Malú es una persona de ideas fijas. Y se ha propuesto darle
a todo normalidad. Lo está consiguiendo. Casi está consiguiendo que se me
olvide que nos besamos como nunca me he besado con nadie. Nunca había sentido
tantas cosas en tan poco tiempo. No sé lo que sentiría ella, pero yo, cada vez
que lo recuerdo, siento el corazón latirme cada vez más deprisa.
Esto no está bien. No está bien que nos hayamos besado y no
está bien que hagamos como si nada. Si de algo hemos pecado en lo que sea que
hayamos tenido, es del silencio. Del silencio cuando algo nos preocupaba. Creo
que eso hizo que todo terminara. Y creo que puede hacer que todo se estropee
ahora. Aunque, si soy sincero, me aterra hablar de eso con ella.
Hoy es la semifinal de La Voz. Estoy nervioso. Jesús y
Andrés, andan nerviosos por los pasillos. Jesús ha maravillado a todo el mundo,
he leído tantos comentarios hacia él y todos positivos. Lo que me contó aquella
tarde sobre el bullying que sufrió, no ha salido en ninguna parte, no lo sabe
nadie más. Es un niño inteligente. Quiere que la gente solo se fije en su voz.
Con apenas 9 años. Andrés es un niño de 12 años, con una voz muy especial
también. Pero mi debilidad es Jesús. He intentado que en mis decisiones no
influya la relación tan estrecha que hemos adquirido. A veces me siento como su
padre, otras como su colega. Me ha contado que le cambiaron de colegio hace un
año por el acoso que sufría. Y que pidió a sus padres que no contaran nada a
nadie sobre su diabetes. Es un niño con miedo a que le rechacen, pero está
recibiendo todo lo contrario y eso creo que a veces le supera y le hace ser
todavía más tímido. Pero lo suple tan bien con esa sonrisa que ilumina su cara…
Los demás niños lo tienen como un buen amigo, se llevan todos muy bien, algo
que me alegra enormemente. Debe estar flipando viendo como pueden cambiar las
cosas según los sitios o las personas con las que estés.
Hoy canto una canción con ellos y otra solo, presentado mi
nuevo single, “Solo luz”. Con ellos cantaré “Ya verás”. Sí, ya verás qué noche.
Abriré la gala, con Malú y Rosario ya sentadas en sus sillones y yo apareciendo
por las escaleras. Ahora es cuando me arrepiento de haber incluido esas
canciones en mi disco. Son demasiado autobiográficas como para cantarlas
delante de ella. Y sé que ella lo sabe, sé que las ha escuchado. Y sé que sabe
que las escribí por ella. No sé cómo voy a poder mantener la compostura esta
noche.
Me pongo el pinganillo y escucho a la gente gritar. Comienza
la cuenta atrás, con Malú y Rosario ya sentadas en sus sillones. Yo, viendo sus
nombres desde atrás en las sillas, espero nervioso. Comienzo a escuchar el
piano y cierro los ojos. Respiro hondo un par de veces y comienzo a cantar.
“Somos solo luz – comienzo a caminar bajando las escaleras –
dos cobardes que no encuentran la manera, dos idiotas que no saben cómo hacer –
miro a la cámara que me sigue – una vida con la vida que les queda”
Subo al escenario por la parte de las escaleras, pasando al
lado de Malú, sin tener el valor de mirarla. Miro al público y sonrío
levemente.
“No hicimos pie – giro al mismo tiempo que la cámara lo hace
para ponerme frente a frente con el público y con ella – y casi nos ahogamos
sin saber qué hacer – no la miro, miro al frente y hacia el público de las
gradas – los dos nos abrazamos sin tenernos fe, sin tenerlo nada claro”
Tomo aire, viene el estribillo. Todavía no he sacado toda mi
potencia vocal. La primera parte de la canción es casi plana. Ya vendrá después
el tan temido sentimiento que sé que me va a fluir.
“Hay lodo y humedad por encima de todo – apenas gesticulo
con las manos – una foto con cara de bobos – sonrío irónico – y el rencor al
dolor de un amor que no acaba del todo – no puedo evitar mirarla fugazmente –
hay nada, la presión contra el pecho y las alas – miro al frente – tu mirada
entre tantas miradas, la razón de que no se cruzaran es solo un misterio que
no… - hago una pausa y miro al suelo – vale nada”
Escucho los aplausos mezclados con las notas del piano. Doy
dos pasos al frente y continúo cantando.
“Somos solo luz, personajes que abandonarán la escena –
sonrío levemente – y el cuento, que ha vuelto a ocurrir… - miro al suelo serio
– no nos quedan ya finales, ni inocencia – noto que me estoy metiendo demasiado
en la canción – ni inocencia… - digo en un susurro –
Me planto en medio del escenario, en la parte más cercana a
los sillones, y me dispongo a comenzar la parte que más miedo me da por si me
rompo del todo.
“No hicimos pie… - digo mirando al suelo – y casi nos
ahogamos, sin saber qué hacer – alzo mi tono de voz escuchando el sonido del
violín a mi espalda – los dos nos abrazamos, sin tenernos fe – sigo subiendo de
intensidad – sin tenerlo nada claro – aguanto la última nota arriba durante
unos segundos, escuchando que la gente suelta algún grito de aprobación y
comienza a aplaudir”
No seré capaz de mirarla, lo sé. Ese pensamiento se agolpa
en mi mente pero no me hace perder la intensidad con la que estoy viviendo la
canción.
“Hay lodo, y humedad por encima de todo – viene a mi mente
el día en que volví a casa después de que ella me echara de la suya – y una
foto con cara de bobos… - recuerdo la foto de la ecografía y traslado mi
pensamiento a otro sitio o no podré seguir – y el rencor al dolor del amor que
no acaba del todo… - cojo aire – hay nada, la presión contra el pecho y las
alas – me agarro la camisa a la altura del pecho – tu mirada entre tantas
miradas – esta vez sí, la miro furtivamente, pero qué ven mis ojos, está
llorando? – la razón de que no se cruzaran es solo un misterio – aguanto la
última nota procurando no pensar en lo que acabo de ver –
No puede ser, está llorando y yo aquí, aguantándome las
ganas que me han entrado. Estoy deseando que termine la canción y eso no me
había pasado nunca.
“Hay lodo, y humedad por encima de todo – canto con un punto
de rabia – y una foto con cara de bobos… - de nuevo ese recuerdo viene a mi
mente – y el rencor al dolor del amor que no acaba del todo – la miro
fugazmente – hay nada, la presión contra el pecho y las alas – vuelvo a dirigir
mi mano al pecho – tu mirada entre tantas miradas – vuelvo a mirarla
fugazmente, pero no me mira, mira al suelo, dirigiendo un dedo a secarse una
lágrima – la razón de que no se cruzaran es solo un misterio… - hago una pausa
y suspiro en voz alta cerrando los ojos – que no vale nada”
El piano vuelve a sonar y vuelvo a escuchar a la gente
aplaudirme.
“Somos solo luz… - miro a la cámara – dos cobardes que no
encuentran la manera… - miro al suelo – dos idiotas que no saben cómo hacer… -
sonrío irónico – una vida con la vida… - hago una breve pausa y miro a cámara –
que les queda”
La canción termina y respiro hondo. Ha faltado nada para no
poder seguir. Miro a Rosario y está de pie aplaudiendo, también algo
emocionada. Malú se pone de pie y aplaude con gesto fingido.
-Qué momentazo! – aparece Jesús a mi espalda gritando y le
abrazo, dándole un cariñoso beso en la mejilla – qué temazo!!! – mira a cámara –
estrenado aquí, en La Voz Kids, del nuevo disco de Álex Torres, “Qué bonita la
vida” se llama!! – la gente sigue aplaudiéndome y sonrío mirando al público,
incluso guiñando el ojo a quien me saluda – qué disco has hecho hijo mío… -
dice sincero –
-Gracias… - digo algo avergonzado –
-Pero si tienes a tus chicas ahí emocionadas! – grita Jesús
señalándolas –
Rosario, ni corta ni perezosa, viene sonriente a darme un
abrazo y entonces miro a Malú. Creo que la he visto suspirar frustrada mientras
se bajaba del sillón para hacer lo mismo que Rosario. Quedaría raro que no lo
hiciera.
Cuando nos abrazamos, me parece escuchar que la gente grita
más fuerte, pero apenas puedo pensar. Es un abrazo frío, nada que ver con el
del día que Jesús casi se nos muere. La miro un instante pero me aparta la
mirada, todavía con los ojos algo rojos.
-Bueno, que coaches tenemos eh? – Jesús me agarra de los
hombros – hay que recordar! – exclama – qué día estás en Madrid?
-El 12 de diciembre – digo fingiendo alegría, aunque ahora
mismo tengo una sensación horrible – estamos en Madrid, en el barclaycard
center… - hago un gesto de poner los ojos en blanco – en el palacio de los
deportes para los que somos gente normal… - escucho risas en el público –
-El año pasado lo petó pero es que este año… - Jesús hace un
gesto a cámara de afirmación – allí estaremos Álex…
-Eso espero… - digo riéndome –
-Vete a que te cambien el micro, que esto empieza!!! –
escucho a Jesús seguir hablando mientras me cambian el micro –
Mientras me cambian el micro, pienso en lo que ha pasado. El
miedo me recorre cuando pienso que Malú estaba llorando porque ha sentido que
se la estaba cantando a ella. Vuelvo a arrepentirme de haber incluido las
canciones que compuse cuando peor estaba, pero es lo que hay, así me sentía y, en
cierto modo, así me siento todavía.
Vuelvo a mi asiento con aplausos del público al verme
aparecer.
-Bueno, nos hemos serenado todos, que estábamos todos aquí
con la llantera… - dice mirándome riéndose – y vamos a empezar por el equipo de…
- nos mira a los 3 – Rosario!!!!
Respiro aliviado al ver que las cámaras van a dejar de enfocarme por unos minutos y la miro. Me devuelve la mirada con gesto algo serio para, después, bajar la mirada algo avergonzada. Ansío la publicidad para intentar hablar con ella. No quiero que esté así. No quería que la canción provocase esas cosas que parece estar provocando en ella.
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