sábado, 24 de diciembre de 2016

CAPÍTULO 101: NO LE DEJES SOLO

La ambulancia se detiene justo en la puerta. Bajo al mismo tiempo que Antonio, el conductor, y, al bajar, la puerta de atrás se abre y sale Álex a toda prisa. Bea y Marcos bajan por la puerta de atrás y mueven la camilla con Tere encima, con oxígeno y tapada con una sábana. Bajan de la ambulancia y les sigo. Álex me agarra de la mano sin mirarme, como si no quisiera que me separase de él. Le sigo al lado de la camilla y, al entrar al hospital, varias personas con batas blancas nos reciben.

-Tenía un neumotórax a tensión, debe tener fracturas costales – dice Álex aceleradamente –

-Vamos, el box 5 está libre… - responde uno de los médicos –

Miro a Álex que no parece querer soltar mi mano, pero no sé si van a dejarme entrar así, vestida de calle, siendo personal no sanitario. Como si me leyera la mente, Álex coge la chaqueta de Tere que estaba encima de la camilla y me la pone. No habla, solo con sus acciones me hace saber que necesita que esté con él, y yo también le necesito a mi lado. Entro al box con ellos pero me quedo en una esquina, observándoles. Álex se mueve a toda prisa, da órdenes claras y concisas, pero dejando que el médico que nos ha recibido actúe.

-Placa de tórax y analítica completa, vamos – dice el médico aceleradamente – vamos a confirmarlo y la meteremos a quirófano – dice mirando a Álex –

-Entraré con ella – dice Álex – voy a cambiarme… - intenta salir del box, con toda la gente observándole –

-Álex, no debes entrar a quirófano – le agarra del brazo – mírate, estás herido… - dice señalando su herida en la cabeza –

-No digas tonterías Carlos… - le mira – cómo está Fran? – pregunta antes de salir del box –

-Está bien… - responde Carlos – pero Álex, no te van a dejar a quirófano… - es inútil, Álex sale a toda prisa del box y decido seguirle –

-Álex! – exclamo y se gira para mirarme –

-Cielo… - se toca la cabeza – ven… - casi a la carrera, me lleva a la misma sala donde Tere nos dejó a Rosario y a mí para que esperásemos cuando Álex tuvo el accidente de coche – espérame aquí vale? – dice sacando cosas de sus bolsillos – toma, guárdame esto – me entrega su móvil, las llaves de su casa y su cartera – volveré en seguida, no te muevas de aquí… - dice dándose la vuelta queriendo salir de la sala – le diré a Laura que te eche un vistazo, estás bien verdad? – habla aceleradamente –

-Álex… - le agarro una mano – cálmate… - digo frenándole – ven… - susurro acercándole a mí –

Le abrazo tan fuerte que se sorprende. Necesitaba hacerlo. Sé que está muy nervioso, está asustado por Tere, es lógico, no es una tontería lo que le ha pasado. Pero necesito abrazarle, necesito un minuto para cerciorarme que estamos a salvo los dos, que todo lo que durante unos segundos pensé que pasaría, no ha pasado. Con sus manos, casi temblando, me envuelve y acaricia mi pelo un instante. Alzo mi mirada hacia él y le veo agacharse hasta mí para besarme en los labios. Es un beso breve, casto, pero envuelto de sentimiento.

-Todavía no me puedo creer que hayas ido a buscarme… - dice mirándome algo emocionado, haciéndome apartar la mirada – siento estar tan nervioso pero… - mira la puerta – tengo que irme… tengo que entrar con Tere… - le miro asintiendo – lo entiendes no? – asiento sin hablar – espérame aquí vale? – vuelvo a asentir –

-Todo va a salir bien Álex… - digo algo emocionada, intentando que se tranquilice – necesitas que haga algo? – pregunto antes de que se marche –

-Todo lo que necesitaba ya lo has hecho… - dice sonriéndome emocionado –

No respondo, solo vuelvo a abrazarle fugazmente y a besarle de manera breve en los labios. Acaricia mi rostro y, sin decir nada más, sale de la sala a toda prisa. Resoplo intentando no llorar, tengo muchas ganas ahora mismo.

