Malú se ha empeñado en pasar con el coche por casa, algo absurdo
porque puedo ir andando a la suya, pero se ha empañado. Cosa que ha encantado a
mi madre, que se ha empeñado en venir a ayudarme a vestirme y a ponerme guapo,
aunque no me hace falta, según dice ella. A las 10 en punto, un whatsapp me
avisa de que ya ha llegado. Me pongo la chaqueta de cuero negra, con mis
vaqueros impolutos y recién planchados por mi madre. Jamás en mi vida me había
preocupado tanto al peinarme. Ayer me quitaron los puntos de la herida y,
aunque está todavía blandita, ya está cerrada. No quiero que se vea, y lo he
conseguido parcialmente. Sigo llevando los puntos en la pierna, es una herida
más amplia y prefieren dejármelos unos días más, pero tampoco se ven. Si nadie
me conociera ni supiera lo que ha pasado, no sospecharían que hace 8 días casi
me mato con el coche.
Salgo a la calle y me encuentro el audi negro. En los
asientos de adelante, distingo a Manu y a Rosa, la mánager de Malú. Les saludo
con la mano y me hacen un gesto para que monte atrás.
-Buenos días – dice Malú risueña –
-Buenos días – respondo sonriente, abrochándome el cinturón –
-Qué tal estás Álex? – pregunta Rosa girándose en el asiento
–
-Bien, me alegro de verte… - contesto de forma cortés – a ti
también me alegro de verte Manu…
Se ríe y me choca la mano justo antes de arrancar. No puedo
evitar que venga a mi mente el día del accidente. Pasé por estas calles antes
de coger la autovía. Mi mánager se había empeñado en recogerme pero, primero,
ya había quedado con Malú, y segundo, vive a 5 minutos de los estudios. No voy
a hacerle dar vueltas.
-Todo bien? – pregunta Malú poniendo una mano sobre mi muslo
–
-Si… - respondo mirándola fugazmente para volver a mirar por
la ventanilla –
-Vas muy guapo… - dice con voz amable –
-Tú también… - miro su chaqueta, de cuero negro, como la mía
– se lleva el cuero eh? – digo riendo –
-Me encanta el cuero… - responde Malú – tienes dolor? – dice
mirándome mientras intento acomodarme en el asiento –
-No… - respondo veloz – me he tomado un nolotil con el
desayuno… - digo algo serio –
-No pienses en ese día… - dice acercándose a mí y hablando
bajito – hoy va a salir todo perfecto…
La miro agradecido mientras me sonríe tiernamente. Noto como
me mira disimuladamente cuando nos acercamos a la zona del accidente. No he
vuelto a pasar por ahí, pero noto que mi corazón va un poco más deprisa de lo
habitual al recordar imágenes de ese día.
-Fue por aquí? – pregunta Manu haciendo resoplar a Malú –
-Si… - carraspeo – se me cruzó por aquí… - digo sintiendo
algo de vértigo cuando pasamos el cambio de rasante donde me crucé el coche –
-Qué hijo de puta… - dice con rabia –
Sé que sigue hablando pero no puedo escucharle. De repente,
estoy volviendo a escuchar el sonido de los frenos, de las ruedas derrapando,
del golpe contra el quitamiedos y los golpes durante las vueltas de campana. Noto
unas manos que me agarran la barbilla y me asusto, dando un pequeño respingo.
Miro hacia la izquierda y veo a Malú, mirándome preocupada.
-Estás bien? – dice con voz dulce –
-Eh… si… - respondo algo trastabillado –
Mantenemos la mirada unos segundos. Primero me sigue mirando
preocupada, pero luego su mirada pasa a ser más dulce, más tierna… más ella.
Sonrío y miro al frente, recostándome de nuevo en el asiento mientras Manu toma
la salida. Entonces viene a mi mente el momento en que me sacaron del coche.
Boca arriba, totalmente inmovilizado, solo podía ver el cielo, azul intenso.
Cerré los ojos y recordé el azul intenso de ese mar de aquella playa. Y recordé
sus grititos cuando la metí en el agua de golpe. Y sonreí, a pesar de estar en
una camilla sin poder moverme, a pesar de toda la gente acelerada a mi
alrededor, a pesar de dolerme todo el cuerpo. Sonreí, como lo estoy haciendo
ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario