miércoles, 28 de diciembre de 2016

CAPÍTULO 105: AMANECER

Despertar abrazado a la persona que quieres es una de las cosas más bonitas que pueden pasarte. Pero una mañana como hoy, se ve deslucida. Ha sido abrir los ojos y recordar todo lo que pasó ayer y un tremendo pesar se ha apoderado de mí. Pero, a la vez, una sensación de tremenda suerte me ha invadido al verla dormir a mi lado. Su respiración tranquila casi es capaz de hacer que me olvide de todo. Me quedo observándola durante unos minutos, sin hacer ruido, sin moverme, solo observándola respirar hasta que empiezo a notar cómo se despierta. Veo como va haciendo movimientos con la cara, como si sus músculos fueran activándose poco a poco. Abre los ojos despacio y espero paciente a que se gire hacia mí. Cuando lo hace, veo como esboza una pequeña sonrisa sincera, diría que algo emocionada.

-Hola… - susurro como si alguien pudiera oírnos –

-Hola… - responde mirándome – has podido dormir? – pregunta girándose un poco, poniéndose de lado hacia mí –

-Te aseguro que no pensaba poder dormir así después de un día como el de ayer… - digo de manera sincera –

-Yo tampoco… - dice mirándome intensamente – me desperté un par de veces por la noche… - dice con gesto triste –

-Yo también… - digo mirándola – llevo un rato mirando como duermes… - digo con un tono extremadamente cariñoso y aparto un mechón de pelo de su cara – no sabes lo que me tranquiliza mirarte mientras duermes… - digo sabiendo que estoy siendo quizá demasiado ñoño –

-Álex… - susurra avergonzada apartando la mirada –

-Tengo mucha suerte… - digo acariciando su rostro, haciendo que se sonroje débilmente –

-Yo si que tengo suerte… - dice volviendo a mirarme – más de la que me merezco…

Frunzo el ceño ante ese comentario mientras veo como vuelve a apartar la mirada, esta vez con gesto compungido. Me incorporo un poco para observarla mejor. Parece que ya, de buena mañana, vuelve a tener ese nudo en la garganta que ayer debió tener durante todo el día y que también ha vuelto a aparecer en mí.

-Por qué dices eso? – digo algo mosqueado –

-No me hagas caso… - dice suspirando mirando hacia el colchón – tienes hambre? – dice mirándome –

-No estamos hablando de eso… - digo con tono dulce – qué piensas? – digo sin poder parar de acariciar su rostro –

-Muchas cosas… - dice con tono triste – no sigas preguntándome o empezaré el día como lo acabé ayer… - dice mientras veo como hace serios esfuerzos por no echarse a llorar –

-Ven aquí… - digo totalmente conmovido, haciendo que me abrace – sabes lo que he pensado al despertarme? – digo escuchando como comienza a sollozar – he pensado en cómo puedo tener tanta suerte de tener a alguien que haga lo que hiciste tú ayer por mí… - escucho como va a hablar, pero sigo hablando – y en lo loca que estás… - digo en voz baja – si te llega a pasar algo no me lo hubiera perdonado nunca… - deshago el abrazo y agarro su cara con mis manos – lo sabes no? – baja la cabeza, dejando escapar alguna lágrima de sus ojos –

-Y qué querías que hiciera? – dice con voz entrecortada – no podía quedarme en casa sin saber si estabas… - para en seco de hablar y escucho como traga saliva –

-Eres la persona más valiente que he conocido en mi vida… - digo sincero – y no sabes lo que me gusta eso…

-Pfff… - resopla algo sobrepasada –

-Y sólo por eso, te lo mereces todo… - digo haciendo que me mire – no sé lo que habría hecho ayer sin ti… - acaricio su rostro – si pienso en lo que pasó ayer, me parece increíble poder sonreír a pesar de todo… - sonrío levemente – y eso sólo lo consigues tú…

-Para por favor… - me suplica, echándose a llorar de nuevo, avergonzada –

Suspiro sabiendo que quizá estoy agobiándola un poco con tantas muestras de lo que siento. Hago que se acerque a mí y dejo un sonoro beso en su frente, sé que le encanta que haga eso. Y, después, inclino un poco mi cabeza y hago lo mismo sobre sus labios, que me reciben medio entreabiertos y se entrelazan levemente. Nos miramos a escasos centímetros tras besarnos y, de nuevo, pienso que no sería ni necesario tener esa conversación. Pero nos la debemos. Y sé que la vamos a tener. Y no voy a detenerme cuando llegue ese momento.

-Creo que tu madre ha hecho café… - digo sonriendo, oliendo el aroma que entra por la puerta –

Sonríe durante unos instantes, mirándome, y se remueve en la cama para levantarse. Su pelo revuelto me encanta. Se ondula de una manera natural. La imito y me apoyo en el cabecero, mirando hacia la ventana, ni siquiera sé qué hora debe ser. La miro durante un instante y agarro su mano, llevándola a mis labios y dejando un beso en ella, justo antes de levantarme de la cama. La veo observarme y, poco después, me imita. Nos abrazamos durante unos segundos en la puerta y la agarro pasando mi brazo por sus hombros. Bajamos las escaleras y el olor a café se hace más intenso. El sonido de la radio, hablando sobre lo de ayer, me hace apretar la mandíbula. Al escucharnos entrar a la cocina, Pepi se apresura en apagar la radio y sonrío ante el gesto.

-Hola… - dice Pepi mirándonos – habéis descansado? – pregunta justo antes de abrazar a Malú, que asiente todavía algo adormilada – quieres café Álex? – dice acercándose a mí y dejando un fugaz beso en mi mejilla que me deja algo contrariado –

-Si… - respondo algo sorprendido – gracias… - miro la radio y luego a Malú, que hace un gesto de afirmación –

Enciendo la radio ante la sorpresa de Pepi y escucho sentado en la silla. Cuentan que se ha abierto el espacio aéreo de nuevo y pienso en mi familia. Podrán volver hoy y podré volver a abrazarles. Y entonces comienzan a decir los fallecidos y los heridos de la masacre de ayer. Más de 300 personas fallecieron. La cifra me impresiona tanto que tengo que resoplar porque no sé qué decir. Miro a Malú que me aparta la mirada mientras coge su taza con café humeante y se sienta a mi lado. Veo como Dandy espera paciente en mis piernas a que le haga alguna caricia. Ni siquiera me acordaba que ayer habíamos ido a por él, solo recuerdo nítidamente todo lo que ocurrió en la estación, pero me cuesta recordar lo que pasó después de salir del hospital. Quizá es porque todo lo que hice a partir de ahí, fue de manera autómata.

Mientras sigo escuchando la radio, observo a Malú. Está muy pensativa, como yo, seguramente repasando todo lo que ocurrió ayer. Pepi se sienta en un lateral de la mesa, sé que quiere hablar, pero también sé que no sabe qué decir.

-He hablado con tu hermano… - dice de repente – vienen esta tarde… - Malú la mira y sonríe levemente –

-Tendría que llamar a mis padres… - digo reflexionando – y a mi hermana…

-Han llamado esta mañana al móvil de Malú… - miro a Pepi sorprendida –

-Le di mi número a tu hermana ayer… - dice mirándome –

-Tu móvil estaba apagado… - dice Pepi – y estabais durmiendo… - bebe un poco de su café – no quería despertaros… - sonrío agradecido – han conseguido un vuelo para esta tarde y tu hermana también… - dice con voz pausada –

-Hablaré con Manu para que vaya a recogerles… - dice Malú rápidamente –

-No es necesario… - digo mirándola – iré yo a recogerles…

-Álex… - me agarra la mano – creo que es mejor que os encontréis en un sitio más íntimo… - dice convencida – les diré que les traiga aquí… - mira a su madre y asiente –

La miro durante unos instantes. Se preocupa por mí de una manera que nadie lo que había hecho. Quizá tiene razón. Encontrarnos en el aeropuerto significaría que habría mucha gente y no sé si estoy preparado para eso.

-Si te parece bien claro… - dice comedida –

-Tienes mejores ideas que yo… - digo sincero, haciendo que sonría algo avergonzada –

Observo fugazmente como Pepi nos mira con una mirada que no sabría explicar. Creo que es ternura y aprobación a partes iguales. Sonrío avergonzado, terminándome el café que me está sabiendo a gloria.

Siento que no puedo pensar con claridad. Diría que esto no lo he asimilado todavía. Siempre he sido de tomar decisiones incluso en momentos difíciles, pero esta mañana me cuesta. Agradezco que Malú y Pepi se estén encargando de eso. Quiero ir a ver a Tere y a Fran, quiero saber cómo están de primera mano. Malú quiere acompañarme. Me opongo en un primer momento, pero no puedo negarme ante su total decisión. Pepi ha llamado a Manu para que vaya a mi casa y me traiga algo de ropa, tampoco he podido oponerme. Me parece increíble como una persona que solo me ha visto huir de un hospital en el que estaba ingresada su hija, puede comportarse así conmigo.

Escucho en la radio que esta tarde va a haber una manifestación de repulsa ante los atentados y los funerales serán mañana. Funeral de estado. Siempre he odiado esas imágenes por televisión. Siempre me han parecido terribles, pero me siento en la obligación de ir. Por Adrián y por muchas cosas más.
Cuando quiero darme cuenta, estoy en el coche, con Manu y Malú, dirección al hospital, para ver a Tere y Fran, con la ropa que Manu ha recogido de mi casa. Siento que se comportan conmigo como si me conocieran de toda la vida, como si fuera un miembro más de su familia, y eso me hace no poder deshacer el nudo en la garganta que todavía sigue perenne. Más todavía cuando vuelvo a entrar a esa habitación en la UCI y la veo allí. Tere me mira y sonríe al verme y lo único que acierto a hacer es acercarme a su camilla y abrazarla. Por la ventana, veo que están sus hijos, que nos observan.

-Cómo estás? – pregunto con lágrimas en los ojos –

-Mejor que ayer… - dice con un tono de voz bastante más normal que el que ayer tenía – me están cuidando muy bien… - sonríe sincera – la analítica de esta mañana está bastante aceptable… - dice algo animada – les he obligado a que me la enseñen…

-Qué buena paciente tienes que ser… - digo con tono jocoso –

-Y tú? – pregunta poniéndose seria – cómo estás?

-Bueno… - respondo brevemente –

-Dónde has pasado la noche? – pregunta como si supiera la respuesta –

-En casa de Malú, con ella y su madre… - sonríe al escuchar mi respuesta – Malú ha venido conmigo, se ha quedado fuera, pero te manda muchos besos…

-De verdad? – pregunta sorprendida – ahora entiendo todo lo que me contabas… - dice asintiendo – tienes mi aprobación absoluta… - dice con gesto divertido –

Me sorprende que, estando aquí, en la UCI, parezca que tiene mejor ánimo que yo. No me equivocaba cuando decía que es la mujer más fuerte del mundo.

-Voy a ir esta tarde a la manifestación… - digo sentándome en la camilla – y mañana a los funerales… - digo con pesar –

-Y después os vais a ir lejos de todo esto… - dice convencida, dejándome sorprendido – hablo de ella… - dice aclarándomelo – ayer me dí cuenta de algo… - me mira fijamente – todo lo que sientes por ella, lo siente ella por ti… - sonrío mirando al suelo – esa suerte no la tiene todo el mundo… - sonríe de manera tierna - no dejes que esto haga que pospongas más lo que teníais que haber hecho hace mucho tiempo… - la miro y cierro los ojos agotado –

-No puedo pensar ahora en eso Tere… - digo sincero – lo de ayer no es algo que vaya a poder asimilar fácilmente… - suspiro – no puedo parar de pensar en todo lo que pasó ayer…

-Estás vivo… - dice sin más, haciendo que la mire sorprendido – estáis vivos… - suspira – sabes la suerte que hemos tenido Álex? – me hace mirarla – claro que yo tampoco puedo parar de pensar en todo lo que pasó ayer… - suspira – me he enterado de lo de Adrián… - bajo la cabeza, abatido – y sé toda la gente que murió ayer… - me agarra la mano – y nosotros, los que hemos tenido la suerte de seguir vivos, lo único que podemos hacer con todos esos sentimientos tan contradictorios es seguir viviendo sin dejar que nos condicionen… - resoplo – cualquiera de las personas que ayer perdieron la vida, se cambiarían por nosotros Álex… - la miro y unas ganas de llorar tremendas me inundan – nos va a llevar un tiempo digerir todo esto, mucho seguramente… - asiento – pero no lo hagas solo – la miro – llora con ella – suspiro – maldice todo lo que quieras el día de ayer, pero con ella… - continúa hablando mientras yo siento que no puedo mirarla sin llorar – te aseguro que es la persona que mejor te va a entender… - suspira –

-Tere… - resoplo – ni en una cama en la UCI puedes dejar de ser así? – digo sonriendo irónico – parece que siempre necesito que me abras los ojos…

-Ayer me los abriste tú cuando estaba a punto de cerrarlos… - responde con una intensidad que es imposible obviar – tú y Malú… - sonríe – dile de mi parte que le agradezco enormemente que se quedara conmigo todo el tiempo… - traga saliva – pensé de verdad que me iba a morir… - noto como su voz se emociona un poco – y si hubo algo que me reconfortó fue saber que no lo haría sola porque se quedó conmigo…

No puedo responder a eso, lo único que puedo hacer es volver a abrazarla. No sé qué hubiera hecho si Tere fuera una de esas fallecidas. Es esa persona que uno necesita tener en su vida. Cabal, racional, emocional, con las palabras justas en el momento exacto.

-Sabes? – dice haciendo que deshaga el abrazo – te acuerdas esa casa que te dije que tenían mis padres… en la sierra… a la que hace tanto tiempo que no voy? - asiento – esta noche, cuando no podía dormir, pensé que tiene que estar preciosa… - sonríe – todo nevado, sin apenas nadie alrededor… - me mira y sonrío – pídele las llaves a mi hija – frunzo el ceño y niego con la cabeza – llévate a Malú allí cuando pasen unos días y todo esto se calme…

-Tere… - intento decirle que no, pero me interrumpe –

-No me discutas y hazme caso… - dice con voz pausada – cuántas veces ha ocurrido algo que ha hecho que no hagáis lo que tenéis que hacer? – resoplo pensando en la razón que tiene – no dejes que pase nada más y hazlo de una vez… - dice con tono decidido – deja salir todo eso que tienes ahí – me toca el pecho – os lo debéis… - cierro los ojos aturdido – prométeme que me vas a hacer caso… - me mira fijamente –

La miro unos instantes y entiendo que quizá tiene razón, aunque piense que no sea el momento para pensar en todo eso. Salgo de la habitación prometiéndole que mañana vendré a verla. Al salir de la UCI, Malú espera pacientemente sentada en una de las sillas. No pensaba que, después de lo de ayer, podría tener ilusión por algo en apenas unas horas. Siento que mi forma de pensar en cuanto a elegir los momentos adecuados para hacer las cosas, ha cambiado. Siempre posponemos algunas cosas pensando que no debemos hacerlas según las circunstancias, pero Tere tiene razón. Ayer fue un día que podría haber terminado tan mal, que creo que es justo que seamos conscientes de la suerte que hemos tenido. Estos días también van a ser muy duros. Días de pensar, de asimilar, de intentar comprender lo incomprensible que resulta el día de ayer. Pero lo único que puedo comprender y que sé a ciencia cierta es que la persona que me está mirando es la persona con la que necesito estar a a partir de ahora, pase lo que pase, me sienta como me sienta.

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