Me siento en una de las sillas y apoyo mis manos en la mesa. Lo que ha pasado hace solo un rato es algo que se escapa a todo entendimiento. Hemos estado a punto de morir, Tere se debate entre la vida y la muerte y yo estoy aquí, con su chaqueta manchada de sangre y con el pelo mojado por la lluvia. Miro a mi izquierda. El móvil de Álex, sus llaves y su cartera me hacen volver a realidad. Intento encenderlo, pero parece que está sin batería. Observo la sala, una cafetera en una mesa, enchufada, me hace tener unas ganas locas de un café bien caliente. Al mirarla, veo a su lado, como por arte de magia, un cargador de móvil. Sin pensarlo, me levanto de la silla, lo enchufo y conecto el móvil. La pantalla se enciende, y aparece la petición del pin. Resoplo frustrada, quería encenderlo con la idea de hacer algo más por él. Avisar a su familia sería buena idea. Qué otra cosa puedo hacer esperándole?
Sin querer, pruebo 4 números, su fecha de cumpleaños. No es la correcta. Suspiro sentada en la silla. Y entonces recuerdo esa fecha, el día en que nos conocimos. Era diciembre, como ahora, hace ya 2 años. Dudo en si probarla, es absurdo, no quiero bloquearle el móvil, pero todavía me quedaría un último intento. No puedo remediarlo. Introduzco el día y el mes y, la pantalla se desbloquea, dejándome boquiabierta, soltando el móvil en la mesa hasta asustada. Su número pin, ese que no se te puede olvidar, ese que es de los pocos números que uno recuerda automáticamente, tiene que ver conmigo. Sostengo el móvil con mis manos y con los ojos repletos de lágrimas. Agacho la cabeza intentando no llorar, pero no lo consigo. Y, tras un par de minutos en los que estoy intentando recomponerme, el móvil comienza a sonar, haciéndome soltarlo de nuevo asustada. En la pantalla aparece “mamá”. Mi corazón comienza a latir rápido, debería cogerlo? Pues claro que debería cogerlo, para qué sino he encendido esto? Aprieto al botón verde, respirando hondo, y pego su móvil a mi oído.

-Si? – pregunto con un hilo de voz –

-Alex! – escucho a su madre exclamar al otro lado del teléfono – Álex cariño! – grita –

-María… - digo intentando no llorar – María, soy Malú… - digo con cierto tono de vergüenza –

-Malú! – exclama – Malú, y mi hijo? Ay dios mio! – exclama asustada –

-Tranquila María! – exclamo intentando que no piense cosas raras – Álex está bien, tengo yo su móvil…

-Está bien? Seguro? No me mientas Malú, no me cogía el teléfono, le he visto en la televisión, estaba allí! – habla aceleradamente, llorando –

-En la tele? – pregunto extrañada – María… - digo intentando calmarla – María cálmate, escúchame… - resoplo intentando no llorar con ella – Álex está bien, estamos en su hospital, pero está ayudando… - digo con pausa – Tere está herida y Álex está con ella pero ya no estamos allí, tu hijo está bien, de verdad…

-Ay Malú… - rompe a llorar – no sabes lo que significa que me digas eso… - continúa llorando y escucho a su padre también llorar por detrás – estamos en Canarias, no podemos volver, no hay vuelos…

-Tranquila María… - digo conmovida – podéis estar tranquilos, de verdad… - suspiro – estoy con él en el hospital, creo que ha entrado a quirófano con Tere… - digo de forma pausada –

-Tere está bien? – pregunta un tanto asustada –

-Bueno… - digo dudando – se pondrá bien creo… - digo secando las lágrimas que han caído por mis mejillas –

-Le he llamado tantas veces… - dice llorando – pensaba que estaba… - rompe a llorar de nuevo sin nombrar la fatídica palabra –

-Lo sé María… - digo llorando yo también – también le he llamado muchas veces, pero se le había apagado… - intento serenarme – pero te prometo que está bien, ya no estamos allí…

-Estabas con él? – pregunta – tú estás bien? – me hace sonreir de manera conmovedora –

-Si… - respondo notando un nudo en mi garganta –

-Por favor, llama a su hermana, está en París… tampoco encuentra vuelos… - dice aceleradamente – y a mí apenas me queda batería, estamos en el aeropuerto, pero no hay vuelos y…

-María, volved al hotel… - digo con voz pausada – todo está bien, llamaré a Lucía ahora mismo, no te preocupes… - digo intentando tranquilizarla –  cuando Álex salga de quirófano os llamará, de acuerdo?

-Estabas allí verdad? – pregunta llorando – eres la chica que estaba con él cuando ha explotado esa bomba…

Trago saliva. Ha salido esa imagen por la televisión y ha debido verla mi familia. Quizá me han reconocido. Tengo que hablar con ellos, tengo que decirles que estoy bien, estarán igual de asustados que María.

-Si, estaba con él… - digo con voz entrecortada – pero no ha pasado nada, de verdad María…

-De verdad que Álex está bien? – pregunta asustada – no me mientas por favor…

-No te mentiría en algo así María… - digo sincera – te juro que está bien… - digo sincera – estaros tranquilos de acuerdo? Volved al hotel, no preocuparos por no poder volver hoy, de verdad…

-No dejes que se quede solo, por favor… - me suplica – necesito hablar con mi niño… - dice rompiendo a llorar de nuevo –

-En cuanto vuelva de quirófano os llamará, te lo prometo… - digo emocionada – voy a llamar a Lucía, de acuerdo?

-Gracias hija… - dice llorando – gracias… - repite – me has dado la mejor noticia que podían darme en mi vida… - dice llorando amargamente –

No puedo responder. Rompo a llorar como una niña pequeña. La desesperación de esa madre, el amor que siente por su hijo, el miedo que ha tenido que sentir no creo que pueda compararse con el de nadie. Ni siquiera con el mío.

-Hija… - dice con voz compungida –

-Si María… - respondo – perdona pero es que… - no puedo parar de llorar –

-Qué miedo has tenido que pasar... – dice emocionada –

-Mucho… - respondo temblorosa – no le encontraba… - digo rompiendo a llorar de nuevo – pero ya está… - digo parando de llorar de golpe, cogiendo aire – todo está bien María, Álex te llamará en seguida vale? – digo con voz dulce – volved al hotel, solucionaremos lo del vuelo… - digo convencida –

-Se me acaba la batería hija… - dice acelerada – llama a su hermana, por favor…

-La llamo en seguida… - digo emocionada – un beso María…

-Un beso enorme hija… - escucho como rompe a llorar de nuevo justo antes de cortarse la llamada –

Suelto el teléfono en la mesa y me tapo la cara con las manos, volviendo a llorar de nuevo. He pasado tanto miedo. Esta conversación podría haber sido tan distinta… los sentimientos me embargan de tal forma que por un momento, no creo que sea capaz de llamar a su hermana y tranquilizarla. Pero tengo que hacerlo, María me lo ha pedido desesperadamente. Busco en la agenda el nombre de Lucía. Justo antes de darle al botón, pienso en la mezcla de los nombres de su madre y hermana. Forman el mío. Estoy tan sensible que me es imposible no echarme a llorar de nuevo. No había caído hasta ahora en eso. Respiro hondo un par de veces antes de darle al botón verde. Da tono y, tras dos tonos breves, la voz de Lucía, acelerada, aparece.

-Álex! – exclama – Álex! – grita llorando –

-Lucía, tranquila, soy Malú… - digo intentando no emocionarme –

-Malú? – pregunta asustada – Malú, donde está mi hermano? Donde está mi hermano! – grita desesperada –

-Lucía, tranquila por favor… - suspiro – tu hermano está bien, tengo yo su móvil, lo acabo de encender…

-Donde está? – pregunta desesperada –

-Álex está bien, Lucía… - digo emocionada – estamos en su hospital, está en quirófano con Tere, ella está herida… - digo sabiendo que es demasiada información – pero tu hermano está perfectamente vale?

-Malú, júramelo…. Por favor… - dice con voz temblorosa –

-Te lo juro… - respondo conmovida – estoy en el hospital con él… - digo respirando hondo – acabo de hablar con tu madre, ya le he dicho que está bien…

-Dios mío… - rompe a llorar – os he visto… - dice llorando – eras tú verdad? – pregunta acelerada – estabas con él verdad?

-Si… - respondo intentando no llorar – pero no nos ha pasado nada, de verdad… - digo sincera – tu hermano está bien, te lo prometo…

-Joder… - exclama resoplando – no sabes el miedo que he pasado… - dice mientras llora – no hay vuelos para volver a Madrid, estaba tan agobiada…

-Lucía, escúchame… - digo intentando calmarla – es difícil que encontréis un vuelo hoy, tu madre me ha dicho lo mismo… - miro el reloj de la sala, son las 7 de la tarde – pero encontraremos una solución, no te agobies…

-Necesito estar allí… - dice llorando – no tenía que haber venido… - llora amargamente –

-No pienses en eso… - digo conmovida – lo importante es que tu hermano está bien, y si no es hoy, mañana vas a verle… - digo emocionada – lo importante es que no ha pasado nada vale?

-Joder… - vuelve a decir con la voz entrecortada – de verdad que está bien? – vuelve a preguntar llorando –

-Te lo prometo… - digo sonriendo levemente emocionada – te llamará cuando salga de quirófano, me encargaré de eso… - digo convencida –

-Tú estás bien también? – pregunta con voz de niña –

-Si… no te preocupes… - respondo enternecida – todo está bien Lucía, estate tranquila…

-Has ido a buscarle verdad? – pregunta de repente – te he visto… - dice emocionada – te he visto en la tele, sabía que eras tú… - dice emocionada –

De nuevo, no puedo contestar. De nuevo rompo a llorar, sin poder articular palabra. Intento serenarme, sin éxito.

-Has hecho exactamente lo que hubiéramos hecho nosotros si hubiéramos estado en Madrid… - dice consiguiendo que llore todavía más – nunca te lo voy a agradecer lo suficiente… - dice sincera –

-No me digas eso Lucía, por favor… - digo llorando – he pasado tanto miedo… - digo sin saber muy bien por qué estoy hablando, quizá necesito desahogarme – pensaba que no iba a encontrarle…

-Álex tenía razón… - dice emocionada mientras pongo gesto de extrañeza – eres muy buena gente… - resoplo volviendo a llorar – no sé como darte las gracias, de verdad…

-No tienes que dármelas… - digo intentando reprimir el llanto – no he hecho nada…

-Si lo has hecho… - dice convencida – me has dado la mejor noticia de mi vida… - dice llorando – tenía tanto miedo de que alguien me llamase y me dijera que Álex había… - no puede continuar hablando, rompe a llorar de nuevo, desconsoladamente –

-Eso no ha pasado Lucía… - intento calmarla – no pienses en eso, no ha pasado… - digo repitiéndome también a mí misma – escucha Lucía, voy a llamar a mi familia… - suspiro – si dices que me has visto, ellos también lo habrán hecho…

-Claro… - se apresura en contestar – lo siento, no quería entretenerte…

-No lo has hecho… - respondo enternecida – Álex te llamará cuando termine lo de Tere, de acuerdo?

-Si… - responde con un hilo de voz –

-Quédate en casa, tranquila… lo del avión se solucionará… - digo intentando que no se preocupe – todo está bien Lucía, no te preocupes…

-Tere… - dice emocionada – está muy mal?

-No lo sé exactamente… - digo suspirando – pero se pondrá bien…

-Ella es como de su familia… - dice emocionada –

-Lo sé… - digo conmovida -  

-No le dejes solo por favor… - me suplica – sé que para él tú también eres como de su familia… - dice dejándome sin palabras –

-Y él para mí también lo es… - digo totalmente emocionada – no te preocupes, le llevaré a casa… - digo convencida –

-Gracias Malú… - dice con voz sincera – gracias de verdad… - dice poniéndome un nudo en la garganta –

Al colgar, siento una congoja que creo que no he sentido nunca. He hecho justo lo que haría alguien que quiere con toda su alma a Álex. Le quiero con toda mi alma. Más de lo que he querido nunca a nadie. Tanto que he sido capaz de vencer al miedo hoy. Al miedo más irracional. Al miedo a morir. Y, por increíble que parezca dentro de toda esta desgracia, hemos tenido suerte. Y sé que mucha gente no podrá, por desgracia, decir eso hoy.

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