-Por Dios Almudena, déjame entrar… - suplico –
-Álex, sabes que no puedes… - suspira – estás herido,
alguien tendría que coserte eso… - señala a mi cabeza – y sé lo que es Tere
para ti…
-No haré nada, no diré nada… - me apresuro en contestar – me
quedaré en una esquina, te lo juro…
-Álex… - toca mi hombro – nos encargamos nosotros vale? –
dice con voz dulce – es mejor que no pases… - suspira – es mejor para ti, para
Tere y para nosotros…
-Almu por favor… - suplico de nuevo –
-Espera en urgencias, iré a contarte cuando terminemos… -
dice convencida – hazme caso, es lo mejor de acuerdo?
Agacho mi cabeza rindiéndome. Quizá tiene razón, pero quiero
estar con ella. Quiero estar dentro, sabiendo lo que pasa, nunca se me ha dado
bien estar al otro lado. Almudena entra a quirófano sin decir nada más,
dejándome allí, vestido de verde. Me siento solo en este momento, tremendamente
solo. Pienso en esperar allí, en esa misma sala de espera, pero Malú está
esperándome en urgencias. Mejor esperar con ella, es la única persona en el
mundo que me haría dejar de sentirme así.
Al entrar a la sala, Malú me mira de arriba abajo, con gesto
asustado. Está hablando por teléfono pero deja de hacerlo.
-Qué ha pasado? – pregunta asustada –
-No me han dejado pasar… - digo frustrado sentándome en una
silla – me informarán cuando terminen…
Malú me mira con gesto comprensivo y acaricia mi cara
suavemente. Cierro los ojos sintiendo esa caricia. Ya no me siento solo. No
podría hacerlo con ella a mi lado.
-Vero, te llamo luego vale? – escucho sin mirarla – de
verdad, estoy bien, te lo prometo… - suspira emocionada – hazle una tila a mi
madre anda… dile que iré en un rato… - asiente – yo también Vero… - sonríe
emocionada – un beso…
Cuelga el teléfono y observo el mío, conectado a la
corriente. Miro extrañado el enchufe, no recuerdo haber hecho eso antes de irme
a quirófano.
-He descubierto tu pin… - dice sentándose a mi lado,
agarrándome la mano – he hablado con tu madre y tu hermana…
-Has descubierto mi pin? – pregunto extrañado – cómo has
hecho eso?
-El día en que nos conocimos… - dice emocionada dejándome
sin palabras –
-Joder… - agacho la cabeza avergonzado y, sin esperarlo,
unas ganas de llorar inmensas me poseen –
-Tranquilo Álex… - me abraza haciendo que me encorve hacia
ella – Tere se va a poner bien de acuerdo?
-No me han dejado entrar… - digo amargamente –
-Es normal… - dice con voz dulce – estás muy nervioso y
acabas de volver de allí… - resopla –
-Pero es Tere… - digo agarrándome a su cintura poniendo mi
cabeza en su pecho –
-Y todo va a salir bien… - dice convencida – ya lo verás…
-Espera… - me incorporo para mirarla – has hablado con mi
madre? Y con mi hermana? – pregunto extrañado –
-Cuando el móvil se ha encendido, ha entrado una llamada de
tu madre… - suspira emocionada – estaba tan asustada… - niega con la cabeza –
dice que te ha visto por la televisión…
-Qué? – exclamo horrorizado – dios mío… - susurro –
-Estaban agobiados, no encuentran vuelos para volver… igual
que tu hermana… - dice acariciándome el pelo – les he tranquilizado… pero
tienes que llamarles ahora mismo vale? – asiento – he hablado con Vero, mi
madre está en mi casa, con Alejandro y no sé cuántas personas más… - niega con
la cabeza – parece que también he salido yo en la televisión…
La miro afectado. Su cara refleja una falta de preocupación
que me extraña. Parece tranquila, parece serena. Y me da una tranquilidad verla
así. Me da tanta paz estar ahora mismo con ella que no me movería de aquí ni
aunque me obligaran. Cojo el móvil bajo su atenta mirada y llamo primero a mi
madre. Malú no suelta mi mano durante toda la conversación. Me afano en
calmarla, está tan nerviosa, tan asustada… ojalá estuviera con ella ahora
mismo. Pero al mirar a Malú, me tranquilizo. Está conmigo. Está aquí conmigo,
no se ha movido, sé que se va a quedar aquí hasta que me vaya a casa. Y una
sensación de amor profundo me inunda. La quiero más de lo que he querido nunca
a nadie. Mi madre se afana en decirme que ha hablado con ella antes, que no se
puede creer todavía que estamos bien, que me quede con ella hasta que ellos
vuelvan. Malú sonríe escuchándola, está gritando mucho. Sonrío enternecido,
cuando mi madre se pone nerviosa, alza el tono de voz como si no pudiera
escucharla.
Tras varios minutos, cuelgo y rompo a llorar. Rompo a llorar
emocionado. No me puedo creer que estemos vivos. Estoy convencido que lo
estamos por una extraña razón que descubro al mirar a Malú. No podía irme ahora
que por fin nos habíamos encontrado de nuevo. Tiene que ser eso. O quizá ha
sido la suerte simplemente. O el destino. El destino que ha hecho que, esta
vez, haya tenido suerte. Ha ido a buscarme. Está loca. Es la mayor locura que
han hecho por mí y sé que nadie más lo haría. Sé que es la única persona que
podría hacer algo así por mí. Se afana en pedirme que llame a mi hermana. Así
que repito la secuencia. No suelto la mano de Malú en toda la conversación,
escuchando como mi hermana me repite una y otra vez lo mucho que me quiere.
Malú me mira emocionada, dejando escapar de sus ojos varias lágrimas, igual que
yo. Lucía me repite varias veces que no me separe de Malú, lo mismo que mis
padres. Que me quede con ella hasta que ellos puedan volver. Es tan emocionante
oírles decir eso. Es como si supieran que la quiero. Como si supieran que estoy
enamorado de ella desde hace tanto tiempo. Como si supieran que con la única
persona con la que voy a estar a salvo es con ella.
-Ya está cariño… - dice acariciándome la cara, abrazándome y
quitándome el móvil suavemente de las manos – desahógate…
Ni siquiera puedo hablar, solo puedo llorar. Llorar sin
parar. Llorar al pensar en Tere. Al pensar en lo que le podía haber pasado a
Malú. Al pensar en mi familia si yo no llego a salir vivo de allí. Al pensar en
toda esa gente que no ha tenido tanta suerte. Vienen a mi cabeza todas esas
imágenes. Todos esos sonidos. Vuelvo a sentir el agobio, el miedo, el pánico. Y
sólo consigo disiparlo parcialmente si la miro, a mi lado. Si noto como me besa
en los labios con calidez, con calma. Me falta el aire si pienso en que podría
no tenerla ahora mismo aquí. Pero está aquí. Está aquí conmigo.
-No puedo irme sin saber cómo está Tere… - digo mirándola –
-Lo sé… - responde acariciándome la cara – y yo me voy a
quedar contigo… - dice convencida –
-Joder Malú… - digo agachando mi cabeza –
-Tranquilo… - me acaricia el pelo – estoy aquí contigo… -
dice con voz dulce – y no voy a volver a separarme de ti… - la miro con los
ojos llenos de lágrimas – nunca más…
Nos quedamos unos segundos mirándonos, reprimiendo el
llanto. No quiero que las lágrimas me impidan verla ahora mismo. Me acerco
lentamente a su boca, la que tantas veces he besado hoy, como si pensara que
cada vez era la última que lo hacía. Y una sensación de paz me posee cuando sé
que no va a ser la última vez. Al contrario. Sé que va a haber muchas más. Sé
que, sin habernos dicho nada, hemos tenido esa conversación pendiente desde
hace tanto tiempo. Toco sus manos, con varias heridas superficiales y arañazos.
Subo las mangas de la chaqueta, que no puedo evitar recordar que es de Tere, y
veo en su antebrazo un corte que quizá necesita puntos. Apenas sangra. Me
levanto de la silla, dispuesto a buscar material para coserla yo mismo.
-Álex, esto no es nada, siéntate… - dice levantándose –
necesitas descansar… - acaricia mi cara suavemente, mirándome todavía emocionada
–
-Espérame aquí vale? – digo dejando otro beso en sus labios
y saliendo de la sala –
Me dirijo a la sala de curas, llena de gente, con mis
compañeros de enfermería cosiendo heridas. Al verme entrar, los que todavía no
me habían visto, me abrazan. Preguntan nerviosos cómo está Tere y me cuentan
que Fran ha salido de quirófano sano y salvo. Apenas sabía nada de él, solo que
Carlos me había dicho que estaba bien. Estoy demasiado saturado para pensar en
muchas cosas más. Sólo agarro el material necesario para coserle la herida a
Malú y salgo de la sala de curas para volver con ella.
Al entrar, la encuentro sentada, con la cara tapada por sus
manos, está agotada. Me siento a su lado y dejo sobre la mesa todo el material
que he recogido. Me mira sin hablar y, tras suspirar frustrada sabiendo que no
voy a dejarla en paz, se quita la chaqueta. Su ropa, manchada de sangre, me
hace tragar saliva varias veces. Nadie puede estar preparado para lo que ha
pasado, incluso nosotros, los sanitarios, nos hemos visto superados. Pero ella…
ella tiene que estar en shock por todo lo que ha visto. Pienso en lo valiente
que es y la suerte que tengo. Pienso en el momento en el que hemos encontrado a
Tere y cómo ha sabido sacarme de ese shock que he sentido al verla ahí, tirada
en el suelo. Es muy valiente, más de lo que yo creía. Me mira y sonríe
levemente, supongo que llevo bastante mirándola así. Me siento a su lado y
limpio la herida.
-Tienes más? – pregunto sin dejar de mirar su brazo –
-Creo que no… - responde mirándome – cómo están las cosas
ahí fuera?
-Saturados… - respondo abriendo los guantes estériles – Fran
está fuera de peligro… - digo cuando me viene a la cabeza su nombre –
-Fran también estaba allí? – pregunta mirándome –
-Si… - respondo recordando el momento en que se ha
derrumbado la estación – le ha caído un bloque de hormigón en la pierna cuando
ha empezado a derrumbarse… - resoplo – yo estaba con él…
-Estabas dentro cuando se ha derrumbado? – pregunta horrorizada
–
-Le he tenido que sacar a rastras… - digo intentando
reprimir de nuevo el llanto que ha vuelto a poseerme –
-Cariño… - dice con los ojos empañados, mirándome –
-Pero está bien… - digo tomando aire – te voy a poner un
poco de anestesia vale? – asiente mirándome – no te muevas…
La veo quejarse levemente cuando nota el pinchazo, intento
hacerlo lo más rápido posible. Respiro hondo un par de veces para borrar todas
esas imágenes que se agolpan en mi mente y poder concentrarme en esto. El corte
es en la parte anterior, la sangre que ha rezumado ha tapado parcialmente sus
tatuajes, pero los he limpiado. Los acaricio levemente, como impulsado a
hacerlo, y nuestras miradas se cruzan de nuevo fugazmente. Limpio la zona con
betadine y me pongo los guantes estériles con cuidado. Pongo sobre su brazo un
paño verde estéril y me dispongo a coser la herida. Necesitará 4 o 5 puntos
calculo. No decimos nada, solo la veo observarme cada vez que alzo la mirada.
Cuando acabo, reviso el otro brazo. Sin decir nada, alzo su camiseta y veo
varios rasguños en su espalda, pero nada que necesite sutura. Hago lo mismo con
su abdomen, y con su cabeza. No tiene más heridas parece ser.
-En las piernas tienes? – pregunto en voz baja –
-Creo que no… - dice mirándome – pero tú si tienes alguna
que necesita puntos… - dice rozándome la herida de mi cabeza – tienes otros
guantes?
La miro extrañado y sonríe levemente mirando al suelo. Hace
lo mismo conmigo. Descubro que no había percatado que también tengo una herida
en el brazo, más cerca del codo. Suspira al mirar mi espalda, debe ser un
cuadro de las veces que ha caído al suelo saliendo de la estación.
-Ven… - dice apoyando mi brazo sobre la mesa –
No puedo articular palabra. La veo limpiarme la herida
concentrada. Qué es lo que va a hacer? Ya me lo curarán después, cuando estén
un poco menos saturados. Esto no tiene importancia, pero parece que para ella
sí la tiene. Tras limpiar la herida con betadine, veo como se pone los guantes,
igual que lo he hecho yo. Me extraña tanto que sepa ponerse los guantes como
deben ponerse que no puedo evitar poner gesto de sorpresa.
-Me ha enseñado Carlos… - dice sonriendo avergonzada – solo lo
he hecho con animales, pero no debe ser muy diferente…
-Yo soy un poco animal… - digo sin poder evitar esbozar una
sonrisa – vas a hacer esto en serio?
-A saber cuando pueden coserte… - dice cogiendo la aguja con
el instrumental – estarán muy agobiados… - dice mirándome –
Sonrío sin poder evitarlo. Efectivamente, es muy valiente.
Alguien que no se dedica a esto no sería capaz de hacerlo. Pero ella sí. Ella
es una caja de sorpresas. No deja de sorprenderme nunca, ni siquiera un día
como hoy, tan jodidamente demencial. Cierro los ojos sin quejarme al notar la
aguja atravesarme la piel. La observo hacer el nudo del primer punto de una
manera cuidadosa. Sonrío de nuevo al mirarla y me devuelve la sonrisa un poco
contrariada. No puedo evitar que me resulte surrealista la escena. Jamás pensé
que hoy terminaría viendo como Malú cose una de mis heridas. Tras dar 5 puntos,
de una manera pausada, como si pudiera controlar absolutamente la situación,
deja la aguja sobre el paño verde, enganchada al instrumental, y mira la herida
de mi cabeza.
-Esa no hace falta que la cosas… - digo viendo su cara un
tanto nerviosa – te ha quedado muy bien… - digo mirando mi herida del brazo –
habrá que decirle a Carlos que eres buena alumna…
-Calla… - dice resoplando tímida – quiero coserla pero no se
si me atrevo… - dice mirando la herida –
-Es más fácil que la del brazo… - digo intentando restarle
importancia – y no importa que me dejes cicatriz ahí, no se notará… - digo
mirándola –
-Tienes la espalda llena de cortes… - resopla – no sé si
necesitan sutura… - dice cogiendo el suero – déjame limpiarte esto anda…
Cierro los ojos y tirito levemente al notar el suero rozar
mi herida. Cuidadosamente con una gasa, limpia los restos. Aquellos puntos de
aproximación que me puso Fran hace horas, se han caído y han dejado la herida
parcialmente abierta. La he visto en el espejo de la ambulancia, no tiene la
menor importancia, pero es escandalosa.
-No pongas anestesia… - digo con voz tranquila – solo son un
par de puntos…
-Te voy a hacer daño… - dice mirándome asustada –
-No, tu no me haces daño… - digo mirándola de manera dulce –
Sonríe levemente y acaricio su cara de forma suave. Cierra
los ojos al notar el contacto de mi mano en su rostro y me recorre un
escalofrío, haciéndome temblar levemente. Podría decir que hasta puedo ver los
sentimientos saltar de un lado a otro de la sala, saliendo de ella y de mí,
escapando por alguna parte para que alguien pueda verlos. Cierro los ojos al
ver como se acerca a mi herida y aprieto la mandíbula al notar la aguja
traspasarme.
-Estás bien? – pregunta un poco asustada –
-Perfectamente… - digo dejando a un lado el dolor – lo haces
genial… - digo con tono cariñoso –
-Me tiemblan las manos… - sonríe tímida – no te muevas vale?
– asiento levemente y noto de nuevo la aguja –
Noto como ata el nudo y corta el hilo para continuar
cosiéndome la herida. No puedo evitar sonreír al notar como está totalmente
concentrada. Si pensaba que no podía estar más enamorado de ella, me
equivocaba. Sí puedo, a cada segundo que pasa lo noto. Me parece increíble
poder sonreír en un día como hoy. Poder sonreír mientras Tere está en
quirófano. Poder sonreír después de todo lo que he visto hoy. Y la única persona
que sé que puede hacer que sonría de una manera sincera es ella. Abro los ojos
al notar que deja el instrumental sobre la mesa.
-Creo que ya está… - dice mirándome algo emocionada – te he
hecho mucho daño? – niego con la cabeza, sonriendo levemente –
Se sienta en la silla, un tanto nerviosa, y agarro sus
manos, besando su mano derecha mientras me mira con lágrimas en los ojos.
Sonrío enternecido, es tan fuerte y tan frágil a la vez. Y lo que siento por
ella es tan fuerte que nunca pensé que en una situación como ésta podría
olvidarme de todo durante los segundos en los que la miro a los ojos. Resopla
haciéndome saber que se acaba de agobiar. Toca mi espalda y vuelve a levantar
la camiseta.
-Ven aquí… - digo haciendo que vuelva a sentarse en la silla
–
La miro a los ojos y no puedo evitar volver a sonreír.
Sonreír al saber que está aquí, con el miedo que he pasado cuando la he visto
agarrando a esa niña, con la policía gritando que la bomba iba a explotar. Ni
siquiera puedo recordar exactamente lo que ha pasado durante esos segundos.
Solo sé que he salido corriendo, esquivando compañeros y policía que corrían en
dirección contraria. Solo sé que lo único que pensaba en ese momento era en
llegar hasta ella y ponernos a salvo. Porque yo no podía ponerme a salvo sin
ella. No estoy a salvo sin ella. Suspiro al pensar en todas las cosas que se me
pasan por la cabeza y en lo ñoño que me siento al pensar así. Nunca pensé que
podría pasarme algo así con alguien. Nunca pensé que sería capaz de correr
hacia la muerte por alguien.
-Álex… - dice con un hilo de voz acariciándome la cara – he pasado
tanto miedo… - dice emocionada – no me puedo creer que estés aquí conmigo… -
dice rompiendo a llorar – no quiero pensar en lo que te podía haber pasado pero
no puedo evitarlo… - dice llorando amargamente -
-Eh… - digo conmovido – vamos… - la abrazo, todavía sentados
en la silla, y esconde su cara en mi hombro – sabes? – digo separándome un poco
y agarrando su cara con mis manos – sabes lo único que puedo pensar yo ahora
mismo? – me mira y niega con la cabeza – que eres lo mejor que me ha pasado en
mi vida… - me mira totalmente conmocionada ante mi afirmación –
Sin decirme nada, se lanza de nuevo a abrazarme, casi con
rabia, apretando mi espalda con sus manos, como si estuvieran a punto de
separarnos e intentara con todas sus fuerzas que no pasara. Me contagia su
forma de llorar y escondo mi cara en su cuello. No sé cuánto tiempo pasamos
así, pero no me atrevo a deshacer ese abrazo. Esconde tantas cosas. Esconde
tantos sentimientos que sería un imbécil si lo cortase. Solo me separo de ella
al escuchar la puerta abrirse. Miro hacia la puerta y veo a Almudena, que esboza
una leve sonrisa al ver cómo estoy llorando. Me enjugo las lágrimas rápidamente
y me levanto de la silla como un resorte.
-Tranquilo… - pone una mano en mi pecho – Tere está bien… -
resoplo notando como mi cuerpo acaba de destensarse por completo – tenía varias
costillas rotas y si, un neumotórax, pero lo hemos resuelto… - noto como vuelvo
a ponerme a llorar, como si fuera un niño y la mano de Malú se posa en mi
espalda – la vamos a dejar en la UCI para tenerla más vigilada, pero no parece
que tenga nada más…
-Y la cabeza? – acierto a preguntar recordando toda esa
sangre en su rostro –
-Le hemos hecho un TAC, está todo bien… - dice poniendo una
mano en mi hombro – hasta que no han salido los resultados no he querido venir
a buscarte… - resoplo – quería dejarte tranquilo del todo…
-Puedo verla? – pregunto rápidamente –
-Solo unos minutos vale? – dice comedida – sabes cómo está
el hospital… - asiento –
-Y Fran? – pregunto de repente –
-Fran también está en la UCI… - dice algo apenada – había perdido
mucha sangre y lo han ingresado allí… - resopla – ha sido un día muy duro para
todos… - asiento – pasa a verles y vete a casa de acuerdo? – mira mi cabeza –
veo que te han cosido ya…
-Podrías mirar si necesita puntos en la espalda? – escucho la
voz de Malú, algo tímida –
-Claro… - sonríe hacia ella –
Me levantan la camiseta despacio y Almudena examina mis
heridas.
-Creo que son cortes superficiales… - dice mirándome y
mirando a Malú – te has cosido tú eso? – dice mirando la mesa llena de material
–
-Lo ha hecho ella… - digo sin más –
-Vaya… - dice algo impresionada – ha quedado muy bien… -
dice con tono distendido para restar tensión – no creo que necesites puntos…
son más bien rasguños… - asiento –
-Puede venir ella a la UCI? – pregunto entrelazando su mano –
-Haremos una excepción… - responde amablemente – pero tiene
que ponerse de verde, de acuerdo? – asiento –
Camino por el pasillo hasta llegar al vestuario y entro con
ella. Busco la talla pequeña, apenas quedan pijamas verdes, pero queda uno de
su talla. La observo entrar al baño para cambiarse y espero sentado en el
banco, pacientemente. Al salir, no puedo evitar sonreír levemente. Le queda muy
bien. Sonríe algo avergonzada y vuelve a entrelazar mi mano. Le indico como
ponerse el material estéril para entrar en la UCI minimizando el riesgo, y con
su gorro y sus calzas, camina a mi lado, entrando detrás de mí.
Al entrar, reconozco sus caras. Los de la UCI y los de
urgencias tenemos una relación de amor-odio peculiar, pero sana. Trabajamos en
equipo cuando tenemos algún paciente grave. Y ahora Tere y Fran son uno de
ellos. Me saludan cariñosamente y me indican dónde está Fran. Entro un tanto
asustado, hasta que le veo, consciente, enganchado a varias vías y cables, pero
despierto.
-Álex tío… - dice intentando moverse, pero se lo impido –
joder, no he parado de preguntar por ti… no sabía si te habías quedado allí… -
dice algo emocionado –
-Cómo estás? – acierto a preguntar, viendo por el rabillo
del ojo a Malú, que se ha quedado en la puerta –
-Bien… - suspira – han avisado a Clara… - dice algo
emocionado – el niño se ha quedado con sus padres creo… - se emociona al pensar
en su hijo – no hubiera podido salir de allí sin ti… - dice agarrando mi mano –
-No pienses en eso tío… - digo intentando reprimir las
lágrimas – lo importante es que te vas a poner bien… - asiente intentando no
llorar –
-Esto es un desastre Álex… - dice amargamente – tú has visto
lo que yo… - dice mirándome – has visto a toda esa gente… - asiento con gesto
serio – me has salvado la vida cabronazo… - dice riendo entremezclando lágrimas
–
No contesto, solo me agacho para abrazarle. Nunca pensé que
nos veríamos en una situación así. Nunca pensé que tendría que verle aquí. Uno
de mis mejores amigos ha estado a punto de morir delante de mí, y no ha pasado.
No puedo evitar pensar en la suerte que hemos tenido. Unos segundos más, y
ninguno de los dos estaríamos aquí. Doy un par de golpes suaves en su cara,
cariñosos, como siempre hacemos al saludarnos.
-Vendré a verte mañana… - digo convencido – intenta no
pensar demasiado… - le indico – solo piensa en que hemos salido de ésta y te
vas a poner bien colega… - digo sonriendo mientras asiente –
Nos despedimos emocionados, no puedo evitar llorar al salir
de la habitación y verle por el cristal ahí, emocionado, mirando al techo y con
su pierna levantada en el aire, sujetada por unos soportes. Malú pasa su brazo
por mi cintura, pegándome a ella, y me aferro a su cuerpo, secándome las
lágrimas. Camino hasta la habitación de Tere, no sé si voy a poder entrar sin
llorar.
Al llegar a la puerta, la veo a través del cristal. Está con
los ojos cerrados, con varios tubos envolviéndola. Resoplo, no sé si soy capaz
de verla así. Malú entrelaza mi mano y la aprieta, haciendo que entre a la
habitación. Doy un par de pasos, quedándome todavía lejos de la camilla, mirando
el monitor que marca sus pulsaciones, firmes, a buen ritmo. Siento tanto pesar
al verla aquí que no puedo evitar agachar la cabeza, aguantando las lágrimas
sin éxito.
-Vamos… - escucho susurrar a Malú mientras me acerca a la
camilla –
-Joder… - susurro totalmente sobrepasado caminando hacia
ella –
Al llegar a la camilla, veo como abre los ojos levemente.
-Tere… - susurro emocionado –
Veo como sonríe levemente y agarro su mano. La aprieta todo
lo fuerte que las pocas fuerzas que deben quedarle le dejan. Comienzo a llorar
sin poder evitarlo al sentir como me aprieta la mano. Malú, a mi lado, toca su
pierna de manera cariñosa y veo como Tere la mira y sonríe.
-Te vas a poner bien… - digo intentando autoconvencerme –
han avisado a tus hijos, están viniendo… - asiente levemente, con gesto
tranquilo – no vuelvas a hacerme esto… - digo apoyándome en la camilla viendo
como sonríe enternecida –
Me hace un gesto con la mano para que me acerque más a ella.
Me acerco algo temeroso, no quiero hacerle daño apoyándome en la cama. Cuando
estoy cerca, dirige su mano a mi cara y me acaricia, susurrando un gracias. Es
lo que me faltaba para ponerme de nuevo a llorar. No puedo evitar abrazarla, de
forma suave, intentando no tocar ninguno de los aparatos a los que está
conectada. Cuando me separo, veo como le hace el mismo gesto a Malú, que me
mira algo interrogante, pero me imita al dejarle espacio. Toca su cara de forma
cariñosa, haciendo que vuelva a tener esas ganas de llorar irrefrenables,
haciendo que Malú se emocione también, y le susurra un gracias, igual que a mí.
Malú le da un beso en la mejilla, con los ojos llenos de lágrimas, y se
incorpora, secándoselas. Acabo de enamorarme un poco más, si es que eso es
posible.
Salimos de la UCI, vestidos de verde, y, al salir, me apoyo en la pared, aturdido por tantas emociones. Malú se planta enfrente de mi, agarrándome la cintura, y me hace abrazarla. Me aferro a ella como si hiciera años que no la veo. Como si fuera a perderla de un momento a otro. Y, tras varios segundos, vuelvo a notar esa paz. Esa paz de saber que está conmigo, que estamos juntos, y que, si de mi depende, no vamos a volver a separarnos nunca más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario