martes, 20 de diciembre de 2016

CAPÍTULO 90: LA FINAL (Parte I)

Aquel beso me dejó con unos sentimientos encontrados que he sido incapaz de clarificar todavía. Y, como siempre, cuando hay algo que me preocupa, Vero lo descubre. Esa conversación con ella me abrió los ojos un poco, aunque no me dejó ni tranquila ni decidida.

-Vale, ya paro… - dijo Vero, haciéndome caso. Me estaba poniendo muy nerviosa con sus grititos – y qué pasa si os habéis besado? – preguntó como si nada –

-Cómo que qué pasa? – dije indignada – mira, no tenía que haberte contado nada…

-Malú joder! – exclamó impidiendo que me levantara – es que es evidente que lo que teníais no lo habéis perdido… - dijo negando con la cabeza – era inevitable que pasar algo así…

-Y yo ahora qué hago? – me quejé – hago como si nada? Dios… - dije negando con la cabeza – no puedo seguir viéndole todos los días Vero…

-Pero cuál es tu duda? – preguntó intrigada – cuál es el problema si sigues sintiendo cosas por él? – la miré estupefacta – Malú coño, dime con quién has tenido algo así, tan intenso… - negó con la cabeza – no ves que estás rayándote sin motivo?

-Salió mal una vez y volvería a salir mal ahora… - dije convencida – y no quiero hacerle más daño…

-Se lo vas a hacer si sigues así… - contestó – aclárate Malú, porque estoy segura que él querrá hablar de esto…

Tras aquella conversación, decidí hacer como si nada, una vez más. Casi siempre actúo así cuando algo me asusta o me preocupa. Pero las cosas no han ido como esperaba. No he podido hacer como si nada, no después de escucharle aquella noche cantar esas canciones. Vi la decepción en sus ojos cuando me persiguió en el descanso y le traté con indiferencia. Vi el cansancio en su mirada cuando se despidió de mí. No puedo tratarle de manera indiferente, tengo que tratarle como en realidad me apetece. Me apetece ser cariñosa, me apetece tocarle, me apetece abrazarle, y eso mi cabeza no lo va a poder parar.

Aquella tarde en la nieve me di cuenta de muchas cosas. Me di cuenta que estaba esperando esa conversación y que, si la tenemos, tengo que estar completamente convencida para no hacerle más daño. No sé cuando voy a estarlo, solo estoy intentando aclararme sin alejarme de él. No quiero ni puedo hacerlo. Y ayer, grabando el anuncio, vi tantas cosas en sus ojos que, por un momento, pensé en pararlo todo y besarle sin importarme nada más. Pero no es tan fácil. Tengo miedo, tengo mucho miedo por hacerme daño y por hacerle daño a él. No es tan fácil dejarse llevar con alguien con quien ya has vivido tantas cosas y tan pocas a la vez.

Hoy es la final de La Voz y si hay algo que me haría más ilusión que ganara mi talent, sería que ganara el suyo. Porque sé qué relación tiene con Jesús. Le protege, le enseña, no ya cosas sobre la música, sino sobre la vida. El niño es otro si lo comparamos con el crío tímido que llegó a esas audiciones. Se ha soltado, tiene confianza, y eso es en parte por los consejos que Álex le ha dado.
Al llegar a plató, le veo abrazado a Jesús y me enternece. Me acerco por detrás y escucho la conversación.

-Lo vas a hacer bien Jesús, deja de preocuparte… - dice con voz dulce –

-Pero y si lo hago mal? – dice el niño agobiado – estoy muy nervioso… me va a estar mirando mucha gente y me da miedo bloquearme…

-Mira, te voy a contar una cosa sobre eso… - dice sentándose en el suelo – la primera vez que yo canté delante de 15000 personas… - el niño abre los ojos de par en par – si, en una gala de premios… - ríe – estaba muerto de miedo… jamás había cantado delante de tanta gente… - el niño asiente – y estaba nervioso no, lo siguiente… - el niño le escucha atentamente y yo también, desde atrás – y pensaba que si salía y cantaba mirándoles, se me iría la letra, me desconcentraría… - Jesús asiente atento - y sabes quién me dio el mejor consejo que me han dado en mi vida?

-Quién? – pregunta el niño ilusionado –

-Malú – me quedo sin aire al escuchar mi nombre – la conocí ese día sabes? – le escucho reir – ella ha cantado muchísimas veces delante de tanta gente y me confesó que seguía estando nerviosa… - el niño le mira sorprendido – pero me dijo que, cuando saliera a cantar, no mirase a los ojos a nadie, que cantase mirando al frente, hasta que me tranquilizara, hasta que cogiese confianza… - el niño asiente – entonces sí podrás mirar a la gente sin pensar que te vas a bloquear…

-Y lo hiciste? – pregunta el niño –

-Lo hago siempre desde entonces… - confiesa haciéndome suspirar de emoción – siempre estoy nervioso antes de cantar y siempre hago lo que me dijo Malú ese día… - veo como el niño sonríe y sonrío sin poder evitarlo – y siempre me funciona… - Jesús asiente – así que esta noche, cuando salgas, no me mires a mí, no mires a tus padres, no mires a nadie, tú solo mira al frente… - sigue asintiendo – concéntrate, coge confianza y, cuando cantes un par de frases, notarás que estarás más tranquilo, entonces puedes mirarme, y me verás así – hace un gesto con el pulgar hacia arriba haciéndole reir, igual que a mí – y te saldrá genial…  

Espero detrás de ellos hasta que Jesús desaparece acompañado de un técnico de sonido que quiere colocarle la petaca. Es entonces cuando me acerco a Álex, que se levanta del suelo sonriendo. Cuando me ve, se sorprende y me mira extrañado.

-Sigues haciendo lo que te dije ese día? – pregunto haciéndole enrojecer –

-No está bien escuchar conversaciones ajenas… - dice intentando aparentar normalidad –

-Eres un cielo… - digo sincera, besándole en la mejilla –

Me mira sorprendido, pero no lo he podido evitar. Le podría haber dado en un beso en la boca sin problema. Si hay una cosa que siempre he notado por su parte es que admira mi trabajo. Es algo tan bonito saber que una persona que quieres, admira lo que haces. Alguien a quien quiero. Le quiero, es así, no puedo negármelo más, pero sigue dándome miedo ese paso. Sigue dándome miedo aceptarlo de tal forma que él también lo sepa. Y si no siente lo mismo? Y si todo este tiempo ha servido para que sepa que no quiere estar con alguien como yo? A pesar de que sus gestos y sus acciones no dicen lo mismo, ese pensamiento no sale de mi mente.

Va a comenzar la gala y le veo aparecer, vestido de traje pero sin corbata, elegante pero informal. Vamos a salir los tres cantando algún tema de cada uno. Primero cantaremos los 3 juntos un trozo de “Qué bonito”, luego un fragmento de una de mis canciones, “Cenizas”, y, por último, una de las suyas, “Ya verás”. No sé si voy a poder hacerlo, pero puede quedar muy bonito. Y puedo hartarme a llorar también.

Escuchamos la cuenta atrás desde atrás de la puerta del plató, que se abre para recibirme, cantaré la primera estrofa de “Qué bonito”.

-Qué bonito cuando te veo ay – escucho los aplausos y la sorpresa de la gente al verme aparecer - qué bonito cuando te siento, qué bonito pensar que estas aquí – sonrío y me giro un poco hacia la puerta para verle - junto a mi

-Qué bonito cuando me hablas ay – aparece Álex en escena - qué bonito cuando te callas, qué bonito sentir que estas aquí – me mira y sonríe - junto a mi

-Qué bonito seria poder volar – aparece Rosario y nos hacemos a un lado los dos para dejarle que se ponga entre nosotros - y a tu lado ponerme yo a cantar – nos sonríe - como siempre...lo hacíamos los dos

-Que mi cuerpo no para de notar – cantamos los 3 a la vez - que tu alma conmigo siempre esta – nos miramos Álex y yo - y que nunca de mi se apartara…

Tras esto, cambia la melodía de una forma muy bonita y comienza a sonar Cenizas.

-Ya no hay salvación – comienza Rosario – ni oxígeno para este cielo… - canta aflamencado – pero sé muy bien, que sola también puedo…

-Por más que lo intento – canta Álex, arrancando los aplausos de la gente - no encuentro tus pasos en esta dirección… - le miro sin poder evitar sonreir – te siento y te pierdo – hace gestos poniendo sentimiento a la canción – me duele este infierno… saber que terminó… uhhh – le pone potencia al inicio del estribillo –

-Que tengo el corazón hecho cenizas – canto yo en esta parte – creímos que la llama era infinita… - los dos vienen hacia mí – pudo ser de los dos, pudo ser pero no – le pongo el habitual sentimiento a la canción, sabiendo que tiene un significado para mí que tiene que ver con él – nos cansamos del dolor.

-Que quiero que te vaya bien la vida – cantamos a la vez – yo sigo mi camino y si algún día… - nos miramos los dos en esta parte – el destino hace de las suyas también… - apartamos la mirada sonriendo levemente – prometo hablar con él…

La melodía se mezcla con la canción de Álex, haciendo una mezcla perfecta.

-Que yo te vi primero – comienza a cantar Rosario – sobraba lo demás, y cuando menos debo, te vuelves a cruzar, se cae el mundo al suelo, - cantamos las dos a la vez – que tengo lo que tengo, debo lo que debo y quiero lo que quiero.

-Como si no hubiera pasando el tiempo y fuera ayer… - canto yo esta parte – voy a acercarme lento esta vez… - le miro sin querer – yo ya sabiendo que te irás – cantamos los 3 – y tú tan guapa… - sonrío y miro al frente –

-Ya verás como me olvidas – le escucho y le miro de nuevo – y te encuentro en cualquier bar pegando saltos de alegría – sonrío algo melancólica – y me dices que lo nuestro no era lo que merecías… - me mira – seré cosas que se cuentan… - cantamos a las vez los 3 – vueltas de la vida, vueltas de la vida…

-Ya verás como me olvidas – cantamos los 3 a la vez – y te encuentro en cualquier bar pegando saltos de alegría – comenzamos a hacer voces como lo habíamos ensayados – y me dices que lo nuestro no era lo que merecías – la mía es la voz más alta – seré cosas que se cuentan – nos miramos – vueltas de la vida… vueltas de la vida… - nos miramos los 3 – vueltas de… la… vida…


Acabamos de cantar y nos abrazamos los 3, aunque yo alargo el abrazo con Álex sin decir nada, solo apretándole contra mí, como intentando decirle tantas cosas que me han pasado por la cabeza mientras cantábamos. El público aplaude y, tras aparecer Jesús con su habitual efusividad, nos vamos a nuestros asientos. La gran final va a comenzar.  

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