Despertar abrazado a la persona que quieres es una de las
cosas más bonitas que pueden pasarte. Pero una mañana como hoy, se ve
deslucida. Ha sido abrir los ojos y recordar todo lo que pasó ayer y un
tremendo pesar se ha apoderado de mí. Pero, a la vez, una sensación de tremenda
suerte me ha invadido al verla dormir a mi lado. Su respiración tranquila casi
es capaz de hacer que me olvide de todo. Me quedo observándola durante unos
minutos, sin hacer ruido, sin moverme, solo observándola respirar hasta que
empiezo a notar cómo se despierta. Veo como va haciendo movimientos con la
cara, como si sus músculos fueran activándose poco a poco. Abre los ojos
despacio y espero paciente a que se gire hacia mí. Cuando lo hace, veo como
esboza una pequeña sonrisa sincera, diría que algo emocionada.
-Hola… - susurro como si alguien pudiera oírnos –
-Hola… - responde mirándome – has podido dormir? – pregunta
girándose un poco, poniéndose de lado hacia mí –
-Te aseguro que no pensaba poder dormir así después de un
día como el de ayer… - digo de manera sincera –
-Yo tampoco… - dice mirándome intensamente – me desperté un
par de veces por la noche… - dice con gesto triste –
-Yo también… - digo mirándola – llevo un rato mirando como
duermes… - digo con un tono extremadamente cariñoso y aparto un mechón de pelo
de su cara – no sabes lo que me tranquiliza mirarte mientras duermes… - digo
sabiendo que estoy siendo quizá demasiado ñoño –
-Álex… - susurra avergonzada apartando la mirada –
-Tengo mucha suerte… - digo acariciando su rostro, haciendo
que se sonroje débilmente –
-Yo si que tengo suerte… - dice volviendo a mirarme – más de
la que me merezco…
Frunzo el ceño ante ese comentario mientras veo como vuelve
a apartar la mirada, esta vez con gesto compungido. Me incorporo un poco para
observarla mejor. Parece que ya, de buena mañana, vuelve a tener ese nudo en la
garganta que ayer debió tener durante todo el día y que también ha vuelto a
aparecer en mí.
-Por qué dices eso? – digo algo mosqueado –
-No me hagas caso… - dice suspirando mirando hacia el
colchón – tienes hambre? – dice mirándome –
-No estamos hablando de eso… - digo con tono dulce – qué
piensas? – digo sin poder parar de acariciar su rostro –
-Muchas cosas… - dice con tono triste – no sigas
preguntándome o empezaré el día como lo acabé ayer… - dice mientras veo como
hace serios esfuerzos por no echarse a llorar –
-Ven aquí… - digo totalmente conmovido, haciendo que me
abrace – sabes lo que he pensado al despertarme? – digo escuchando como comienza
a sollozar – he pensado en cómo puedo tener tanta suerte de tener a alguien que
haga lo que hiciste tú ayer por mí… - escucho como va a hablar, pero sigo
hablando – y en lo loca que estás… - digo en voz baja – si te llega a pasar
algo no me lo hubiera perdonado nunca… - deshago el abrazo y agarro su cara con
mis manos – lo sabes no? – baja la cabeza, dejando escapar alguna lágrima de
sus ojos –
-Y qué querías que hiciera? – dice con voz entrecortada – no
podía quedarme en casa sin saber si estabas… - para en seco de hablar y escucho
como traga saliva –
-Eres la persona más valiente que he conocido en mi vida… -
digo sincero – y no sabes lo que me gusta eso…
-Pfff… - resopla algo sobrepasada –
-Y sólo por eso, te lo mereces todo… - digo haciendo que me
mire – no sé lo que habría hecho ayer sin ti… - acaricio su rostro – si pienso
en lo que pasó ayer, me parece increíble poder sonreír a pesar de todo… -
sonrío levemente – y eso sólo lo consigues tú…
-Para por favor… - me suplica, echándose a llorar de nuevo,
avergonzada –
Suspiro sabiendo que quizá estoy agobiándola un poco con
tantas muestras de lo que siento. Hago que se acerque a mí y dejo un sonoro
beso en su frente, sé que le encanta que haga eso. Y, después, inclino un poco
mi cabeza y hago lo mismo sobre sus labios, que me reciben medio entreabiertos
y se entrelazan levemente. Nos miramos a escasos centímetros tras besarnos y,
de nuevo, pienso que no sería ni necesario tener esa conversación. Pero nos la
debemos. Y sé que la vamos a tener. Y no voy a detenerme cuando llegue ese
momento.
