viernes, 2 de diciembre de 2016

CAPÍTULO 43: AGUA

El verano es una época del año que me encanta pero llega un momento que se hace monótono. Quizá por el calor y por no tener piscina. Precisamente hoy, Malú me ha invitado a su piscina. Los pensamientos que me asaltaron durante el bautizo, los he dejado a un lado. No quiero estropear esto, mucho menos con dudas.

Llego a su casa, ataviado ya con mi bañador y una camiseta blanca. Al abrir la puerta, me recibe en bikini y con una coleta alta. Alzo una ceja al verla, pero sonrío al instante.

-Y qué pasa si toca al timbre otra persona? – digo entrando escuchándola reir –

-Pues eso que se lleva – dice entrando al jardín – mira mira – dice llamándome – ahhhhhh – comienza a gritar mientras corre hacia la piscina y se lanza de bomba –

-Jajajajaja – me río dejando la toalla sobre la hamaca – como una puta cabra… - digo riéndome –

-Tírate! – grita desde el agua –

-Estás exultante eh? – digo acercándome al borde –

-Es mi primer verano en el que no tengo nada de estrés… - se pone boca arriba, flotando en el agua, dejándome ver toda su anatomía – me cogería el coche ahora mismo y me iría a la playa

-No me lo digas dos veces… - digo quitándome la camiseta –

-Me llevarías? – dice sonriendo desde el agua –

Sonrío pícaramente justo antes de lanzarme de bomba al lado de ella. Escucho el grito que suelta antes de entrar en el agua y me hace reirme. A veces grita de forma muy aguda, como si fuera una niña pequeña.

-Buah… - salgo a la superficie – qué calor tenía…

-No tienes calor ahora? – se acerca a mí provocativa – jajajaja! – ríe alejándose – me encantan las caras que pones…

-Eres mala… - digo juguetón – ven aquí…

-No! – exclama corriendo hacia el otro extremo de la piscina –

-Te vas a cagar… - digo agarrándola de la cintura –

La cojo en peso y la hundo conmigo en el agua. Salgo a la superficie sin soltarla y vuelvo a repetir el mismo proceso.

-Para, para! – grita riéndose – suelta… - dice intentando separar mis manos –

-Ni hablar… - digo apretándola con fuerza contra mí –

-Que me sueltes!! – grita riéndose –

-Si me das un beso, te suelto… - digo aparentando chulería –

-Si te doy un beso, te caes redondo y te tengo que sacar de la piscina – habla con más chulería todavía –

-No sé yo quién se desmayaría… - digo susurrando pegado a su cuello –

-Va, suéltame… - dice nerviosa –

Decido soltarla y, al hacerlo, se gira hacia mí y se desliza en el agua hacia atrás, salpicándome. Su risa es muy contagiosa, demasiado. Últimamente, no hacemos más que provocarnos, algo que no me molesta en absoluto. Es más, me gusta. Me gusta casi tanto como verla de cerca en una piscina. Me deslizo hacia ella, que alza las cejas apoyada en el bordillo de la piscina.

-Te cansas de jugar eh? – digo acercándome peligrosamente –

-Yo? – aparenta normalidad – para nada… - dice mirándome con desdén – tú, que hablas mucho y luego no haces nada…

Alzo una ceja, sonriendo de forma pícara, y la agarro de la cintura, esta vez frente a frente. Al pegarla a mí, nuestros rostros quedan a escasos centímetros. No necesito permiso, uno mis labios a los suyos, que saben a cloro y a ella. Tras unos segundos, deshace el beso, separándose de mí.

-Álex por dios… - dice nerviosa – no te puedes controlar o qué? – noto en sus palabras cierto tono de juego –

-A veces sí… - digo acercándome de nuevo otra vez – sólo si no me provocas…

-Yo te he provocado? – pregunta exageradamente –

-Recibirme en bikini te parece que no es provocarme? – digo rozando su cintura de nuevo con una mano –

-Pues te vas a calmar… - pone un dedo en mis labios – porque es de día y tengo vecinos…

-No están mirando… - digo acercándome a sus labios, pero me esquiva sonriente –

-Te he dicho alguna vez que mi especialidad en el agua es la cobra? – dice riéndose –

-Malú! – exclamo frustrado – qué mal tratas a tu cococha… - digo poniendo cara de pena –

-No me das ninguna pena… - dice riéndose desde el otro extremo de la piscina – el otro día pensé en que este verano podría hacer cosas que no suelo poder hacer… - dice cambiando de tema –

-Cómo qué? – pregunto sentándome en las escaleras, intentando que se me pase el calentón –

-Mmm… - responde pensativa – hay cosas que no hago por miedo a lesionarme… - se agarra al bordillo con la espalda pegada a la pared – pero es que me aburro muchísimo… - resopla – acostumbrada a tener conciertos todos los veranos… lo del disco me ocupa demasiado poco tiempo…

-Deberías disfrutar de esto… - digo dejándome caer por las escaleras – luego lo echarás de menos…

-Hay algo que hayas hecho en plan… - busca las palabras – algo que digas, esto tienes que hacerlo

-Pues… - me quedo pensativo – hace dos veranos me tiré en paracaídas…

-En serio? – grita riéndose – siempre he querido hacer eso… - sonríe – da miedo?

-Un poco… - confieso – cuando estás arriba y tienes que tirarte… da miedo… - río – pero como vas con un monitor, parece que acojona menos…

-Me gustaría tanto probarlo… - dice sincera – eso de sentir que estás volando tiene que ser la hostia…

-Lo es… - sonrío – deberías hacerlo… es de esas cosas que si la tienes en mente, la tienes que hacer…

-Alguna otra cosa que tenga que apuntar a mi lista? – dice acercándose a mí –

-Mmm… - me quedo pensativo – hay una cosa que no he hecho pero que me encantaría hacer…

-El qué? – pregunta con tono de ilusión –

-Hacer el amor en una piscina… - digo alzando las cejas varias veces –

Recibo un sonoro manotazo en el hombro por su parte, parece que le ha hecho gracia la broma, lejos de molestarle. Lo habré dicho en broma, pero cuando la veo salir de la piscina, empiezo a pensar que lo he dicho en serio. 

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