Al llegar del TAC, me llevan a otro box, esta vez de los no
críticos. Bien, he ascendido a herido leve-moderado. Al entrar, vuelvo a ver a
Tere poniéndose en un ángulo en el que puedo verle la cara.
-Sabes la suerte que tienes cariño? – dice mirándome – la
columna está bien – dice hablándole a alguien a mi derecha – vamos a quitarle
las sujeciones y el collarín.
-Hola a todos – digo sin poder mirarles – tened cuidado con
lo que decís que os estoy oyendo…
Escucho reir a varias personas, incluída a Tere, a la que
sigo viendo desde aquí abajo. Cuando me retiran las sujeciones y el collarín,
siento como si el cuello se me fuera a desprender del sitio. Un dolor intenso
se instaura en la zona, haciéndome quejarme.
-Duele mucho? – dice Tere, viéndome asentir levemente – no
tienes nada roto ni ninguna vértebra desplazada… - resopla – si te sigue
doliendo, te volveremos a poner el collarín
-Ni de coña, me estoy quieto… - digo rápidamente –
-El TAC está bien Álex… - dice acercándose a mí –
-Me haces un resumen de los tuyos? – digo mirándola
sonriendo levemente –
Me sonríe de forma cariñosa, haciéndome una caricia en el
hombro.
-2 costillas rotas, una bonita brecha en la cabeza y en la
pierna, esa no te la has visto, es de las que le gustaba coser a Pepe… - dice
melancólica y suspira, haciéndome emocionarme un poco – un dedo luxado que hay
que recolocarte y… una bonita marca en el pecho por el cinturón… - alzo una
ceja – además de mucha suerte y algún que otro rasguño y contusión sin
importancia…
-Un puto milagro vamos… - apunta Laura cambiándome un gotero
–
-Habéis avisado a alguien? – pregunto temeroso –
-A quíen quieres que avisemos Álex? – dice Tere sentándose
en mi camilla –
-A ella… - digo automáticamente, pero sacudo levemente mi
cabeza recobrando la cordura – a mis padres… - rectifico -
-Toma, avísales tú – me da su móvil, sonriendo lentamente -
porque como yo llame a tu madre, se va a asustar y la vamos a tener aquí con un
bonito infarto… - sonrío de medio lado – por cierto… - me mira sonriendo
tiernamente – voy a informar al otro familiar que tienes fuera…
-Qué familiar? – digo extrañado – mi mánager? – niega con la
cabeza –
-Ella está aquí… - dice sin pronunciar su nombre – muy
asustada por cierto, voy a decirle que está todo bien…
La miro sorprendido y una gran sonrisa se instaura en mis
labios. Tere sonríe y hasta suelta una pequeña carcajada al ver mi reacción. No
debería sonreir con lo que me duele el cuello, pero es lo que me sale hacer
ahora mismo. Miro el móvil, debo llamar a mis padres antes de que se enteren
por la prensa que, seguro, ya sabe lo que ha pasado.
Me levanto como un resorte al verla entrar al despacho. Me
hace un gesto de tranquilidad con las manos y se sienta frente a mí, mirando a
Rosario amablemente. Vuelvo a sentarme en la silla, con el corazón a punto de
salirse por mi boca.
-No sabría explicarte con palabras la suerte que ha tenido…
- dice algo emocionada – tiene un par de costillas rotas y poco más…
-Joder… - me tapo la cara, soltando toda la ansiedad
rompiendo a llorar de nuevo –
-Tranquila Malú… - dice acariciando mi cabeza – ha sido un
susto muy grande… - dice sincera – conforme ha quedado el coche, es un milagro
que no tenga nada grave…
-Puedo pasar a verle? – digo alzando mi mirada, con los ojos
llenos de lágrimas –
Tere mira a Rosario un instante y sonríe con gesto enternecido.
Suspira pensativa un segundo y se levanta de la silla dirigiéndose al fondo del
despacho.
-Solo un segundo, hay que coserle algunas heridas que tiene…
- me enseña una bata – ponte esto, así no darás tanto el cante…
La observo detrás de la mesa y Rosario esboza una sonrisa al
verme ponerme la bata. Me siento ridícula, pero quiero pasar a verle sea como
sea. Camino detrás de Tere, intentando no mirar a nadie para que no me
reconozcan, no estoy para pararme a hacerme una foto o firmar nada. Pasa una mano
por mi hombro, caminando a un ritmo rápido, como protegiéndome para que nadie
me vea. Abre la puerta de un box y, al entrar, le veo. Le veo en la camilla,
enganchado con cables, con el torso
descubierto, donde se ve un gran lesión en la piel que tiene forma del cinturón
del coche, cruzándole desde el hombro izquierdo hasta el costado derecho. Mira
hacia nosotros casi sin mover el cuello y, al verme, pone gesto de
incredulidad, de sorpresa.
-Te traigo una visita… - dice Tere sonriendo – voy a
preparar la sutura para coserte Álex… - le observo mirarme sorprendido – voy a
necesitar mucho hilo… - Álex ni siquiera la mira, no deja de mirarme a mí –
Noto como Tere se marcha del box y nos quedamos solos, ni
siquiera he podido mirarla, no puedo apartar la mirada de esa camilla. Cruzo
mis manos nerviosa, acercándome lentamente.
-Hola jefa… - dice cambiando el gesto de sorpresa a una
mirada más tierna – qué haces aquí? – no le respondo, solo le miro de arriba
abajo, sin acercarme todavía del todo a la camilla – has visto? Soy una cococha
con suerte… - río nerviosa ante su comentario, no lo puedo evitar – acércate,
no puedo verte bien sin girar la cabeza…
Le obedezco y me pongo a su lado. Mis manos, temblorosas, se
posan en su brazo derecho. Mi mano derecha agarra la suya, acariciándole sin
querer.
-Eso es una bata? – dice mirándome y echándose a reir –
joder… - se queja llevando su mano al costado y soltando la mía –
-Estás bien? – acierto a preguntar asustada –
-Si… - sonríe resoplando – acabo de descubrir que si me río
me duelen las costillas… - dice sonriendo amargamente –
-Álex… - digo a punto de echarme a llorar –
-Eh, no no – dirige su mano derecha a mi cara –
Al rozarme, siento un escalofrío recorrerme todo el cuerpo,
como si acabara de coger un cable pelado y me hubiera dado un calambrazo.
Cierro los ojos y suspiro nerviosa.
-No llores eh? – dice mirándome – estoy bien vale? – asiento
notando como unas lágrimas se han escapado por mis ojos – te sienta muy bien
esa bata… - dice mirándome tiernamente –
La observo reir tímida ante mi comentario y todavía me
enternece más. Es la verdad, le sienta demasiado bien esa bata. Ha debido
asustarse mucho, no es para menos, la hostia que me he dado ha sido de
campeonato. Me ha sorprendido tanto que haya venido hasta aquí para verme…
Tengo tantas ganas de abrazarla en este momento que me levantaría de la camilla
si no supiera que me van a crujir todos los huesos.
-Sabes qué es lo que necesito ahora mismo? – pregunto
dulcemente mientras veo como hace serios esfuerzos por no llorar y me mira
interrogante – que me des un abrazo… - me mira emocionada – me levantaría, pero
Tere me reñiría seguro…
Sin decir nada, abre sus brazos emocionada y se encorva hacia mí. Reposa su rostro en mi hombro izquierdo, abrazándome, mientras yo dirijo mis manos a su espalda. Su pelo cae sobre mí, ahora si puedo olerlo de verdad, no en mi imaginación. Respiro profundamente, mientras la escucho llorar, y su olor me hace sonreir. Justo como lo recordaba, justo ese aroma que tanto me gustaba sentir.
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