lunes, 12 de diciembre de 2016

CAPÍTULO 76: ABRE LOS OJOS

Abro los ojos al escuchar el sonido de la puerta de la ambulancia. No puedo mover la cabeza, la tengo totalmente fijada a la camilla para no dañar mi cuello. El techo de la ambulancia se ve tan raro desde aquí… siento mucho sueño, abro los ojos y los cierro lentamente, para volver a abrirlos. Al entrar al hospital, puedo ver a Tere desde abajo. Como si se tratara de una aparición, paso de ver un foco que me deslumbra a su cabeza, desde abajo. Resoplo aliviado y sonrío levemente, siempre dije que, si alguna vez me pasaba algo gordo, quería que estuviera ella de guardia.

-Álex me oyes? – dice mirándome y haciéndome una leve caricia en el brazo –

Intento asentir pero no puedo, así que esbozo un leve “sí”. Sin decir nada más, me llevan adentro. Veo su gesto, serio, y no puedo evitar asustarme un poco. Otra vez rodeado de mucha gente. Otra vez sin dejar de hacer cosas a mi alrededor, y de hablar de mí como si yo no estuviera escuchando.

-El coche ha salido despedido hacia los carriles de enfrente… - escucho que dice Fran, aunque no puedo verle – ha dado varias vueltas de campana según los testigos… - resopla – si ves el coche, no te crees que esté vivo…

La visión desde aquí es la del techo de la sala de críticos. Esta sala siempre me ha causado mucho respeto. Así que estoy crítico. Pues yo no me siento así, siento como si estuviera anestesiado de más. Mi cabeza piensa lenta, muy lenta. Quizá por el efecto de la morfina que sé que me ha inyectado Bea. Escucho a Tere dar órdenes y, de repente, veo su rostro cerca del mío. Me asusto sin querer, no me la esperaba, no puedo ver cuando alguien se acerca. Me mira seria y no puedo evitar reirme. Dirige su mirada extrañada hacia alguien de la izquierda, quizá no se espera que me ría en esta situación.

-Mira la luz Álex… - dice seria enfrentando mi mirada con una linterna –

-Ve hacia la luz Caroline… - digo susurrando, riéndome levemente –

-La madre que te parió… - dice mirándome, esbozando una pequeña sonrisa – quiero analítica completa, vamos a hacerle un TAC, llama al radiólogo – parece dirigirse a alguien - y quiero una eco abdominal y una placa de tórax, una parrilla costal bilateral y columna total – dice casi sin respirar –

-No sé si decir que me duele esta mano… - digo irónico bajo la atenta mirada de Tere –

Le enseño la mano, la pongo a la altura de mis ojos para poder observarla. Efectivamente, el dedo anular está deformado. Me río otra vez, no puedo evitarlo.

-Una de mano izquierda también… - dice Tere negando con la cabeza – y una pelvis…

-Y extra de peperonni… - digo de nuevo de broma –

Escucho a alguien reírse a mi lado, pero no consigo ver quién es, quizá algún compañero que todavía no se explica como estoy vivo y de humor para gastar estas bromas. Pero es esta sensación de no dolerme nada la que me hace hacerlo.

-Está flipando con la dosis de morfina que le hemos puesto… - dice Fran a mi izquierda, aunque no puedo verle –

-Es probable… - dice Tere a lo lejos – no le quitamos ninguna protección hasta tener todas las radiografías vistas, de acuerdo?

Nunca me había fijado en el techo de los pasillos del hospital. Observarlo marea, o, al menos, me encuentro mareado. Tengo que cerrar los ojos. Demasiadas luces, todas seguidas.

-Ten cuidado como conduces que ya he tenido un accidente hoy… - digo de broma a la persona que lleva la camilla, que no he visto quién es –

-Alucino con tu sentido del humor… - escucho la voz de Laura a mi izquierda –

-Laura? – pregunto –

-Hola Álex… - se pone a mi altura mientras sigue caminando –

-Quién conduce? – pregunto directamente y veo asomarse desde arriba el rostro de Paco, el celador – hola Paco…

-Hola Doctor… - dice, llamándome como siempre –

-Supongo que si vienes conmigo es porque piensas que me puede pasar algo durante el TAC… - digo dirigiéndome a Laura, mientras sigo deslumbrándome con los focos –

-Como me hagas usar esto… - me enseña el ambú que lleva en las manos – tendré que matarte…

-Ahora lo tendrías muy fácil… - digo de broma – un golpe más y me desarmo…

-Jajaja – ríe tímidamente – vas drogado eh?

-Un poco… - digo sonriendo – debería de dolerme todo el cuerpo y no me duele nada…

Entramos a la zona de rayos y me recibe el radiólogo de guardia, Carmelo. Me agarra del brazo mientras Laura le cuenta lo que ha pasado. Ya he escuchado lo mismo varias veces. He salido volando y, tras varias vueltas de campana, he acabado en los carriles de enfrente. Y mi coche ya no existe, es un amasijo de hierros. Es maravilloso, con lo que me gustaba, maldita sea.

-Bien Álex… - escucho la voz de Carmelo por el altavoz – vamos a hacer el TAC de cráneo, no te muevas de acuerdo? Si te agobias o sientes algo raro, levanta la mano, estamos aquí viéndote vale?

Alzo mi mano con el pulgar extendido y pego mis brazos a mi cuerpo de nuevo. La visión que tengo ahora es la un cilindro a escasos centímetros de mi cabeza. Vuelve a agobiarme la situación, esta vez, mucho más que antes. Mi mente se imagina las imágenes del TAC con un gran hematoma. Me imagino en el quirófano, intervenido por el neurocirujano, con el cráneo abierto. Me imagino sin poder volver a hablar nunca más. Me agobio tanto que estoy a punto de subir el brazo, pero me detengo, tengo que aguantar, esta prueba tienen que hacérmela, es lo mejor. Procuro respirar hondo varias veces, con los ojos cerrados, sin escuchar el sonido que hace el TAC. Me imagino un sonido agradable y vienen a mi cabeza el romper de las olas. De nuevo, la imagen de esa playa aparece nítidamente en mi mente, como si estuviera allí ahora mismo. Veo a Malú de espaldas, girando su cabeza hacia mí, con gesto pícaro. No puedo evitar sonreir. La veo nadar frente a mí, y venir hacia mí mordiéndose el labio avergonzada. Creo que puedo hasta oler su pelo, recuerdo perfectamente como huele. Sin darme cuenta, mi respiración se ha calmado, me he tranquilizado tanto que hasta podría dormirme. Vuelvo a tener sueño de lo relajado que estoy.

-Ya está Álex, lo has hecho mu bien… - escucho a Carmelo mientras siento la camilla desplazarse, dejando de ver ese cilindro y volviendo a ver el techo de la sala – vamos a hacerte el resto de pruebas, pero apenas van a durar tanto como ésta de acuerdo?

Intento asentir, pero de nuevo caigo en la cuenta que no puedo. Sigo fijado a la camilla para no mover el cuello. Me llevan a otra sala para coserme a radiografías y, por último, me realizan la ecografía abdominal. Me duele en la parte derecha cuando Carmelo hunde la sonda del ecógrafo en mi barriga. Por fin siento algo de dolor, quizá la analgesia se está disipando.

-Esto ya está… - escucho decir a Carmelo –

-Has visto algo? – pregunto algo temeroso –

-El TAC está bien, no tienes signos de sangrado ni nada que se le parezca… - habla desde la otra parte de la sala y escucho como se quita los guantes – tengo que revisar bien las placas, pero creo que tienes 2 costillas rotas y el dedo luxado… - le veo aparecer por mi izquierda – voy a revisarlas bien, parece increíble que no tengas nada más…

-No revises demasiado no vayas a encontrarme algo… - digo sonriendo de medio lado –

-Así tendrían que ser todos los pacientes… - dice riéndose – podéis llevarlo a urgencias, ahora llamo a Tere… 

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