Me muerdo las uñas mirando el móvil. Estoy nerviosa… muy
nerviosa. Hace 3 días pensé que esta historia se había terminado, pero no le
pongo fin. Sigue sin bajarme la regla y hoy he decidido contárselo a Álex. En
mi cabeza resuenan las palabras de Vero el día que fue al médico porque tampoco
le venía la regla. Se había hecho un test de la farmacia que había dado
negativo, pero se rayó demasiado y fue al médico. Test de gestación positivo.
Desde entonces, mi fe en los test de la farmacia se desvaneció. Quizá fue un
caso aislado, es posible, pero no puedo evitar sugestionarme con esto. Quizá me
va a venir la regla mañana y yo me estoy rayando de más. No lo sé, ni siquiera
sé si debería contárselo a Álex. No es que sea la persona más puntual del mundo
con el período, pero nunca se me había retrasado 8 días. Son demasiados. Si con
5 ya estaba rayada y me hice el test, ahora ni te digo. Creo que debo contárselo,
pero me aterra la idea. No somos nada, es como obligarle a hacerse cargo de
algo que es un marrón lo mires por donde lo mires.
Mi instinto maternal ha ido en aumento en los últimos años…
pero no es el momento. No, no lo es. Ni la situación perfecta tampoco. Mi
situación ideal siempre la he pensado como el tener una pareja estable y
decidir tener hijos, aunque últimamente me he planteado incluso tenerlos sola,
visto lo visto. Pero ni de coña me he planteado tener un hijo con un amigo.
Porque eso es lo que es Álex, un amigo. Un buen amigo, me atrevería a decir.
Estos días ha estado diciéndome que me encontraba rara, pero he evitado el
contacto visual y creo que he conseguido engañarle al decirle que no pasaba
nada. Nunca me he visto en esta situación, nunca me había hecho un test de la
farmacia ni de ningún tipo.
Inmersa en mis pensamientos, y muerta de miedo, escucho el
timbre. Es él, es él y yo no sé qué decirle. Pero qué cojones? Me digo a mí
misma. Esto es culpa de los dos, así que tendrá que apechugar también con el
marrón, no me lo voy a comer yo sola. Abro la puerta y le recibo con cara
seria. Él, sonriente, me mira extrañado. Le invito a pasar sin saber bien qué
decir.
-Pasa algo Malú? – pregunta colgando la chaqueta en el
perchero –
-Siéntate que te tengo que contar una cosa… - suspiro – muy
a mi pesar…
-Me estás asustando… - dice pasando al salón y sentándose en
el sofá –
-Es para asustarse… - digo sentándome a su lado – verás… -
me sudan las manos – estos días decías que estaba rara no? – intento hablar
sosegadamente –
-Y tú me lo has negado por activa y por pasiva – me contesta
en forma de reproche –
-Quieres que te lo cuente o no? – respondo borde –
-Claro… - contesta algo cortado –
-Creo que estoy embarazada – suelto de repente, sin darle
vueltas –
El silencio se adueña de mi salón. Álex me mira sorprendido,
interrogante, diría que hasta con pánico en la mirada. Resoplo y aparto la
mirada.
-Pero… - dice nervioso – te has hecho un test?
-Si… - respondo – es negativo, pero no me baja la regla… -
me apresuro a decir – y ya van 8 días de retraso…
-Ah bueno, pero si es negativo ya está… - dice como
destensándose –
-Álex, tú te fías de esas cosas? – le pregunto algo
indignada – a Vero le pasó lo mismo y se hizo un test en el médico y dio
positivo… - resoplo – yo no estoy tranquila… me… me noto cosas… - digo sin
saber explicarme –
-Qué cosas? – pregunta mirándome –
-Pues no sé… - gesticulo con las manos – no sé explicarte…
pero nunca se me ha retrasado tanto…
-Ya… - me mira y aparta la mirada, como pensativo – y… si
estuvieras… - me mira – sería mío no?
Me quedo ojiplática mirándole y mi indignación va en
aumento. Qué tipo de pregunta es esa?
-Pues claro que sería tuyo, sino cómo te lo iba a estar
contando? – digo indignada – mira, da igual, de verdad… - digo intentando
levantarme del sofá –
-Pero espera – me agarra de la mano – no te enfades joder… -
le miro cabreada – lo siento, no tenía que haber hecho esa pregunta…
-No, no tenías que haberla hecho… - digo sentándome enfadada
– bastante me está costando contarte esto…
-Y… qué quieres hacer? – pregunta intentando que no se le
note que está nervioso – quiero decir…
-El otro día me compró el test Vero… pero no le conté nada
de… - nos señalo a los dos – no sé lo que quiero hacer Álex – resoplo frustrada
– pero estoy asustada… y… creo que tenía que contártelo…
-Por qué no me llamaste a mí en vez de a Vero? – me mira
interrogante –
-Vas a seguir reprochándome cosas? – pregunto cabreada –
-Pero… - me mira sorprendido – Malú, no te estoy reprochando
nada… - me agarra la mano – solo te estoy diciendo que podías contármelo… que…
- suspira – joder, es que pensabas que iba a enfadarme o algo así?
-Enfadarte? – digo cabreada – esto es culpa de los dos, te
lo recuerdo…
-Por eso mismo… - resopla – deja de estar a la defensiva
conmigo, por favor… - me suplica – quieres que compre otro test?
-No voy a hacerme otro test porque no voy a quedarme
tranquila… - confieso sincera – pero necesito salir de dudas y no sé cómo…
-Vale… - me mira pensativo – dame un segundo… - coge el
teléfono y sale del salón –
Le escucho hablar con alguien, no sé exactamente con quién.
Me miro las uñas, está menguando su largura de tanto mordérmelas. Si estoy
embarazada qué hago? Qué le digo a mis padres? Y a todo el mundo? Joder, me
estoy agobiando mucho, noto como me han subido las pulsaciones al imaginarme
toda esa situación. Le veo entrar con el móvil en la mano y se sienta a mi
lado.
-Vamos a ir al hospital, la técnica es la misma, pero así te
quedas más tranquila… - dice seguro –
-Al hospital? – niego con la cabeza – me muero de la
vergüenza Álex… ni de coña…
-Está Tere de guardia, lo haremos discretamente… - dice
levantándose del sofá – vamos, que nos está esperando…
Al subir al coche, el silencio se instaura entre nosotros.
Es un silencio tenso, que no me atrevo ni quiero ni sé cómo romper. Le veo
encender la radio y, de nuevo, como el otro día cuando fuimos a la montaña,
vuelve a sonar mi voz. No puedo evitar sonreír. Por el rabillo del ojo, veo que
sonríe avergonzado.
-Si estuvieras embarazada… - comienza a hablar – que quieres
hacer?
-Cómo? – le miro sorprendida – me estás preguntado eso en
serio?
-Malú, deja de tomarte todo tan a pecho… - suspira – es
lógico que te pregunte estas cosas…
-Y tú, qué querrías hacer? – le miro fijamente –
-Yo? – me mira fugazmente – supongo que te apoyaría en lo
que decidieras… - contesta con tono resignado –
-Sería una decisión de los dos, no solo mía… - digo con
cierto tono molesto –
-Si decidieras tenerlo… y quisieras que yo… me implicase… -
carraspea nervioso – lo haría, evidentemente…
-Lo dices como si pensaras que no te iba a dejar ser el
padre… - contesto molesta –
-Bueno ya está Malú eh? – responde molesto – yo también
estoy nervioso, te lo recuerdo, no eres tú sola… - responde secamente – no
paras de contestarme mal y tengo también un límite.
Me hace callarme. Recuerdo ese tono, como el día de mi
cumpleaños, cuando se hartó de todas las borderías que le había soltado esa
mañana. Cierro los ojos un segundo, me estoy pasando, como si yo fuera la única
que está acojonada. Me imagino que él también lo está.
-Mira Malú… - habla sosegadamente – no es la mejor situación
del mundo, está claro… - suspira – pero tampoco sería tan fatídico que
estuvieras embarazada… - le miro sorprendida – no tenemos 15 años… somos
adultos… y vale que no tenemos nada y que esto ha sido un accidente, pero… - me
mira al parar en un semáforo – no sería tan tremendo no crees?
-No es el momento… - contesto mirando al frente – ni la
situación adecuada…
-Lo sé… - responde – pero hay cosas mucho peores que ésta… -
sentencia – así que vamos a calmarnos, lo más probable es que salga negativo y
te baje la regla en unos días… - dice poniendo en marcha de nuevo el coche –
Me quedo pensativa, sin hablar, hasta que llegamos al
hospital. Veo como en vez de ir hacia la puerta principal, aparca en una
especie de parking de la parte trasera. Nunca había estado en este hospital
justamente. Para el coche y se quita el cinturón.
-Voy a llamar a Tere para que me traiga el tarro de orina… -
coge el teléfono – te lo traeré y entraremos a unos baños que hay justo en la
entrada y yo lo subiré para que Tere lo entregue en laboratorio.
-No tengo que dar mis datos? – digo sorprendida –
-Haremos una excepción… - dice bajando del coche – espérame
aquí…
Le veo entrar por la puerta trasera, como esas puertas de
emergencia que tienen una barra horizontal en el otro lado. Supongo que se
conoce muy bien el hospital. Suspiro dentro del coche mientras pienso en todo
esto. Por un momento, tengo la sensación que, dentro de la mala suerte, tengo
suerte. Álex no es ese tipo de hombres que se desentienden en estas
situaciones, que haberlos los hay. Dentro de la sorpresa y, supongo que la
preocupación que tiene, ha cogido las riendas de la situación. Lo agradezco,
estaba bloqueada y me daba vergüenza ir a cualquier sitio a salir de dudas.
Tras unos minutos, le veo salir con un tarro en la mano.
Salgo del coche y voy hasta él. Me siento como si me estuviera fugando de una
prisión, como si fuera una convicta.
-Ven conmigo… - dice serio – ya me he cruzado con dos
excompañeros, así que vamos a entrar aquí… - se para en una puerta y mete un
código en una pantalla táctil que hace que se abra – esto es ilegal completamente… - dice caminando
por el pasillo –
-Dónde me estás llevando? – digo todavía flipando –
-Hay mucha gente en el hospital y si entras a un baño normal
te vas a encontrar con alguien… - dice abriendo una puerta – entra aquí…
Entras detrás de mí, cerrando la puerta con pestillo. Es un
baño. Le miro interrogante y me mira haciéndome un gesto señalando el váter.
-Pretendes que mee contigo delante? – pregunto indignada –
-Si quieres me quedo en el pasillo y me cruzo con algún
compañero… - niega con la cabeza – esta zona es de los trabajadores del
hospital y me conoce mucha gente… - se da la vuelta – te he visto en bolas
Malú, mea de una vez… - veo en el espejo que esboza una sonrisa y pongo los
ojos en blanco –
-Esto es surrealista… - murmuro bajándome los pantalones –
Orino dentro del tarro entre suspiros. No me esperaba esta
situación, es hasta cómica si me apuras. No tiene ni puta gracia la verdad.
Tras tirar de la cadena, le entrego el tarrito, muriéndome de la vergüenza.
-Me darían dinero por esto? – pregunta irónico mirando el
tarro –
-Mira… - le advierto con el dedo – acabemos con esto de una
vez… - voy a abrir la puerta pero me frena –
Se escuchan unos pasos al otro lado del pasillo y alguien
intenta abrir la puerta. Suelto un suspiro de susto y Álex me tapa la boca con
la mano. Me mira y se ríe sin hacer ruido. De nuevo pongo los ojos en blanco.
Los pasos se alejan, o eso parece.
-Joder… - digo en voz baja – que surrealista es todo…
-Tu cara de susto creo que la voy a enmarcar para cuando
quiera reirme… - dice intentando aguantarse la risa –
-Eres tan gracioso… - digo irónica – podemos salir ya?
-Si… - niega con la cabeza sonriendo – tú mira al suelo, por
si nos cruzamos con alguien…
-Me encanta ser conocida… se me nota verdad? – digo
manteniendo la ironía –
-A mí también me apasiona, te lo aseguro… - dice caminando
por el pasillo – mira que he quedado con Tere en un sitio que no suele haber
gente… - suspira – pues he tenido que firmar dos autógrafos para las hijas de
un celador… - sonrío – a ver si consigo entregarle esto sin que nadie más me vea…
Me acompaña de nuevo por el pasillo hacia la puerta trasera
que da al parking. Subo al coche y me hace un gesto para que le espere aquí.
Afirmo resignada. Esta situación me está superando. Me gustaría tanto ser una
persona normal y no tener que hacer esto. Pero no es posible, así que tengo que
apechugar, como he hecho siempre. Dentro de lo malo, por lo menos he podido
hacer esto de manera discreta. Tras un par de minutos, aparece Álex que sube al
coche y resopla al sentarse.
-Tere me avisa en media hora – dice sin mirarme – está
urgencias petado de gente… voy a tener que regalarle algo por esto…
-Dale las gracias de mi parte… - digo sincera –
Afirma y se recuesta en el asiento. Noto que está nervioso,
se frota las manos, pega golpecitos con el dedo en el volante… le miro
fugazmente un par de veces. Parecemos dos extraños en este momento.
-No me has contestado antes… - dice de repente – si estás
embarazada, qué querrías hacer? – pregunta comedido –
-Pff… - resoplo – no lo sé Álex… no me pongas más nerviosa…
- le ruego –
-Abortarías? – pregunta directamente –
-Joder… - resoplo frustrada – supongo que no – contesto de
forma sincera – no tenemos 15 años no?
-No… - me mira fijamente – fue el día de tu cumpleaños
verdad?
-No nos hemos vuelto a acostar después Álex… - le contesto –
y no me he acostado con nadie más, antes de que me lo preguntes…
-No iba a preguntártelo… - me mira – se nos fue la pinza un
poco…
-Mucho como el test de positivo… - respondo notando los
nervios comerme por dentro – pero es responsabilidad de los dos…
-Ya lo sé… - contesta con tono culpable – nunca me había
pasado esto…
-Yo tampoco me había un hecho un test antes… - respondo
mirándole – estarías de acuerdo en que no abortase?
-Claro que estaría de acuerdo… - me mira incluso tiernamente
– sé que es una situación difícil para ti…
-Supongo que para ti tampoco es agradable… - sonríe
levemente – la última vez que estuve en un hospital fue por algo muy diferente…
-Por qué? – me mira interrogante –
-Bueno, no es la última… - me río – hace poco tuve un
cólico… - me quedo pensativa – no sé cuántos meses hace…
-De riñón? – pregunta –
-Si… - respondo mirándole –
-Bienvenida al club… - arqueo una ceja – míralo por el lado
bueno, si estás embarazada el parto te va a parecer un paseo comparado con ese
dolor…
-Eso me han dicho… - digo riendo tímidamente – me refería antes a que hace unos
años estuve ingresada 1 mes…
-Y eso? – me pregunta sorprendido –
-No lo sabes? – niega con la cabeza y sonrío ante su
ignorancia – me reventó la vesícula y tuve una peritonitis…
-Qué dices? – pregunta sorprendido – eso es algo muy grave…
-Tan grave como que estuve a punto de morirme… - digo
amargamente – de hecho el médico, antes de operarme, le dijo a mis padres que
no sabían si iba a salir del quirófano…
-Joder… - responde sorprendido – pero salió bien por lo que
veo… - dice mirándome sonriendo –
-A no ser que sea un fantasma… - digo irónica – estuve
jodida un tiempo, pero bueno, al final salió todo bien…
-No sabía que te había pasado eso… - responde todavía
sorprendido – y tú sabías que estaba pasando?
-Yo estaba convencida que me iba a morir… - digo reflexiva –
el médico no me lo contó todo, pero fue bastante claro… y, además, yo sentía
que me iba…
-Nunca me ha pasado, pero tiene que dar mucho miedo sentir
eso… - dice de manera empática –
-Mucho… - sonrío – mucho más que esto… - sonrío mirándole –
quizá tienes razón y esto no es tan grave…
-Claro que no es tan grave… - dice convencido – pero estoy
cagado, también te lo digo… - dice sincero –
-Sabes una cosa? – me conmueve su sinceridad – dentro de lo
malo, he tenido suerte de que me pase contigo… - arquea una ceja mirándome – si
me tengo que comer esto sola, me muero…
-Te sorprende? – me mira alucinado – no suelo escurrir el
bulto, y menos en esto… - dice sin mirarme – es cosa de los dos…
-Ya… - le miro sonriendo tiernamente – gracias… - digo
sincera y me mira interrogante – eres un sol…
Nos quedamos mirándonos unos segundos y siento una punzada
en el estómago que no había sentido hasta ahora. Demasiado pronto para ser una
patada si es que algo se está gestando ahí dentro. Aparto la mirada rápidamente
y veo a alguien acercarse al coche. Una mujer de unos 40 años, con ropa de
hospital, que imagino que es Tere. Me incomodo de repente, sería muy infantil
taparme la cara con la chaqueta, pero ganas no me faltan. Álex se baja del
coche y yo no sé lo que hacer, si bajar, si no bajar, si pedirle a Dios que me
ayude a esfumarme…
-Es negativo… - escucho y suspiro aliviada – puedes quedarte
tranquilo…
-Joder… - le escucho suspirar aliviado – Malú – se agacha y
mete la cabeza en el coche – sal un segundo… - me ruega –
Salgo del coche muerta de vergüenza, con la mirada de esa
mujer clavada en mí. Veo que se sorprende un segundo, pero después pone un
gesto amable en su cara. Me la imaginaba de otra manera, quizá por la idea
inicial de que Tere era algo más que una amiga para Álex. Tendrá unos 40 y pico
años, estatura media, pelo largo castaño y cara de buena gente, al menos esa es
la impresión que me da a mí. Una mujer normal, sin más. Quizá en mi cabeza me
la había imaginado como una rubia despampanante cincuentona, algo así como Ana
Obregón. Nada más lejos de la realidad.
-Tere, Malú, Malú, Tere… - miro fugazmente a Álex, que está
con una sonrisa de oreja a oreja –
-Encantada de conocerte – dice de manera educada, sin quitar
la sonrisa de la cara –
-Igualmente – respondo algo cortada dándole dos besos –
-Bueno pues… - abre los brazos – os podéis quedar tranquilos
entonces…
-Gracias… - le digo escuetamente –
-De nada mujer… - responde como si nada – y tranquila, soy
la persona más discreta del mundo, Álex lo sabe… - veo como asiente – he bajado
a decírtelo porque era mejor que no subieras… Paco, el celador, ha dicho que te
ha visto, y están buscándote… - dice riéndose –
-Entonces voy a subir a saludar… - dice convencido cerrando
su puerta del coche –
-Álex, qué quieres? Que se me desmayen las abuelas que tengo
en observación? – dice Tere, haciéndome reir –
-Tere, quiero saludar a mis compañeros… - dice convencido –
van a pensar que soy un gilipollas… prometo que ninguna abuela va a verme –
hace un gesto con la mano en señal de promesa -
-Siempre tan noble… - le hace una carantoña y noto como Álex
se avergüenza – no te vas a ir sin subir no? – Álex niega sonriendo – diremos
que has venido a traerme unos libros que te dejé… - dice riendo –
-Puedes esperarme aquí? – me acaricia el brazo –
Asiento sonriendo. Tere se despide de mí muy amablemente, ni
siquiera me ha pedido un autógrafo, qué rara me siento. Les veo cruzar la
puerta, con Tere pasando un brazo por sus hombros en sentido maternal. Entro en
el coche y no puedo evitar sonreír. A quién se le ocurriría, con lo popular que
se ha hecho, entrar a saludar a sus compañeros? Envidio su capacidad para hacer
cosas normales sin importarle nada más. Envidio esa espontaneidad que tiene y,
a la vez, esa discreción. Es difícil conseguir algo así.
Respiro aliviada al pensar que el test es negativo.
Simplemente es un retraso, nada más. Noto como mis pulsaciones han vuelto a su
estado basal, ya no estoy nerviosa.
-Me acabas de dejar flipada – dice Tere mientras caminamos
por el pasillo. La miro interrogante – tu amiga… no me lo esperaba… - dice
riéndose –
-No cuentes nada por favor… - me mira sorprendida – vale, ya
sé que no vas a contar nada – sonrío agradecido –
-Estáis…? – pregunta con tono pícaro –
-Somos amigos… - respondo sin darle importancia – no
preguntes nada más anda…
-Es más guapa en persona… - dice con naturalidad – y parece
buena chica…
-No vayas a darme una charla tipo “me gusta para ti” –
suplico – solo somos amigos… nada más… - digo convencido –
-Vale… - alza las manos – no diré nada más…
Sonrío. Echaba de menos a Tere. Hablamos por whatsapp casi a
diario, pero a veces no tenemos tiempo para vernos. Es la persona en la que más
confío y hoy me ha demostrado una vez más que esa confianza es muy razonable.
Estoy seguro de que no va a contar absolutamente nada a nadie. Al entrar a
urgencias, varios compañeros exclaman al verme. Les hago un gesto de silencio,
riéndome, y vienen hacia mí a abrazarme.
Tras varios minutos haciéndonos fotos, firmando autógrafos
para hijos, hermanos y primos, 3 ambulancias llegan a la vez. Se despiden de mí
cariñosamente, pidiéndome que saque algo de tiempo para organizar una cena o
algo así. Tere me da dos besos fugazmente y sale corriendo por el pasillo al
encuentro de las ambulancias. Les miro con aire nostálgico, observando como
trabajan. Ahora mismo me pondría una bata y me iría con ellos. Me quedo
mirándoles unos segundos hasta que, con una sonrisa melancólica, deshago mis
pasos y vuelvo a dirigirme hacia la salida del hospital, sabiendo que ser
médico es mi trabajo, y lo seguirá siendo para siempre.
-Todo bien? – pregunta Malú al subirme al coche –
-Me ha dado algo de morriña… - confieso sonriendo mientras
me mira tiernamente – bueno… más tranquila? – asiente sonriente mirándome –
venga, vámonos a casa antes de que todo el hospital se entere de que he estado
aquí…
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