Mi madre se ha empeñado en quedarse conmigo estos días,
apoyando la idea mi padre y mi hermana, muy a mi pesar. Lleva apenas 24 horas
en casa y parece que por aquí ha pasado un equipo de limpieza al completo. Siempre
hace lo mismo, venga a lo que venga a casa, tiene que terminar limpiando,
aunque le eche la bronca. Me he venido a mi antigua casa, me apetecía estar
tranquilo unos días, lejos de la capital, y en un sitio donde me siento cómodo.
Mi madre insistió en llevarme a su casa, pero conseguí convencerla que no era
lo mejor. Apenas hemos tocado el tema, pero sé el susto que se llevó porque
tengo grabada su cara cuando llegó al hospital y me vio. Una cara de terror
absoluto. La verdad es que mis pintas no eran las mejores. Pasé la noche del
accidente en el hospital y me dieron el alta ayer por la tarde.
Tengo que reconocer que los dolores que siento por todo el
cuerpo son algo que me está quebrando el buen humor. Tengo miles de
contracturas, a juzgar por cómo me duele, así que estoy echando mano de
medicación de más. La verdad es que agradezco que mi madre esté aquí, apenas
puedo levantarme del sofá solo. Varios cojines apuntalan mi espalda y he tenido
que volver a usar el collarín por el dolor de cuello, salvo para dormir, no hay
quien concilie el sueño con eso en el cuello. No me he parado demasiado a
pensar en el momento del accidente, aunque sé que lo recuerdo todo bastante
nítido.
La productora me ha enviado un ramo de flores a casa.
Leonardo y Encarna me llamaron ayer y me tranquilizaron diciéndome que no
importa esperar a que yo esté mejor. La verdad es que me daba mucha rabia tener
que decir que no al proyecto por esto. Según Tere, por lo menos una semana debo
hacer reposo y luego tomármelo con calma. Sé lo que duelen las fracturas
costales y lo que van a tardar en dejar de dolerme, así que debo hacerle caso.
La mañana después del accidente, pedí a mi hermana que me
dejase twittear un mensaje. Ella misma me había contado el revuelo que se había
formado, así que la mejor manera de acallar rumores era haciendo esto. Le pedí
que me hiciera una foto, donde salgo en la camilla, con el pulgar en alto y mi
cabeza vendada. Una imagen que otra persona no hubiera subido a una red social,
pero yo sí.
+++”Familia! No se si catalogar esto como milagro o suerte,
pero he salido prácticamente ileso. Gracias por los mensajes. Toca
recuperarse!” – y adjunté la foto al tweet –
Cientos de mensajes, que todavía no he podido leer, me
llegaron al instante, y han seguido llegándome según mi hermana, que ha estado
pendiente e, incluso, ha hecho de portavoz mía, desmintiendo ciertos rumores.
Primero, durante unas horas, se extendió el rumor de que había muerto. Después,
que estaba en coma. Por último, que me habían amputado una pierna. Todo esto en
24 horas apenas, hasta mi mensaje dejando claro que había salido vivo y casi
ileso de aquello. Flipo en colores al pensar de dónde sacarían la idea de
extender esos bulos quien los inició.
Mientras veo a mi madre limpiar los cristales, haciéndome
poner los ojos en blanco, recuerdo el momento en que Malú entró al box.
Recuerdo lo bien que le sentaba la bata y lo bien que olía su pelo. Sonrío al
recordar la cara que pusieron mis padres y mi hermana al verla entrar en la
habitación. Estuvo en el hospital durante varias horas, esperando a que me
subieran a una habitación. Realmente se portó genial. Me demostró que,
verdaderamente, le importaba, y mucho.
He recibido muchísimos ramos de flores, mi casa parece en
realidad un tanatorio. Fans, amigos, y hasta Alejandro, que, desde Miami, me ha
hecho llegar un ramo esta mañana. “De tu compadre” rezaba la nota. El gritito
que ha soltado mi madre ha sido lo mejor del día hasta ahora, sin duda. Le
encanta de siempre, debería presentárselo, como buen hijo que soy, y ganarme el
título de hijo del año. La observo y pienso en la suerte que tengo de tenerla.
En estos momentos nadie me podría cuidar mejor que ella, aunque me ponga
nervioso con su manía por ordenarme la casa cada dos por tres. Mientras hago
zapping en la televisión, escucho el timbre y tengo el reflejo de levantarme,
haciéndome daño en las costillas y soltando un breve gemido.
-Alejandro, qué te he dicho? – dice mi madre indignada al
verme quejarme – que no te muevas sin avisarme… - niega con la cabeza – yo no
sé las veces que tengo que repetir las cosas… - se va refunfuñando hacia la
puerta, haciéndome sonreir –
Desde el sofá no veo la puerta, ni siquiera escucho a mi
madre, así que no sé quién es.
