miércoles, 30 de noviembre de 2016

CAPÍTULO 37: SORPRESA

Me he recuperado a la velocidad de la luz. Sólo he necesitado un día de descanso para estar como siempre. Quizá ha ayudado el haber dormido con Malú la otra noche. A la mañana siguiente, al despertar, me hizo el desayuno, como una madre, o como una amiga, nada más. No nos acostamos, no hubo nada, pero lo hubo todo a la vez. Me encantó la forma que tuvo de preocuparse por mí. Hoy, de nuevo en el estudio, he vuelto a sentir ese bajón que parecía haber desaparecido. Cada vez que escucho las canciones que quieren endosarme para el nuevo disco, me dan arcadas. Tengo que parar esto, pero no sé muy bien cómo.

Para colmo, parece que Miriam se ha instalado aquí. Su relación con Jaime es todo lo fluida que no es conmigo. Ni siquiera ha vuelto a pedirme una foto, aunque me hubiera dado una pereza tremenda si lo hubiera hecho. En cambio, con Jaime parece que conecta. Al final, los que son iguales terminan juntándose. Es igual de exagerada para todo, igual de superficial e igual de… tonta, por decirlo suave. Sentado en el sillón, aguanto el aluvión de críticas que me cae por parte de Jaime y por parte de Miriam. Ni siquiera sé qué hago aguantando que una niñata que no tiene ni puta idea me esté diciendo que mi estilo es aburrido. No era fan mía? Qué cojones está diciendo ahora?

-Mírale, si es que tendrías que estar contento de que Jaime te ayude – dice Miriam haciéndome poner los ojos en blanco –

-Miriam, te juro que no sé qué estás haciendo aquí… - digo cansado – no pintas nada, así que no me des consejitos, guárdatelos.

-Miriam sabe bastante más de música que tú – dice Jaime, dejándome ojiplático –

-Hola

La voz que acabo de escuchar me resulta tan familiar que mi cabeza da con la persona que ha hablado antes de que pueda darme la vuelta en el sillón. No salgo de mi asombro al verla. Qué hace aquí?

-Malú? – digo extrañado saliendo a recibirla – qué haces aquí?

-Sorpresa! – exclama divertida – he venido a invitarte a comer… - dice mirando hacia donde he dejado a Jaime y Miriam, que seguro que nos están mirando – qué hace tu fan favorita aquí?

-No preguntes… - digo invitándola a pasar –

-Hola, yo soy Jaime – dice apareciendo a mi lado – su productor… - me hace poner cara de cansancio – y ella es Miriam, mi asistente…

-Tu qué? – pregunto sorprendido –

-Su asistente… - dice apareciendo a mi lado –

-Encantada… - dice Malú disimulando muy bien el rechazo que le produce – he venido a escuchar lo que estabas haciendo… - dice sonriente – el primer disco fue tan genial que quería ver cómo ibas…

Me quedo ojiplático. Sabe que no me está gustando lo que estoy grabando y, de repente, siento vergüenza solo porque pueda escuchar algún trozo de alguna canción. No entiendo bien qué pretende. No entiendo cómo no me ha avisado de que venía. No entiendo nada.

-Lo siento pero no se puede escuchar antes de que salga… - dice Miriam ni corta ni perezosa – corremos el riesgo de que se filtren algunas canciones…

-Seguro que Jaime está encantado de que yo las escuche, verdad? – dice pasando olímpicamente de lo que acaba de decir Miriam – me puedo sentar? – dice sentándose en el sillón donde antes estaba Miriam –

Su tono irónico me hace entender menos todavía lo que está pasando. La chulería con la que ha entrado y con la que ahora mismo se ha sentado y nos mira, me sorprende, pero no puedo evitar que me haga sonreir. Creo que, realmente, ha venido a rescatarme. Jaime y Miriam se miran estupefactos al ver la reacción de Malú y no tardan en mirarme a mí. Si creen que voy a decirle que se vaya, van listos.

-Te agradezco que hayas venido – dice Jaime algo nervioso – pero tú mejor que nadie sabrás que no podemos enseñarte nada.

-Seguro que puedes hacer una excepción… - dice Malú con tono perverso – supongo que sabes que conozco a mucha gente – sonríe ampliamente –

Jaime resopla y le hace un gesto a Miriam. Miriam parece decirle algo por lo bajini cuando se dirige a la mesa de mezclas. Miro a Malú, que me mira con una sonrisa amplia.

-Qué estás haciendo? – digo sentándome a su lado hablando bajito –

-Evitar que te destroces la carrera… - contesta como si nada – conozco a este tipo de gente…

Una canción comienza a sonar. No podría haber elegido mejor, la odio a muerte. Solo con escuchar el principio, me sale un resoplido de frustración propio de alguien que está a punto de tirarse por la ventana. La cara de Malú es un poema, con una ceja levantada, mirando fijamente a Jaime, que parece hacerse cada vez más pequeño. Nunca le he visto con ese semblante. Por su parte, Miriam mira a Malú creo que con ganas de querer matarla.

-Para para… - dice Malú levantando una mano y poniéndose la otra en la frente – pero esto es genial!! – exclama, provocándome sorpresa – le pega mogollón a Álex…

-Verdad? – dice Jaime frotándose las manos nervioso – eso porque no has escuchado ésta…

-Es una puta mierda… - sentencia Malú con voz seria – jamás he escuchado una mierda tan grande como la que me acabas de poner…

-De qué vas? – exclama Miriam, mientras que con una mano, Jaime le obliga a callarse –

-Tú de verdad eres productor? – le pregunta levantándose del sofá – mira que conozco gente, pero nadie te conoce a ti… - se queda pensativa – bueno si, Armando me ha comentado que ya intentaste hacer esto con otro cantante en Sudamérica…

A Jaime se le cambia la cara por completo. Mira a todas partes, sin poder mantener la mirada a Malú.

-Te contaré lo que es ser buen productor… - dice Malú comenzando a pasearse por el estudio – ser buen productor es saber elegir las canciones… - dice cogiendo unos papeles, con suma chulería – escuchar al artista… - dice dejando los papeles sobre la mesa – y mirar siempre por el éxito grupal, no por el nombre que uno pueda hacerse… - se queda frente a él, mirándole – me puedes decir cual de esos requisitos cumples tú?

Hay un silencio tenso. Automáticamente dirijo mi mirada hacia Jaime, que parece apretar la mandíbula.

-No voy a consentir que nadie venga a cuestionar mi trabajo – dice serio – qué eres? Su madre? – dice con desdén –

-Y ella? – señala a Miriam – ella que es? Por qué está aquí? – dice mirándola –

-A mi no me señales – dice Miriam con beligerancia –

-Perdona cariño… - dice irónica – pero me encantaría saber por qué me has puesto pegas para que yo escuche esta mierda y esta chica está aquí sin saber nada de música…

Me siento como en un partido de tenis, mirando a un lado y a otro. Malú le da al play de nuevo, y de nuevo vuelvo a escucharme como nunca pensé que me escucharía, cantando una canción discotequera, sin ningún sentido, ni siquiera analizando la letra logro encontrarle significado. Suspiro frustrado.

-Esto – señala Malú hacia arriba, como señalando la canción – se lo endosas a alguien que no tiene talento y quizá funciona unos días… - me mira – pero se lo endosas a alguien que tiene talento y le hundes… - dice volviendo la mirada hacia él – y eso no es ser buen productor… eso es ser un aprovechado…

-Y tú quién eres para venir aquí? – pregunta Jaime – ahora tú me vas a dar lecciones a mí? – pregunta enfadado – tú que tienes unas canciones que son para cortarse las venas…

-Jajajaja! – exclama Malú exageradamente – esto si que es para cortarse las venas… - se queda pensativa – Jaime te llamabas no?

-Pero quién te has creído para hablarle así? – dice Miriam acercándose a ella –

-Y tú quién te has creído para estar en este estudio? – dice Malú mirándola fijamente –

-Sal de aquí ahora mismo… - dice Jaime –

Toda la indignación que llevaba acumulada, está brotándome por los poros de mi piel. Cómo he podido estar tanto tiempo trabajando con este gilipollas? Nada me ha hecho reaccionar hasta ahora como esto. Veo que Jaime agarra a Malú del brazo e intenta empujarla hacia la puerta. No puedo evitarlo, agarro el brazo de Jaime fuerte y hago que suelte a Malú.

-Te aconsejo que no vuelvas a hacer eso… - digo mirándole –

-Suéltame – dice zafándose de mí – eres un niñato… - me dice mirándome a los ojos – crees que con esa mierda de canciones que compones vas a tener éxito?

-Esa mierda de canciones ya ha tenido éxito… - digo serio – y te lo dije una vez, el éxito lo estás buscando tú, yo solo estoy buscando que tenga sentido lo que hago…

-Qué bonito es eso… - dice Miriam con tono irónico – Jaime sabe mucho más que tú de todo esto, y no le estás haciendo caso en nada…

-Cállate de una vez! – exclamo con voz fuerte – qué cojones haces aquí? – miro a Jaime – te he dicho mil veces que no quiero que esté aquí, que no me apetece, que no me siento cómodo… y tú una y otra vez has pasado de lo que te he pedido… - le miro fijamente – estoy hasta los cojones de vosotros dos…

-Mide tus palabras Álex… - dice Jaime mirándome desafiante –

-Mídelas tú! – exclamo poniéndome a su altura – eres un inútil! – exclamo cabreado – un inútil que cree que esta mierda de música me queda bien y sabes lo que me quedaría bien? – digo mirándole – marcharme de una puta vez de aquí…

Cojo mi chaqueta y pongo mi mano en la espalda de Malú para que salga conmigo del estudio.

-Si sales por esa puerta, esto se ha terminado… - dice Jaime en tono de amenaza –

Me giro hacia él con una sonrisa irónica y me acerco caminando despacio. Le veo dar dos pasos para atrás. Cuando me cabreo, creo que impongo un poco.

-Esto se tenía que haber terminado hace mucho tiempo… - digo serio – cómo se dice eso? – me quedo pensativo irónicamente – ah si… - le miro con media sonrisa – estás despedido.

-Cómo? – pregunta sorprendido –

-Que no quiero trabajar contigo! – grito – que rompo el contrato, que te pago si hace falta para no volver a verte en mi vida, me oyes?

Todo lo que llevaba dentro de todas estas semanas, está aflorando en este momento. No sé qué cara estará poniendo Malú, pero me imagino que será de satisfacción. La misma que siento yo ahora mismo.

-Eres un imbécil… - dice Miriam mirándome –

-Pero tú por qué no paras de insultar de una vez? - pregunta Malú acercándose, pero consigo pararla con el brazo - 

-Vaya! – digo irónico – creo que no pensabas lo mismo cuando intentaste besarme esa noche en mi coche… - digo sonriendo irónicamente –

-Ah… - Interviene Malú poniendo una mano en mi espalda – te voy a recordar una cosa… - dice mirando a Jaime – si algún material del que hay aquí ve la luz… - sonríe – tendrás una bonita denuncia…

-No me amenaces… - dice serio –

-No! – alza sus manos – solo te informo… sé de qué pie cojea la gente como tú… - sonríe –

-No te molestes en avisar a la compañía, ya les aviso yo… - digo dándome la vuelta –

-Álex! – dice gritándome al verme salir por la puerta con Malú – no puedes dejarme tirado! – exclama – Álex!

Salgo del estudio con la mano de Malú en mi espalda, como sujetándome. Al entrar en el ascensor, la miro. Me mira sonriente. No puedo evitar abrazarla.

-Cómo cojones no he hecho esto antes? – exclamo abrazado a ella escuchándola reir –

Al separarme de ella, la miro y no lo puedo evitar. Tengo unas ganas de besarla como nunca las había tenido antes. La rapidez con la que me acerco a ella creo que le sorprende, pero sus manos se cruzan por mi cuello al instante. Pego su cuerpo al cristal del ascensor, besándola con fiereza, hasta que escuchamos el timbre señalando que hemos llegado a la planta baja. Me separo de su cuerpo, recomponiéndome un poco, pero sin poder evitar sonreir, aunque algo avergonzado por el arrebato que acabo de tener. La miro y tiene la misma expresión. Salimos del ascensor, cruzándonos con una persona que parece estar más ocupada mirando su móvil que a nosotros.

Sin hablar, salimos a la calle. Al salir, siento esa sensación de libertad que pocas veces he sentido pero que tanto me encanta. Me acabo de quitar un peso que llevaba a cuestas desde hace mucho. La miro y camina sonriente, sin hablar, parece hasta con gesto triunfante. Vuelvo a tener esas ganas de besarla de nuevo, no sé si de agradecimiento o de deseo, pero la calle no es el mejor lugar.

-Te sientes bien? – pregunta de repente –

-Me siento muy bien… - digo sincero mirándola – has venido a rescatarme? – digo riéndome –

-Algo así… - dice arqueando la cabeza – aunque es verdad que te quiero invitar a comer…

-A tu casa? – digo caminando a su lado –

-No… - dice mirándome – hace mucho que no como fuera de casa con nadie… - me mira – te apetece?

-Me encantaría… - digo sonriendo – llevas coche?

-Me ha traído Vero… - dice parándose en seco – y por qué voy caminando tan segura si el que tiene coche eres tú?

Estallamos en una carcajada y volvemos a abrazarnos fugazmente. Estoy pletórico, más que nunca diría yo. No sé qué consecuencias va a tener esto, pero me importa poco. Lo realmente importante es que eso para mí era una cárcel, y ella acaba de ayudarme a salir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario