La Navidad por fin deja paso a la normalidad, a mi ya tan
extrañada cuesta de Enero. Después de tener guardia el día de Reyes, nada peor
puede pasarme. Estoy agotado, y solo estamos a 7 de Enero. Bendito 2013, que ya
estoy deseando que acabe. Bah, hoy estoy un poco negativo. Veo los restos de
las luces navideñas y la decoración ya fuera de contexto en las casas. Esos
papanoeles colgados de los balcones que tanto daño han hecho. Llego a casa y
cojo el portátil, me apetece desconectar y tengo pensado ver alguna serie para
conseguirlo. Estos días me da miedo entrar a Facebook por la sencilla razón que
se me ha ido la pinza completamente y he colgado algún que otro vídeo mío
tocando. El último el día de año nuevo, tocando el piano y cantando a la vez.
Se podría decir que es mi versión inédita. Los me gusta han llovido del cielo
como la nieve que ha caído estos días. En la guardia he tenido que respirar
hondo varias veces para no ponerme a gritar desesperado. Pero me gusta, es
extraño, pero me divierte mucho esto. Digamos que me he vuelto alguien que no
reconozco. Es raro, pero me siento bien. He estado pensando que quizá
necesitaba hacer esto. Un cambio en mi vida, aunque sea sutil, me viene bien.
Los últimos meses del 2012 han sido un poco turbulentos. Diría que
desesperantes. He vivido momentos sentimentales que me han hecho ser un poco
más fuerte pero estar un poco más desengañado con el amor, aunque no pierdo la
esperanza, siempre me da por pensar que en algún momento, en algún lugar,
aparecerá esa alma gemela que llevo esperando tanto tiempo. Esperando, pero no
desesperando. Soy joven, todavía tengo margen de actuación. Decidí cambiar de
aires y mudarme a un sitio más tranquilo, con un bonito ático acogedor que he
considerado desde el primer momento como mi casa. Era importante para mí
sentirme cómodo en un lugar donde estoy solo. Bueno, con Dandy, que me sigue a
todas partes.
Las semanas se han ido sucediendo sin mucho más destacable
que mis videos en Facebook. Se ha convertido casi en un ritual que un par de
veces por semana me grabe cantando algo y lo suba, recibiendo muestras de
cariño y todavía algo de asombro por mi forma de cantar. He podido hasta ver
los vídeos sin sentir esa pizca de vergüenza ajena que se siente cuando uno se
ve en una situación que considera ridícula. Creo que ya no lo considero
ridículo, es más, me siento hasta orgulloso viendo como los vídeos le gustan a
mi gente.
Y esto, que había empezado como un juego, hoy ha dado un
vuelco tremendo. Alguien ha mandado uno de mis vídeos al mismísimo Alejandro
Sanz por twitter, como en aquella ocasión lo hizo Marina y casi me da un
infarto. Pero, esta vez, las cosas han ido de diferente manera. Alejandro ha
retuiteado el vídeo diciendo que le había encantado la versión y dándome las
gracias. Estoy en shock. Y empiezan a lloverme las menciones y los whatsapps.
Me agobio, estoy agobiado, y cuando estoy agobiado necesito poner los pies en
tierra firme y sentir el aire corriendo por mi cuerpo, así que me enfundo el
chándal y salgo a la calle con las llaves de casa como única pertenencia.
Correr me hace sentirme libre. Es algo que siempre he hecho.
Mi madre a veces me dice “correr es de cobardes”. Sobre todo si te persigue
alguien. Y a mí me persiguen mis miedos en este momento. Soy consciente que
cuando vuelva a casa estaré bien. Siempre me pasa, me agobio, salgo un rato y
vuelvo nuevo. Es un mecanismo de defensa que desarrollé durante la residencia.
No tienes tiempo para pensar ni para venirte abajo porque entonces pierdes la
oportunidad de aprender. Y, aunque ahora ya no esté en esa etapa de mi vida,
soy consciente que tengo que seguir aprendiendo. Tengo un lema en mi vida. El
que no se adapta, no sobrevive. Y yo llevo adaptándome a los cambios en mi vida
desde hace mucho tiempo, así que esto no es nada.
Llego a casa con otro ánimo. Hasta las uñas de Dandy no me
hacen daño cuando se pone a saltar al entrar por la puerta. Miro fugazmente mi
móvil, no puedo cuantificar cuantas menciones y whatsapps tengo, pero no me
importa, lo miraré en su momento. Es algo bonito joder. A Alejandro Sanz, a uno
de mis mayores ídolos de siempre, le ha gustado una versión que he hecho de un
tema suyo. Como para ponerme serio, si no debería de parar de sonreír.
Han pasado ya varios días de aquello. He tenido que soportar
que todos mis compañeros, sin excepción, me felicitasen por lo que ellos
consideran “un éxito”. Pero se ha quedado ahí. Se ha quedado ahí hasta que esta
mañana ha sonado el teléfono. Todavía estoy asimilando lo que el interlocutor,
desconocido para mí, me ha propuesto.
-Hola, Alejandro Torres?
-Si, soy yo – contesto extrañado –
-Soy Jacobo Díez, productor musical. Te parecerá extraño que
te llame supongo
-Productor musical? – mi primer pensamiento es que es una
broma – es una broma no?
-No… - ríe levemente – hemos visto tus vídeos y nos gustaría
escuchar alguna maqueta tuya… creemos que tienes potencial
-Eh… - estoy desorientado –
La conversación continúa sin mi cabeza puesta en su sitio.
No suelo ser desconfiado por naturaleza, pero esto es algo que supera mi
capacidad de comprensión. El supuesto productor musical, me deja unos datos de
contacto y me dice que me tome el tiempo necesario para pensármelo. Por último,
me dice que su productora ha colaborado con grandes artistas, entre ellos,
Alejandro Sanz, y que éste ha sido el que les ha puesto sobre la pista en
cuanto a mis vídeos.
Al colgar, siento un agobio importante. Esto se pasa de
castaño oscuro, no quería esto. O si? Qué pretendía al colgar esos vídeos en
Facebook principalmente y alguno en youtube? Sin querer, entro en youtube y mi
sorpresa es mayúscula. No me había fijado en la cantidad de visitas que tiene
el vídeo que retuiteó Alejandro. Genial, se ha hecho viral y yo no me he dado
cuenta.
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