-Creo que tu madre ha hecho café… - digo sonriendo, oliendo
el aroma que entra por la puerta –
Sonríe durante unos instantes, mirándome, y se remueve en la
cama para levantarse. Su pelo revuelto me encanta. Se ondula de una manera
natural. La imito y me apoyo en el cabecero, mirando hacia la ventana, ni
siquiera sé qué hora debe ser. La miro durante un instante y agarro su mano,
llevándola a mis labios y dejando un beso en ella, justo antes de levantarme de
la cama. La veo observarme y, poco después, me imita. Nos abrazamos durante
unos segundos en la puerta y la agarro pasando mi brazo por sus hombros.
Bajamos las escaleras y el olor a café se hace más intenso. El sonido de la
radio, hablando sobre lo de ayer, me hace apretar la mandíbula. Al escucharnos
entrar a la cocina, Pepi se apresura en apagar la radio y sonrío ante el gesto.
-Hola… - dice Pepi mirándonos – habéis descansado? –
pregunta justo antes de abrazar a Malú, que asiente todavía algo adormilada –
quieres café Álex? – dice acercándose a mí y dejando un fugaz beso en mi
mejilla que me deja algo contrariado –
-Si… - respondo algo sorprendido – gracias… - miro la radio
y luego a Malú, que hace un gesto de afirmación –
Enciendo la radio ante la sorpresa de Pepi y escucho sentado
en la silla. Cuentan que se ha abierto el espacio aéreo de nuevo y pienso en mi
familia. Podrán volver hoy y podré volver a abrazarles. Y entonces comienzan a
decir los fallecidos y los heridos de la masacre de ayer. Más de 300 personas
fallecieron. La cifra me impresiona tanto que tengo que resoplar porque no sé
qué decir. Miro a Malú que me aparta la mirada mientras coge su taza con café
humeante y se sienta a mi lado. Veo como Dandy espera paciente en mis piernas a
que le haga alguna caricia. Ni siquiera me acordaba que ayer habíamos ido a por
él, solo recuerdo nítidamente todo lo que ocurrió en la estación, pero me
cuesta recordar lo que pasó después de salir del hospital. Quizá es porque todo
lo que hice a partir de ahí, fue de manera autómata.
Mientras sigo escuchando la radio, observo a Malú. Está muy
pensativa, como yo, seguramente repasando todo lo que ocurrió ayer. Pepi se
sienta en un lateral de la mesa, sé que quiere hablar, pero también sé que no
sabe qué decir.
-He hablado con tu hermano… - dice de repente – vienen esta
tarde… - Malú la mira y sonríe levemente –
-Tendría que llamar a mis padres… - digo reflexionando – y a
mi hermana…
-Han llamado esta mañana al móvil de Malú… - miro a Pepi
sorprendida –
-Le di mi número a tu hermana ayer… - dice mirándome –
-Tu móvil estaba apagado… - dice Pepi – y estabais
durmiendo… - bebe un poco de su café – no quería despertaros… - sonrío
agradecido – han conseguido un vuelo para esta tarde y tu hermana también… -
dice con voz pausada –
-Hablaré con Manu para que vaya a recogerles… - dice Malú
rápidamente –
-No es necesario… - digo mirándola – iré yo a recogerles…
-Álex… - me agarra la mano – creo que es mejor que os
encontréis en un sitio más íntimo… - dice convencida – les diré que les traiga
aquí… - mira a su madre y asiente –
La miro durante unos instantes. Se preocupa por mí de una
manera que nadie lo que había hecho. Quizá tiene razón. Encontrarnos en el
aeropuerto significaría que habría mucha gente y no sé si estoy preparado para
eso.
