No me ha costado demasiado acostumbrarme a tener cámaras
grabándome en todo momento. Es parecido a cuando fui asesor de Malú. Nos
sentamos en los sillones, saludando al público de frente y de espaldas al
escenario y nos avisan que van a comenzar las audiciones. Me acomodo en el
sillón preparado para escuchar al primer pequeño talent. Estoy nervioso. Miro a
Malú, a mi izquierda cuando estamos de espaldas, y me sonríe. Sonrío atento a
los pasos, es emocionante escuchar solo eso.
Comienzo a escuchar la melodía de la canción, a piano, y
alucino. Miro a Malú instintivamente. Es bohemian rhapsody, de queen. Menudo
comienzo. Soy consciente de que están enfocando mi camiseta que tiene el
símbolo del grupo.
-No puede ser… - digo mirando a Malú y a Rosario –
Mi cara sorprendida se transforma en un golpe al pulsador
cuando empiezo a escuchar la voz del niño. Me parece increíble. Mientras se da
la vuelta el sillón, me pongo de pie y le señalo y me señalo la camiseta. El
crío, que yo creo que apenas tiene 9 años, se ríe levemente y continúa
cantando. Alzo los brazos entonando la canción.
-Mamaaaaaaa – canto – uuuuuuhhhh! – le hago un gesto al público
para que aplauda más fuerte –
Tras el primer estribillo en el que Malú y Rosario también
se han dado la vuelta, me siento con mis manos en la cara, flipando, mientras
sigo susurrando la letra de la canción. Cómo un niño de 9 años viene a un
concurso como este y canta una canción de queen? Qué crío más valiente. Me
vuelvo a poner de pie con el segundo estribillo, cantando de nuevo el
estribillo. Al terminar la canción, grito un “wow” bastante expresivo y no
puedo evitar salir del sillón y subir al escenario a coger a ese crío en
brazos. Me ha hecho tanta ilusión la actuación.
-Pero como eres tan crack! – exclamo cogiéndole en brazos –
eh, mira – le señalo de nuevo la camiseta – te vienes a mi equipo vamos… - digo
dejándole en el suelo y volviendo a mi asiento, viendo como Rosario y Malú se
ríen mientras aplauden –
-Cómo te llamas? – pregunta Malú –
-Jesús – responde el niño tímido –
-Eso digo yo – intervengo – Jesús! – digo impresionado,
haciendo que Malú me mire riendo –
-Y cuántos años tienes? De donde eres? – dice Malú –
-9 – responde todavía tímido – soy de Barcelona…
El público aplaude y yo me recuesto en el sillón con gesto
de aprobación. Me gusta la timidez del crío, no va de sobrado a pesar de estar
recibiendo elogios.
-Sabes lo bien que lo has hecho? – le dice Malú – esta canción
es muy difícil… como todas las de queen… - dice mirándome – tienes una
tranquilidad cantando que me ha sorprendido muchísimo… y nos hemos dado la
vuelta los tres… - nos señala – pero te tienes que venir conmigo,
evidentemente.
-No no – me levanto del sillón – evidentemente… - vuelvo a
enseñar mi camiseta – se tiene que venir conmigo… - pongo gesto chulesco – tío,
sabes que esta canción es una de las mejores de la historia? – digo sin
exagerar – que un tío de 9 años venga y cante esto aquí me hace seguir teniendo
esperanza en la humanidad… - digo cómicamente arrancando las risas de los
presentes – y que encima la cante como tu la has cantado… - me pongo de pie –
vente a mi equipo, has visto que tenemos el mismo gusto musical no?
-Nadie se había dado cuenta… - dice Malú irónicamente
haciéndome reir –
-En serio Jesús… - digo mirándole – vente conmigo, vamos a
hacer cosas chulísimas juntos…
Rosario comienza a intentar convencerle tras los aplausos
ante mi argumento. Tras el de Rosario, el niño nos mira con esa timidez que
tiene y, sin darle muchas vueltas, comienza a hablar.
-Os admiro mucho a los tres pero… - me mira y me señala – me
voy con Álex…
-Vamos!!!! – exclamo pegando un salto y saliendo del sillón
para abrazarle de nuevo –
El niño se va arropado por el aplauso de la gente y yo alzo
mi brazo a lo Freddie Mercury mientras se da la vuelta el sillón conmigo
plantado en la plataforma.
-Buah… - me siento extasiado – tremendo, qué subidón más
grande…
-Se ha estrenao… - dice Rosario – se ha estrenao Álex! Un
aplauso!! – vuelvo a subir el brazo –
-Creo que nos vamos a pelear mucho tu y yo… - dice Malú
atusándose el pelo –
-Este era mío, no me digas que no… - digo mirándola – no me
das miedo…
-Deberías de tenerlo… - dice haciendo un gesto desafiante
con la mirada y echándose a reir –
Tras la primera audición, el programa continúa y aparece un
nuevo talent. Comienza a cantar y abro la boca de par en par. Hoy tengo ganas
de ti, con dos cojones.
De donde cojones salen estos niños? Malú me mira con la boca
abierta, sorprendida, y Rosario se ríe tapándose la cara. Pongo en mis labios
la letra de la canción, sin cantar y le doy al pulsador al mismo tiempo que
Malú que se ríe señalándome. Al darnos la vuelta, me encuentro un chaval diría que
de unos 13 años, con una voz tremenda para la edad que tiene. Miro a Malú que
me hace un gesto que es para ella. Niego con el dedo riéndome. Rosario se gira
un poco después que nosotros y aplaude al ver al niño. Al terminar la canción,
Rosario comienza a repetir “olé, olé” en bucle mientras la gente aplaude.
Le hago el interrogatorio adecuado. El niño cuenta que se
llama Carlos, tiene 13 años y viene de Algeciras. Genial, de Algeciras. Miro a
Malú que está con un gesto chulesco sentada en el sillón y se pone de pie.
-Tú sabes que toda mi familia es de Algeciras no? – dice –
mira, esta canción la he cantado yo, he tenido esa suerte…
-Lo sé, la descubrí por ti… - dice el niño tímido haciendo
bajar la cabeza avergonzada a Malú –
-Venga ya!! – me levanto haciendo aspavientos sabiendo que
se va a ir con ella –
La gente se ríe con mi reacción y me siento con Rosario,
abrazándonos mientras niego con la cabeza.
-Que todavía no ha dicho con quién se va!! – dice Malú
riéndose – Carlos, has cantado increíble, de verdad… y me haría tanta ilusión
que te vinieras a mi equipo…
-No la escuches Carlos… - digo sentado al lado de Rosario –
mira, tienes una voz muy potente… - digo poniéndome de pie – y eso hay que explotarlo
y yo sé exactamente cómo hacerlo, en serio…
-Y yo no, claro… - dice Malú irónica –
-Todos, pero yo más… - digo de broma – de verdad, olvídate
de lo que te ha dicho Malú, que te tienes que venir conmigo…
-Se tiene que venir conmigo!! – grita Rosario – porque es un
monstruo y los monstruos se vienen a mi equipo!! – grita arrancando el aplauso
del público –
El niño nos mira dudoso. Me siento en el sillón comiéndome las
uñas. En verdad, sé que se va a ir con Malú.
-Bueno yo… - dice nervioso – os agradezco a los 3 las
palabras… - me hace reirme al escucharle hablar como un adulto – pero yo tengo
una debilidad desde pequeño… - bajo la cabeza derrotado – y es Malú… - la
señala –
-Siiii!!! – exclama saliendo del sillón, con esos taconazos
que lleva con unos vaquetos ajustados y una camiseta negra de manga corta –
El niño se despide de todos y sale del plató, dejando a Malú
haciendo gestos de victoria mientras se sienta en el sillón.
-Toma! – dice mirándome cachondeándose –
-Qué voz tenía… - dice Rosario resignada – nada, se van a ir
todos con ellos o que? – dice riéndose -
Tras varias actuaciones más, llega el descanso de unos
minutos de duración. Malú sale pitando, se está meando. No puedo evitar reirme
y la sigo, aunque a una velocidad normal, yo también me estoy meando pero
parece que no como ella.
-Ay! – exclama asustada al verme cuando sale de uno de los
baños –
-Jajajaja! – estallo en una carcajada – te meabas mucho eh?
He llegado más tarde y he terminado de mear antes que tu…
-Estoy con la regla… créeme que necesito mi tiempo… - dice
espontánea lavándose las manos – un momento, qué cojones haces en el baño de
chicas? – dice escandalizada –
-No has visto como está el de tios? – niego con la cabeza –
tiene un cartel en la puerta que pone “no pasar”… - me río – está inundado…
-Sois unos cerdos… - dice generalizando – oye, vale ya de
robarme talents no? – me da una palmada en el hombro –
-Se vienen conmigo… - digo mirándola a través del espejo –
tengo un encanto especial…
-Gilipollas… - dice sonriendo – joder… - se rasca con gestos
de dolor el costado –
-Qué te pasa? – digo mirándola extrañado –
-Nada, que me ha salido algo aquí en el costado que me pica
muchísimo…me habrá picado algo - dice rascándose –
-A ver… - digo decidido acercándome a ella –
-Que no, que no… - pone una mano en mi pecho un segundo para
que me detenga – ya se irá…
-Te duele? – pregunto interesado –
-Un poco… - confiesa – pero que no es nada…
-Déjame verlo Malú… - digo volviendo a acercarme a ella,
pero da dos pasos atrás – Malú, puede ser un herpes y eso hay que tratarlo…
-Ala! – exclama con exageración – exagerado… un herpes dice…
- niega con la cabeza irónica –
-Pero déjame verlo joder… - digo frustrado – con verlo sé si
es o no es…
Me mira poniendo los ojos en blanco y se dirige a uno de los
baños, plantándose al lado del váter, protegida por si entra alguien. Me mira
algo avergonzada pero alzo una ceja con gesto de reprobación. Resopla y se
levanta la camiseta lentamente hasta llegar al borde del sujetador. Me acerco
intentando no mirarla demasiado y me agacho. Aparta un poco el sujetador y, al
levantarlo, veo la zona, en el costado derecho. Cojo con mis manos el sujetador
y lo aparto un poco más, viendo como comienza a sentirme incómoda.
-Malú, es un herpes… - digo observando las lesiones –
-Estás de coña no? – dice sorprendida –
-No… - observo de nuevo las lesiones, viendo que está cerca
del borde inferior de su pecho – es de libro…
Sin querer, dirijo mi mirada a su pecho, que asoma por el
borde inferior y trago saliva, apartando de nuevo la mirada hacia las lesiones.
-Tienes que tomarte unas pastillas… - digo en la misma
posición –
-Malú, estás aquí?
La voz de Rosario aparece en la puerta de entrada del baño y
Malú, sin decir nada y con gesto de pánico, me agarra de la camiseta y me
arrastra hasta dentro del baño donde estábamos, cerrando la puerta. La miro
interrogante y me pega a la pared, sin mirarme y me hace un gesto de silencio.
-Malú? – pregunta Rosario acercándose a la puerta –
-Si si! – dice intentando aparentar normalidad – en seguida
salgo!
-Malú! – digo casi con una voz imperceptible –
-Cállate! – dice sin usar la voz –
-Oye, qué descubrimiento Álex eh? – dice Rosario desde fuera
– me estoy riendo lo más grande…
Me mira un segundo y le hago un gesto chulesco, aguantándome
la carcajada al ver como pone los ojos en blanco. Me hace un gesto de silencio
de nuevo, con gesto enfadado, y aprieto los labios intentando no reirme.
-Qué bien os lleváis, me alegra tanto que hayáis hecho las
paces después de lo del Jaime ese… - dice Rosario –
Aprieto más los labios al ver la cara de Malú, totalmente
avergonzada, con la mano todavía en la puerta.
-No entiendo por qué nos escondemos… - digo en tono casi
imperceptible de nuevo –
-Que te calles! – dice sin palabras, nerviosa –
Me pego a la pared y estiro mi cuello para apoyar la cabeza,
sonriendo sin poder evitarlo. Me parece una situación muy cómica.
-No salgas – dice en voz muy bajita –
-Malú, que no pasa nada… - digo intentando hacer que entre
en razón –
-Que no quiero dar explicaciones… - dice todavía con voz muy
baja –
-Nena estás bien? – pregunta Rosario acercándose a la puerta
–
-Si si! – exclama nerviosa haciendo que vuelva a pegarme a
la pared de un empujón – es que estoy con la regla y me aturullo… - dice
bajando la cabeza avergonzada –
Reprimo una carcajada. Me encanta cuando se pone tan
nerviosa, errática, sin saber cómo ni hacia donde moverse.
-Pues lo que te decía, que Álex me parece un tío genial… -
dice Rosario apartándose de la puerta – y se nota que te tiene mucho cariño,
tenéis un rollo muy guay… - Malú se queda mirando a la puerta petrificada – y tú,
pobrecita mía, lo asustada que estabas el día del accidente…
-Rosario no hablemos ahora de ese tema, por favor… - dice
suplicante en voz alta, roja como un tomate, mirando al suelo –
La observo y me enternece. Me enternece ese contraste entre
fuerza y fragilidad que tiene. No me mira, pero sé que sabe que la estoy mirando
enternecido. La veo agobiada, ya es tarde para salir como si nada. Me muevo y
tiro de la cadena y le hago un gesto para que salga. Me mira incluso creo que
agradecida y, sin decir nada, abre la puerta y me pego a la pared para que no
se me vea y pueda salir. Cierra la puerta al salir y me quedo apoyado en la
pared, con una sonrisa inevitable.
-Nena pues si que te cuesta cambiarte los tampones… -
escucho a Rosario y sonrío de nuevo –
-Ya… - escucho el grifo –
-No iba a hacer pipí, pero me has contagiado…
Escucho a Rosario acercarse a mi baño y me pego a la pared
otra vez, un tanto asustado, y pongo una mano en la puerta.
-No! – escucho exclamar a Malú – no entres Rosario… -
escucho un silencio – entra mejor a otro que no he hecho solo pipí…
Me pongo la mano en la boca instantáneamente y cierro los
ojos, deseando soltar una carcajada que, durante unos segundos, pienso que no
voy a poder reprimir. Las ganas son todavía más intensas cuando me imagino su
cara, de nuevo colorada.
-Ah… - escucho decir a Rosario – pues hija dilo, que nos
conocemos de hace años… ni que pensara que no cagas nunca… - dice con gracia y
tengo que reprimir otra carcajada –
Escucho a Rosario entrar al baño de al lado y espero
paciente a escuchar como se marchan, todavía con ganas de reirme. Me asomo a la
puerta y veo a Malú totalmente horrorizada mirarme por el espejo y hacerme un
gesto para que vuelva a meterme. Le hago un gesto de estar riéndome y me grita
en silencio. Cierro la puerta de nuevo, soportando todavía las ganas de reirme.
-Pues hija, yo… - dice Rosario escuchando el chorrito de
pipi – creo que haríais buena pareja, no te lo has planteado?
Me quedo paralizado pegado a la pared y escucho con
atención.
-Rosario, no digas tonterías… - cierro los ojos algo
decepcionado – somos amigos, nada más…
-Bueno, pero Malú, yo que quieres que te diga… - escucho el
rollo de papel – es tan difícil encontrar a alguien que se entienda tanto
contigo como os entendéis vosotros… - la escucho salir del baño – y encima
guapo… - escucho el grifo – y de tu edad…
-Rosario, por qué no hablamos de esto en otro sitio? – dice Malú
con tono de evidente agobio –
-Yo solo te digo que como te vi en el hospital no te he
visto nunca… - escucho el secador de manos – tú dirás lo que quieras pero…
-Rosario… - dice Malú con tono tenso – venga, que tenemos
que seguir y estamos tardando mucho…
-Ay hija – se queja Rosario mientras se alejan – que tensa
te pones…
Las escucho marcharse y abro la puerta un tanto contrariado. La verdad es que Tere me ha contado que Malú estaba fuera de sí cuando llegó al hospital. Quizá… me miro al espejo y sacudo la cabeza. Hemos vuelto a ser amigos y no voy a estropearlo con tonterías.
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