-Estaba muy bueno todo… - digo subiendo al coche –
-Tendría que venir más veces… - dice reflexiva abrochándose
el cinturón – ya sabes que no salgo mucho por ahí…
-No entiendo por qué… - me mira incrédula – tengo que
llevarte al bar donde tomábamos café cuando trabajaba en el hospital… - digo
pensativo – he seguido yendo después de esto… no creo que haya que dejar de
hacer las cosas que harías…
-Eso no es fácil… - dice pensativa –
-Es todo lo difícil que quieras que sea… - digo mirándola –
Nos quedamos mirando unos segundos, apartando la mirada los
dos esta vez. En mi caso, es solo un momento, vuelvo a mirarla y veo una media
sonrisa en ella. No puedo evitar dirigir mi mano derecha a su pelo. Lo retiro
un poco de su cara mientras me mira de reojo, hasta que gira su cabeza para
mirarme. Sonrío tiernamente hasta que noto una punzada en el estómago, como si
algo me hubiera sentado mal, como si el coche se acabara de colar en un agujero
en la calzada y estuviera cayendo. No aparto la mirada, solo la dirijo a sus
labios. Comienzo a notar su respiración algo nerviosa, mezclada con la mía.
-Arranca – susurra suplicándome sin apartar su mirada de mis
labios –
Me quedo paralizado con ese tono de voz tan sensual que
acaba de usar. Le hago caso a regañadientes y giro la llave para encender el
motor. Resoplo disimuladamente, estoy sudando de repente. Pongo el aire
acondicionado del coche al mínimo, necesito que me dé un poco de aire aunque
sea. Sin hablar, conduzco hacia su casa. Nos miramos de reojo, sabiendo lo que
va a pasar cuando pare el coche. Me entra un calor infernal por todo el cuerpo
de pensar en ese momento, de pensar en volver a tocarla, a besarla… Una de las
veces que la mira fugazmente, la veo mordiéndose el labio, el gesto que me
faltaba para sentir que estoy a punto de explotar.
Paro el coche en su puerta, nervioso por no saber si bajarme
directamente o esperar a que ella diga algo. Se queda sentada en el asiento,
sin desabrocharse el cinturón, hasta que me mira. Esa mirada la conozco, su
mirada de deseo deja paso a una avergonzada. Se desabrocha el cinturón y, sin
decir nada, sale del coche. Me quedo mirándola, como si necesitara una palabra
para volver a moverme. Se dirige a su puerta, sin decirme nada, y no puedo
evitar mirar como camina. Al llegar a la puerta, se gira hacia mí y sonríe
pícaramente. Bajo del coche a toda prisa, cerrándolo con el mando por el camino
y entro al jardín, viéndola como sube las escaleras riéndose.
Al entrar a su casa, cierro la puerta. No me mira, está
haciéndose la disimulada. O eso creo. Me quedo en la puerta hasta que veo que
se acerca a mí, con una mirada sensual. Al llegar a mi altura, su mano derecha
se dirige a los botones de mi camisa, sin desabrocharlos, sólo los roza.
-Eso que has dicho en la comida… iba en serio? – pregunta sin
mirarme, con tono pícaro –
-El qué? – acierto a preguntar algo nervioso –
-Eso de… que te había puesto… - sonríe tímida sin mirarme –
-Cachondo? – repito sonriendo – antes o ahora? – digo perspicaz
–
Me mira automáticamente y ya no hace falta decir nada más.
Nada de acercarnos despacio. No sé quién ha dado el primer paso, pero habrán
sido décimas de segundo las que han separado nuestro movimientos. Se agarra a
mi cuello, besándome con ferocidad, removiendo mi pelo, colgándose de mi cuello
y entrecruzando las piernas por mi espalda. Mis manos se dirigen a sus caderas
directamente. Doy dos pasos y pego su espalda con fuerza a la pared,
arrancándole un suspiro.
-Llévame arriba – dice con ese tono que tanto me ha gustado
escuchar en el coche –
Sin dejarla en el suelo, subo con ella en brazos. Sin perder
el tiempo, subo su camiseta por su cuerpo hasta dejarla caer por las escaleras.
Siento tanto deseo que creo que sería capaz de tumbarla en las escaleras y
hacerlo aquí. Tengo la sensación de no poder llegar a su habitación con ella
vestida. Desabrocho su sujetador antes de entrar a la habitación y se lo quito,
con premura, notando como me falta el aire. Al llegar a la habitación, deja de
abrazarme y pone los pies en el suelo, dirigiendo sus manos a mi pantalón,
desabrochando primero el botón y luego la cremallera, haciendo fuerza hacia abajo
para bajarlo. Con los pies, consigo quitármelo antes de caer sobre ella en la
cama. Al hacerlo, comienzo a besar su cuello como si quisiera chuparle la
sangre, como un auténtico vampiro.
Nos devoramos vivos, nada de calma ni por mi parte ni por la
suya, nada de esperar, ni rastro de la forma de las otras veces. Esta vez lo
hacemos de una manera que me atrevería a decir que no lo he hecho nunca.
Yacemos en la cama, cada uno a un lado, boca arriba, desnudos, con la respiración
acelerada. Tengo que cerrar los ojos varias veces para intentar respirar más
hondo y no sentir tanta sensación de fatiga. Estoy sudando a mares, si me
pusiera de pie, seguramente tendría que sentarme, estoy mareado. La miro y
observo como su pecho sube y baja acelerado, como el mio.
-Joder… - exclamo mirando al techo – casi me muero…
-Y yo… - dice mirando al techo – qué cojones nos pasa? –
pregunta fatigada –
-No lo sé… - respondo sincero – pero no lo puedo evitar…
-Ni yo tampoco… - dice mirándome – Dios… - exclama – nunca lo
había hecho así… - dice sin mirarme – ni tantas veces… - resopla – me cuesta
respirar todavía…
-Nunca me había entendido tanto con alguien en la cama… -
digo con extrema sinceridad – eres igual que yo, cabrona… - digo mirándola –
-Igual de bestia? – dice riéndose – es que parece que me
lees la mente, en serio… - suspira – me quedaría aquí hasta mañana…
-Tienes algo que hacer? – pregunto sonriendo mirándola –
Me acerco a ella deslizándome en la cama y, cuando estoy a
punto de besarla, el sonido del timbre de casa nos interrumpe. Nos miramos
primero sorprendidos y, luego, con pánico. Es un pánico divertido pero está
claro que nadie sabe lo que estamos haciendo. Como si fuéramos dos niños que
están intentando esconder una trastada.
-Esperabas a alguien? – digo poniéndome los pantalones –
-No – contesta vistiéndose – espera aquí, voy a ver quién es
– dice saliendo de la habitación –
Espero con la puerta cerrada, intentando escuchar la
conversación que está teniendo con alguien. Joder, parece que es su amiga Vero.
Pillada, pillada tremenda. Y ahora yo qué hago? Si parece que se queda, las
estoy oyendo ir hacia el salón. Maldita sea, y ahora qué cojones hago?
No hay comentarios:
Publicar un comentario