-Si te parece bien claro… - dice comedida –
-Tienes mejores ideas que yo… - digo sincero, haciendo que
sonría algo avergonzada –
Observo fugazmente como Pepi nos mira con una mirada que no
sabría explicar. Creo que es ternura y aprobación a partes iguales. Sonrío
avergonzado, terminándome el café que me está sabiendo a gloria.
Siento que no puedo pensar con claridad. Diría que esto no
lo he asimilado todavía. Siempre he sido de tomar decisiones incluso en
momentos difíciles, pero esta mañana me cuesta. Agradezco que Malú y Pepi se
estén encargando de eso. Quiero ir a ver a Tere y a Fran, quiero saber cómo
están de primera mano. Malú quiere acompañarme. Me opongo en un primer momento,
pero no puedo negarme ante su total decisión. Pepi ha llamado a Manu para que
vaya a mi casa y me traiga algo de ropa, tampoco he podido oponerme. Me parece
increíble como una persona que solo me ha visto huir de un hospital en el que
estaba ingresada su hija, puede comportarse así conmigo.
Escucho en la radio que esta tarde va a haber una
manifestación de repulsa ante los atentados y los funerales serán mañana.
Funeral de estado. Siempre he odiado esas imágenes por televisión. Siempre me
han parecido terribles, pero me siento en la obligación de ir. Por Adrián y por
muchas cosas más.
Cuando quiero darme cuenta, estoy en el coche, con Manu y
Malú, dirección al hospital, para ver a Tere y Fran, con la ropa que Manu ha
recogido de mi casa. Siento que se comportan conmigo como si me conocieran de
toda la vida, como si fuera un miembro más de su familia, y eso me hace no
poder deshacer el nudo en la garganta que todavía sigue perenne. Más todavía
cuando vuelvo a entrar a esa habitación en la UCI y la veo allí. Tere me mira y
sonríe al verme y lo único que acierto a hacer es acercarme a su camilla y
abrazarla. Por la ventana, veo que están sus hijos, que nos observan.
-Cómo estás? – pregunto con lágrimas en los ojos –
-Mejor que ayer… - dice con un tono de voz bastante más
normal que el que ayer tenía – me están cuidando muy bien… - sonríe sincera –
la analítica de esta mañana está bastante aceptable… - dice algo animada – les
he obligado a que me la enseñen…
-Qué buena paciente tienes que ser… - digo con tono jocoso –
-Y tú? – pregunta poniéndose seria – cómo estás?
-Bueno… - respondo brevemente –
-Dónde has pasado la noche? – pregunta como si supiera la
respuesta –
-En casa de Malú, con ella y su madre… - sonríe al escuchar
mi respuesta – Malú ha venido conmigo, se ha quedado fuera, pero te manda muchos
besos…
-De verdad? – pregunta sorprendida – ahora entiendo todo lo
que me contabas… - dice asintiendo – tienes mi aprobación absoluta… - dice con
gesto divertido –
Me sorprende que, estando aquí, en la UCI, parezca que tiene
mejor ánimo que yo. No me equivocaba cuando decía que es la mujer más fuerte
del mundo.
-Voy a ir esta tarde a la manifestación… - digo sentándome
en la camilla – y mañana a los funerales… - digo con pesar –
-Y después os vais a ir lejos de todo esto… - dice
convencida, dejándome sorprendido – hablo de ella… - dice aclarándomelo – ayer
me dí cuenta de algo… - me mira fijamente – todo lo que sientes por ella, lo
siente ella por ti… - sonrío mirando al suelo – esa suerte no la tiene todo el
mundo… - sonríe de manera tierna - no dejes que esto haga que pospongas más lo
que teníais que haber hecho hace mucho tiempo… - la miro y cierro los ojos
agotado –
-No puedo pensar ahora en eso Tere… - digo sincero – lo de
ayer no es algo que vaya a poder asimilar fácilmente… - suspiro – no puedo
parar de pensar en todo lo que pasó ayer…
-Estás vivo… - dice sin más, haciendo que la mire
sorprendido – estáis vivos… - suspira – sabes la suerte que hemos tenido Álex? –
me hace mirarla – claro que yo tampoco puedo parar de pensar en todo lo que
pasó ayer… - suspira – me he enterado de lo de Adrián… - bajo la cabeza,
abatido – y sé toda la gente que murió ayer… - me agarra la mano – y nosotros,
los que hemos tenido la suerte de seguir vivos, lo único que podemos hacer con
todos esos sentimientos tan contradictorios es seguir viviendo sin dejar que
nos condicionen… - resoplo – cualquiera de las personas que ayer perdieron la
vida, se cambiarían por nosotros Álex… - la miro y unas ganas de llorar
tremendas me inundan – nos va a llevar un tiempo digerir todo esto, mucho
seguramente… - asiento – pero no lo hagas solo – la miro – llora con ella –
suspiro – maldice todo lo que quieras el día de ayer, pero con ella… - continúa
hablando mientras yo siento que no puedo mirarla sin llorar – te aseguro que es
la persona que mejor te va a entender… - suspira –
-Tere… - resoplo – ni en una cama en la UCI puedes dejar de
ser así? – digo sonriendo irónico – parece que siempre necesito que me abras
los ojos…
-Ayer me los abriste tú cuando estaba a punto de cerrarlos…
- responde con una intensidad que es imposible obviar – tú y Malú… - sonríe –
dile de mi parte que le agradezco enormemente que se quedara conmigo todo el
tiempo… - traga saliva – pensé de verdad que me iba a morir… - noto como su voz
se emociona un poco – y si hubo algo que me reconfortó fue saber que no lo
haría sola porque se quedó conmigo…
No puedo responder a eso, lo único que puedo hacer es volver
a abrazarla. No sé qué hubiera hecho si Tere fuera una de esas fallecidas. Es
esa persona que uno necesita tener en su vida. Cabal, racional, emocional, con
las palabras justas en el momento exacto.
-Sabes? – dice haciendo que deshaga el abrazo – te acuerdas
esa casa que te dije que tenían mis padres… en la sierra… a la que hace tanto
tiempo que no voy? - asiento – esta noche, cuando no podía dormir, pensé que
tiene que estar preciosa… - sonríe – todo nevado, sin apenas nadie alrededor… -
me mira y sonrío – pídele las llaves a mi hija – frunzo el ceño y niego con la
cabeza – llévate a Malú allí cuando pasen unos días y todo esto se calme…
-Tere… - intento decirle que no, pero me interrumpe –
-No me discutas y hazme caso… - dice con voz pausada –
cuántas veces ha ocurrido algo que ha hecho que no hagáis lo que tenéis que
hacer? – resoplo pensando en la razón que tiene – no dejes que pase nada más y
hazlo de una vez… - dice con tono decidido – deja salir todo eso que tienes ahí
– me toca el pecho – os lo debéis… - cierro los ojos aturdido – prométeme que
me vas a hacer caso… - me mira fijamente –
La miro unos instantes y entiendo que quizá tiene razón, aunque piense que no sea el momento para pensar en todo eso. Salgo de la habitación prometiéndole que mañana vendré a verla. Al salir de la UCI, Malú espera pacientemente sentada en una de las sillas. No pensaba que, después de lo de ayer, podría tener ilusión por algo en apenas unas horas. Siento que mi forma de pensar en cuanto a elegir los momentos adecuados para hacer las cosas, ha cambiado. Siempre posponemos algunas cosas pensando que no debemos hacerlas según las circunstancias, pero Tere tiene razón. Ayer fue un día que podría haber terminado tan mal, que creo que es justo que seamos conscientes de la suerte que hemos tenido. Estos días también van a ser muy duros. Días de pensar, de asimilar, de intentar comprender lo incomprensible que resulta el día de ayer. Pero lo único que puedo comprender y que sé a ciencia cierta es que la persona que me está mirando es la persona con la que necesito estar a a partir de ahora, pase lo que pase, me sienta como me sienta.
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