lunes, 14 de noviembre de 2016

CAPÍTULO 11: EL LÍO

Vero me mira escrutándome. Me está poniendo tan nerviosa que hasta casi se me cae el vaso al suelo. Me siento en la banqueta frente a ella. Sigue mirándome con esa cara, esperando a que hable.


-Me lo vas a contar hoy o el año que viene? – habla de repente y me asusta, haciendo que casi me atragante –

-Joder Vero… - me quejo mientras toso –

-Es que vamos, llevo aquí ya – se mira el reloj – casi 10 minutos, esperando a que me cuentes… y ahí estás… tan tranquila…

-En fin… - resoplo y pongo los ojos en blanco – nada… que anoche me acosté con alguien… - decido soltarlo rápido –

-Eso lo he supuesto con tu “la he liado” – dice como si nada – no me ibas a llamar para contarme que has estropeado la capa de ozono usando laca Nelly…

-Jajajaja! – exclamo – eres muy tonta… - me río – entonces qué mas quieres que te cuente?

-Que yo quiero que me lo cuentes? – pregunta indignada – eres tú la que me ha llamado!!

-Es un chico que conocí ayer… - digo con cierto tono de vergüenza –

-Ayer? – se sorprende – así, sin más?

-Bueno es que… - bebo agua – a ver… igual le conoces…

-Madre mía… - se revuelve en la silla – sorpréndeme…

-Álex Torres… - digo casi obligada –

Me mira boquiabierta, con los ojos de par en par…Odio esa sensación de culpabilidad. Comienza a reírse de manera escandalosa.

-Con el buenorro ese? Y cuál es el problema? – se encoge de hombros –

-Cómo que cuál es el problema? – pregunto indignada – mira, de verdad… - me quejo –

-A ver… - carraspea – espérate que me recupere del shock… - se hace aire de manera exagerada – cuéntamelo todo…

Comienzo a contarle lo que pasó con Yaiza. Con sus expresiones de sorpresa y sus gestos me dice que, sin conocerle, le gusta. Hasta parece darle ternura lo del parto. Luego comienzo a contarle que estuvo en casa, con varios amigos más… y empieza a poner caras raras. A levantar la ceja, a fruncir el ceño…

-Para para… - pone su mano frente a mí – me lo estás contando como si fuera una novela… - se ríe – me puedes contar lo que sentías tú?

-Yo? – me sorprendo –

-Digo yo que te acostarías con él porque te gustaba… o que?

-No he terminado de contarte… - digo seria – puedo seguir? – me hace un gesto para que siga – se olvidó la chaqueta y volvió cuando todo el mundo se había ido…

-El típico truco… - hace un gesto de afirmación –

-Me ayudó a recoger… - sonríe tiernamente, parpadeando rápido – deja de poner esa cara… - pongo los ojos en blanco –

-Qué? Pero si es bonito!! – exclama –

-Le enseñé la buhardilla – sentencio –

-Hostia… - susurra – tú ahí no subes a cualquiera… - me apunta con el dedo –

-No sé por qué quise hacerlo… - intento excusarme – me sentía cómoda… como si le conociera de más tiempo… no sé… - niego con la cabeza – vio el piano y estuvo tocando un rato… y yo…

-Y tú te derretiste… - afirma – te gusta?

-Me he acostado con él, evidentemente me gusta – contesto seria – pero nada más…

-No estoy hablando de nada más… esto no es al salir de clase… - me río tímidamente –

-No sé… tuvimos miradas y… surgió… - noto como mis mejillas se enrojecen –

-Ayyy! – exclama – te pones colorada!! – niego con la cabeza – jajajaja! Y qué tal?

-Qué tal qué? – digo un poco incómoda –

-Cómo que qué tal qué? – pregunta indignada –

-Puff… - susurro sin pensar –

-Ese puf es un puf en plan… “puf, qué mierda” o “puf, qué polvazo”? – pregunta sonrojándome todavía más –

-Vero! – reniego –

-Puf, qué polvazo – sentencia – a que sí? – me río – si señor!!! – exclama –

-Deja de gritar quieres? – digo avergonzada – sí, fue un polvazo… - admito – pero ya está…

-Ya está? – pregunta extrañada – vale, estás rayada… - dice como si supiera lo que pienso –

-No estoy rayada! – niego enérgicamente – es que… esta mañana ha sido muy raro… - me mira atentamente – me he despertado… he dormido super a gusto… pero cuando le he visto no sé qué ha pasado que he empezado a sentirme incómoda…

-Pero ha dicho algo o te ha hecho sentirte así? – pregunta interesada –

-No! Claro que no… - niego – pero tenía la sensación de haberla cagado… - me pongo seria – parece un chico estupendo y yo, en la primera noche, nada más conocernos… me acuesto con él… - digo con tono de reprobación –

-Y qué problema hay? – pregunta como si nada –

-Pues que… - suspiro – que voy a tener que volver a verle… seguro que coincidimos en algún sitio… pero si a mediodía he ido a ver a Yaiza y ha aparecido de repente! – exclamo –

-Jajajajaja! – estalla en una carcajada – y te has muerto de la vergüenza…

-Mucho… - confieso avergonzada – y ha estado de lo más normal… pero yo no, no podía articular palabra, estaba como cohibida…

-Pero nena, a ver… - se acomoda en la silla – ha sido solo sexo o no?

-Pues claro… - contesto convencida –

-Entonces? – abro sus brazos – si los dos lo tenéis claro, qué problema hay?

-Pues… - de repente no sé explicarme – que creo que es de esas personas con las que me llevaría muy bien… y creo que con esto ya no voy a poder hacerlo…

-Que podrías llegar a tener una amistad con él te refieres… - asiento – y por qué no puedes tenerla? Yo me he acostado con muchos amigos… - dice quitándole importancia –

-Se ha ido esta mañana sin yo pedírselo… ha notado que estaba rara… - vuelvo a sentir vergüenza – me ha dicho que no me preocupe, que esto queda entre nosotros… - resoplo – ha sido muy comprensivo…

-Mira… - se levanta y se sienta a mi lado – si dices que es tan maduro, por así decirlo, no va a haber ningún problema… siempre y cuando tú actúes de forma normal…

-Es que sé que voy a querer evitarle… - digo frustrada – tú sabes que soy así… - suspiro – es un chico muy interesante, muy… normal, no sé como explicártelo… - suspiro de nuevo – si Alejandro tiene en mente proponerle proyectos en común… y le ha caído bien a todo el mundo… hasta Yaiza le ha dado su teléfono… - resoplo frustrada – la he cagado pero bien, porque cuando no quiera coincidir con él me van a preguntar y van a saber que él y yo…

-Y qué si lo saben? – abre los brazos de nuevo – no eres una mujer libre que hace lo que le da la gana?

-No son así las cosas Vero… me he dejado llevar demasiado… - niego con la cabeza –

-Pues ya era hora de que lo hicieras… solo por eso, Álex ya me cae bien… - sonríe ampliamente –

Pongo los ojos en blanco, siento que no está comprendiendo la situación en la que me encuentro. Siento que no la entendería nadie más que yo.

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