Han pasado ya 2 semanas de aquel viaje maravilloso a la
playa. Y en estas dos semanas, no ha habido día que no hayamos hablado al menos
por teléfono. Me siento como una quinceañera, pegada al móvil, esperando que su
chico le conteste al mensaje. Su chico? Es mi chico? No, no es mi chico. Aunque
cualquiera diría que sí. No me puedo creer que esto me esté pasando a mí. Si
analizo nuestra historia, me parece de lo más romántico, a pesar de que
empezásemos la casa por el tejado. He decidido hacerle caso, dejemos que las
cosas pasen como tengan que pasar. No voy a agobiarle con preguntas, solo
disfrutar del momento y, cuando llegue el instante en el que tengamos que
aclararlo todo, lo haremos. O quizá no hace ni falta aclararlo.
Vero siempre ha sido mi confidente. Mi amiga para todo. Y,
en temas de amores, siempre me ha aconsejado con una lucidez que a veces no sé
de donde saca. A veces pienso que está demasiado loca para ser madre. Y luego,
pienso en mi y la miro a ella y saco la conclusión que si ella es madre con ese
grado de locura que tiene encima, yo seré la mejor madre del mundo. Siempre que
tengo que contarle algo sobre mis sentimientos, me siento pequeña. Es como si
pudiera meterse en mi cabeza y saber todo lo que siento. No puedo apenas
mentirle. Es imposible, me conoce, me conoce mucho mejor que mi madre, que ya
es decir.
-Esa cara es de “me acaba de mandar un mensaje mi amor” –
dice mirándome mientras leo la pantalla del móvil –
-Ay, de verdad… - digo algo molesta al darme cuenta que me
ha pillado – no puedo tener nada de privacidad eh?
-Toda la que quieras… - dice con tono irónico – si total, no
me cuentas nada…
-Que no te cuento nada? – exclamo indignada – si te sabes mi
vida de pe a pa…
-La anterior… - dice alzando las cejas – pero de ésta… -
señala el móvil y niega con la cabeza –
-Y qué quieres que te cuente? – digo riendo nerviosa – estoy
muy bien…
-Eso se ve… - dice mirándome – tienes… - achina los ojos –
como una luz diferente…
-Ya te vas a poner mística… - digo recostándome en la
hamaca, poniendo los ojos en blanco –
-La que se pone mística eres tú, que parece que estás
saliendo con el rey… - la miro – que ya sé que el que te manda todo eso es Álex…
-Cómo coño sabes eso? – digo sorprendida – no me habrás
leído el whatsapp no? – digo algo asustada –
-A saber lo que hay en ese whatsapp para que pongas esa cara
de pánico… - sonrío sin querer – que cómo se eso? – me pregunta como si fuera
evidente – pues quizá porque no paras de nombrarle… - se queda pensativa – te pones
nerviosa cuando hablas de él… - sigue pensativa y yo ya tengo mis ojos en
blanco de nuevo – y últimamente estás muy activa en las redes sociales… todavía
tengo todos los mensajes privados que me mandaron tus fans cuando Álex subió tu
video tirándote en paracaídas… - me apunta con el dedo – eso es que estás feliz…
-Feliz… - niego con la cabeza – la felicidad no existe Vero…
- digo negando con la cabeza –
-Luego me dices a mí que me pongo mística… - me mira con
cara burlona – ahora es cuando me dirás que la felicidad son momentos, que
patatín, que patatán… - suspiro – pues últimamente debes estar teniendo muchos
momentos de felicidad porque vamos… - me señala – a la vista está…
-Estoy bien… - digo intentando quitarle importancia – y sí,
es Álex… - digo señalando al móvil – fue un puntazo lo del salto verdad? – digo
contenta – qué risa…
-Maria Luisa… - dice completando el refrán – me vas a contar
qué es lo que tenéis Álex y tú? – dice haciendo que la mire – le tengo que
llamar cuñado?
-Cállate! – digo riendo por la broma – no se ni cómo
llamarlo yo… - me mira con una ceja levantada – estamos… - carraspeo, se me
seca la garganta – estamos dejándonos llevar, simplemente…
-Hija mía, que forma más elegante de decir que estás follando
más que en toda tu vida…
-Vero! – le doy un manotazo en el brazo – no hablo de eso… -
sonrío avergonzada – hablo de otras cosas…
Me mira sorprendida, diría que más sorprendida que nunca, y
una sonrisilla aparece en su cara. Me hace avergonzarme todavía más y esbozar
una pequeña sonrisa.
-Eso que significa Malula? – ni siquiera la miro, me da
vergüenza – estás enamorada?
-Vero! – exclamo indignada – Dios… - niego con la cabeza –
-Estás enamorada!! – exclama levantándose de la silla – cómo
no me has contado esto? – sonrío – pensaba que seguíais con eso de acostaros y…
poco más… - la miro y niego con la cabeza – joder joder! – exclama agitando sus
manos – lo sabía!! – se pone a dar saltitos como una cría pequeña –
-Vero! – exclamo avergonzada – jajajaja – no puedo evitar
reirme –
-Ni Vero ni nada… - se sienta a mi lado – y él? – pregunta mirándome
– habéis hablado?
-Más o menos… - digo recordando nuestra no conversación – no
se si estoy enamorada… - digo seria – es la primera vez que me pasa, sabes que
soy consciente normalmente de cuando me está gustando alguien y cuando no… pero…
- hago una pausa – pero esto me ha pillado por sorpresa totalmente… no lo he
visto venir… - niego con la cabeza – o no he querido verlo… - digo con tono
abatido –
-Pero por qué te pones seria? – exclama levantándose otra
vez de la silla – si es maravilloso! – exclama de nuevo contagiándome la
sonrisa –
-Lo del salto fue solo una de las cosas que pasaron ese día…
- digo deseando contárselo –
Me afano en contarle los detalles de ese viaje, obviando los
sexuales, evidentemente, aunque intenta sonsacarme, como siempre. Por su efusividad,
parece que esas cosas le hubieran pasado a ella. No puedo evitar reirme al ver
las caras que está poniendo. Definitivamente, mi amiga está loca, y adoro que
consiga hacerme ver las cosas desde su prisma, desde ese mundo de luz y color
en el que parece que vive constantemente.
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