jueves, 24 de noviembre de 2016

CAPÍTULO 25: MI SITIO

-Estás en casa?

-Si… - me contesta extrañada –

-Pues ábreme… - contesto sonriendo con el móvil pegado a la oreja –

La veo asomarse por la ventana y la saludo escuchando como ríe por teléfono. Entro en el jardín al abrir la puerta y cierro al pasar. Subo las escaleras hasta la puerta, donde está Malú, en pijama, y me mira un poco avergonzada.

-Por qué no me avisas? Mira que pintas… - se señala y se tapa la cara –

-Tienes la tarde libre? – digo entrando a la casa –

-Si… - me mira interrogante – por qué llevas chándal? – ríe brevemente -

-Ponte ropa cómoda que te voy a llevar a un sitio… - digo convencido – venga! – le apremio –

-Pero ahora? – me pregunta sorprendida –

-No, mañana! – le digo irónico – hola Danka – digo acariciándola – yo también me alegro de verte…

-Pero… ropa cómoda? – me mira interrogante – chándal?

-O un vestido de sevillana, lo que tu veas más cómodo… - digo irónico haciéndola reir –

La veo subir las escaleras y sonrío. Parece que mi idea no ha sido un disparate como pensaba en un principio. Ayer la grabación finalmente fue bien, Malú se animó lo suficiente y no se notó que horas antes de la grabación estaba con mil historias en su cabeza. Pensándolo bien, no me parece excesivo su estado de nervios ayer. Es una mujer que lleva más de 15 años viviendo de esto, y el ver que lo que más le gusta en la vida no le sale bien, o el creer que no le va a salir bien, le hace venirse abajo. Me da la sensación que apenas puede pensar en otra cosa últimamente, así que mi objetivo hoy es que pueda hacerlo. Que pueda pensar en otra cosa, despejarse, respirar hondo antes de ponerse manos a la obra. A mi es lo que me funciona desde hace muchos años. Cuando he sentido frustración, rabia o cualquier otro sentimiento malo, mi salida a veces no ha bastado con salir a correr y volver a casa. A veces mi agobio era tal que necesitaba ir al sitio donde voy a llevar a Malú.

-Ya estoy…

La veo bajar las escaleras con unas mallas, una camiseta ancha, zapato deportivo y una coleta. Estoy a punto de soltar un “joder”. Qué guapa está. Es un hecho objetivo, le sienta bien la ropa deportiva.

-Perfecto… - digo intentando disimular que me he quedado mirándola sorprendido – vamos?

-Si… - sonríe – chicas, portaros bien eh? – dice hablándole a las perras que la miran atentamente –

-Eres jefa hasta de tus perros… - digo riendo –

-Donde vamos? – dice cerrando la puerta de su casa –

-A un sitio… - abro el coche y le digo con un gesto que suba –

-No me irás a llevar a un gimnasio no? – dice riendo –

-No… - sonrío –

El viaje comienza en silencio. Malú mira por la ventana el bullicio de la ciudad y cómo nos vamos alejando de todo eso. Tras unos minutos, enciendo la radio, saltando la canción por la que dejé la lista de reproducción la última vez. Malú me mira sorprendida al reconocerse en los altavoces y comienza a reírse.

-Me escuchas mientras conduces? – pregunta intentando que me de vergüenza –

-Has descubierto mi secreto contra los atascos… - contesto con gracia –

-Jajajaja – ríe con ganas – a veces me descuadras… - dice mirando a la carretera –

-Por qué? – pregunto intrigado –

-No sé… en tu coche me esperaba que escucharas algo tipo rock… no a mí… - ríe tímida –

-Algo tipo rock… - busco en la pantalla una canción sin quitar la vista de la carretera – algo como esto?

Una canción de Queen resuena en el coche. Malú se ríe.

-Es uno de mis grupos favoritos… - carraspeo – i want to break free! – entono la canción – i want to break free!

-Jajajaja! – Malú estalla en una carcajada – me matas… - dice riéndose –

-Canta conmigo! – agarro su mano – existe algo mejor que cantar en el coche? – pregunto retóricamente – I’ve fallen in love!

Nos ponemos a cantar a duo soltando alguna carcajada al mirarnos. Al terminar la canción, Malú se ríe dando alguna palmada. Es un gesto característico de que se lo está pasando bien. Sonrío mirando a la carretera.

-Dime una canción que te encante, a ver si la tengo… - digo mirándola –

-Mmmm… - se queda pensativa – nothing else matters, de metallica.

-Casi nada… - digo mirándola sorprendido – tienes buen gusto eh?

-Pues sí la verdad… - sonríe triunfante – la tienes? – me mira ilusionada –

Sonrío al encontrarla. La guitarra comienza a sonar en el coche y Malú suelta una exclamación de aprobación. Río al ver su reacción.

-Es una de mis favoritas… - confiesa – es que es brutal…

-Una de las mejores canciones de la historia… - sentencio –

-Así me gusta cocochito… - pone su mano para que se la choque –

-Por dios, no me llames cocochito en las batallas… - le ruego –

-Jajajajaja! – exclama – buah, es que me define tanto esta canción… - dice con tono sincero – so close no matter how far… - comienza a entonar –

La escucho cantar los primeros versos y casi tengo que esforzarme por mirar a la carretera de vez en cuando. Pronuncia un inglés aceptable, se sabe la letra de principio a fin, igual que yo.

- Never cared for what they do – cantamos a la vez - Never cared for what they know – le ponemos énfasis al verso - But I know

Nos miramos y sonreímos a la vez. Miro de nuevo a la carretera con una sonrisa de oreja a oreja.

-Me encanta tocar esta canción con la guitarra… - confieso –

-Sabes tocar esto con la guitarra? – me mira sorprendida – y a qué estás esperando?

-Jajajaja! – carcajeo –

Vuelvo a mirarla al escucharla de nuevo comenzar a cantar y canto con ella a dúo. Me sorprende lo bien que le queda esta canción a su voz. Hace gestos con la mano como si estuviera tocando la guitarra y vuelvo a sonreír.

-Buah – exclama al terminar la canción – hacía tiempo que no la escuchaba…

-Venga, otra que te guste, que creo que compartimos algunos gustos… - vuelvo a pulsar la carpeta de toda la música que tengo para buscar canciones –

-No tendrás Cuando Nadie Me Ve, de Alejandro… - dice mirándome –

-Oh si nena… - contesto triunfante –

-Jajajajaja! Pero que tienes ahí? Mi música favorita? – ríe –

-Tengo la mía… - la miro – que por lo visto se parece a la tuya… - la miro y sonríe, apartando la mirada hacia la carretera –

Pulso a la canción y comienza a sonar el piano del principio. Es de mis canciones favoritas de Alejandro, una obra maestra se mire por donde se mire.

-Esta canción también me define… - confiesa –

-Y a mí… - contesto – a veces me elevo, doy mil volteretas – comienzo a cantar –

-Esto se lo tengo que contar a Alejandro… - dice en voz baja riéndose –

-Calla y canta – le ordeno –

-A veces te miro y a veces te dejas… - comienza a cantar –

Nos unimos en una misma melodía, mientras con el coche comienzo a transitar la carretera hacia la sierra. El sitio donde vamos es un sitio especial para mí. Digamos que es mi refugio para los días malos en los que tengo tiempo para pararme a pensar. Mi sitio en resumidas cuentas. Me parece tan simbólico estar escuchando y cantando esta canción yendo a donde vamos…

-De qué crees que habla esta canción? – dice Malú al terminarse –

-Me vas a hacer un examen? – digo mirándola con sorna – creo que no habla de amor – me mira atenta – creo que habla de esos momentos en los que uno está solo… esos momentos que cada uno necesita para reflexionar sobre su vida… en soledad… sin tener a nadie que le esté obligando a fingir… esos momentos en los que sale la verdad… - Malú sonríe triunfante – no sé, yo siempre he creído que el título de la canción lo deja bastante claro…

-Yo pienso igual… - afirma – por eso me define tanto… me siento muy identificada cuando habla de esos momentos…

-Tú tienes ventaja, que Alejandro te habrá dicho lo que significa… - digo lanzándole una pullita –

-Alejandro nunca dice lo que significan sus canciones… - dice mirando a la carretera – ni a mi ni a nadie… - sonríe – así deja que cada uno le dé su propio significado…

-Yo también me siento muy identificado con lo que dice… - digo mirando a la carretera – nunca he sido de pregonar a los cuatro vientos cómo me siento…

-Bienvenido… - dice irónica –

-Pero si sé a quién contarle lo que me pasa y no callármelo hasta que me lo sacan con sacacorchos… - digo lanzándole otra pullita – desahogarse nunca es malo.

-Vale – sonríe – captado

Dejo que siga sonando música aleatoriamente mientras me concentro para no perderme por el camino. Malú vuelve a mirar por la ventana el paisaje. Estamos subiendo de altura y espero con ansias su pregunta sobre el lugar a donde vamos.

-Vas a despeñarme por un barranco? – pregunta riendo –

-Qué gran final para una estrella del pop… - digo irónico –

-Ahora en serio, dónde vamos? – pregunta intrigada –

-Estamos llegando… - digo sonriendo – no seas impaciente…

-Soy impaciente, no voy a cambiar…

-No te puedo creer, ya ni quiero creerte… - entono su canción que lleva el mismo nombre –

-Jajajajaja! – estalla en una carcajada – eres rápido…

-Solo para algunas cosas… - digo sin pensar –

Mi cara debe haber sido un poema porque la carcajada de ella ha debido escucharse montaña abajo. Me contagia la risa, no había querido decir eso, pero me ha salido solo. Suerte que tenemos confianza para que ciertos comentarios no nos hagan sentir incómodos de más.

Paro el coche al llegar al sitio que quería. Malú me mira interrogante. Ya no es una carretera, sino un camino, con un pequeño hueco a la derecha donde dejar el coche. Supongo que se esperaba otra cosa. Se quita el cinturón y me mira.

-Es aquí? – pregunta extrañada –

-Casi… - digo bajando del coche – no podemos subir con el coche, el camino se estrecha mucho.

-Si fuera de noche me tendrías acojonada… - confiesa bajando del coche –

-Te gusta la montaña? – digo caminando por el camino –

-Me encanta la montaña – me sonríe – pero por aquí nunca he estado…

-Es un sitio que me gusta mucho… - acorto el camino subiendo por un pequeño remonte – ven – cojo su mano –

-Como me rompa una pierna te vas a cagar… - dice dándose impulso –

-Podemos ir por el camino, pero es más largo – digo convencido atravesando el pinar –

-Qué llevas en la mochila? – pregunta intrigada –

-El hacha con la que voy a asesinarte – digo sin mirarla –

-Me estás empezando a dar miedo, que lo sepas… - dice riéndose –

Tras caminar unos minutos, llegamos al punto donde quería. No entiendo como nunca me he encontrado a alguien aquí. Para mí es un lugar mágico. Una pequeña explanada repleta de hierba, con un árbol en el centro, se abre tras la pinada. Es justo el lateral de la montaña, y, desde aquí, se ve todo Madrid.



-Ala… - exclama andando delante de mí – pero y esto?

-Bienvenida a mi sitio… - digo abriendo los brazos –

La observo caminar hasta el árbol, riéndose.

-Pero si se ve todo Madrid! – exclama mirando al horizonte –

-Te gusta? – pregunto llegando hasta ella –

-Mucho… - dice sin mirarme –

-Toma… - abro mi mochila y saco unos prismáticos – sabes usarlos? – me mira ilusionada – mira… - me pongo tras ella – mira hacia allí – señalo con mi dedo y me obedece mirando por los prismáticos – ves las torres kio?

-Jajajaja – ríe mirando por los prismáticos – qué pequeñas se ven desde aquí… - asiento – por qué me has traído aquí? – se gira mirándome –

-Me relaja este sitio… - digo caminando hacia el árbol – me siento aquí… - me siento apoyando la espalda en el árbol – y hago un “cuando nadie me ve” – ríe – de vez en cuando viene bien… hacía tiempo que no venía… - digo mirando al horizonte –

-Sigo sin entender por qué me has traído… - se sienta a mi lado –

-Ayer estabas muy agobiada… - digo sin mirarla – y pensé que podría ayudarte… - se hace un silencio – recuerdo la primera vez que encontré este sitio… - me mira atenta – fue unos días después de una guardia… - suspiro – la peor guardia que he tenido en mi vida… - la miro – no quiero aburrirte…

-No me aburres… - se pega más a mí y apoya su espalda en el árbol –

-Esa guardia fue terrible desde el principio… parecía la guerra… - sonrío melancólico – no paraba de venir gente, pero no habíamos tenido nada excesivamente grave… eran casi las 8 de la tarde… y estábamos hablando de hacer los turnos para bajar a cenar porque la cosa se había calmado un poco… - respiro hondo – yo todavía era residente… - no aparta su mirada de mí, mientras yo miro al horizonte, pensando en todos los detalles de ese día – y de repente suena el teléfono y nos avisan que ha habido un accidente de tráfico múltiple… con un autobús escolar implicado…

-Joder… - susurra –

-No sé cuántos heridos entraron por la puerta… no había visto ese caos en el hospital nunca… - suspiro recordando las sensaciones de ese día –Tere también estaba de guardia… hacía nada que se había reincorporado… estuvo de baja unos meses cuando su marido y sus padres fallecieron… - me mira sorprendida – un accidente de tráfico también…

-No lo sabía… - dice impactada –

-Pues… - tomo aire – empezaron a llegar heridos… de diferente consideración… hasta que empezaron a llegar los niños… - se me hace un nudo en la garganta – el primero que llegó se lo quedó Tere… venían intentando reanimarle… - suspiro – siempre me había aterrado pensar que en algún momento tuviera que hacer una reanimación a un niño… - sonrío de lado – lo había hecho en adultos y me había aterrado igual pero un niño…

-Es diferente supongo…

-Muy diferente… - señalo – llegó un niño del accidente… tenía heridas superficiales… estaba consciente, me lo quedé yo… se llamaba Raúl - noto de nuevo el nudo en la garganta – teníamos urgencias colapsada en ese momento… - me sudan las manos – lo exploré, no vi nada de gravedad… estaba consciente, hasta quería levantarse al baño… - la miro fugazmente – le pedí todas las analíticas, los padres todavía no habían llegado… y… de repente lo noté más perdido, como aturdido… era algo muy sutil, pero decidí hacerle un TAC… el niño decía que no se había dado ningún golpe en la cabeza… y no tenía ninguna herida… pero se lo pedí, me fui yo con él y con un enfermero… por si se ponía peor allí… y… llegando al TAC… - suspiro – dejó de contestarme… le tomé el pulso… - me tiemblan las manos al recordarlo – y no tenía pulso… me subí a la camilla y comencé a hacerle la reanimación mientras el enfermero empujaba la camilla a toda prisa por los pasillos para volver a urgencias… - trago saliva, se me ha secado la garganta – recuerdo todo lo que hice… cuando llegué a la sala de críticos, Tere acababa de perder al niño que había entrado en parada… y nos pusimos los dos a relevarnos haciendo masaje hasta que llegó más gente… - de repente, es como si me hubiera trasladado a ese día de nuevo – no sé cuánta gente le hizo masaje cardiaco a ese niño… estuvimos una hora de reloj intentándolo… pero fue imposible…

Tengo que parar porque las ganas de llorar que siento me impiden seguir hablando. Malú pasa una mano por mis hombros y sonrío agradecido.

-Lo peor fue salir de allí y que me dijeran que los padres acababan de llegar… - niego con la cabeza – decirle a un padre que su hijo ha muerto es lo peor que he hecho en mi vida… la madre se desmayó y el padre se quedó en shock, sin poder moverse, plantado en la sala donde se lo dije… me puse a llorar delante de ellos… - se me empañan los ojos en lágrimas – nunca me ha pasado eso… - miro al horizonte – seguí trabajando… y se me murió otro paciente… llegó en coma, era adulto… pero también tuve que comunicarle a la familia que había muerto… - resoplo – como a las 4 de la mañana, me senté en una silla… estábamos todos agotados… pero yo no es que estuviera agotado… estaba… - trago saliva – estaba lleno de rabia… - suspiro – los días siguientes, fui a trabajar sin ganas… no podía dormir… veía la cara de ese niño cuando cerraba los ojos… - se me vuelven a llenar los ojos de lágrimas – comencé a pensar que no había hecho lo suficiente… que se había muerto porque yo había hecho algo mal… comencé a pensar que tenía que haberle pedido el TAC nada más entrar por la puerta… - dejo de hablar –

-Álex… - me acaricia el pelo de forma cariñosa –

-Me tiré así más de dos semanas… me cambié las guardias con compañeros, no quería estar allí… y tras varios días así, llegué a pensar que eso no era lo mío… me había dado de bruces con la realidad, y la realidad en ese momento era que me había dejado de gustar mi trabajo… y que pensaba que ese niño se había muerto por mi culpa… - aprieto la mandíbula – hablé con Tere y le comuniqué que iba a presentar mi renuncia a la plaza… Tere puso el grito en el cielo… me dijo tantas cosas ese día… - sonrío melancólico – me intentó hacer ver que estaba equivocado… me pidió que me lo pensara… pero yo tenía la decisión tomada… - niego con la cabeza – no podía seguir trabajando allí con ese sentimiento de culpa… - sonrío irónico – fíjate lo que son las cosas que, saliendo por la puerta del hospital después de discutir con Tere… me encontré con los padres del niño…

-Qué dices… - susurra –

-Me dio un vuelco el corazón como nunca… - frunzo el ceño – sabes lo que hizo el padre? – Miro a Malú y niega con la cabeza – me abrazó… - noto como una lágrima ha conseguido escaparse de mis ojos – dijo que de las pocas cosas que recordaba ese día era que el médico que le había dicho que su hijo había muerto, se había puesto a llorar con él… - respiro hondo – estuve con ellos mucho tiempo en la sala… consolé a la mujer cuando se recuperó del desmayo… y el padre me dijo que tenía que darme las gracias por la humanidad que había tenido con ellos… - sonrío irónico – yo sentía que su hijo había muerto por mi culpa y él me daba las gracias… yo no entendía nada… - miro al horizonte – salí del hospital y cogí el coche… y acabé aquí, no sé muy bien cómo encontré este sitio… - sonrío – aquí lloré y lloré… durante horas… y grité… y me cagué en todo lo que pude… - río levemente – y me di cuenta que estaba equivocado… - suspiro – mi vocación no se podía haber esfumado de la noche a la mañana… - niego – la realidad era que a veces, por mucho que uno quiera, no se puede hacer nada… comprendí que por mucho que yo hubiera hecho, no hubiera podido hacer nada por ese niño… - la miro – al parecer no se dio cuenta pero se dio un golpe en la cabeza que le ocasionó una hemorragia cerebral… - niego con la cabeza – me costó volver… pero volví a trabajar… y… - hago una pausa – desde entonces este sitio es para mí como el sitio donde pensar las cosas importantes… el sitio donde vengo cuando no sé qué hacer o cuando algo me preocupa… - sonrío – aquí vine cuando me propusieron hacer el disco… - la miro y me sonríe emocionada –

-Qué historia tan dura Álex… - se seca los ojos emocionada –

-He querido traerte aquí porque, aunque no tengas que tomar una decisión de nada… aquí lo vas a ver todo de otra forma… - sonrío – aquí no hay ruido, ni gente, ni cobertura casi… - la miro – no te he traído para que llores… - digo riendo y ríe tímidamente – le he contado a muy poca gente lo que te acabo de contar… vamos, contar así, desde cero… - me quedo pensativo – a nadie. Los que lo saben es porque estuvieron allí…

-Por qué me lo has contado? – pregunta –

-Pues… - la miro – no lo sé… - contesto sincero – supongo que tengo la sensación de que te cuente lo que te cuente, me vas a entender…

-A mi me pasa eso contigo… - sonríe tímida – aunque a veces sea un poco borde…

-Un poco? – digo irónico –

-Tampoco exageres… - dice restándole importancia – tú no me has visto a mí enfadada…

-Ni quiero… - respondo riéndome – qué es lo que te preocupa en realidad? – me mira sorprendida – no creo que ayer estuvieras así solo porque no tienes canciones para un nuevo disco…

-Me sorprende la capacidad que tienes para leerme la mente… - dice sin mirarme – o para creer que me lees la mente… - me apunta con un dedo – me da miedo decepcionar a la gente que confía en mí – dice de repente –

-Decepcionar? – pregunto sorprendido –

-Ayer sentí que estaba decepcionando a mi hermano… y a la gente que se implica conmigo en todo esto… me sentía como si pensaran que soy una caprichosa… pero es que no es eso… - suspira – me ha pasado varias veces desde que empecé en esto… y esas veces me ha costado mucho dejar de tener esa sensación…

-A quién no tienes que decepcionar es a ti misma… - digo mirándola –

-Eso intento… - dice mirándome – pero me siento muy presionada… - asiento – no sé si me entiendes…

-Perfectamente… - contesto sonriendo – si sabes lo que quieres hacer, no hagas algo distinto por satisfacer a alguien… - la miro – eso no te va a hacer feliz…

-Eres tú muy místico… - contesta sonriendo – supongo que se solucionará tarde o temprano…

-Se solucionará… estoy seguro… - digo convencido -  


Nos miramos sonriendo hasta que desvía la mirada hacia el horizonte y pone su cabeza en mi hombro. La miro de reojo extrañado hasta que sonrío de nuevo. Definitivamente, ha sido buena idea venir aquí. 

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