-Alejandro, han venido unos amigos a verte… - observo su
cara, diría que está desencajada –
En mi salón, comienzan a desfilar uno por uno. Parece la
foto final de una gala de los 40 principales. Melendi, Pablo, Vanesa, Pastora,
Manuel, Antonio y ella. Ella también ha venido. Intento incorporarme un poco,
pero vuelvo a hacerme daño en el costado derecho, provocando de nuevo la
reprimenda de mi madre.
-Nunca me vas a hacer caso en nada… - dice negando con la
cabeza –
-Solo iba a incorporarme un poco mamá… - digo excusándome –
qué hacéis todos aquí? – observo que Melendi lleva un enorme ramo de flores en
las manos – jajajaja – me río levemente para no hacerme daño – voy a morir
sepultado entre tantas flores… - digo de manera graciosa, haciéndoles reir –
-Te dije que no era original… - dice Vanesa a Melen –
-Lo voy a poner en agua… - dice mi madre nerviosa cogiendo
el ramo – queréis algo? De beber, algo para picar… - dice inquieta –
-No te preocupes María… - dice Malú poniendo una mano en su
hombro y haciendo sonreir a mi madre, que desaparece hacia la cocina –
-Como estás tío? – dice Pablo sentándose a mis pies – menudo
susto cabronazo…
-Yo apenas me asusté… - digo irónico haciendo que se rían
levemente – pues aquí estoy, con unas pintas importantes… - digo a mi pesar –
tendríais que haber venido esta mañana… - digo con gesto divertido – la ducha
ha sido todo un espectáculo…
-No tío, no estoy preparado para verte desnudo todavía… -
dice Pablo con ingenio –
-Jajajaja – me río ampliamente, haciéndome daño en el
costado de nuevo –
-No le hagas reírse coño, que está convaleciente… - dice
Antonio –
-Alejandro te manda recuerdos – dice Manuel chocándome la
mano –
-Me ha mandado ese ramo… - señalo a mi espalda – bueno, uno
de los que hay por ahí… - sonríen mirándome – esto me recuerda a cuando los
compañeros del cole íbamos a ver en masa al que se ponía malo… - digo riéndome
levemente –
-Algo así… - responde Melen – lo ha organizado ella – señala
a Malú que baja la cabeza avergonzada - menuda hostia tuviste que darte… - dice con
voz compasiva –
-La verdad es que sí… - sonrío de lado –
-Se te cruzó un coche o qué? – pregunta Antonio –
-Un coche en dirección contraria, sí… - me alzo de hombros –
me han dicho que se paró unos metros más allá de donde yo me di la hostia… -
resoplo – también se podía haber parado antes, pero bueno…
-Lo vas a denunciar supongo… - dice Pastora mirándome –
-Eso se lo he dejado a mi mánager… - digo desganado –
conoces a mi abogado? – digo dirigiéndome a Pablo –
-Qué abogado? – pregunta extrañado –
-El que tengo aquí colgado… - respondo serio, haciendo
estallar en una carcajada a Melendi y, después de él, a todos los demás –
-Si no estuvieras tan hecho mierda, te daría una hostia… -
dice Pablo riéndose –
La observo, se mantiene en un segundo plano, mirándome con
una sonrisa un tanto triste. Parece algo cortada. Mi madre aparece a su
espalda, con una bandeja repleta de refrescos y patatas y frutos secos.
-María, no hacía falta… - dice Malú amablemente –
-Cómo que no? – dice negando con la cabeza – vienen todos
estos artistas a casa de mi hijo y yo no les voy a sacar nada para picar? –
dice convencida –
-Dejadla, hace lo que quiere… - digo intentando picarla –
-Alejandro, mira… - me hace un gesto con la mano – que
tenías la casa manga por hombro, como para recibir visitas…
-Mamá, hacía tiempo que no venía y lo sabes… - digo
intentando justificarme, viendo como los demás observan la escena con media
sonrisa –
-Excusas… - dice marchándose hacia la cocina –
-Qué máquina tu madre… - dice Pablo llevándose una patata a
la boca –
-Dame una… - digo mirándole –
-Ah, ni de coña… - dice comiéndosela con cara de placer –
-Puedes comer lo que quieras? – pregunta Pastora sentándose
en el sofá de al lado –
-Si, al menos que yo sepa… - digo mirando a Pablo con odio –
alguien puede darme una patata por favor?
Sin mediar palabra, Malú coge el bol, dejando a Pablo sin
poder coger ninguna, y me lo ofrece.
-Esto si es una amiga y no tú, gilipollas… - digo haciendo
el mismo gesto de placer mirando a Pablo –
-Y qué te has hecho exactamente? – pregunta Antonio –
-Pues… - me quedo pensativo – un par de costillas rotas… una
bonita cicatriz aquí… - me señalo la cabeza – una preciosa cicatriz en la
pierna – hago un gesto de que es muy grande – este dedo… - lo enseño, llevo una
tablilla para inmovilizarlo – y miles de contracturas por todo mi cuerpo… - me
alzo de hombro – por lo demás, bien… - digo irónico –
-Para lo que te podías haber hecho… - dice Pablo – vi por
casualidad la foto de tu coche y todavía me pregunto cómo estás de una pieza…
-Tienes una foto de mi coche? – digo incorporándome un poco,
pero tumbándome de nuevo –
-Mejor que no la veas Álex… hazme caso… - dice Melen serio –
-Vamos, enséñamela… - le incito a que lo haga y, por primera
vez, me mira serio –
-Esto no está bien… - dice negando con la cabeza – pero paso
de que intentes levantarte para quitarme el móvil… - dice sacándolo y buscando
la fotografía –
-Álex, no hagas eso… - dice Malú negando con la cabeza –
-Quiero verla, no sé cuanta gente me ha dicho lo mismo que
Pablo… - Pablo suspira y me pasa el móvil –
Observo la fotografía mientras me miran en silencio. El
coche, literalmente aplastado en la zona del copiloto, desecho, hecho un
amasijo de hierros por todas partes. La única parte que parece que se salva en
la mía. Recuerdo que pudieron abrir la puerta trasera de mi lado. Me impacta la
imagen, no pensaba que iba a impactarme tanto. Resoplo y le devuelvo el móvil a
Pablo sin hacer comentarios. Malú me observa con gesto triste. Me inspira hasta
compasión.
-Se me apareció la virgen en persona vamos… - acierto a
decir –
-Totalmente… - responde Vanesa – eh, pero no lo pienses,
estás aquí no? – asiento – y de una pieza…
-A veces creo que voy a desmontarme… - digo quitándole
hierro al asunto – me cruje todo el cuerpo cuando me muevo…
-Cuánto tiempo te han dicho que vas a necesitar? – pregunta
Antonio –
-Ahora estoy con una medicación fuerte para los dolores… -
digo acomodándome un poco – una semana moviéndome lo menos posible y podré
comenzar a hacer vida normal poco a poco… - me alzo de hombros – pero el dolor
en las costillas me va a durar varias semanas, lo sé…
-Tómatelo con calma, no hay prisa… - dice Melen –
-Ya… - noto, con mucho pesar, que me estoy comenzando a mear
– anda, echadme una mano… - digo intentando levantarme –
-Dónde vas? – exclama Malú haciendo que me tumbe otra vez –
-Estoy empezando a mearme… - sonríe avergonzada y aparta su
mano de mi pecho – y no sabes lo que tardo en llegar al baño – agarro la mano
de Pablo y me siento en el sofá – joder… - murmuro tocándome el costado – soy
un puto playmobil… sin movilidad ninguna…
Les escucho reírse. Malú me ofrece su mano para levantarme.
La agarro con fuerza y con gesto agradecido. Melen me agarra del otro brazo y
Pablo se aparta para que pueda levantarme con más espacio. Al ponerme de pie,
noto un ligero mareo.
-Siéntate otra vez… - dice Malú algo asustada –
-No no… - niego con la cabeza – es por estar todo el tiempo
tumbado… - suspiro – en seguida se me pasa…
-Madre mía, estás hecho mierda cabrón… - dice Pablo
mirándome de arriba abajo –
-Agradezco tanto tu tacto Pablo… - digo irónico haciéndole
reir – pásame la muleta Malú – digo señalando hacia ella – por la herida en la
pierna, no puedo apoyarla bien y necesito sujetarme… - digo comenzando a
caminar – ya está, puedo ir solo…
-Claro… - dice Malú irónica – venga… - me agarra del otro
lado, con Melendi detrás de mí –
-Vas a ver como meo? – pregunto a Malú, haciendo que se
ruborice al escuchar las risas del resto – es broma… - digo intentando no
incomodarla –
-Te voy a acompañar, pero lo de mear te lo dejo a ti… - dice
sonriendo –
-Gracias… - la miro mientras camino y vuelve a sonreir –
-Voy con vosotros que si te caes la aplastas… - dice Melendi
a mi lado –
-Jajajaja – me río, parando de caminar al notar que vuelve a
dolerme el costado – dejad de hacerme reir, en serio…
Entro al baño viendo como Malú se queda en la puerta mirándome y tuerce el gesto de forma preocupada. Sonrío para reconfortarla. La verdad es que, al mirarme al espejo del baño, veo las pintas que tengo y son horribles. Lógico que se hayan preocupado por mí. Menudo detallazo venir a verme todos juntos, me ha parecido genial.

No hay comentarios:
Publicar un comentario