lunes, 28 de noviembre de 2016

CAPÍTULO 35: TANTAS COSAS QUE CONTARTE

El sueño me ha vencido a ratos. Miro el reloj, ha pasado casi una hora desde la analítica, pero no ha venido Tere. Y si ha salido algo raro? Y si no es un cólico y tiene algo grave? Le observo dormir, totalmente relajado, con el gotero terminado. Me levanto y lo cierro. Sé hacerlo, Carlos en la clínica me ha enseñado muchas cosas y, aunque tratamos animales, algunas cosas se parecen mucho.
Tere aparece con unos papeles en la mano y me sonríe dulcemente. Apenas la conozco, y me cae genial.

-Qué tal? – susurra señalándole –

-Se ha quedado dormido al poco de ponerle eso… - señalo el gotero –

-Mmm… - lo observa – no se ha despertado? – la miro extrañada – está cerrado…

-Lo he cerrado yo… - digo algo avergonzada –

-Ah… - me sonríe – la mayoría de pacientes nos llaman horrorizados cuando se les acaba el gotero para que se lo cerremos… - ríe –

-A veces ayudo en una clínica veterinaria… - digo sintiendo algo de vergüenza – es lo mismo que con ellos…

-Vaya… - responde algo sorprendida – siempre he dicho que a quién le gustan los animales, es buena gente… - dice escribiendo algo en los papeles –

Me ruborizo un poco. Tere es una mujer que, con poco que diga, te provoca algún sentimiento.

-Efectivamente es un cólico… - dice mirándome – el resto de la analítica ha salido bien… - mira a Álex – buenos días doctor…

-Joder… - cierra los ojos – menudo viaje… - mira el gotero – qué me has metido ahí? – dice todavía con los ojos entrecerrados –

-Estaba informando al familiar, sigue durmiendo… - dice Tere mirándome y guiñándome un ojo –

-Ah, perdón… - cierra los ojos y finge estar roncando –

-Ah, que roncas encima? – pregunta Tere –

-No, no ronca… - respondo sin pensar –

El color de mis mejillas pasa de color carne a color rojo sangre en cuestión de segundos. Por qué cojones he contestado eso? Álex se ríe levemente y Tere nos mira con cara de comprender algunas cosas. Genial, acabo de dejar claro que hemos dormido juntos. Soy gilipollas.

-Bueno, Álex, un cólico hijo mío, voy a hacerte una ecografía yo misma para asegurarme que no tienes una piedra por ahí… - dice de corrido –

-La mejor ecografista del hospital, sin ser ecografista… - dice Álex sonriendo – será todo un honor que me hagas una ecografía…

-Qué payaso eres… - responde Tere riéndose – anda, levanta la camiseta… - dice trayendo el ecógrafo -

-Qué mal suena eso… - responde irónico –

-Ya no tienes dolor? – le pregunta sentándose en la camilla a su lado –

-La verdad es que no… - responde contrariado – qué malo me he puesto, en serio… - dice como excusándose – sabes que no vendría si…

-Calla, que tú eres capaz de morirte antes de venir al hospital… - Tere me mira – todos los médicos somos unos pacientes nefastos… - echa un poco de gel sobre su abdomen descubierto –

-Joder! Qué frío está! – exclama –

-Ves? – me mira riendo – a ver… relaja el abdomen anda…

Tere observa la pantalla moviendo el ecógrafo lentamente. Álex observa la pantalla como si entendiera lo que ve. Esto se escapa para mí, solo veo cosas negras y blancas, nada más.

-Si es niña, le llamaré piedra… - dice Álex de repente –

Estallo en una carcajada ante su ocurrencia, igual que Tere, que resopla apoyándose en la pantalla. Cuando se serena un poco, vuelve a iniciar la maniobra.

-Bueno, yo aquí veo un riñón perfecto… con su bazo normal…

-Tengo un bazo normal – dice mirándome – eso es bueno… - dice irónico, haciéndome sonreir –

-Y el otro riñón también está bien… con su hígado de tío joven que no bebe… - dice mirándole haciendo énfasis –

-Bueno… eso de que no bebo… - chasquea la lengua –

-Y aquí abajo… - dirige el ecógrafo al pubis – tampoco se ve ninguna piedra…

-Se ven otras cosas que no vienen a cuento… - dice riendo –

-Imposible hacerte una ecografía seria… - dice soltando el ecógrafo – pero creo que está todo bien…

-Gracias Tere… - dice quitando el tono irónico de su voz –

-Te voy a dar el alta si me prometes que te vas a tomar el tratamiento unos días… - le apunta con el dedo – no nos des otro susto…

-Lo prometo… - dice bajándose la camiseta –

-Malú – dice girándose hacia la puerta – ven conmigo… - se levanta rápidamente de la camilla –

-Qué pasa? – pregunto algo asustada –

-Vienen sus compañeros a verle, he intentado pararles pero no me hacen caso… - dice llevándome al mostrador de enfrente, donde hay un habitáculo lleno de goteros – no quiero que te avasallen… pueden ser muy pesados…

La miro agradecida cuando veo venir a varias personas vestidas de blanco y verde. La sonrisa de Álex se instaura en su cara cuando les ve, abrazando a todo el mundo, sin poner un mal gesto, sin hacer nada que no demuestre que está contento por verles. Después de tener ese dolor y con el sueño que tiene que tener, admiro esa capacidad que tiene para hacer que los demás se sientan a gusto con él. Esa es una de las cosas que más me gustan de él. Esa amabilidad tan pura que tiene. No finge, lo siente.

-La gente le quiere mucho… - dice Tere observando la escena a mi lado –

-Se nota… - contesto mirando hacia él –

-Es buena gente… - dice con tinte emocionado – para mí es como un hijo… - traga saliva – más que buena gente, diría que es la mejor persona que conozco…

La observo y, por primera vez, pierde ese halo de serenidad que parece que la envuelve y ahora parece emocionada. Emocionada de manera sincera. Se nota que le quiere mucho.

-Te contaría tantas cosas de él… pero estaríamos aquí hasta mañana… - sonríe – no sé cómo has conseguido traerle… - la miro – es muy cabezota… - sonrío – cuando le pasa algo a los demás, pierde el culo por ellos… pero cuando le pasa algo a él… intenta por todos los medios que no se le note…

-Me he dado cuenta… - digo recordando la escena en mi casa –

-Le conoces de hace mucho? – pregunta sin mirarme –

-Unos meses… - digo dándome cuenta del poco tiempo que hace que le conozco –

-Parece que os conocéis desde hace mucho… - dice todavía sin mirarme – Álex es una persona transparente… - me mira – lo que siente lo demuestra… no sabe fingir… - asiento mirándole – por eso creo que le está superando un poco el mundo en el que se ha metido… - la miro sorprendida – la semana pasada me llamó muy agobiado… está teniendo problemas con su productor…

-Lo sé… - respondo seria –

-Supongo que tú sabes de qué va esto… - la miro – ayúdale si puedes… - me pide – está bloqueado, le conozco…

-Tampoco le he ayudado mucho estos días… - me mira esperando a que siga hablando – discutimos el otro día, llevábamos días sin hablar…

-Es difícil discutir con él… - dice haciéndome sentir mal – por eso es tan fácil hacer las paces con él… - me mira – no tiene rencor…

-Lo sé… - respondo de nuevo –

-No te conozco para pedirte esto, pero parece que le tienes mucho cariño… - dice de repente mirándome – cuídamelo… - se me hace un nudo en la garganta - antes podía aconsejarle… pero hay cosas que se me escapan…

-Hablaré con él… - digo convencida, recibiendo una sonrisa tierna por su parte –

-Gracias… - dice haciéndome una carantoña en la mejilla - Mi hija se muere si le digo que he estado hablando aquí contigo… - dice riendo – te escucha a todas horas…

Sonrío conmovida. Es entonces cuando recuerdo la historia de Tere que Álex me contó. Con todo lo que ha tenido que sufrir, y no se le ve ni un ápice de maldad en sus actos. Ni una mala cara, ni un mal humor. Cojo la tablilla que llevaba en la mano y el boli que yace sobre ella. Veo un folio en blanco y lo saco, notando como me observa.

-Cómo se llama tu hija? – pregunto convencida –

-Alba… - responde sorprendida –

Escribo un “para Alba con cariño” y lo firmo. Me mira todavía sorprendida.

-Es lo menos que puedo hacer… - digo algo avergonzada – pero si quieres algo más no tienes más que pedírmelo…

Agarra el folio todavía impactada por ese arrebato que he tenido. Me siento un poco impotente por no poderla recompensar de otra manera después de lo bien que se ha portado, pero creo que le parece más que suficiente a juzgar por el fugaz abrazo que me da.

-Espera aquí, voy a disipar a las masas… - dice saliendo de la habitación –

La observo cruzar el mostrador hasta llegar a la camilla. Los compañeros de Álex obedecen las órdenes para que le dejen tranquilo. Veo a Tere con una sonrisa amable para todo el mundo, así que nadie se cabrea por tener que marcharse. Se despiden de él cariñosamente mientras lo observo todo desde el habitáculo. Me siento ridícula, pero es tarde para aparecer en escena, eso sí sería ridículo. Tras marcharse todo el mundo, intuyo que Álex le pregunta a Tere donde estoy y me señala sonriente haciéndole un gesto de silencio a Álex que le hace reir. Definitivamente, esta mujer me ha ganado por completo.

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