miércoles, 7 de diciembre de 2016

CAPÍTULO 46: LA CONVERSACIÓN

-Pero y esto? – exclamo al entrar a la pequeña casa –

-Es de mi primo… - dice sonriente – bueno, en realidad era de mi abuelo, que era de aquí… pasó a mi tío y de él a mi primo… - dice con tono alegre – la suele alquilar en verano, pero todavía no ha empezado con la temporada alta…

-Pero está genial… - observo la estancia –

Creo que no hay nada de este viaje express que no me haya sorprendido. La guinda, esta casita, un tanto retirada de otras casas que se ven a lo lejos, donde también se ve el mar. Es una casita pequeña, diría que típica pesquera pero con una decoración algo más moderna. Qué sitio es éste? Como puede tener un sitio así y no estar aquí todo el tiempo?

-Solo tiene una habitación… - dice dejando su mochila dentro – no lo he hecho a propósito, no me acordaba – dice intentando excusarse –

-Cuándo has organizado todo esto? – pregunto sorprendida –

-Ayer – contesta alzándose de hombros – en verdad no he organizado nada, lo único que tenía que concretar era lo del salto, pero no fue nada difícil…

-Joder… - me siento en el sofá – cuántas cosas podría sacar de este día, en serio…

-Me daba cosa que pensaras que me pasaba de listo… - dice sentándose a mi lado – me apetecía mucho volver aquí… - se enciende un cigarro – y como nombraste lo de la playa… fue dicho y hecho… - dice sin más –

-Eres la hostia… - me sale del alma – no pensaba que podía ir a la playa sin que me conociera nadie… - digo algo emocionada – siempre tengo que mentalizarme antes cuando voy…

-Pues ya sabes que ese sitio también es tuyo… - dice recostándose en el sofá – para cuando quieras desconectar…

Le miro unos instantes y siento varias cosas que no podría explicar con palabras. Me da la sensación de que esto ya no es una amistad, al menos no por mi parte. Esto es algo más, que se ha ido cociendo poco a poco, a fuego lento. Como cuando estás esperando un asado y abres el horno y ves que está casi listo. Algo así. De repente me entra un miedo terrible. La relación que teníamos ya no va a ser igual después de esto. O si? O puedo seguir con esto? Me aterra la idea de tener que enfrentarme a una conversación seria, de tener que poner distancia, de tener que acabar con esto tan mágico.

-Pasa algo? – pregunta mirándome interrogante –

-No no… - me apresuro a contestar – tienes algo de beber? – me levanto del sofá como un resorte –

-En la nevera tiene que haber algo… - se levanta tras de mi – qué te apetece?

-Quedarme aquí mucho tiempo… - contesto sin pensar –

Automáticamente, tras ese cruce de cables que acabo de tener, mi cara comienza a pasar a tener un color rojo intenso. Me mira sonriendo levemente y vuelve a dirigir su mirada al frigorífico. Qué me pasa? Es como si no pudiera pensar, como si todo lo que pensara tuviera que decirlo. Acepto el agua que me ofrece, bien fresquita, para evitar ponerme a sudar como un pavo en navidad.

-Cómo fue la grabación? – pregunta de repente, sentándose de nuevo en el sofá –

Ni siquiera lo recordaba. En las semanas que estuvimos sin hablar, fui a México a grabar el disco. Me costó un poco grabar canciones que sabía que eran suyas y mantener las distancias. Pensé tantas veces en escribirle, en hablarle… pero me arrepentí, y ahora me arrepiento de no haberlo hecho. Me siento en el sofá de nuevo, a su lado, y saco mi móvil.

-Quieres escucharlo? – digo sonriente –

-Puedo escucharlo? – pregunta ilusionado –

-Claro… - sonrío mirando al móvil, buscando los archivos exactos – vamos a empezar por las tuyas, te parece?

-Joder… - se incorpora en el sofá, encendiéndose otro cigarrillo – estoy hasta nervioso…

-Exagerado… - contesto riéndome – queda todavía la postproducción y todo eso… pero va a ser algo así…

Comienza a sonar la primera, “Cenizas”. Me encanta cómo ha quedado, con las mezclas de Armando y sus arreglos. Este tema le apasionó, de hecho, le he hablado tanto a Armando de Álex que ansiaba escuchar sus temas terminados. Tiene tanto dentro, que hasta cuando compone para otro artista, parece que sabe darle el significado que ese artista le daría a la canción. Álex escucha atentamente el inicio del tema. Me mira estupefacto cuando la canción rompe en el estribillo.

-Dios, me encanta! – exclama – joder, suena tremendo! – da una palmada efusiva –

-Te gusta? – pregunto algo avergonzada –

-Esto… - señala al móvil – es otro tema completamente… lo has transformado… - se tapa la cara con las dos manos – increíble…

-Calla, que me da vergüenza… - le doy un manotazo en el hombro –

-En serio, mírame… - señala su brazo, con su piel erizada – es muy emocionante escucharlo ya así… - se tapa la boca con una mano –

-No lo ha escuchado nadie todavía… - digo tímida – ni siquiera mi madre, que para estas cosas es la primera…

Me mira sorprendido y, a la vez, algo emocionado. Tras unos segundos mirándonos, vuelve a exclamar al seguir escuchando la canción. Al terminar, y de manera espontánea, me abraza sobre el sofá, haciéndome caer sobre el respaldo. Empiezo a reirme, me hace gracia verle tan efusivo.

