Vero me mira escrutándome. Me está poniendo tan nerviosa que
hasta casi se me cae el vaso al suelo. Me siento en la banqueta frente a ella.
Sigue mirándome con esa cara, esperando a que hable.
-Me lo vas a contar hoy o el año que viene? – habla de
repente y me asusta, haciendo que casi me atragante –
-Joder Vero… - me quejo mientras toso –
-Es que vamos, llevo aquí ya – se mira el reloj – casi 10
minutos, esperando a que me cuentes… y ahí estás… tan tranquila…
-En fin… - resoplo y pongo los ojos en blanco – nada… que
anoche me acosté con alguien… - decido soltarlo rápido –
-Eso lo he supuesto con tu “la he liado” – dice como si nada
– no me ibas a llamar para contarme que has estropeado la capa de ozono usando
laca Nelly…
-Jajajaja! – exclamo – eres muy tonta… - me río – entonces
qué mas quieres que te cuente?
-Que yo quiero que me lo cuentes? – pregunta indignada –
eres tú la que me ha llamado!!
-Es un chico que conocí ayer… - digo con cierto tono de
vergüenza –
-Ayer? – se sorprende – así, sin más?
-Bueno es que… - bebo agua – a ver… igual le conoces…
-Madre mía… - se revuelve en la silla – sorpréndeme…
-Álex Torres… - digo casi obligada –
Me mira boquiabierta, con los ojos de par en par…Odio esa
sensación de culpabilidad. Comienza a reírse de manera escandalosa.
-Con el buenorro ese? Y cuál es el problema? – se encoge de
hombros –
-Cómo que cuál es el problema? – pregunto indignada – mira,
de verdad… - me quejo –
-A ver… - carraspea – espérate que me recupere del shock… -
se hace aire de manera exagerada – cuéntamelo todo…
Comienzo a contarle lo que pasó con Yaiza. Con sus
expresiones de sorpresa y sus gestos me dice que, sin conocerle, le gusta.
Hasta parece darle ternura lo del parto. Luego comienzo a contarle que estuvo
en casa, con varios amigos más… y empieza a poner caras raras. A levantar la
ceja, a fruncir el ceño…
-Para para… - pone su mano frente a mí – me lo estás
contando como si fuera una novela… - se ríe – me puedes contar lo que sentías
tú?
-Yo? – me sorprendo –
-Digo yo que te acostarías con él porque te gustaba… o que?
-No he terminado de contarte… - digo seria – puedo seguir? –
me hace un gesto para que siga – se olvidó la chaqueta y volvió cuando todo el
mundo se había ido…
-El típico truco… - hace un gesto de afirmación –
-Me ayudó a recoger… - sonríe tiernamente, parpadeando
rápido – deja de poner esa cara… - pongo los ojos en blanco –
-Qué? Pero si es bonito!! – exclama –
-Le enseñé la buhardilla – sentencio –
-Hostia… - susurra – tú ahí no subes a cualquiera… - me
apunta con el dedo –
-No sé por qué quise hacerlo… - intento excusarme – me
sentía cómoda… como si le conociera de más tiempo… no sé… - niego con la cabeza
– vio el piano y estuvo tocando un rato… y yo…
-Y tú te derretiste… - afirma – te gusta?
-Me he acostado con él, evidentemente me gusta – contesto
seria – pero nada más…
-No estoy hablando de nada más… esto no es al salir de
clase… - me río tímidamente –
-No sé… tuvimos miradas y… surgió… - noto como mis mejillas
se enrojecen –
-Ayyy! – exclama – te pones colorada!! – niego con la cabeza
– jajajaja! Y qué tal?
-Qué tal qué? – digo un poco incómoda –
-Cómo que qué tal qué? – pregunta indignada –
-Puff… - susurro sin pensar –
-Ese puf es un puf en plan… “puf, qué mierda” o “puf, qué
polvazo”? – pregunta sonrojándome todavía más –
-Vero! – reniego –
-Puf, qué polvazo – sentencia – a que sí? – me río – si
señor!!! – exclama –
-Deja de gritar quieres? – digo avergonzada – sí, fue un
polvazo… - admito – pero ya está…
-Ya está? – pregunta extrañada – vale, estás rayada… - dice
como si supiera lo que pienso –
-No estoy rayada! – niego enérgicamente – es que… esta
mañana ha sido muy raro… - me mira atentamente – me he despertado… he dormido
super a gusto… pero cuando le he visto no sé qué ha pasado que he empezado a
sentirme incómoda…
-Pero ha dicho algo o te ha hecho sentirte así? – pregunta
interesada –
-No! Claro que no… - niego – pero tenía la sensación de
haberla cagado… - me pongo seria – parece un chico estupendo y yo, en la
primera noche, nada más conocernos… me acuesto con él… - digo con tono de
reprobación –
-Y qué problema hay? – pregunta como si nada –
-Pues que… - suspiro – que voy a tener que volver a verle…
seguro que coincidimos en algún sitio… pero si a mediodía he ido a ver a Yaiza
y ha aparecido de repente! – exclamo –
-Jajajajaja! – estalla en una carcajada – y te has muerto de
la vergüenza…
-Mucho… - confieso avergonzada – y ha estado de lo más normal…
pero yo no, no podía articular palabra, estaba como cohibida…
-Pero nena, a ver… - se acomoda en la silla – ha sido solo
sexo o no?
-Pues claro… - contesto convencida –
-Entonces? – abro sus brazos – si los dos lo tenéis claro,
qué problema hay?
-Pues… - de repente no sé explicarme – que creo que es de
esas personas con las que me llevaría muy bien… y creo que con esto ya no voy a
poder hacerlo…
-Que podrías llegar a tener una amistad con él te refieres…
- asiento – y por qué no puedes tenerla? Yo me he acostado con muchos amigos… -
dice quitándole importancia –
-Se ha ido esta mañana sin yo pedírselo… ha notado que
estaba rara… - vuelvo a sentir vergüenza – me ha dicho que no me preocupe, que
esto queda entre nosotros… - resoplo – ha sido muy comprensivo…
-Mira… - se levanta y se sienta a mi lado – si dices que es
tan maduro, por así decirlo, no va a haber ningún problema… siempre y cuando tú
actúes de forma normal…
-Es que sé que voy a querer evitarle… - digo frustrada – tú
sabes que soy así… - suspiro – es un chico muy interesante, muy… normal, no sé
como explicártelo… - suspiro de nuevo – si Alejandro tiene en mente proponerle
proyectos en común… y le ha caído bien a todo el mundo… hasta Yaiza le ha dado
su teléfono… - resoplo frustrada – la he cagado pero bien, porque cuando no
quiera coincidir con él me van a preguntar y van a saber que él y yo…
-Y qué si lo saben? – abre los brazos de nuevo – no eres una
mujer libre que hace lo que le da la gana?
-No son así las cosas Vero… me he dejado llevar demasiado… -
niego con la cabeza –
-Pues ya era hora de que lo hicieras… solo por eso, Álex ya
me cae bien… - sonríe ampliamente –
Pongo los ojos en blanco, siento que no está comprendiendo la situación en la que me encuentro. Siento que no la entendería nadie más que yo.

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