domingo, 25 de diciembre de 2016

CAPÍTULO 102: ESTOY AQUÍ

-Por Dios Almudena, déjame entrar… - suplico –

-Álex, sabes que no puedes… - suspira – estás herido, alguien tendría que coserte eso… - señala a mi cabeza – y sé lo que es Tere para ti…

-No haré nada, no diré nada… - me apresuro en contestar – me quedaré en una esquina, te lo juro…

-Álex… - toca mi hombro – nos encargamos nosotros vale? – dice con voz dulce – es mejor que no pases… - suspira – es mejor para ti, para Tere y para nosotros…

-Almu por favor… - suplico de nuevo –

-Espera en urgencias, iré a contarte cuando terminemos… - dice convencida – hazme caso, es lo mejor de acuerdo?

Agacho mi cabeza rindiéndome. Quizá tiene razón, pero quiero estar con ella. Quiero estar dentro, sabiendo lo que pasa, nunca se me ha dado bien estar al otro lado. Almudena entra a quirófano sin decir nada más, dejándome allí, vestido de verde. Me siento solo en este momento, tremendamente solo. Pienso en esperar allí, en esa misma sala de espera, pero Malú está esperándome en urgencias. Mejor esperar con ella, es la única persona en el mundo que me haría dejar de sentirme así.
Al entrar a la sala, Malú me mira de arriba abajo, con gesto asustado. Está hablando por teléfono pero deja de hacerlo.

-Qué ha pasado? – pregunta asustada –

-No me han dejado pasar… - digo frustrado sentándome en una silla – me informarán cuando terminen…

Malú me mira con gesto comprensivo y acaricia mi cara suavemente. Cierro los ojos sintiendo esa caricia. Ya no me siento solo. No podría hacerlo con ella a mi lado.

-Vero, te llamo luego vale? – escucho sin mirarla – de verdad, estoy bien, te lo prometo… - suspira emocionada – hazle una tila a mi madre anda… dile que iré en un rato… - asiente – yo también Vero… - sonríe emocionada – un beso…

Cuelga el teléfono y observo el mío, conectado a la corriente. Miro extrañado el enchufe, no recuerdo haber hecho eso antes de irme a quirófano.

-He descubierto tu pin… - dice sentándose a mi lado, agarrándome la mano – he hablado con tu madre y tu hermana…

-Has descubierto mi pin? – pregunto extrañado – cómo has hecho eso?

-El día en que nos conocimos… - dice emocionada dejándome sin palabras –

-Joder… - agacho la cabeza avergonzado y, sin esperarlo, unas ganas de llorar inmensas me poseen –

-Tranquilo Álex… - me abraza haciendo que me encorve hacia ella – Tere se va a poner bien de acuerdo?

-No me han dejado entrar… - digo amargamente –

-Es normal… - dice con voz dulce – estás muy nervioso y acabas de volver de allí… - resopla –

-Pero es Tere… - digo agarrándome a su cintura poniendo mi cabeza en su pecho –

-Y todo va a salir bien… - dice convencida – ya lo verás…

-Espera… - me incorporo para mirarla – has hablado con mi madre? Y con mi hermana? – pregunto extrañado –

-Cuando el móvil se ha encendido, ha entrado una llamada de tu madre… - suspira emocionada – estaba tan asustada… - niega con la cabeza – dice que te ha visto por la televisión…

-Qué? – exclamo horrorizado – dios mío… - susurro –

-Estaban agobiados, no encuentran vuelos para volver… igual que tu hermana… - dice acariciándome el pelo – les he tranquilizado… pero tienes que llamarles ahora mismo vale? – asiento – he hablado con Vero, mi madre está en mi casa, con Alejandro y no sé cuántas personas más… - niega con la cabeza – parece que también he salido yo en la televisión…

La miro afectado. Su cara refleja una falta de preocupación que me extraña. Parece tranquila, parece serena. Y me da una tranquilidad verla así. Me da tanta paz estar ahora mismo con ella que no me movería de aquí ni aunque me obligaran. Cojo el móvil bajo su atenta mirada y llamo primero a mi madre. Malú no suelta mi mano durante toda la conversación. Me afano en calmarla, está tan nerviosa, tan asustada… ojalá estuviera con ella ahora mismo. Pero al mirar a Malú, me tranquilizo. Está conmigo. Está aquí conmigo, no se ha movido, sé que se va a quedar aquí hasta que me vaya a casa. Y una sensación de amor profundo me inunda. La quiero más de lo que he querido nunca a nadie. Mi madre se afana en decirme que ha hablado con ella antes, que no se puede creer todavía que estamos bien, que me quede con ella hasta que ellos vuelvan. Malú sonríe escuchándola, está gritando mucho. Sonrío enternecido, cuando mi madre se pone nerviosa, alza el tono de voz como si no pudiera escucharla.

Tras varios minutos, cuelgo y rompo a llorar. Rompo a llorar emocionado. No me puedo creer que estemos vivos. Estoy convencido que lo estamos por una extraña razón que descubro al mirar a Malú. No podía irme ahora que por fin nos habíamos encontrado de nuevo. Tiene que ser eso. O quizá ha sido la suerte simplemente. O el destino. El destino que ha hecho que, esta vez, haya tenido suerte. Ha ido a buscarme. Está loca. Es la mayor locura que han hecho por mí y sé que nadie más lo haría. Sé que es la única persona que podría hacer algo así por mí. Se afana en pedirme que llame a mi hermana. Así que repito la secuencia. No suelto la mano de Malú en toda la conversación, escuchando como mi hermana me repite una y otra vez lo mucho que me quiere. Malú me mira emocionada, dejando escapar de sus ojos varias lágrimas, igual que yo. Lucía me repite varias veces que no me separe de Malú, lo mismo que mis padres. Que me quede con ella hasta que ellos puedan volver. Es tan emocionante oírles decir eso. Es como si supieran que la quiero. Como si supieran que estoy enamorado de ella desde hace tanto tiempo. Como si supieran que con la única persona con la que voy a estar a salvo es con ella.

-Ya está cariño… - dice acariciándome la cara, abrazándome y quitándome el móvil suavemente de las manos – desahógate…

Ni siquiera puedo hablar, solo puedo llorar. Llorar sin parar. Llorar al pensar en Tere. Al pensar en lo que le podía haber pasado a Malú. Al pensar en mi familia si yo no llego a salir vivo de allí. Al pensar en toda esa gente que no ha tenido tanta suerte. Vienen a mi cabeza todas esas imágenes. Todos esos sonidos. Vuelvo a sentir el agobio, el miedo, el pánico. Y sólo consigo disiparlo parcialmente si la miro, a mi lado. Si noto como me besa en los labios con calidez, con calma. Me falta el aire si pienso en que podría no tenerla ahora mismo aquí. Pero está aquí. Está aquí conmigo.

-No puedo irme sin saber cómo está Tere… - digo mirándola –

-Lo sé… - responde acariciándome la cara – y yo me voy a quedar contigo… - dice convencida –

-Joder Malú… - digo agachando mi cabeza –

-Tranquilo… - me acaricia el pelo – estoy aquí contigo… - dice con voz dulce – y no voy a volver a separarme de ti… - la miro con los ojos llenos de lágrimas – nunca más…

Nos quedamos unos segundos mirándonos, reprimiendo el llanto. No quiero que las lágrimas me impidan verla ahora mismo. Me acerco lentamente a su boca, la que tantas veces he besado hoy, como si pensara que cada vez era la última que lo hacía. Y una sensación de paz me posee cuando sé que no va a ser la última vez. Al contrario. Sé que va a haber muchas más. Sé que, sin habernos dicho nada, hemos tenido esa conversación pendiente desde hace tanto tiempo. Toco sus manos, con varias heridas superficiales y arañazos. Subo las mangas de la chaqueta, que no puedo evitar recordar que es de Tere, y veo en su antebrazo un corte que quizá necesita puntos. Apenas sangra. Me levanto de la silla, dispuesto a buscar material para coserla yo mismo.

-Álex, esto no es nada, siéntate… - dice levantándose – necesitas descansar… - acaricia mi cara suavemente, mirándome todavía emocionada –

-Espérame aquí vale? – digo dejando otro beso en sus labios y saliendo de la sala –

Me dirijo a la sala de curas, llena de gente, con mis compañeros de enfermería cosiendo heridas. Al verme entrar, los que todavía no me habían visto, me abrazan. Preguntan nerviosos cómo está Tere y me cuentan que Fran ha salido de quirófano sano y salvo. Apenas sabía nada de él, solo que Carlos me había dicho que estaba bien. Estoy demasiado saturado para pensar en muchas cosas más. Sólo agarro el material necesario para coserle la herida a Malú y salgo de la sala de curas para volver con ella.

Al entrar, la encuentro sentada, con la cara tapada por sus manos, está agotada. Me siento a su lado y dejo sobre la mesa todo el material que he recogido. Me mira sin hablar y, tras suspirar frustrada sabiendo que no voy a dejarla en paz, se quita la chaqueta. Su ropa, manchada de sangre, me hace tragar saliva varias veces. Nadie puede estar preparado para lo que ha pasado, incluso nosotros, los sanitarios, nos hemos visto superados. Pero ella… ella tiene que estar en shock por todo lo que ha visto. Pienso en lo valiente que es y la suerte que tengo. Pienso en el momento en el que hemos encontrado a Tere y cómo ha sabido sacarme de ese shock que he sentido al verla ahí, tirada en el suelo. Es muy valiente, más de lo que yo creía. Me mira y sonríe levemente, supongo que llevo bastante mirándola así. Me siento a su lado y limpio la herida.

-Tienes más? – pregunto sin dejar de mirar su brazo –

-Creo que no… - responde mirándome – cómo están las cosas ahí fuera?

-Saturados… - respondo abriendo los guantes estériles – Fran está fuera de peligro… - digo cuando me viene a la cabeza su nombre –

-Fran también estaba allí? – pregunta mirándome –

-Si… - respondo recordando el momento en que se ha derrumbado la estación – le ha caído un bloque de hormigón en la pierna cuando ha empezado a derrumbarse… - resoplo – yo estaba con él…

-Estabas dentro cuando se ha derrumbado? – pregunta horrorizada –

-Le he tenido que sacar a rastras… - digo intentando reprimir de nuevo el llanto que ha vuelto a poseerme –

-Cariño… - dice con los ojos empañados, mirándome –

-Pero está bien… - digo tomando aire – te voy a poner un poco de anestesia vale? – asiente mirándome – no te muevas…

La veo quejarse levemente cuando nota el pinchazo, intento hacerlo lo más rápido posible. Respiro hondo un par de veces para borrar todas esas imágenes que se agolpan en mi mente y poder concentrarme en esto. El corte es en la parte anterior, la sangre que ha rezumado ha tapado parcialmente sus tatuajes, pero los he limpiado. Los acaricio levemente, como impulsado a hacerlo, y nuestras miradas se cruzan de nuevo fugazmente. Limpio la zona con betadine y me pongo los guantes estériles con cuidado. Pongo sobre su brazo un paño verde estéril y me dispongo a coser la herida. Necesitará 4 o 5 puntos calculo. No decimos nada, solo la veo observarme cada vez que alzo la mirada. Cuando acabo, reviso el otro brazo. Sin decir nada, alzo su camiseta y veo varios rasguños en su espalda, pero nada que necesite sutura. Hago lo mismo con su abdomen, y con su cabeza. No tiene más heridas parece ser.

-En las piernas tienes? – pregunto en voz baja –

-Creo que no… - dice mirándome – pero tú si tienes alguna que necesita puntos… - dice rozándome la herida de mi cabeza – tienes otros guantes?

La miro extrañado y sonríe levemente mirando al suelo. Hace lo mismo conmigo. Descubro que no había percatado que también tengo una herida en el brazo, más cerca del codo. Suspira al mirar mi espalda, debe ser un cuadro de las veces que ha caído al suelo saliendo de la estación.

-Ven… - dice apoyando mi brazo sobre la mesa –

No puedo articular palabra. La veo limpiarme la herida concentrada. Qué es lo que va a hacer? Ya me lo curarán después, cuando estén un poco menos saturados. Esto no tiene importancia, pero parece que para ella sí la tiene. Tras limpiar la herida con betadine, veo como se pone los guantes, igual que lo he hecho yo. Me extraña tanto que sepa ponerse los guantes como deben ponerse que no puedo evitar poner gesto de sorpresa.

-Me ha enseñado Carlos… - dice sonriendo avergonzada – solo lo he hecho con animales, pero no debe ser muy diferente…

-Yo soy un poco animal… - digo sin poder evitar esbozar una sonrisa – vas a hacer esto en serio?

-A saber cuando pueden coserte… - dice cogiendo la aguja con el instrumental – estarán muy agobiados… - dice mirándome –

Sonrío sin poder evitarlo. Efectivamente, es muy valiente. Alguien que no se dedica a esto no sería capaz de hacerlo. Pero ella sí. Ella es una caja de sorpresas. No deja de sorprenderme nunca, ni siquiera un día como hoy, tan jodidamente demencial. Cierro los ojos sin quejarme al notar la aguja atravesarme la piel. La observo hacer el nudo del primer punto de una manera cuidadosa. Sonrío de nuevo al mirarla y me devuelve la sonrisa un poco contrariada. No puedo evitar que me resulte surrealista la escena. Jamás pensé que hoy terminaría viendo como Malú cose una de mis heridas. Tras dar 5 puntos, de una manera pausada, como si pudiera controlar absolutamente la situación, deja la aguja sobre el paño verde, enganchada al instrumental, y mira la herida de mi cabeza.

-Esa no hace falta que la cosas… - digo viendo su cara un tanto nerviosa – te ha quedado muy bien… - digo mirando mi herida del brazo – habrá que decirle a Carlos que eres buena alumna…

-Calla… - dice resoplando tímida – quiero coserla pero no se si me atrevo… - dice mirando la herida –

-Es más fácil que la del brazo… - digo intentando restarle importancia – y no importa que me dejes cicatriz ahí, no se notará… - digo mirándola –

-Tienes la espalda llena de cortes… - resopla – no sé si necesitan sutura… - dice cogiendo el suero – déjame limpiarte esto anda…

Cierro los ojos y tirito levemente al notar el suero rozar mi herida. Cuidadosamente con una gasa, limpia los restos. Aquellos puntos de aproximación que me puso Fran hace horas, se han caído y han dejado la herida parcialmente abierta. La he visto en el espejo de la ambulancia, no tiene la menor importancia, pero es escandalosa.

-No pongas anestesia… - digo con voz tranquila – solo son un par de puntos…

-Te voy a hacer daño… - dice mirándome asustada –

-No, tu no me haces daño… - digo mirándola de manera dulce –

Sonríe levemente y acaricio su cara de forma suave. Cierra los ojos al notar el contacto de mi mano en su rostro y me recorre un escalofrío, haciéndome temblar levemente. Podría decir que hasta puedo ver los sentimientos saltar de un lado a otro de la sala, saliendo de ella y de mí, escapando por alguna parte para que alguien pueda verlos. Cierro los ojos al ver como se acerca a mi herida y aprieto la mandíbula al notar la aguja traspasarme.

-Estás bien? – pregunta un poco asustada –

-Perfectamente… - digo dejando a un lado el dolor – lo haces genial… - digo con tono cariñoso –

-Me tiemblan las manos… - sonríe tímida – no te muevas vale? – asiento levemente y noto de nuevo la aguja –

Noto como ata el nudo y corta el hilo para continuar cosiéndome la herida. No puedo evitar sonreír al notar como está totalmente concentrada. Si pensaba que no podía estar más enamorado de ella, me equivocaba. Sí puedo, a cada segundo que pasa lo noto. Me parece increíble poder sonreír en un día como hoy. Poder sonreír mientras Tere está en quirófano. Poder sonreír después de todo lo que he visto hoy. Y la única persona que sé que puede hacer que sonría de una manera sincera es ella. Abro los ojos al notar que deja el instrumental sobre la mesa.

-Creo que ya está… - dice mirándome algo emocionada – te he hecho mucho daño? – niego con la cabeza, sonriendo levemente –

Se sienta en la silla, un tanto nerviosa, y agarro sus manos, besando su mano derecha mientras me mira con lágrimas en los ojos. Sonrío enternecido, es tan fuerte y tan frágil a la vez. Y lo que siento por ella es tan fuerte que nunca pensé que en una situación como ésta podría olvidarme de todo durante los segundos en los que la miro a los ojos. Resopla haciéndome saber que se acaba de agobiar. Toca mi espalda y vuelve a levantar la camiseta.

-Ven aquí… - digo haciendo que vuelva a sentarse en la silla –

La miro a los ojos y no puedo evitar volver a sonreír. Sonreír al saber que está aquí, con el miedo que he pasado cuando la he visto agarrando a esa niña, con la policía gritando que la bomba iba a explotar. Ni siquiera puedo recordar exactamente lo que ha pasado durante esos segundos. Solo sé que he salido corriendo, esquivando compañeros y policía que corrían en dirección contraria. Solo sé que lo único que pensaba en ese momento era en llegar hasta ella y ponernos a salvo. Porque yo no podía ponerme a salvo sin ella. No estoy a salvo sin ella. Suspiro al pensar en todas las cosas que se me pasan por la cabeza y en lo ñoño que me siento al pensar así. Nunca pensé que podría pasarme algo así con alguien. Nunca pensé que sería capaz de correr hacia la muerte por alguien.

-Álex… - dice con un hilo de voz acariciándome la cara – he pasado tanto miedo… - dice emocionada – no me puedo creer que estés aquí conmigo… - dice rompiendo a llorar – no quiero pensar en lo que te podía haber pasado pero no puedo evitarlo… - dice llorando amargamente -

-Eh… - digo conmovido – vamos… - la abrazo, todavía sentados en la silla, y esconde su cara en mi hombro – sabes? – digo separándome un poco y agarrando su cara con mis manos – sabes lo único que puedo pensar yo ahora mismo? – me mira y niega con la cabeza – que eres lo mejor que me ha pasado en mi vida… - me mira totalmente conmocionada ante mi afirmación –

Sin decirme nada, se lanza de nuevo a abrazarme, casi con rabia, apretando mi espalda con sus manos, como si estuvieran a punto de separarnos e intentara con todas sus fuerzas que no pasara. Me contagia su forma de llorar y escondo mi cara en su cuello. No sé cuánto tiempo pasamos así, pero no me atrevo a deshacer ese abrazo. Esconde tantas cosas. Esconde tantos sentimientos que sería un imbécil si lo cortase. Solo me separo de ella al escuchar la puerta abrirse. Miro hacia la puerta y veo a Almudena, que esboza una leve sonrisa al ver cómo estoy llorando. Me enjugo las lágrimas rápidamente y me levanto de la silla como un resorte.

-Tranquilo… - pone una mano en mi pecho – Tere está bien… - resoplo notando como mi cuerpo acaba de destensarse por completo – tenía varias costillas rotas y si, un neumotórax, pero lo hemos resuelto… - noto como vuelvo a ponerme a llorar, como si fuera un niño y la mano de Malú se posa en mi espalda – la vamos a dejar en la UCI para tenerla más vigilada, pero no parece que tenga nada más…

-Y la cabeza? – acierto a preguntar recordando toda esa sangre en su rostro –

-Le hemos hecho un TAC, está todo bien… - dice poniendo una mano en mi hombro – hasta que no han salido los resultados no he querido venir a buscarte… - resoplo – quería dejarte tranquilo del todo…

-Puedo verla? – pregunto rápidamente –

-Solo unos minutos vale? – dice comedida – sabes cómo está el hospital… - asiento –

-Y Fran? – pregunto de repente –

-Fran también está en la UCI… - dice algo apenada – había perdido mucha sangre y lo han ingresado allí… - resopla – ha sido un día muy duro para todos… - asiento – pasa a verles y vete a casa de acuerdo? – mira mi cabeza – veo que te han cosido ya…

-Podrías mirar si necesita puntos en la espalda? – escucho la voz de Malú, algo tímida –

-Claro… - sonríe hacia ella –

Me levantan la camiseta despacio y Almudena examina mis heridas.

-Creo que son cortes superficiales… - dice mirándome y mirando a Malú – te has cosido tú eso? – dice mirando la mesa llena de material –

-Lo ha hecho ella… - digo sin más –

-Vaya… - dice algo impresionada – ha quedado muy bien… - dice con tono distendido para restar tensión – no creo que necesites puntos… son más bien rasguños… - asiento –

-Puede venir ella a la UCI? – pregunto entrelazando su mano –

-Haremos una excepción… - responde amablemente – pero tiene que ponerse de verde, de acuerdo? – asiento –

Camino por el pasillo hasta llegar al vestuario y entro con ella. Busco la talla pequeña, apenas quedan pijamas verdes, pero queda uno de su talla. La observo entrar al baño para cambiarse y espero sentado en el banco, pacientemente. Al salir, no puedo evitar sonreír levemente. Le queda muy bien. Sonríe algo avergonzada y vuelve a entrelazar mi mano. Le indico como ponerse el material estéril para entrar en la UCI minimizando el riesgo, y con su gorro y sus calzas, camina a mi lado, entrando detrás de mí.

Al entrar, reconozco sus caras. Los de la UCI y los de urgencias tenemos una relación de amor-odio peculiar, pero sana. Trabajamos en equipo cuando tenemos algún paciente grave. Y ahora Tere y Fran son uno de ellos. Me saludan cariñosamente y me indican dónde está Fran. Entro un tanto asustado, hasta que le veo, consciente, enganchado a varias vías y cables, pero despierto.

-Álex tío… - dice intentando moverse, pero se lo impido – joder, no he parado de preguntar por ti… no sabía si te habías quedado allí… - dice algo emocionado –

-Cómo estás? – acierto a preguntar, viendo por el rabillo del ojo a Malú, que se ha quedado en la puerta –

-Bien… - suspira – han avisado a Clara… - dice algo emocionado – el niño se ha quedado con sus padres creo… - se emociona al pensar en su hijo – no hubiera podido salir de allí sin ti… - dice agarrando mi mano –

-No pienses en eso tío… - digo intentando reprimir las lágrimas – lo importante es que te vas a poner bien… - asiente intentando no llorar –

-Esto es un desastre Álex… - dice amargamente – tú has visto lo que yo… - dice mirándome – has visto a toda esa gente… - asiento con gesto serio – me has salvado la vida cabronazo… - dice riendo entremezclando lágrimas –

No contesto, solo me agacho para abrazarle. Nunca pensé que nos veríamos en una situación así. Nunca pensé que tendría que verle aquí. Uno de mis mejores amigos ha estado a punto de morir delante de mí, y no ha pasado. No puedo evitar pensar en la suerte que hemos tenido. Unos segundos más, y ninguno de los dos estaríamos aquí. Doy un par de golpes suaves en su cara, cariñosos, como siempre hacemos al saludarnos.

-Vendré a verte mañana… - digo convencido – intenta no pensar demasiado… - le indico – solo piensa en que hemos salido de ésta y te vas a poner bien colega… - digo sonriendo mientras asiente –

Nos despedimos emocionados, no puedo evitar llorar al salir de la habitación y verle por el cristal ahí, emocionado, mirando al techo y con su pierna levantada en el aire, sujetada por unos soportes. Malú pasa su brazo por mi cintura, pegándome a ella, y me aferro a su cuerpo, secándome las lágrimas. Camino hasta la habitación de Tere, no sé si voy a poder entrar sin llorar.
Al llegar a la puerta, la veo a través del cristal. Está con los ojos cerrados, con varios tubos envolviéndola. Resoplo, no sé si soy capaz de verla así. Malú entrelaza mi mano y la aprieta, haciendo que entre a la habitación. Doy un par de pasos, quedándome todavía lejos de la camilla, mirando el monitor que marca sus pulsaciones, firmes, a buen ritmo. Siento tanto pesar al verla aquí que no puedo evitar agachar la cabeza, aguantando las lágrimas sin éxito.

-Vamos… - escucho susurrar a Malú mientras me acerca a la camilla –

-Joder… - susurro totalmente sobrepasado caminando hacia ella –

Al llegar a la camilla, veo como abre los ojos levemente.

-Tere… - susurro emocionado –

Veo como sonríe levemente y agarro su mano. La aprieta todo lo fuerte que las pocas fuerzas que deben quedarle le dejan. Comienzo a llorar sin poder evitarlo al sentir como me aprieta la mano. Malú, a mi lado, toca su pierna de manera cariñosa y veo como Tere la mira y sonríe.

-Te vas a poner bien… - digo intentando autoconvencerme – han avisado a tus hijos, están viniendo… - asiente levemente, con gesto tranquilo – no vuelvas a hacerme esto… - digo apoyándome en la camilla viendo como sonríe enternecida –

Me hace un gesto con la mano para que me acerque más a ella. Me acerco algo temeroso, no quiero hacerle daño apoyándome en la cama. Cuando estoy cerca, dirige su mano a mi cara y me acaricia, susurrando un gracias. Es lo que me faltaba para ponerme de nuevo a llorar. No puedo evitar abrazarla, de forma suave, intentando no tocar ninguno de los aparatos a los que está conectada. Cuando me separo, veo como le hace el mismo gesto a Malú, que me mira algo interrogante, pero me imita al dejarle espacio. Toca su cara de forma cariñosa, haciendo que vuelva a tener esas ganas de llorar irrefrenables, haciendo que Malú se emocione también, y le susurra un gracias, igual que a mí. Malú le da un beso en la mejilla, con los ojos llenos de lágrimas, y se incorpora, secándoselas. Acabo de enamorarme un poco más, si es que eso es posible.  

Salimos de la UCI, vestidos de verde, y, al salir, me apoyo en la pared, aturdido por tantas emociones. Malú se planta enfrente de mi, agarrándome la cintura, y me hace abrazarla. Me aferro a ella como si hiciera años que no la veo. Como si fuera a perderla de un momento a otro. Y, tras varios segundos, vuelvo a notar esa paz. Esa paz de saber que está conmigo, que estamos juntos, y que, si de mi depende, no vamos a volver a separarnos nunca más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario