lunes, 28 de noviembre de 2016

CAPÍTULO 31: ¿TE ACUERDAS DE MÍ?

Mi nuevo productor es un tío peculiar. Jaime ha invadido mi vida y mi música de una manera poco ortodoxa por así decirlo. Mi mánager no me dice nada, pero creo que no lo traga. A mí, en cierto modo, me hace gracia. Me hacen gracia esas excentricidades que hace cuando escucha algún tema mío. Ya ha rechazado más de uno porque dice que es demasiado sensible, que yo necesito algo más movido para lanzar del todo mi carrera de manera internacional. Y qué cojones me importa a mí mi carrera internacional? Si yo lo que quiero es cantar lo que me gusta, pero no, no lo entiende.

Procuro no discutir con él, aunque ya he visto a mi mánager hacerlo. La gota que ha colmado el vaso y que me ha hecho dejar de sentir gracia hacia él, es cuando ha escuchado el tema dedicado a mi abuela. Los comentarios que ha hecho no me han gustado y ha sido cuando, por fin, se ha armado el lío entre los dos.

-Álex, esto no va a tener éxito… - dice negando con la cabeza quitándose los cascos –

-No busco que tenga éxito – me alzo de brazos – busco que tenga sentido…

-Esta canción no la vamos a incluir – dice tachándola de la lista a mano –

-Cómo? – pregunto sorprendido – Jaime, esta canción va a estar en el disco – digo convencido –

-Ni hablar! – exclama – tenemos que hacer un disco fresco, movido, que la gente pueda bailarlo en las discotecas, no un disco lleno de canciones para cortarse las venas…

-Jaime… - resoplo un poco frustrado – esta canción tiene que estar en el disco, es muy importante para mí…

-He dicho que no, mira… - pone otra – este tema te va perfectamente, las quinceañeras van a flipar con…

-Me importa una mierda las quinceañeras! – exclamo levantándome de la silla – no vas a cambiar mi estilo, no vas a cambiar mi forma de escribir… - me mira sorprendido – quiero que el disco sea de canciones que he compuesto yo – sentencio –

-Te estoy diciendo lo que es mejor para ti – dice mirándome –

-Lo que es mejor para mí ya lo sé yo, no soy ningún niño… - digo cabreado –

-Vale, cálmate… - dice alzando las manos – de acuerdo, incluímos esta canción en tu disco si es tan importante para ti… - afirmo y vuelvo a sentarme en la silla – pero escucha esta, es muy movida y puede ser hasta tu primer single…

Salgo del estudio con cara de pocos amigos. No me gusta lo que está haciendo, no me gusta la forma que tiene de tratar mis canciones y no me gusta el estilo que quiere imponerme. Según él, aunque no sea un niño, no tengo ni puta idea de cómo funciona esto, y, el segundo disco, es crucial para saber si un artista se queda en el olvido o continúa en esto.

Voy tan ensimismado en mis pensamientos caminando hacia el coche, que, sin darme cuenta, choco mi hombro contra alguien. Qué manía he cogido de chocarme con la gente, eso me pasa por estar empanado. La chica con la que he chocado, se toca el hombro dolorida. No salgo de mi asombro cuando reconozco a la chica. Es la misma que se chocó conmigo tras terminar la grabación del último asalto.

-Joder, disculpa, de verdad… - digo mirándola –

-Te acuerdas de mí? – pregunta ilusionada –

-Claro – respondo enternecido – perdona, vas a pensar que te tengo manía o algo… - se ríe – estás bien?

-Si! – exclama – qué casualidad que nos volvamos a encontrar no?

-La verdad es que sí… - digo sintiéndome incómodo de repente – bueno…

-Oye, tú sabes cómo llegar al centro? – pregunta mirando a todas partes – es que me he perdido, no soy de Madrid y no tengo batería en el móvil…

-Eh… - digo pensativo – la verdad es que estás muy lejos… por qué no vas en metro? – pregunto –

-El metro me da miedo… - dice poniendo cara de niña – una vez me robaron y ya no he vuelto a subirme…

-Vaya… - digo – quieres que te deje mi móvil para que llames a alguien?

-No! – exclama levantando las manos – no quiero ser pesada… ya pregunto por ahí… - dice echando a andar –

-Espera! – digo sintiéndome culpable – ven, te llevo yo… - digo sin pensar –

-En serio? – pregunta ilusionada – me vas a llevar?

-No te voy a dejar aquí sola… - digo sin darle importancia – se está haciendo de noche…

-Pues no sabes cuánto te lo agradezco – dice caminando decidida hacia delante – cuál es tu coche?

-Em… - me deja un poco descuadrado esa decisión tan rápida – está ahí delante…

-Me llamo Miriam, por cierto… - dice sonriendo –

-Encantado Miriam…

Mientras vamos en el coche, me planteo qué cojones estoy haciendo. Esto es lo que haría si no fuera alguien conocido, pero no sé si es lo adecuado en este momento. Tampoco iba a dejarla vagando por las calles a varios kilómetros del centro. Pobrecilla, le da miedo el metro. Mala decisión para estar en Madrid.

-Dónde quieres que te deje? – pregunto –

-Me quedaría en tu coche toda la noche… - responde mirándome –

Me deja descuadrado. No sé si está tirándome los tejos o es simplemente que siente admiración por mí. Miro hacia ella y desvío la mirada rápidamente. El semáforo en rojo me hace tener la obligación de volver a mirarla. Al hacerlo, noto como su mano se dirige a mi brazo y lo acaricia. Desvío de nuevo la mirada hacia el frente.

-Miriam, dime dónde quieres que te deje anda… - digo algo incómodo –

-Oh… - dice algo avergonzada – claro… - contesta nerviosa – puedes dejarme ahí delante si quieres…

Asiento y arranco al ponerse el semáforo en verde. No sé qué acaba de pasar, pero no sé si me gusta. No estaría bien liarse con una fan verdad? O sí? O da igual? No tengo ni idea. Al parar el coche, Miriam se queda quieta en el coche, sin moverse. Me mira de reojo, como esperando a que haga algo. Qué quiere que haga?

-Qué bonito haberme vuelto a encontrar contigo – dice sin mirarme, con gesto avergonzado – me encantaría volver a verte… - dice de repente –

-Eh… - digo descuadrado –

-Pero no estaría bien, es cierto… - dice revolviéndose en el asiento – bueno, te veré en algún concierto, salúdame si me reconoces… - dice sonriendo –

-Claro… - digo sonriendo débilmente –

-Gracias por traerme… - se lanza a darme dos besos –

Tras los dos besos, se queda muy cerca de mí, tanto que pienso que va a besarme, pero me aparto rápidamente. Qué cojones está pasando aquí? Al separarme, miro al frente y parece entender que tiene que marcharse. Nada más bajarse del coche, arranco el coche y salgo de allí a toda prisa. Lo que acaba de pasar no está bien, no está bien para nada.

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