La ambulancia se detiene justo en la puerta. Bajo al mismo
tiempo que Antonio, el conductor, y, al bajar, la puerta de atrás se abre y
sale Álex a toda prisa. Bea y Marcos bajan por la puerta de atrás y mueven la
camilla con Tere encima, con oxígeno y tapada con una sábana. Bajan de la
ambulancia y les sigo. Álex me agarra de la mano sin mirarme, como si no
quisiera que me separase de él. Le sigo al lado de la camilla y, al entrar al
hospital, varias personas con batas blancas nos reciben.
-Tenía un neumotórax a tensión, debe tener fracturas
costales – dice Álex aceleradamente –
-Vamos, el box 5 está libre… - responde uno de los médicos –
Miro a Álex que no parece querer soltar mi mano, pero no sé
si van a dejarme entrar así, vestida de calle, siendo personal no sanitario.
Como si me leyera la mente, Álex coge la chaqueta de Tere que estaba encima de
la camilla y me la pone. No habla, solo con sus acciones me hace saber que
necesita que esté con él, y yo también le necesito a mi lado. Entro al box con
ellos pero me quedo en una esquina, observándoles. Álex se mueve a toda prisa,
da órdenes claras y concisas, pero dejando que el médico que nos ha recibido
actúe.
-Placa de tórax y analítica completa, vamos – dice el médico
aceleradamente – vamos a confirmarlo y la meteremos a quirófano – dice mirando
a Álex –
-Entraré con ella – dice Álex – voy a cambiarme… - intenta
salir del box, con toda la gente observándole –
-Álex, no debes entrar a quirófano – le agarra del brazo –
mírate, estás herido… - dice señalando su herida en la cabeza –
-No digas tonterías Carlos… - le mira – cómo está Fran? –
pregunta antes de salir del box –
-Está bien… - responde Carlos – pero Álex, no te van a dejar
a quirófano… - es inútil, Álex sale a toda prisa del box y decido seguirle –
-Álex! – exclamo y se gira para mirarme –
-Cielo… - se toca la cabeza – ven… - casi a la carrera, me
lleva a la misma sala donde Tere nos dejó a Rosario y a mí para que esperásemos
cuando Álex tuvo el accidente de coche – espérame aquí vale? – dice sacando
cosas de sus bolsillos – toma, guárdame esto – me entrega su móvil, las llaves
de su casa y su cartera – volveré en seguida, no te muevas de aquí… - dice
dándose la vuelta queriendo salir de la sala – le diré a Laura que te eche un
vistazo, estás bien verdad? – habla aceleradamente –
-Álex… - le agarro una mano – cálmate… - digo frenándole – ven…
- susurro acercándole a mí –
Le abrazo tan fuerte que se sorprende. Necesitaba hacerlo.
Sé que está muy nervioso, está asustado por Tere, es lógico, no es una tontería
lo que le ha pasado. Pero necesito abrazarle, necesito un minuto para
cerciorarme que estamos a salvo los dos, que todo lo que durante unos segundos
pensé que pasaría, no ha pasado. Con sus manos, casi temblando, me envuelve y
acaricia mi pelo un instante. Alzo mi mirada hacia él y le veo agacharse hasta
mí para besarme en los labios. Es un beso breve, casto, pero envuelto de
sentimiento.
-Todavía no me puedo creer que hayas ido a buscarme… - dice
mirándome algo emocionado, haciéndome apartar la mirada – siento estar tan
nervioso pero… - mira la puerta – tengo que irme… tengo que entrar con Tere… -
le miro asintiendo – lo entiendes no? – asiento sin hablar – espérame aquí
vale? – vuelvo a asentir –
-Todo va a salir bien Álex… - digo algo emocionada,
intentando que se tranquilice – necesitas que haga algo? – pregunto antes de
que se marche –
-Todo lo que necesitaba ya lo has hecho… - dice sonriéndome
emocionado –
No respondo, solo vuelvo a abrazarle fugazmente y a besarle
de manera breve en los labios. Acaricia mi rostro y, sin decir nada más, sale
de la sala a toda prisa. Resoplo intentando no llorar, tengo muchas ganas ahora
mismo.
Me siento en una de las sillas y apoyo mis manos en la mesa.
Lo que ha pasado hace solo un rato es algo que se escapa a todo entendimiento.
