jueves, 10 de noviembre de 2016

CAPÍTULO 5: LA FAMA

Lo que me flipa de todo esto es que voy a los mismos sitios que he ido siempre y la gente se queda a cuadros de verme. Me piden fotos que me hago con mucho gusto, incluso con emoción. Me piden autógrafos, me paran por la calle para decirme que les encanta mi música. Supongo que esto llegará a cansarme en algún momento que no tenga un día bueno, pero por ahora lo llevo con una naturalidad que a la gente le sorprende. De hecho en muchas entrevistas me dicen que extraña que siga yendo al mismo bar de siempre a tomarme un café o siga comprando en el supermercado. Y qué cojones se supone que tengo que hacer? Yo me siento bien así, no me gustaría que esto cambiara las pequeñas cosas de mi vida.

Uso las redes sociales habitualmente. Subo vídeos, escribo, saludo a gente que me lo pide… y me gusta. También es cierto que recibo algún mensaje malsonante pero procuro no hacerle caso, siempre tiene que haber ese tipo de incidencias.

He comenzado una gira de conciertos por toda España y estoy emocionado permanentemente. Lo único que no me gusta de esto es que paro poco por casa, por lo que Dandy, mi perro, está más en casa de mis padres que en la mía, pero a él le encanta, los abuelos le dan de comer todo lo que quiere. Se ha puesto hasta gordo, con el nervio que tiene. Este fin de semana pasado estuve de concierto en mi pueblo y aquello fue una locura. Me dijeron que había 5000 personas y ya me pareció una burrada. Estaba nervioso, mucho, pero disfruté como un enano. Disfruté viendo a mis padres emocionados, a mi hermana fuera de sí, a mis amigos de siempre cantando canciones que yo he hecho, a mi familia, a algunos de mis compañeros de trabajo allí, coreándome.

Esa noche, cuando llegué a casa, incomprensiblemente me puse a llorar. Supongo que es la tensión de la que ya algunas personas de este mundo me han hablado. He conocido a mucha gente del mundillo y podría decir que tengo muy buena relación con todos los que he conocido hasta ahora.

Hoy es la primera vez que asisto a una gala musical, la gala 40 principales en el palacio de los deportes de Madrid. Casi nada. Estoy nominado encima a artista revelación con otros 4 compañeros muy buenos. Antes de salir de casa, le he mandado una foto a mi madre. Voy vestido de traje, eso es algo que pasa una vez cada 100 años, así que no hay que desaprovecharlo. Mi hermana me ha mandado una foto de mi madre con una camiseta con mi cara, viendo la tele dispuestos a ver la gala desde casa. Al principio pensé que sería bonito que vinieran, pero mi madre se pone taquicárdica con todo esto así que al final decidimos que no.

Al llegar al recinto, contacto con la mirada con mi manager que ya me está esperando. He visualizado la cola de gente que había para entrar al haber pasado con el coche para entrar al parking. Nunca antes he visto algo así. Salgo del coche mirándolo todo, las gradas, el recinto, el escenario, enorme para mí.

-Qué? Nervioso? – pregunta mi mánager –

-Apenas… - contesto irónico – hay mucha gente ahí fuera…

-15000 personas – contesta como si nada – vamos, te llevo dentro

Trago saliva mientras camino tras él. 15000 personas. Eso no lo voy a ver yo más en mi vida. Cómo puede decirlo tan tranquilo? Es muchísima gente. Tengo la sensación que esta noche necesitaré un orfidal para poder dormir, la adrenalina me va a durar hasta mañana.

Al entrar, comienzo a ver caras conocidas. Artistas que hasta hace nada, los veía por la televisión o incluso en algún concierto. No me atrevo siquiera a saludarles, me da una vergüenza tremenda. Es como si me sintiera que estoy usurpando su espacio, como si este no fuera mi sitio. Esa sensación se disipa cuando localizo con la mirada a Pablo. Pablo es un tío que ha empezado también su carrera este año pero de manera distinta a la mía… él lleva años intentando hacerse un hueco hasta que lo ha conseguido, pero por el camino ha conocido a mucha gente y se ha ganado el respeto y el cariño de muchos al componerles canciones. Mi caso es distinto, he aparecido de la nada, y eso me hace sentirme fuera de lugar.

Con Pablo es diferente. Lo conozco desde hace varios meses, coincidimos en uno de los estudios donde estaba grabando el disco. Desde el minuto 1 me trató como un colega más, y eso ha hecho que estos meses hayamos desarrollado una relación amistosa de la que me sorprendo.

-Pero tío!! – exclama al verme – quita esa cara de susto! – estalla en una carcajada –

-No tengo cara de susto… - digo estrechando su mano y dándole un pequeño abrazo –

-Hoy nos estrenamos delante de tanta gente… - sonríe ampliamente – pero no estés nervioso!

-Claro que no! – digo irónico –

-Ven, te echo una mano para presentarte a la gente… - me coge de los hombros – yo también estoy flipando, pero lo disimulo mejor que tú…

-Eso no es muy difícil… - contesto un tanto avergonzado –

-Jajajaja! – estalla en una carcajada –

Al primero al que me presenta es a Manuel. Tengo que contenerme para no decirle que le sigo desde su aparición en operación triunfo. No quiero parecer de ese tipo de gente “fan”. No estoy en esa posición, ahora formo parte del gremio, o eso creo. Tras hablar un rato con él, me presenta a más gente. A Rosario, a David… joder, tengo la misma sensación que tendría un elefante en una cacharrería.

Pero esa sensación se hace máxima cuando me presenta a Alejandro. Toda la vida escuchándole, yendo a conciertos, tocando canciones suyas, y ahora lo tengo enfrente, con una amplia sonrisa y me acaba de dar un abrazo cariñoso.

-Ya tenía ganas de conocerte – dice relajado – mi hija está loca contigo, vas a tener que firmarme un autógrafo

-Yo a ti? – abro los ojos de par en par – el mundo al revés… - digo con tono gracioso –

-De eso nada… - dice con tono paternalista – me gustó lo que hacías desde aquel vídeo – resoplo y miro al suelo – sabía que terminaría viéndote por aquí…

-Haberme avisado! – digo con tono gracioso –

-Jajajaja! – ríe ampliamente –

Así que estoy aquí, de colegueo con Alejandro Sanz, y no me siento incómodo. Es extraño. Me voy relajando poco a poco, sin poder quitar la sonrisa de la cara, como cuando un niño entra en una tienda de golosinas.

-Espera, te voy a presentar a Malula… - dice alzando el brazo –

-A quién? – digo por lo bajini mirando a Pablo, que se ríe –

Comprendo todo cuando veo quién se acerca a nosotros. Un vestido plateado hasta el suelo y ajustado, una melena peinada al detalle y una amplia sonrisa. Con todo eso, Malú se acerca a nosotros. Pienso en lo que le gustaría a mi hermana estar viviendo este momento. Desde pequeña ha tenido sus discos puestos a todas horas, diría que me sé la discografía entera por su culpa. Alza levemente las cejas cuando ve que Alejandro no está solo, como con gesto de sorpresa. Le da un cariñoso abrazo a Pablo, ya se conocen.

-Malula, Álex, Álex, Malula – dice de manera graciosa Alejandro –

-Malú para la gente normal – puntualiza riendo – encantada

Sonriente, le doy dos besos. “Igualmente”, acierto a decir.

-Qué tal? Tan tranquilo como éste? – señala a Pablo –

-Ni de coña… - contesto espontáneamente –

-Estoy nerviosa yo, o sea que imagínate… - dice amablemente –

-Los médicos no os ponéis nerviosos con nada… no entiendo que lo estés ahora… - dice Pablo riendo –

-Pero si tú también estás nervioso… - dice Alejandro intentando echarme una mano – lo que pasa que lo disimulas bien…

-Exacto… - corrobora Pablo – pero impone cantar por primera vez delante de tanta gente eh? – me mira –

-Impone mucho… - contesto –

-Olvídate de cuánta gente hay – me aconseja Malú –  es lo que yo hago… - sonríe –

-Lo vas a hacer bien tocayo… - dice Alejandro poniendo una mano sobre mi hombro - 

Reconozco que mis nervios se han disipado un poco. Hemos estado los 4 hablando un rato y me he destensado. Comienza la prueba de sonido y algunos, entre ellos Pablo y yo, nos vamos abajo del escenario para verlo como si fuéramos unos fans más. Alejandro también está allí, y distingo a Malú, a lo lejos, hablando con el que creo que es Melendi. Comparto conversación y hasta risas con algunos de los que están allí. Así que decido comportarme de manera normal y dejar la vergüenza y la tensión para otro momento. Pablo termina su prueba de sonido y me señala para que suba. Ni corto ni perezoso, obvio las escaleras y subo desde abajo, apoyándome en los brazos.

-Jajajaja! – estalla en una carcajada – ya estás normal… - dice cerca del micrófono, por lo que lo escuchan todos –

-Yo no he sido normal en mi vida… - contesto divertido y agarro el micro –

Me dirijo a los músicos y los saludo uno a uno, algunos se sorprenden, no sé si será lo habitual, pero yo lo hago. Mi mánager aparece en escena y me da un par de indicaciones. Voy a cantar “Sin saber lo que soñabas” aunque ya he sacado otro single, que es el que estoy promocionando ahora mismo. Primero pruebo si me escucho, y hago un gesto al técnico con el pulgar arriba. Me imagino que esto es como el resto de los conciertos que ya he hecho, en eso no soy primerizo, así que actúo conforme lo hago normalmente. El escenario es enorme para mí, con dos lenguas que salen por los laterales hacia el público. No sé si voy a ser capaz de recorrer esos tramos sin que me tiemblen las piernas. Al terminar, escucho algún aplauso abajo, que me hace avergonzarme un poco. El siguiente es Melendi, al que no me han presentado, por lo que me siento un poco raro al tener que entregarle el micro, pero él ya se encarga de hacer que me sienta normal. Me choca la mano y me da un pequeño abrazo.

-Encantado de conocerte – dice sonriente –

-Igualmente – contesto dándole una palmadita en el hombro –

Bajo del escenario conforme he subido, sin escaleras, para qué? Pablo me choca la mano y empieza pegarme cariñosamente.

-Qué bien cantas cabrón… - dice intentando despeinarme –

-Suelta coño! – exclamo sonriente –

-Buen detalle ese de saludar a los músicos – dice Alejandro apareciendo a mi espalda – no lo suele hacer todo el mundo…

-Yo siempre lo hago – contesto de manera normal –

-Así debe ser… - contesta con aprobación – algunos llevamos nuestros propios músicos porque estamos más acostumbrados a tocar con ellos…

-Si, mira, esos son los de Malú – señala al extremo derecho del foso – se los lleva a todas partes… - dice Pablo riendo –

-Lógico, uno de ellos es su hermano – dice Alejandro –

Miro un instante hacia ellos y veo a una chica que habla animadamente con Malú. Está embarazada. “Es Yaiza, su corista” dice Pablo. Diría que está a punto de dar a luz. Me sorprende verla aquí. Tras observarla un rato disimuladamente, veo que Malú se acerca a nosotros.

-La gente es muy cabezona eh? – dice un tanto enfadada –

-Hablas de ti verdad? – contesta con sorna Alejandro –

-Ja! – exclama irónica - Hablo de Yaiza… - la señala – mira que le hemos dicho que la banda de aquí tiene coristas y que no hacía falta que viniera… y se presenta aquí y empeñada en subir… - resopla – si para la gira ya tenemos otra chica que es amiga de Yago… - niega con la cabeza –

-De cuánto está? – pregunto sin querer –

-38 semanas y pico – contesta – como se ponga de parto aquí es que la matamos…

-Jajajaja! – exclama Pablo – te imaginas que tienes que intervenir? – dice dirigiéndose a mí –

-Pues espero que no… - contesto divertido -  


Cuando comienza la gala, nos llevan a todos a una grada donde sentarnos con nuestro equipo. A mi lado, mi mánager, que no se separa de mí. Las quinielas dicen que el premio a artista revelación está entre Pablo y yo, y yo lo único que espero es que se lo den a él, porque yo no tengo nada preparado para decir y porque me da una vergüenza horrorosa todo esto.

Tras varias actuaciones y varias entregas de premios, es el turno de prepararme para salir a cantar. Ahora sí soy consciente de como rugen 15000 personas. Empiezo a pensar que cuando yo salga van a preguntarse todos quién cojones soy yo, y no me extrañaría. Aquí cantan Malú, Melendi, Alejandro… y quién cojones va a reconocerme a mí?

“Ahora vamos a recibir en el escenario a un artista que lleva apenas unos meses en el panorama musical pero que ya se ha hecho un hueco en este mundo”

“Sí, un disco de oro avala el inicio de la trayectoria de este chico que, hasta hace un año, se dedicaba a salvar vidas”

Resoplo al escuchar la presentación. Me estoy muriendo de vergüenza.

“Recibimos en este escenario a Álex Torres!!”

Miro al suelo y resoplo una última vez para subir las escaleras de la parte trasera del escenario. Salgo sonriente y, lo primero que veo al mirar abajo del escenario son unos carteles con la A y la T. Mis iniciales. Me saludan gritando y les devuelvo el saludo algo emocionado. Comienza el principio de la canción con el que siempre suelo ponerme a saltar. “Buenas noches Madrid!!” exclamo y escucho un rugido importante. Mis nervios no sé donde me los he dejado, pero no los siento, así que me dispongo a cantar y me convierto en un ser hiperactivo. Voy de un lado a otro del escenario, sintiéndome cómodo. En mi camino recorriendo de lado a lado el escenario, salta sobre mí un peluche en forma de perro, con un cartel colgando. Lo leo mientras sigo cantando y pongo cara de sorpresa. “Dandy” leo. Sonrío ampliamente mirando hacia las chicas que creo que me lo han lanzado. Hago un gesto de agradecimiento y me quedo con el peluche en la mano. Me dirijo hacia una de las lenguas y la recorro cantando, algo que pensaba que no iba a poder hacer sin que me temblaran las piernas. Me equivocaba. Estaría aquí arriba toda mi vida, saltando y cantando, y no me importaría.

Una de las veces, se me ocurre mirar al frente y veo miles de manos saltando al mismo tiempo que yo. Es entonces cuando empiezo a escuchar que la gente la está cantando conmigo. Tengo que apartar la mirada para no ponerme a gritar de la ilusión que me está haciendo. Debo parecer una persona normal, aunque ahora mismo no me sienta así. “Gracias Madrid!!!”, grito mientras suenan las últimas notas de la canción. Al terminar, hago una minireverencia y beso el perro señalando a la gente que lo ha tirado. Automáticamente, desaparezco del escenario con una cantidad de adrenalina que nunca había sentido.

-Wow!! – grito al bajar las escaleras –

-Genial Álex! – exclama mi mánager abrazándome –

-Tú has visto eso? – grito emocionado – y esto? – señalo el peluche – jajajaja! – estallo en una carcajada – es de locos…

-Toma – me da una botella de agua – tenemos que volver a la grada, están a punto de decir tu premio… por si te lo dan… - dice sonriendo irónicamente –

-Se lo van a dar a Pablo, pero vale, vamos – digo poniéndome a andar – guárdame esto, que no se pierda – le entrego el peluche –

Al llegar a la grada, una mano se alarga desde los asientos. Pablo me choca la mano con rabia mientras sonríe. Nada más sentarme, aparecen dos actrices famosas de televisión con un premio en la mano. Mi mánager me da un toque en el hombro, es el premio. Vuelvo a ponerme nervioso, había olvidado como era esto. Salen los videos de presentación de todos los que estamos nominados y a mí me sudan las manos. Podría rellenar varias botellas.

“Y el ganador del premio artista revelación es para… - hacen una pausa para abrir el sobre – Álex Torres!!”

Cómo? Espera, no, no, esto no va así. Pablo López! Se han equivocado. Mi mánager se lanza a abrazarme y yo siento que no puedo moverme. Indescriptiblemente me sale una sonrisa en la cara que no quiero poner, o al menos no soy consciente de eso. A mi espalda, alguien me da golpes en el hombro. Al darme la vuelta, Pablo me abraza efusivamente.

-Cabronazo!! – exclama –

-La madre que me parió… - farfullo mientras salgo a la escalera para bajar –

En la última escalera, Alejandro me choca la mano y me anima. Bajo por la pasarela sin apenas poder escuchar nada, creo que solo escucho mi corazón latir incesante. Esto me parece tan fuerte…
Al llegar al escenario, las dos chicas actrices, muy guapas por cierto, me entregan el premio y me dan dos besos cada una. Dejo el premio sobre el atril, resoplando mientras lo miro.

-Joder… - se me escapa, arrancando algunas risas – y ahora yo qué digo? – digo reflexionando en voz alta – esto es… - resoplo intentando serenarme, peinándome el pelo hacia atrás – es la primera vez que me pasa esto y… - sonrío al venirme a la cabeza todo lo que voy a decir, como si lo tuviera preparado – como a todos, la primera vez queremos que nos salga bien, pero normalmente estamos demasiado nerviosos, así que perdonadme si no lo hago bien… - digo con doble sentido, escuchando como la gente se ríe – bueno yo… quiero agradecer a los 40 todo esto… - señalo el escenario – nunca he visto tanta gente junta… gracias a vosotros… - señalo al público que me aplaude - y a toda la gente que ha pensado que yo tenía que tener esto en las manos… gracias, de verdad – escucho aplausos y noto mi voz un tanto temblorosa – tengo que darle las gracias a 3 personas que no están aquí, pero que me estarán viendo en casa… mamá, papá, hermanita… - alzo el premio – gracias por luchar conmigo para poder dedicarme a lo que me gusta… lo conseguimos una vez y lo hemos vuelto a hacer… - digo en clara referencia a mi anterior etapa como médico – a la mujer más fuerte del mundo – escucho muchos gritos – Tere, gracias por ese empujón que tanto necesitaba ese día – sonrío y escucho aplausos - quiero agradecer a los compañeros que estaban también nominados, no es que seáis revelación, es que sois máquinas de hacer música – alzo de nuevo el premio – Pablo, sabes que esto era para ti… que tu hablas mejor que yo joder… - digo divertido mientras veo que en la grada alza la mano saludándome – y bueno yo… - carraspeo un poco – quiero dedicarle especialmente esto a mis compañeros, que lo van a ser siempre aunque ya no trabajemos juntos… gracias por aquella cena de Navidad en la que empezó todo esto… - alzo el premio – hace un rato he recordado que hoy justo hace un año, un día como hoy, yo estaba de guardia en mi hospital, con ellos… - sonrío un tanto emocionado – así que el que piense que los sueños no se cumplen… - hago una pausa – yo le digo que sí, aunque a veces no sepamos lo que soñamos – sonrío ampliamente – gracias!!!

Me voy con las dos actrices por detrás del escenario, bastante emocionado pero sin poder dejar de sonreír. Escucho aplausos a mi espalda. En seguida aparece ante mí mi mánager que me abraza efusivamente.

-Qué bien has hablado joder! – exclama – bien tío, bien! – grita –

-Esto no puede ser… - digo mirando el premio –

-Venga va, serénate, volvemos a la grada, luego lo celebramos…


Llego a la grada de nuevo y casi me caigo por las escaleras con el abrazo que  me da Pablo. Mis compañeros nominados también me felicitan con cariño. Resoplo un poco aturdido y me siento de nuevo en mi sitio, dispuesto a ver lo que resta de gala, que es mucho. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario