martes, 13 de diciembre de 2016

CAPÍTULO 83: PULSA TÚ

No me ha costado demasiado acostumbrarme a tener cámaras grabándome en todo momento. Es parecido a cuando fui asesor de Malú. Nos sentamos en los sillones, saludando al público de frente y de espaldas al escenario y nos avisan que van a comenzar las audiciones. Me acomodo en el sillón preparado para escuchar al primer pequeño talent. Estoy nervioso. Miro a Malú, a mi izquierda cuando estamos de espaldas, y me sonríe. Sonrío atento a los pasos, es emocionante escuchar solo eso.



Comienzo a escuchar la melodía de la canción, a piano, y alucino. Miro a Malú instintivamente. Es bohemian rhapsody, de queen. Menudo comienzo. Soy consciente de que están enfocando mi camiseta que tiene el símbolo del grupo.



-No puede ser… - digo mirando a Malú y a Rosario –

Mi cara sorprendida se transforma en un golpe al pulsador cuando empiezo a escuchar la voz del niño. Me parece increíble. Mientras se da la vuelta el sillón, me pongo de pie y le señalo y me señalo la camiseta. El crío, que yo creo que apenas tiene 9 años, se ríe levemente y continúa cantando. Alzo los brazos entonando la canción.

-Mamaaaaaaa – canto – uuuuuuhhhh! – le hago un gesto al público para que aplauda más fuerte –

Tras el primer estribillo en el que Malú y Rosario también se han dado la vuelta, me siento con mis manos en la cara, flipando, mientras sigo susurrando la letra de la canción. Cómo un niño de 9 años viene a un concurso como este y canta una canción de queen? Qué crío más valiente. Me vuelvo a poner de pie con el segundo estribillo, cantando de nuevo el estribillo. Al terminar la canción, grito un “wow” bastante expresivo y no puedo evitar salir del sillón y subir al escenario a coger a ese crío en brazos. Me ha hecho tanta ilusión la actuación.

-Pero como eres tan crack! – exclamo cogiéndole en brazos – eh, mira – le señalo de nuevo la camiseta – te vienes a mi equipo vamos… - digo dejándole en el suelo y volviendo a mi asiento, viendo como Rosario y Malú se ríen mientras aplauden –

-Cómo te llamas? – pregunta Malú –

-Jesús – responde el niño tímido –

-Eso digo yo – intervengo – Jesús! – digo impresionado, haciendo que Malú me mire riendo –

-Y cuántos años tienes? De donde eres? – dice Malú –

-9 – responde todavía tímido – soy de Barcelona…

El público aplaude y yo me recuesto en el sillón con gesto de aprobación. Me gusta la timidez del crío, no va de sobrado a pesar de estar recibiendo elogios.

-Sabes lo bien que lo has hecho? – le dice Malú – esta canción es muy difícil… como todas las de queen… - dice mirándome – tienes una tranquilidad cantando que me ha sorprendido muchísimo… y nos hemos dado la vuelta los tres… - nos señala – pero te tienes que venir conmigo, evidentemente.

-No no – me levanto del sillón – evidentemente… - vuelvo a enseñar mi camiseta – se tiene que venir conmigo… - pongo gesto chulesco – tío, sabes que esta canción es una de las mejores de la historia? – digo sin exagerar – que un tío de 9 años venga y cante esto aquí me hace seguir teniendo esperanza en la humanidad… - digo cómicamente arrancando las risas de los presentes – y que encima la cante como tu la has cantado… - me pongo de pie – vente a mi equipo, has visto que tenemos el mismo gusto musical no?

-Nadie se había dado cuenta… - dice Malú irónicamente haciéndome reir –

-En serio Jesús… - digo mirándole – vente conmigo, vamos a hacer cosas chulísimas juntos…

Rosario comienza a intentar convencerle tras los aplausos ante mi argumento. Tras el de Rosario, el niño nos mira con esa timidez que tiene y, sin darle muchas vueltas, comienza a hablar.

-Os admiro mucho a los tres pero… - me mira y me señala – me voy con Álex…

-Vamos!!!! – exclamo pegando un salto y saliendo del sillón para abrazarle de nuevo –

El niño se va arropado por el aplauso de la gente y yo alzo mi brazo a lo Freddie Mercury mientras se da la vuelta el sillón conmigo plantado en la plataforma.

-Buah… - me siento extasiado – tremendo, qué subidón más grande…

-Se ha estrenao… - dice Rosario – se ha estrenao Álex! Un aplauso!! – vuelvo a subir el brazo –

-Creo que nos vamos a pelear mucho tu y yo… - dice Malú atusándose el pelo –

-Este era mío, no me digas que no… - digo mirándola – no me das miedo…

-Deberías de tenerlo… - dice haciendo un gesto desafiante con la mirada y echándose a reir –

Tras la primera audición, el programa continúa y aparece un nuevo talent. Comienza a cantar y abro la boca de par en par. Hoy tengo ganas de ti, con dos cojones.



De donde cojones salen estos niños? Malú me mira con la boca abierta, sorprendida, y Rosario se ríe tapándose la cara. Pongo en mis labios la letra de la canción, sin cantar y le doy al pulsador al mismo tiempo que Malú que se ríe señalándome. Al darnos la vuelta, me encuentro un chaval diría que de unos 13 años, con una voz tremenda para la edad que tiene. Miro a Malú que me hace un gesto que es para ella. Niego con el dedo riéndome. Rosario se gira un poco después que nosotros y aplaude al ver al niño. Al terminar la canción, Rosario comienza a repetir “olé, olé” en bucle mientras la gente aplaude.

Le hago el interrogatorio adecuado. El niño cuenta que se llama Carlos, tiene 13 años y viene de Algeciras. Genial, de Algeciras. Miro a Malú que está con un gesto chulesco sentada en el sillón y se pone de pie.

-Tú sabes que toda mi familia es de Algeciras no? – dice – mira, esta canción la he cantado yo, he tenido esa suerte…

-Lo sé, la descubrí por ti… - dice el niño tímido haciendo bajar la cabeza avergonzada a Malú –

-Venga ya!! – me levanto haciendo aspavientos sabiendo que se va a ir con ella –

La gente se ríe con mi reacción y me siento con Rosario, abrazándonos mientras niego con la cabeza.

-Que todavía no ha dicho con quién se va!! – dice Malú riéndose – Carlos, has cantado increíble, de verdad… y me haría tanta ilusión que te vinieras a mi equipo…

-No la escuches Carlos… - digo sentado al lado de Rosario – mira, tienes una voz muy potente… - digo poniéndome de pie – y eso hay que explotarlo y yo sé exactamente cómo hacerlo, en serio…

-Y yo no, claro… - dice Malú irónica –

-Todos, pero yo más… - digo de broma – de verdad, olvídate de lo que te ha dicho Malú, que te tienes que venir conmigo…

-Se tiene que venir conmigo!! – grita Rosario – porque es un monstruo y los monstruos se vienen a mi equipo!! – grita arrancando el aplauso del público –

El niño nos mira dudoso. Me siento en el sillón comiéndome las uñas. En verdad, sé que se va a ir con Malú.

-Bueno yo… - dice nervioso – os agradezco a los 3 las palabras… - me hace reirme al escucharle hablar como un adulto – pero yo tengo una debilidad desde pequeño… - bajo la cabeza derrotado – y es Malú… - la señala –

-Siiii!!! – exclama saliendo del sillón, con esos taconazos que lleva con unos vaquetos ajustados y una camiseta negra de manga corta –

El niño se despide de todos y sale del plató, dejando a Malú haciendo gestos de victoria mientras se sienta en el sillón.

-Toma! – dice mirándome cachondeándose –

-Qué voz tenía… - dice Rosario resignada – nada, se van a ir todos con ellos o que? – dice riéndose -  
Tras varias actuaciones más, llega el descanso de unos minutos de duración. Malú sale pitando, se está meando. No puedo evitar reirme y la sigo, aunque a una velocidad normal, yo también me estoy meando pero parece que no como ella.

-Ay! – exclama asustada al verme cuando sale de uno de los baños –

-Jajajaja! – estallo en una carcajada – te meabas mucho eh? He llegado más tarde y he terminado de mear antes que tu…

-Estoy con la regla… créeme que necesito mi tiempo… - dice espontánea lavándose las manos – un momento, qué cojones haces en el baño de chicas? – dice escandalizada –

-No has visto como está el de tios? – niego con la cabeza – tiene un cartel en la puerta que pone “no pasar”… - me río – está inundado…

-Sois unos cerdos… - dice generalizando – oye, vale ya de robarme talents no? – me da una palmada en el hombro –

-Se vienen conmigo… - digo mirándola a través del espejo – tengo un encanto especial…

-Gilipollas… - dice sonriendo – joder… - se rasca con gestos de dolor el costado –

-Qué te pasa? – digo mirándola extrañado –

-Nada, que me ha salido algo aquí en el costado que me pica muchísimo…me habrá picado algo - dice rascándose –

-A ver… - digo decidido acercándome a ella –

-Que no, que no… - pone una mano en mi pecho un segundo para que me detenga – ya se irá…

-Te duele? – pregunto interesado –

-Un poco… - confiesa – pero que no es nada…

-Déjame verlo Malú… - digo volviendo a acercarme a ella, pero da dos pasos atrás – Malú, puede ser un herpes y eso hay que tratarlo…

-Ala! – exclama con exageración – exagerado… un herpes dice… - niega con la cabeza irónica –

-Pero déjame verlo joder… - digo frustrado – con verlo sé si es o no es…

Me mira poniendo los ojos en blanco y se dirige a uno de los baños, plantándose al lado del váter, protegida por si entra alguien. Me mira algo avergonzada pero alzo una ceja con gesto de reprobación. Resopla y se levanta la camiseta lentamente hasta llegar al borde del sujetador. Me acerco intentando no mirarla demasiado y me agacho. Aparta un poco el sujetador y, al levantarlo, veo la zona, en el costado derecho. Cojo con mis manos el sujetador y lo aparto un poco más, viendo como comienza a sentirme incómoda.

-Malú, es un herpes… - digo observando las lesiones –

-Estás de coña no? – dice sorprendida –

-No… - observo de nuevo las lesiones, viendo que está cerca del borde inferior de su pecho – es de libro…

Sin querer, dirijo mi mirada a su pecho, que asoma por el borde inferior y trago saliva, apartando de nuevo la mirada hacia las lesiones.

-Tienes que tomarte unas pastillas… - digo en la misma posición –

-Malú, estás aquí?

La voz de Rosario aparece en la puerta de entrada del baño y Malú, sin decir nada y con gesto de pánico, me agarra de la camiseta y me arrastra hasta dentro del baño donde estábamos, cerrando la puerta. La miro interrogante y me pega a la pared, sin mirarme y me hace un gesto de silencio.

-Malú? – pregunta Rosario acercándose a la puerta –

-Si si! – dice intentando aparentar normalidad – en seguida salgo!

-Malú! – digo casi con una voz imperceptible –

-Cállate! – dice sin usar la voz –

-Oye, qué descubrimiento Álex eh? – dice Rosario desde fuera – me estoy riendo lo más grande…

Me mira un segundo y le hago un gesto chulesco, aguantándome la carcajada al ver como pone los ojos en blanco. Me hace un gesto de silencio de nuevo, con gesto enfadado, y aprieto los labios intentando no reirme.

-Qué bien os lleváis, me alegra tanto que hayáis hecho las paces después de lo del Jaime ese… - dice Rosario –

Aprieto más los labios al ver la cara de Malú, totalmente avergonzada, con la mano todavía en la puerta.

-No entiendo por qué nos escondemos… - digo en tono casi imperceptible de nuevo –

-Que te calles! – dice sin palabras, nerviosa –

Me pego a la pared y estiro mi cuello para apoyar la cabeza, sonriendo sin poder evitarlo. Me parece una situación muy cómica.

-No salgas – dice en voz muy bajita –

-Malú, que no pasa nada… - digo intentando hacer que entre en razón –

-Que no quiero dar explicaciones… - dice todavía con voz muy baja –

-Nena estás bien? – pregunta Rosario acercándose a la puerta –

-Si si! – exclama nerviosa haciendo que vuelva a pegarme a la pared de un empujón – es que estoy con la regla y me aturullo… - dice bajando la cabeza avergonzada –

Reprimo una carcajada. Me encanta cuando se pone tan nerviosa, errática, sin saber cómo ni hacia donde moverse.

-Pues lo que te decía, que Álex me parece un tío genial… - dice Rosario apartándose de la puerta – y se nota que te tiene mucho cariño, tenéis un rollo muy guay… - Malú se queda mirando a la puerta petrificada – y tú, pobrecita mía, lo asustada que estabas el día del accidente…

-Rosario no hablemos ahora de ese tema, por favor… - dice suplicante en voz alta, roja como un tomate, mirando al suelo –

La observo y me enternece. Me enternece ese contraste entre fuerza y fragilidad que tiene. No me mira, pero sé que sabe que la estoy mirando enternecido. La veo agobiada, ya es tarde para salir como si nada. Me muevo y tiro de la cadena y le hago un gesto para que salga. Me mira incluso creo que agradecida y, sin decir nada, abre la puerta y me pego a la pared para que no se me vea y pueda salir. Cierra la puerta al salir y me quedo apoyado en la pared, con una sonrisa inevitable.  

-Nena pues si que te cuesta cambiarte los tampones… - escucho a Rosario y sonrío de nuevo –

-Ya… - escucho el grifo –

-No iba a hacer pipí, pero me has contagiado…

Escucho a Rosario acercarse a mi baño y me pego a la pared otra vez, un tanto asustado, y pongo una mano en la puerta.

-No! – escucho exclamar a Malú – no entres Rosario… - escucho un silencio – entra mejor a otro que no he hecho solo pipí…

Me pongo la mano en la boca instantáneamente y cierro los ojos, deseando soltar una carcajada que, durante unos segundos, pienso que no voy a poder reprimir. Las ganas son todavía más intensas cuando me imagino su cara, de nuevo colorada.

-Ah… - escucho decir a Rosario – pues hija dilo, que nos conocemos de hace años… ni que pensara que no cagas nunca… - dice con gracia y tengo que reprimir otra carcajada –

Escucho a Rosario entrar al baño de al lado y espero paciente a escuchar como se marchan, todavía con ganas de reirme. Me asomo a la puerta y veo a Malú totalmente horrorizada mirarme por el espejo y hacerme un gesto para que vuelva a meterme. Le hago un gesto de estar riéndome y me grita en silencio. Cierro la puerta de nuevo, soportando todavía las ganas de reirme.

-Pues hija, yo… - dice Rosario escuchando el chorrito de pipi – creo que haríais buena pareja, no te lo has planteado?

Me quedo paralizado pegado a la pared y escucho con atención.

-Rosario, no digas tonterías… - cierro los ojos algo decepcionado – somos amigos, nada más…

-Bueno, pero Malú, yo que quieres que te diga… - escucho el rollo de papel – es tan difícil encontrar a alguien que se entienda tanto contigo como os entendéis vosotros… - la escucho salir del baño – y encima guapo… - escucho el grifo – y de tu edad…

-Rosario, por qué no hablamos de esto en otro sitio? – dice Malú con tono de evidente agobio –

-Yo solo te digo que como te vi en el hospital no te he visto nunca… - escucho el secador de manos – tú dirás lo que quieras pero…

-Rosario… - dice Malú con tono tenso – venga, que tenemos que seguir y estamos tardando mucho…

-Ay hija – se queja Rosario mientras se alejan – que tensa te pones…

Las escucho marcharse y abro la puerta un tanto contrariado. La verdad es que Tere me ha contado que Malú estaba fuera de sí cuando llegó al hospital. Quizá… me miro al espejo y sacudo la cabeza. Hemos vuelto a ser amigos y no voy a estropearlo con tonterías.

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