Hemos estado a punto de morir, Tere se debate entre la vida y la muerte y yo
estoy aquí, con su chaqueta manchada de sangre y con el pelo mojado por la
lluvia. Miro a mi izquierda. El móvil de Álex, sus llaves y su cartera me hacen
volver a realidad. Intento encenderlo, pero parece que está sin batería.
Observo la sala, una cafetera en una mesa, enchufada, me hace tener unas ganas
locas de un café bien caliente. Al mirarla, veo a su lado, como por arte de
magia, un cargador de móvil. Sin pensarlo, me levanto de la silla, lo enchufo y
conecto el móvil. La pantalla se enciende, y aparece la petición del pin. Resoplo
frustrada, quería encenderlo con la idea de hacer algo más por él. Avisar a su
familia sería buena idea. Qué otra cosa puedo hacer esperándole?
Sin querer, pruebo 4 números, su fecha de cumpleaños. No es
la correcta. Suspiro sentada en la silla. Y entonces recuerdo esa fecha, el día
en que nos conocimos. Era diciembre, como ahora, hace ya 2 años. Dudo en si
probarla, es absurdo, no quiero bloquearle el móvil, pero todavía me quedaría
un último intento. No puedo remediarlo. Introduzco el día y el mes y, la
pantalla se desbloquea, dejándome boquiabierta, soltando el móvil en la mesa
hasta asustada. Su número pin, ese que no se te puede olvidar, ese que es de
los pocos números que uno recuerda automáticamente, tiene que ver conmigo.
Sostengo el móvil con mis manos y con los ojos repletos de lágrimas. Agacho la
cabeza intentando no llorar, pero no lo consigo. Y, tras un par de minutos en
los que estoy intentando recomponerme, el móvil comienza a sonar, haciéndome
soltarlo de nuevo asustada. En la pantalla aparece “mamá”. Mi corazón comienza
a latir rápido, debería cogerlo? Pues claro que debería cogerlo, para qué sino
he encendido esto? Aprieto al botón verde, respirando hondo, y pego su móvil a
mi oído.
-Si? – pregunto con un hilo de voz –
-Alex! – escucho a su madre exclamar al otro lado del
teléfono – Álex cariño! – grita –
-María… - digo intentando no llorar – María, soy Malú… -
digo con cierto tono de vergüenza –
-Malú! – exclama – Malú, y mi hijo? Ay dios mio! – exclama asustada
–
-Tranquila María! – exclamo intentando que no piense cosas
raras – Álex está bien, tengo yo su móvil…
-Está bien? Seguro? No me mientas Malú, no me cogía el
teléfono, le he visto en la televisión, estaba allí! – habla aceleradamente,
llorando –
-En la tele? – pregunto extrañada – María… - digo intentando
calmarla – María cálmate, escúchame… - resoplo intentando no llorar con ella –
Álex está bien, estamos en su hospital, pero está ayudando… - digo con pausa –
Tere está herida y Álex está con ella pero ya no estamos allí, tu hijo está
bien, de verdad…
-Ay Malú… - rompe a llorar – no sabes lo que significa que
me digas eso… - continúa llorando y escucho a su padre también llorar por
detrás – estamos en Canarias, no podemos volver, no hay vuelos…
-Tranquila María… - digo conmovida – podéis estar
tranquilos, de verdad… - suspiro – estoy con él en el hospital, creo que ha
entrado a quirófano con Tere… - digo de forma pausada –
-Tere está bien? – pregunta un tanto asustada –
-Bueno… - digo dudando – se pondrá bien creo… - digo secando
las lágrimas que han caído por mis mejillas –
-Le he llamado tantas veces… - dice llorando – pensaba que
estaba… - rompe a llorar de nuevo sin nombrar la fatídica palabra –
-Lo sé María… - digo llorando yo también – también le he
llamado muchas veces, pero se le había apagado… - intento serenarme – pero te
prometo que está bien, ya no estamos allí…
-Estabas con él? – pregunta – tú estás bien? – me hace
sonreir de manera conmovedora –
-Si… - respondo notando un nudo en mi garganta –
-Por favor, llama a su hermana, está en París… tampoco
encuentra vuelos… - dice aceleradamente – y a mí apenas me queda batería,
estamos en el aeropuerto, pero no hay vuelos y…
-María, volved al hotel… - digo con voz pausada – todo está
bien, llamaré a Lucía ahora mismo, no te preocupes… - digo intentando
tranquilizarla – cuando Álex salga de
quirófano os llamará, de acuerdo?
-Estabas allí verdad? – pregunta llorando – eres la chica
que estaba con él cuando ha explotado esa bomba…
Trago saliva. Ha salido esa imagen por la televisión y ha
debido verla mi familia. Quizá me han reconocido. Tengo que hablar con ellos,
tengo que decirles que estoy bien, estarán igual de asustados que María.
-Si, estaba con él… - digo con voz entrecortada – pero no ha
pasado nada, de verdad María…
-De verdad que Álex está bien? – pregunta asustada – no me
mientas por favor…
-No te mentiría en algo así María… - digo sincera – te juro
que está bien… - digo sincera – estaros tranquilos de acuerdo? Volved al hotel,
no preocuparos por no poder volver hoy, de verdad…
-No dejes que se quede solo, por favor… - me suplica –
necesito hablar con mi niño… - dice rompiendo a llorar de nuevo –
-En cuanto vuelva de quirófano os llamará, te lo prometo… -
digo emocionada – voy a llamar a Lucía, de acuerdo?
-Gracias hija… - dice llorando – gracias… - repite – me has
dado la mejor noticia que podían darme en mi vida… - dice llorando amargamente –
No puedo responder. Rompo a llorar como una niña pequeña. La
desesperación de esa madre, el amor que siente por su hijo, el miedo que ha
tenido que sentir no creo que pueda compararse con el de nadie. Ni siquiera con
el mío.
-Hija… - dice con voz compungida –
-Si María… - respondo – perdona pero es que… - no puedo
parar de llorar –
-Qué miedo has tenido que pasar... – dice emocionada
–
-Mucho… - respondo temblorosa – no le encontraba… - digo
rompiendo a llorar de nuevo – pero ya está… - digo parando de llorar de golpe,
cogiendo aire – todo está bien María, Álex te llamará en seguida vale? – digo con
voz dulce – volved al hotel, solucionaremos lo del vuelo… - digo convencida –
-Se me acaba la batería hija… - dice acelerada – llama a su
hermana, por favor…
-La llamo en seguida… - digo emocionada – un beso María…
-Un beso enorme hija… - escucho como rompe a llorar de nuevo
justo antes de cortarse la llamada –
Suelto el teléfono en la mesa y me tapo la cara con las
manos, volviendo a llorar de nuevo. He pasado tanto miedo. Esta conversación
podría haber sido tan distinta… los sentimientos me embargan de tal forma que
por un momento, no creo que sea capaz de llamar a su hermana y tranquilizarla.
Pero tengo que hacerlo, María me lo ha pedido desesperadamente. Busco en la
agenda el nombre de Lucía. Justo antes de darle al botón, pienso en la mezcla
de los nombres de su madre y hermana. Forman el mío. Estoy tan sensible que me
es imposible no echarme a llorar de nuevo. No había caído hasta ahora en eso.
Respiro hondo un par de veces antes de darle al botón verde. Da tono y, tras
dos tonos breves, la voz de Lucía, acelerada, aparece.
-Álex! – exclama – Álex! – grita llorando –
-Lucía, tranquila, soy Malú… - digo intentando no
emocionarme –
-Malú? – pregunta asustada – Malú, donde está mi hermano?
Donde está mi hermano! – grita desesperada –
-Lucía, tranquila por favor… - suspiro – tu hermano está
bien, tengo yo su móvil, lo acabo de encender…
-Donde está? – pregunta desesperada –
-Álex está bien, Lucía… - digo emocionada – estamos en su
hospital, está en quirófano con Tere, ella está herida… - digo sabiendo que es
demasiada información – pero tu hermano está perfectamente vale?
-Malú, júramelo…. Por favor… - dice con voz temblorosa –
-Te lo juro… - respondo conmovida – estoy en el hospital con
él… - digo respirando hondo – acabo de hablar con tu madre, ya le he dicho que
está bien…
-Dios mío… - rompe a llorar – os he visto… - dice llorando –
eras tú verdad? – pregunta acelerada – estabas con él verdad?
-Si… - respondo intentando no llorar – pero no nos ha pasado
nada, de verdad… - digo sincera – tu hermano está bien, te lo prometo…
-Joder… - exclama resoplando – no sabes el miedo que he
pasado… - dice mientras llora – no hay vuelos para volver a Madrid, estaba tan
agobiada…
-Lucía, escúchame… - digo intentando calmarla – es difícil
que encontréis un vuelo hoy, tu madre me ha dicho lo mismo… - miro el reloj de
la sala, son las 7 de la tarde – pero encontraremos una solución, no te agobies…
-Necesito estar allí… - dice llorando – no tenía que haber
venido… - llora amargamente –
-No pienses en eso… - digo conmovida – lo importante es que
tu hermano está bien, y si no es hoy, mañana vas a verle… - digo emocionada –
lo importante es que no ha pasado nada vale?
-Joder… - vuelve a decir con la voz entrecortada – de verdad
que está bien? – vuelve a preguntar llorando –
-Te lo prometo… - digo sonriendo levemente emocionada – te llamará
cuando salga de quirófano, me encargaré de eso… - digo convencida –
-Tú estás bien también? – pregunta con voz de niña –
-Si… no te preocupes… - respondo enternecida – todo está
bien Lucía, estate tranquila…
-Has ido a buscarle verdad? – pregunta de repente – te he
visto… - dice emocionada – te he visto en la tele, sabía que eras tú… - dice
emocionada –
De nuevo, no puedo contestar. De nuevo rompo a llorar, sin
poder articular palabra. Intento serenarme, sin éxito.
-Has hecho exactamente lo que hubiéramos hecho nosotros si
hubiéramos estado en Madrid… - dice consiguiendo que llore todavía más – nunca
te lo voy a agradecer lo suficiente… - dice sincera –
-No me digas eso Lucía, por favor… - digo llorando – he pasado
tanto miedo… - digo sin saber muy bien por qué estoy hablando, quizá necesito
desahogarme – pensaba que no iba a encontrarle…
-Álex tenía razón… - dice emocionada mientras pongo gesto de
extrañeza – eres muy buena gente… - resoplo volviendo a llorar – no sé como
darte las gracias, de verdad…
-No tienes que dármelas… - digo intentando reprimir el
llanto – no he hecho nada…
-Si lo has hecho… - dice convencida – me has dado la mejor
noticia de mi vida… - dice llorando – tenía tanto miedo de que alguien me
llamase y me dijera que Álex había… - no puede continuar hablando, rompe a
llorar de nuevo, desconsoladamente –
-Eso no ha pasado Lucía… - intento calmarla – no pienses en
eso, no ha pasado… - digo repitiéndome también a mí misma – escucha Lucía, voy
a llamar a mi familia… - suspiro – si dices que me has visto, ellos también lo
habrán hecho…
-Claro… - se apresura en contestar – lo siento, no quería
entretenerte…
-No lo has hecho… - respondo enternecida – Álex te llamará
cuando termine lo de Tere, de acuerdo?
-Si… - responde con un hilo de voz –
-Quédate en casa, tranquila… lo del avión se solucionará… -
digo intentando que no se preocupe – todo está bien Lucía, no te preocupes…
-Tere… - dice emocionada – está muy mal?
-No lo sé exactamente… - digo suspirando – pero se pondrá
bien…
-Ella es como de su familia… - dice emocionada –
-Lo sé… - digo conmovida -
-No le dejes solo por favor… - me suplica – sé que para él
tú también eres como de su familia… - dice dejándome sin palabras –
-Y él para mí también lo es… - digo totalmente emocionada –
no te preocupes, le llevaré a casa… - digo convencida –
-Gracias Malú… - dice con voz sincera – gracias de verdad… -
dice poniéndome un nudo en la garganta –
Al colgar, siento una congoja que creo que no he sentido nunca. He hecho justo lo que haría alguien que quiere con toda su alma a Álex. Le quiero con toda mi alma. Más de lo que he querido nunca a nadie. Tanto que he sido capaz de vencer al miedo hoy. Al miedo más irracional. Al miedo a morir. Y, por increíble que parezca dentro de toda esta desgracia, hemos tenido suerte. Y sé que mucha gente no podrá, por desgracia, decir eso hoy.
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