Abro los ojos como si llevara años durmiendo. Noto mi brazo
izquierdo con un hormigueo que hasta duele, pero no acierto a saber todavía por
qué. Al despertarme del todo, noto un peso en el pecho. Una melena se
distribuye por mi torso, una melena preciosa por cierto. Malú duerme
plácidamente, así que mi idea de mover el brazo izquierdo, desaparece. Consigo
ver la hora que es. Las 11 de la mañana nada más y nada menos. Al mirar a mi
derecha, tengo que contener un grito. Danka me observa quieta, sin moverse,
casi diría sin pestañear. La pequeña sacudida que me ha provocado el susto,
hace que Malú se revuelva un poco sobre mí. Aparto un poco el pelo de su cara
de manera instintiva, no pretendo nada, solo que tenga un despertar agradable.
Noto como abre los ojos despacio, en ese instante en el que
uno está despertando. Sonrío sin querer al notar como se despereza levemente,
todavía con su cabeza sobre mi pecho. De repente, se incorpora un tanto
asustada, mirándome sorprendida. Su expresión solo dura unos segundos, después
pasa a ser una expresión de vergüenza. Sonrío tiernamente al verla así. Danka
se planta en el sofá, lamiendo la cara de Malú y haciéndola reir.
-El mío siempre me despierta así… - contesto –
-Tienes perro? – pregunta incluso algo sorprendida –
-Si… - respondo – has dormido bien?
-Eh… - noto de nuevo su gesto de vergüenza – si… muy bien… -
se sienta en el sofá, tapándose el pecho –
-Toma… - alargo la mano hacia el suelo, donde está su
camiseta – voy a vestirme yo también…
Noto algo de incomodidad en ella. Nada que ver con lo de anoche.
Quizá se arrepiente, o quizá piensa que me voy a quedar aquí a vivir de
repente, simplemente porque nos hayamos acostado. Me visto sin mirarla, no
quiero que piense que soy un mirón, aunque, por otro lado, la he visto
completamente desnuda, no creo que fuese diferente ahora.
-Voy a desayunar… quieres algo? - pregunta en la puerta de la buhardilla –
-No, no te preocupes, desayuno en casa…
No contesta, simplemente se dirige a las escaleras sin
mediar palabra. No soy de los que dejan las cosas a medias, así que decido que
voy a aclararle algunas cosas antes de irme. Bajo al salón y la escucho en la
cocina, así que me dirijo a ella. Al entrar, me aparta la mirada tímidamente,
como si estuviera entre enfadada y avergonzada.
-A ver… - me siento en uno de los taburetes de la cocina,
enfrente de ella – qué es lo que te pasa?
-A mí? – pregunta haciéndose la sorprendida –
-Mira Malú… - suspiro – lo de ayer estuvo genial, por lo
menos para mí… y creo que tú también estuviste cómoda… no? – asiente casi sin mirarme
– entonces a qué viene esto?
-Es que no sé a lo que te refieres – se levanta con su taza
de café hacia el fregadero y me levanto tras ella –
-Me refiero a que no es necesario que me hagas sentir que
tengo que irme de tu casa… - se gira hacia mí extrañada – ya sé que tengo que
irme.
-Pero si te he ofrecido desayunar! – exclama algo molesta –
-Esta mañana te has agobiado cuando me has visto y te has
acordado de todo… - baja la cabeza y vuelve a girarse – y quiero que sepas que
no voy a hacer nada que vaya a molestarte… - resoplo – no sé en lo que estarás
pensando, pero suelo ser un tío bastante lógico en lo que hago… - se da la
vuelta mirándome – nos hemos acostado, si, y ha estado genial, también… pero ya
está… - abro los brazos en señal de que todo está bien – no pasa nada…
-Ya sé que no pasa nada… - contesta todavía molesta –
-Somos adultos Malú… - pongo una de mis manos en su hombro –
me pareces una tía estupenda, ayer me caíste genial y lo que pasó por la noche
no va a hacerme cambiar de opinión, te lo aseguro – noto como sonríe algo
avergonzada – nos hemos acostado pero eso no significa que vaya a agobiarte, no
tengo 20 años…
-Álex… yo… es que… no suelo hacer estas cosas… - habla un
poco nerviosa – pero es que ahora mismo yo no quiero tener una relación…
-Quién está hablando de relación? – pregunto riendo – a eso
es a lo que me refiero… - acaricio su cara durante un segundo – lo que sí me
gustaría es seguir manteniendo una relación cordial contigo y que esto no lo
estropeara… - me mira intensamente – somos dos adultos que se conocieron ayer y
se lo han pasado bien… no? – vuelve a asentir – pues eso… que no te rayes…
Veo que está tan agobiada que no puedo evitar darle un beso
cariñoso en la frente. Tampoco suelo hacer estas cosas, pero sí sé que la mañana
siguiente es una mañana tensa, en la que no sabes qué decir.
-Ya te he dicho que no voy a hacer nada que vaya a
molestarte… no soy ese tipo de persona… - intento justificarme –
-Apenas te conozco… - contesta –
-Por eso… - contesto enternecido – yo tampoco suelo hacer
esto… que lo sepas… - me mira fugazmente – bueno… voy a dejar que desayunes
tranquila…
-No hace falta que te vayas tan rápido… - contesta algo
apurada –
-No te preocupes… tengo mil cosas que hacer… - sonrío –
entre ellas, recoger a mi perro de casa de mis padres y enseñarles el premio…
que no sé dónde coño está… - ríe tímidamente – de verdad que no te agobies
vale? – vuelvo a acariciar su cara – esto queda entre nosotros, soy un tío
discreto… - me mira con cierto alivio – te preocupaba eso? – sonríe tímida y
aparta la mirada – no te preocupes por eso… ya te he dicho que esto queda entre
nosotros…
-Gracias… - contesta sin mirarme –
-Bueno… - cojo mi chaqueta – nos vemos vale? – asiente –
adiós Danka – acaricio su cabecita –
Camino hacia la puerta, abro y salgo de la casa con la sensación de haber dejado las cosas claras. No soy un quinceañero que piense que por tener un contacto íntimo con alguien, significa que tenga que iniciar una relación con esa persona. Me considero bastante maduro en ese sentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario