-Te va a dar algo… - digo mirándole sorprendida –
-Tenía hambre, ya te lo he dicho… - dice repelando los
tallarines – bueno… creo que estoy lleno… aunque me comería algo dulce ahora…
-La madre que te parió… - me río – es más barato comprarte
un traje que invitarte a comer…
-Te he invitado yo, te lo recuerdo… - dice con tono chulesco
–
-Estás en mi casa, te lo recuerdo… - le contesto en el mismo
tono –
-Touché… - dice sonriendo – la siesta que me echaba ahora… -
se levanta, cogiendo un par de platos –
-Para para… - le hago un gesto con la mano – estás en mi
casa…
-Y es tu cumpleaños – me contesta yéndose a la cocina con
los platos en la mano
-Touché… - contesto sonriendo –
Recogemos la mesa y le convenzo para que se siente un rato
en el sofá mientras hablamos. La conversación ha quedado zanjada en el coche.
Vamos, que lo que he sacado en claro es que, si surge algo otra vez, va a
pasar. Dios, es que le estoy mirando y me están entrando unas ganas de que
pase… Y ahora qué hago? Esto no lo hemos hablado. Se lo digo? Cállate Malú, no
digas nada.
-Me estás escuchando? – pregunta extrañado –
-Perdona… - digo avergonzada apartando la mirada – me he
quedado ennortada…
-Quieres descansar un rato? – dice haciendo un gesto para
levantarse del sofá –
-No – contesto rápidamente, paralizándolo – quiero decir,
que si te quieres ir… pero que por mí no lo hagas… estoy bien… - sonrío
amablemente –
-Vale… - sonríe recostándose de nuevo – oye… te lo creas o
no, me ha gustado la conversación del coche…
-Eh… - oh dios, el tema otra vez – y eso?
-No te parece genial que lo hayamos aclarado todo así, tan
normales? – dice sonriendo – no te creas que eso pasa mucho…
-Ya… - contesto pensativa –
-Te da vergüenza que saque el tema otra vez… - dice dando
por hecho que no se equivoca –
-Si lo he soportado en el coche, que no tenía escapatoria…
aquí más, que te puedo echar cuando quiera… - digo borde pero en tono de broma
–
-Jajajaja! – estalla en una carcajada – empieza a hacerme
gracia ese toque borde que tienes…
Nos miramos riendo y vuelve a pasar. Otra vez. Tengo que
apartar la mirada. Cuando alguien me gusta, aparto la mirada. Me atrae,
muchísimo. Y estoy falta de cariño… muchísimo también. Sin apenas darme cuenta,
estamos a escasos centímetros, como aquella noche en la que acabamos
acostándonos. Un escalofrío me recorre el cuerpo al pensar que ahora pueda
pasar lo mismo. Me encantó aquella noche, más de lo que nunca reconoceré. Me
atrevería a decir que nunca me había dejado llevar de esa manera, y me gustó la
sensación. La sensación de sentirme libre de hacer lo que quiera cuando quiera.
Esa sensación tengo ahora mismo.
No puedo más, no puedo mirarle otra vez sin besarle. Muevo
mi cuerpo hacia él y nuestros labios vuelven a coincidir, como ayer y como
aquella noche. Vuelvo a sentir esa rabia pasional inundarme. Me encanta como
besa, y como me toca, y todo lo que está pasando ahora mismo. Me encanta, me
hace sentirme libre. Me recuesta en el sofá y se tumba encima de mí, pegando
sus caderas a las mías. Noto como su nivel de excitación va en aumento. Y el
mío también, mucho. Sudo deseo ahora mismo.
No quiero hacerlo en el sofá,
quiero ir a la cama, a la cama de dos por dos que tengo y que solo uso para mí.
Le empujo para que se levante, sin dejar de besarle, y le agarro de la camisa
para que me siga. En seguida entiende lo que quiero y me agarra de las caderas
mientras camino y nos besamos. Al llegar a las escaleras, me pega a la pared,
justo al lado, y me eleva, haciendo que pase mis piernas por su espalda. En
brazos, me sube por las escaleras, sin dejar de besarme ni un momento. Me
agarro a su pelo, sin tirar, pero firmemente. Él tiene sus manos en mis nalgas.
Al subir, duda un momento y para los besos, para que le indique donde tiene que
llevarme. Señalo a la puerta correcta y sonrío justo antes de que vuelva a
besarme con fiereza. Abre la puerta y me pega al armario, haciéndome soltar un
tímido gemido. Me encanta el sexo así. Gira sobre sí mismo y caemos en la cama,
con él encima de mí. Comienza a subirme la camiseta, sin decir nada, y alzo los
brazos dándole permiso para que me la quite.
Al quitármela, se dirige a mi cuello, besándolo con muchas
ganas. Tantas, que me hace gemir. Al escucharme, resopla, alza la mirada y
vuelve a besarme en los labios. Coge mis manos con las suyas y las coloca por
encima de mi cabeza, impidiéndome que le toque. Su mueve encima de mi
sutilmente, haciendo aumentar mi deseo por que me quita toda la ropa y me
devore allí mismo. Suelta mis manos y vuelve a besarme el cuello, bajando por
mi escote hacia mis pechos, que ya tienen ganas de que reparta besos también
por allí. Parece que me lee la mente, porque pasa una mano por mi espalda, que
está pegada a la cama, y desabrocha el enganche del sujetador de un solo
movimiento. Libera mis pechos casi arrancándome el sujetador y, sin mediar
palabra, dirige su boca hacia ellos. Suelto otro gemido de placer cuando noto
su lengua pasearse por ellos. Ya no puedo parar de gemir, me vuelve loca la
manera que tiene de hacerlo.
Tras explayarse en mis pechos, baja por mi abdomen,
repartiendo besos y lametones. No se detiene tanto como la última vez, va
directo a mis pantalones y me mira un instante. Su mirada de deseo me excita
todavía más. Levanto mis caderas y le ayudo a bajarlos. Justo después, tira de
mi ropa interior y la arrastra hacia abajo también. Tengo mucho calor y una
taquicardia incesante en mi pecho. Qué salvaje todo. Me encanta. De nuevo sin
mediar palabra, dirige su boca a mi pubis, haciéndome exclamar un gemido
intenso cuando noto su lengua recorriendo cada centímetro. Me agarra de las
caderas y me acomoda en la cama, pone una mano en mi rodilla derecha, haciendo
que abra todavía más las piernas, y comienza a imprimir un ritmo a su lengua
que hace que suelte gemidos muy agudos.
Me está matando de placer a una velocidad vertiginosa. Me
agarro a las sábanas, a su pelo, pero está impasible, continua con ese ritmo
frenético que está llevándome al orgasmo sin remedio. Comienzo a sentirlo y,
con mis manos en su pelo, le pego más a mí, haciéndole saber que, si para, me
muero. Y no para, no va a parar hasta que llegue. Cierro los ojos, gimo más
fuerte, noto el escalofrío intenso nacer de mis caderas y repartirse por todo
mi cuerpo, haciéndome arquearme. El último gemido que suelto no es agudo, es
grave, es intenso, sale desde lo más hondo de mi cuerpo. Instantes después, mi
cuerpo comienza a relajarse y se separa de mí. Abro los ojos y me mira un
instante, justo antes de volver a mis pechos. Gimo de placer y de sorpresa, no
me esperaba que lo hiciera.
Tiene demasiada ropa. Me afano es desabrochar los botones de
su camisa, sentada en la cama con él arrodillado ante mí. Dejo su torso al
descubierto y resoplo de placer. Todos los músculos se le marcan, sin exagerar
demasiado. Su tono de piel es más moreno que el mío, lo que hace que su torso
sea todavía más atractivo. Le quito la camisa y la lanzo fuera de la cama.
Vuelve a besarme y a tumbarme, con él encima, todavía con los vaqueros puestos.
Me niego a que siga llevándolos, así que mis manos se dirigen a su botón del
pantalón y lo desabrochan con desesperación. Me ayuda a quitarle los pantalones
y vuelve a tumbarse encima de mí, pero le aparto y bajo sus boxers negros, que
tan bien le sientan pero que tan poco le sirven ahora mismo.
Al bajarlos, vuelvo a resoplar. Le beso de nuevo con pasión,
con desesperación intensa, y consigo que se tumbe en la cama. Me siento encima
de él, a horcajadas, y me apresuro a colocarme para que se introduzca en mí. Me
deja caer suavemente y suelta un gemido de placer, cerrando los ojos y
estirando su cuello. Gimo al notarlo y comienzo a moverme suavemente de arriba
abajo. Me agarra firmemente de las caderas para luego dirigir sus manos a mis
pechos. Los aprieta suavemente y se incorpora, conmigo encima, para comenzar a
besarlos de nuevo. Qué fijación ha cogido. Me encanta. Me agarro a su cabeza,
tirando de su pelo suavemente, sin dejar de moverme sobre él. Le empujo para
tumbarle de nuevo y poder moverme más rápido. Vuelve a gemir al notar como
imprimo más ritmo. Pongo mis manos en su pecho, apoyándome, y comienzo a mover
las caderas, cada vez más deprisa. Tras unos segundos, decelero el ritmo, y me
mira sorprendido, riéndose tímidamente. Curvo mi espalda hacia delante para
poder besarle, sin dejar de moverme. Me agarra la cara con las dos manos y me
aparta un poco el pelo. Sonríe ampliamente y vuelve a besarme. Me acaba de
matar ese gesto.
Me incorporo de nuevo y vuelvo a poner mis manos sobre su
pecho. Me muevo de nuevo rápido, cada vez más rápido. Creo que está a punto de
pasar otra vez. No puedo parar ahora mismo, aunque me lo pidiera. Me mira con
rabia, sacando los dientes, sudoroso, gimiendo también él aunque mucho más
discreto que yo, que estoy casi gritando ahora mismo. De nuevo, una corriente
de sensaciones nace en mis caderas y se reparte por todo mi cuerpo. Caigo sobre
su cuerpo, agotada completamente, con mi cuerpo sin fuerza. Respiro
aceleradamente sobre tu cuerpo y escucho el sonido de sus latidos, acelerados,
como los míos. Durante unos segundos, siento una paz que suele ser la que
precede a la tormenta. Sus caricias en mi espalda desaparecen y me agarra de
las caderas, poniéndome boca arriba, con él encima de mí. Vuelve a mirarme con
esa mirada pasional, de deseo, y, sin decir nada, vuelve a introducirse dentro
de mí. Gimo al notarle de nuevo. Agarra mis manos y vuelve a ponerlas a la
altura de mi cabeza, agarrándolas sobre la cama, mientras comienza firmes
movimientos con sus caderas. Echo la cabeza hacia atrás, gimiendo. Me está
matando de placer, me encanta la forma que tiene de hacerlo. Cuando imprime un
poco más de ritmo, pongo mis manos en el cabecero, intentando agarrarme a algo.
Me incorporo un poco y me agarro a su cuello, quedando nuestras caras a escasos
centímetros, que Álex deshace besándome con pasión y levantándome en peso, en
brazos, con él arrodillado en la cama. Me deja caer de nuevo en la cama y me
agarra de las caderas, abriendo mis piernas, moviendo sus caderas a un ritmo
cada vez más rápido.
Vuelvo a notar esa sensación otra vez. Voy a tener otro
orgasmo como siga con ese ritmo, y no tiene pinta de que se vaya a frenar. Nos
miramos de nuevo con esa cara de deseo, de rabia, apretando los dientes, hasta
que tengo que entreabrir la boca para no ahogarme al notar que de nuevo esas
corrientes me recorren. Segundos después, le noto tensarse, y cae sobre mí,
exhausto.
Me agarro a su espalda, con la sensación de que si no abro
la boca para respirar, voy a ahogarme.
-Joder… - susurra pegado a mi cuello –
-Pfff – resoplo – qué polvazo… - digo sin pensar –
-Jajajaja – estalla en una carcajada, con su respiración
todavía agitada – totalmente…
-En serio… - digo sincera – necesitaba esto…
Levanta su cabeza y me mira sonriente. Deja un beso en mi
frente y se levanta de la cama, completamente desnudo, haciéndome resoplar de
nuevo. Se dirige al baño riéndose. Me mira la entrepierna y me doy cuenta que
la hemos liado. Ni protección ni nada, así, como si fuéramos animales. Lejos de
preocuparme, tengo de nuevo esa sensación de libertad extrema que tanto me
gusta. No estoy en días fértiles por mis cálculos rápidos. Me río al pensar que
pudiera pasar. Lo que me faltaba ya.
Le veo llegar del baño, todavía desnudo y sonrío un poco
avergonzada. Me levanto para ir yo, me hace falta creo. Al llegar, me acerco a
la cama y me tumbo a su lado, sonriente. Vuelvo a apartar la mirada, no puedo
sostenerla ahora mismo.
-Ves por qué me inspiras ternura a veces? – dice sonriendo
apartándome un mechón de pelo de la cara – madre mía… tengo agujetas ya hasta
en el cielo de la boca.
-Jajajajajaja! – estallo en una carcajada – exagerado…
-Estás bien? – pregunta mirándome –
-Si – sonrío sincera – y tu?
-Si… - sonríe acariciándome la cara – quieres que me vaya y
te deje descansar?
-Te puedes quedar conmigo también eh? – digo sonriendo –
ven… - abro los brazos –
Me mira sorprendido pero sonríe y acepta la proposición.
Acabo de descubrir que él también me inspira ternura. Se abraza a mi cuerpo
como si mi cuerpo pudiera protegerle y posa su cabeza un poco por encima de mi
pecho.
-Todo está bien verdad Malú? – pregunta sin moverse de esa
posición –
-Si – sonrío – todo está bien Álex… - contesto sincera –
No hay comentarios:
Publicar un comentario