le
hago caso –
-Qué ibas a hacerle eh? – digo gritando con el mismo tono de
voz oscuro, apretando más su cuello – te voy a matar, me oyes? – grito acercando
mi cara a su rostro, que empieza a ponerse rojo por la falta de oxígeno –
-Álex! – escucho a Melen detrás de mí – tío suéltale… - me
agarra de los hombros pero, de un movimiento, vuelvo a mi posición – Avisad a
la policía! – grita a mi espalda - Álex! – grita agarrándome con más fuerza,
pero vuelvo a soltarme –
Miro a Jaime, debajo de mí, con signos de no poder respirar
y, como si no me hubiera dado cuenta antes, me doy cuenta de lo que estoy
haciendo. Jamás en mi vida me he puesto así. Nunca. Le suelto poco a poco, como
si me costara decidir que no voy a matarle, pero vuelvo a agarrarle, esta vez
de la pechera, elevando su cabeza del suelo.
-Escúchame porque solo te lo voy a decir una vez… - digo de
nuevo con ese tono de voz tan agresivo –
-Álex… - escucho a Alejandro a mi izquierda de nuevo,
intentando que me calme –
-Si te vuelvo a ver acercarte a ella – digo mirándole con
odio – o a mí… - respiro aceleradamente – o a alguien, a quien sea… - digo
remarcando las palabras – te juro que te mato… me oyes? – no me responde, solo
me mira horrorizado – que si me oyes! – alzo el tono de voz con bastante
virulencia –
Jaime asiente totalmente acojonado, supongo que no esperaba
verme así, incluso creo que ha pensado que de verdad iba a matarle. Ni siquiera
yo hubiera esperado verme así nunca. Suelto su chaqueta y le dejo caer al suelo
con una sensación de asco evidente. La mano de Melen vuelve a mi hombro,
intentando que me levante de encima de Jaime.
-Álex, levántate… - dice en tono pausado – nos encargamos
nosotros eh? – dice seguro – no se va a ir, va a venir la policía…
-La policía no joder… - susurra Jaime asustado –
-Cállate! – le grito agarrándole de nuevo por la chaqueta
durante un instante, soltándole después – eres un mierda… - digo con absoluto
desprecio -
-Álex… - dice Alejandro, haciendo que le mire – déjale… - me
mira con gesto suplicante –
A su lado, Malú me mira espantada, todavía asustada por lo
que acaba de pasarle supongo. Resoplo como si me acabara de dar cuenta que he
perdido la cabeza. La he perdido por completo, eso no hace falta que nadie me
lo diga. Me levanto del suelo, agarrando mi mano derecha, que me duele mucho de
repente. Al girarme, absolutamente todos los integrantes de la fiesta me están
mirando. Melen, a mi lado, me hace un gesto y, junto con Pablo, levantan a
Jaime del suelo y lo llevan a un rincón.
Todos me miran hasta que parece que se activan y se dirigen
hacia Malú, ayudándola a levantarse del suelo. Pongo mi mano en la frente,
intentando calmarme, pero cada vez que miro a Malú, sollozando, me dan ganas de
volver a agarrar a Jaime y reventarle. Antonio se acerca a mí, pasando una mano
por mi hombro, intentando que me tranquilice.
-Tranquilo tío… ya está… - dice mirándome – cálmate…
Miro de nuevo hacia Malú, que cruza una mirada fugaz
conmigo, la aparta muy rápido. Veo como sale caminando por la puerta,
acompañada de Alejandro, Vanesa, Rosario y el resto de la gente. Ni siquiera he
sido capaz de acercarme a ella. Solo pensar que en lo que Jaime le podía haber
hecho, hace que el calor de nuevo vuelva a subirme por el cuello. Lo hubiera
matado. Lo hubiera matado a golpes.

No hay comentarios:
Publicar un comentario