-Dios, es increíble… - se separa mirando el móvil – me encanta la percusión, las guitarras… todo… - se tapa la cara con las dos manos y reposa sus codos en las rodillas – venga ya, que lloro y todo… - dice riéndose –

-Oye! – exclamo pasando un brazo por sus hombros –

-Joder… - dice algo emocionado – no sabes lo que siento ahora mismo… - dice en tono sincero –

-Armando quiere conocerte… - digo sin pensármelo – cree que tu trabajo es genial…

-Para… - dice apartándose un poco – no me digas eso, no ves que me voy a poner a llorar? – dice riéndose – ha dicho eso en serio? – dice mirándome –

-Eres bueno, y eso lo sabe todo el mundo que escucha lo que haces… - digo con la clara intención de intentar animarle ante su situación –

-Sabes lo que significa esto para mí? – señala el móvil – he llegado a pensar que ningún trabajo que yo haga volverá a ver la luz… - niego con la cabeza – después de lo de Jaime está todo tan parado… - resopla – y yo tengo tantas ganas de seguir… - agita su cabeza de forma negativa – que una canción que he compuesto yo vaya a ver a la luz… y así… - señala al móvil y resopla – y con tu voz joder… - exclama – es que está increíble…

-Que es eso de que no vas a volver a sacar nada? – pregunto negando con la cabeza – todo esto se va a solucionar, lo sabes no?

-Pero cuando? – pregunta con un tono algo desesperado –

-Venga Álex… - digo intentando animarle – no pienses en eso ahora…

Me mira unos instantes y una sonrisa algo melancólica aparece en sus labios. Afirma con la cabeza y se rasca la cabeza unos instantes, como intentando resetear sus pensamientos.

-Venga, enséñame otra… - dice de nuevo ilusionado –

Sonrío enternecida y le doy al play de nuevo, esta vez para escuchar Caos. Su mirada sorprendida, boquiabierto, me da una ternura tremenda. En algún tramo de la canción, cantamos a dúo, para estallar en una carcajada poco después. Me encanta esta canción, estoy deseando cantarla en directo. Tras terminar, mientras habla sobre los arreglos, que le siguen pareciendo increíbles, no le doy tiempo a pensar y pongo “Encadenada a ti”. De las tres, esta es la que más me va a gustar cantar sin duda. No sabría decir por qué, pero me apasiona.

Le observo escucharla atentamente. Resopla un par de veces, la percusión en este tema me parece brutal, le da más fuerza si cabe. No dice una palabra, solo hace algún gesto, con su espada arqueada sobre sus rodillas, que soportan el peso de sus brazos y su cabeza. Su gesto de sorpresa al aparecer las trompetas, me hace reirme. Me mira con una cara de ilusión tan bonita… tan sincera… tengo unas ganas de besarle ahora mismo poco comunes en mí.

-Buah… - se tapa la cara – me cago en la puta… - se tapa la cara con sus manos –

-Qué te parece? – digo apartándole las manos de la cara –

Sus ojos, que siempre me han gustado, ahora están empañados en lágrimas. Cambio el gesto sorprendida. Se ha emocionado de verdad.

-Estoy tan orgulloso de que esto lo cantes tú… - dice respirando hondo – nadie podría hacerlo mejor… en serio…

Sonrío enternecida de nuevo. Ya no lo puedo evitar. Llorando o no, voy a besarle. Decidida, agarro su cara y le hago mirarme. Sin decir nada, dejo un beso en sus labios. Diría que incluso se asusta al notar lo que estoy haciendo. Me separo de él, un tanto avergonzada al verle con los ojos cerrados y, tras unas décimas de segundo, mirándome intensamente.

-Sabes de lo que estoy orgullosa yo? – digo mirándole – de tener una cococha tan sensible… - digo sonriendo –

-Jajaja – ríe levemente – no hay manera de ponerse serio contigo… - niega con la cabeza sonriendo.

-Forma parte de mi encanto – digo en tono chulesco –

-Y tanto… - susurra mirándome – bueno… - desvía la mirada hacia el móvil – puedo escuchar el resto?

-Claro… - sonrío –

Le enseño el resto de los temas hasta llegar a “Nos sobró la ropa”. Me mira con una ceja levantada y estallo en una carcajada. Casi se me cae el móvil de las manos.

-A que parece que la he escrito yo? – digo riéndome – no he podido evitar meterla en el disco… - digo explicándome – me recuerda un poco a ti… - digo algo tímida –

-A mí? – se hace el sorprendido – pues no sé por qué… - finge no entender nada – ahora en serio… - dice mirándome – me encanta el disco, de verdad…

-De verdad? – pregunto ilusionada –

-De verdad… - sonríe mirándome – pero me gustas más tú…

Su mirada me pilla desprevenida. De nuevo colorada, menuda imagen doy ahora mismo. No aparta la vista, me observa, se acerca a mí y me quita el móvil de la mano para dejarlo encima de la mesa, sin dejar de mirarme. Trago saliva disimuladamente, se me ha secado la garganta. El roce de sus labios me hace dejar de pensar en todas esas cosas que se agolpan en mi mente. Sin mediar palabra, me levanta en peso y me lleva a la habitación. Al dejarme sobre la cama, los muelles resuenan, haciéndome reir nerviosa.

-Esto suena mucho, vas a tener que controlarte… - digo recostándome en la cama de manera provocativa –

-Ni de coña… - dice con voz ronca, tumbándose sobre mí –

Nunca había sentido que alguien me desea tanto como noto que me desea él. Creo que si pudiera, querría traspasarme cada vez que me toca. Sus caricias son prácticamente suficientes para hacerme perder la cabeza. Sus besos, apasionados y tiernos a partes iguales, son tan diferentes a los de la primera vez. Y tan parecidos al mismo tiempo. Algo ha cambiado, está claro, pero, en el fondo, es lo mismo. La misma pasión que la primera vez, el mismo deseo, las mismas ganas, la misma complicidad.

Hacemos el amor escuchando como los muelles de esa cama se quejan, o rugen con nosotros, no tengo ni idea. Dudo mucho que alguien haya hecho el amor así sobre esta cama. Exhaustos, Álex yace sobre mí, apartándose un poco, pero dejando su cabeza sobre mi pecho. Creo que le gusta esta posición, siempre que puede, se acurruca así contra mí. Me encanta sentir su respiración sobre mi pecho. Es relajarme, y volver a mi mente esas preguntas, esas dudas, esa preocupación latente que hay en mí, y más después de esto.

-Qué estamos haciendo Álex? – pregunto de repente –

Alza su cabeza y me mira, apoyando su codo izquierdo sobre el colchón.

-El amor? – contesta divertido, pero se vuelve serio cuando ve mi mirada – y esa mirada? – pregunta extrañado –

-No crees que esto ha cambiado? – pregunto mirándole –

-El qué exactamente? – noto que se está incomodando –

-Esto… - digo como si fuera suficiente para aclararlo todo – lo que tenemos… - le miro y resopla apartándome la mirada – que no sé lo que es… tú lo sabes?

-Por qué te empeñas en ponerle nombre a las cosas? – dice posando de nuevo su cabeza sobre mi pecho – por qué no dejas que pasen las cosas como tengan que pasar?

-Me aterra tener esta conversación contigo… - digo sincera e incómoda –

-Pues no la tengamos… - responde como si nada, acariciando mi abdomen – qué es lo que te preocupa exactamente? – alza su mirada de nuevo –

-No lo sé… - digo algo nerviosa – tú sientes que esto es diferente también? – pregunto temerosa –

-Completamente… - contesta mirándome – te da miedo que yo no lo sienta así? – me mira sonriendo tiernamente –

-No me mires con esa cara… - aparto la mirada – a ti no te da miedo que esto se estropee?

-Mucho… - dice sincero – pero creo que no lo pienso tan obsesivamente como tú…

-No soy obsesiva! – exclamo indignada –

-Si lo eres… - me mira sonriendo – estás haciéndote preguntas trascendentales después de echar un polvo… - se recuesta de nuevo en mi pecho – dime tú si eso no es ser obsesiva…

-Ofgghh… - resoplo frustrada – bueno pues nada, usted perdone por preguntarme hacia donde estamos yendo…

-Hacia donde quieres ir? – se incorpora de nuevo mirándome, hablando con voz dulce – dime… - me incita a hablar, pero me quedo sin palabras –

-No lo sé… - respondo refunfuñando –

-No te enfades… - dice dándome un cariñoso beso en el cuello –

-No me enfado Álex… - digo mirándole – pero parece que esto solo me lo estoy planteando yo…

-En eso te equivocas… - me acaricia la mejilla, retirándome un poco el pelo – si fueras solo una amiga, no te habría traído aquí… - le miro algo sorprendida – no eres solo una amiga Malú… no somos solo amigos… eso lo sabemos tanto tú como yo…

-Y qué somos? – pregunto temerosa –

-Somos gilipollas por estar hablando de esto… - dice riendo, contagiándome un poco – Malú, si tanto miedo te da tener esta conversación, por qué no la tenemos cuando no te de miedo? – le miro sorprendida – deja que pasen las cosas… - se recuesta en mi pecho – disfruta del momento… - alza su mirada de nuevo – y no tengas miedo, porque si no me pasara lo mismo que a ti, no estaríamos aquí… - aprieto los labios un tanto avergonzada – relájate anda… - pasa un brazo por mi cintura y me pega más a él -

Sonrío enternecida, e, incluso, algo emocionada. No hemos tenido esa conversación, pero la hemos tenido en cierto modo. Estoy mucho más tranquila. Sea lo que sea lo que está pasando, también le está pasando a él. Y ya le pondremos nombre cuando llegue el momento.

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