lunes, 28 de noviembre de 2016

CAPÍTULO 33: ME DUELE

Hoy se cumplen dos semanas sin un whatsapp por su parte. Me pasé mucho esa tarde. Mucho. Hice que se sintiera mal. Normal que no quiera saber nada de mí. Me da la sensación que en cuestión de dos semanas se me ha desmoronado todo. El disco está siendo una puta mierda, no me gusta lo que escucho, no me gusta escucharme así. Lo digo por activa y por pasiva, pero no parece surtir efecto. Mi mánager no quiere escuchar hablar del tema, dice que si le cuento algo, va a ir directamente a partirle la cara a Jaime. La última discusión fue gordísima, tanto que pensé que iban a llegar a las manos. Llevo días sin rozar ni siquiera el piano, mi inspiración se ha marchado casi a la misma velocidad que mi relación con Malú se ha enfriado. Es curioso que coincida en el espacio-tiempo los dos hechos. Me perturba tanto que decido no pensarlo más de la cuenta.

No sé cómo parar esto, de verdad que no sé. Echo de menos los consejos de Malú. Echo de menos los paseos con ella, tan gratificantes cuando nos ponemos a hablar de cualquier cosa de la vida. Nos parecemos en nuestra forma de pensar. Me da la sensación que he perdido su amistad por una tontería. Una tontería que se llama Miriam y que ya se ha cruzado dos veces más conmigo. Empieza a asustarme, hoy estaba en la puerta del estudio, y hablaba con Jaime de manera animada. Incluso se ha quedado a la grabación, con una reprobación por mi parte, pero Jaime dice que qué mejor que una fan para decir lo que le gusta. Evidentemente, ella ha dicho que le encanta mi nuevo estilo. No sé por qué, me lo esperaba.

No me encuentro nada bien hoy. Siento un malestar difícil de explicar, creo que estoy demasiado cansado. Me duele la espalda. Estoy deseando llegar a casa y acostarme pero, al pasar por su casa, la melancolía me invade por completo. La melancolía y el sentimiento de culpa. Paro el coche en un lado, bien aparcado y apago el motor. Está la luz del salón encendida, parece que está en casa. Quizá este malestar es porque necesito solucionar esto con ella. Llevo dos semanas perdido, sin saber qué hacer, y creo que este es un buen principio.

Al salir del coche, noto una punzada en la espalda muy intensa. Definitivamente, necesito descansar, pero tengo que hacer antes esto. Toco al timbre temeroso, quizá no me contesta, o quizá me contesta todavía enfadada y me dice que no quiere saber nada de mí.

-Si? – responde con voz algo temerosa –

-Malú, soy Álex… - hago un silencio breve – podemos hablar?

Tras unos segundos en los que no escucho nada, la puerta se abre y respiro aliviado. Paso al jardín y la primera en recibirme es Danka, que baja las escaleras y se me planta saludándome cariñosamente. No puedo evitar sonreir, parece que de tantos paseos, me relaciona con algo bueno. La ordeno que suba las escaleras y me hace caso. Malú espera en el resquicio de la puerta. No sé qué gesto tiene su cara, no sabría decir si enfado, si alegría por verme o si indiferencia total.

-Puedo pasar? – pregunto frente a ella –

-Claro… - responde con tono neutro – qué haces aquí? – pregunta al cerrar la puerta –

-Pues… - de repente, estoy nervioso – Malú, no podemos seguir así… - digo sincero –

-Así cómo? – dice sin mirarme caminando hacia el salón –

Resoplo. Sigue enfadada. Normal por otra parte. Le dije en su cara que estaba celosa. Insinué que está coladita por mí cuando los dos hemos dejado claro lo que tenemos. Y le dije que no tenía que meterse en mi vida. Casi nada.

-Me dijiste que no me metiera en tu vida, y es lo que estoy haciendo… - dice sentándose en el reposabrazos del sofá –

-Malú… - suspiro cansado – siento mucho lo que te dije el otro día… - digo algo nervioso – no lo siento así, de verdad…

-Álex, ya te dije que puedes hacer lo que quieras… - dice con indiferencia – has vuelto a llevar a alguna fan en coche? – pregunta irónica –

-Joder… - resoplo – ya lo he captado… - digo dándome la vuelta hacia la puerta – no ha sido buena idea venir…

Al dar un paso hacia el pasillo, una punzada en la espalda me hace agarrarme al resquicio de la puerta. El dolor aumenta cada vez más y no parece desaparecer como en el coche. Noto las manos de Malú sujetándome.

-Qué te pasa? – pregunta asustada –

-Nada… - digo intentando ponerme derecho – he dormido mal, eso es todo… - digo intentando andar de nuevo – joder! – exclamo al notar de nuevo el mismo dolor que antes, intenso, que me hace no poder moverme –

-Ven aquí – dice dirigiéndome al sofá –

-No… - digo intentando aparentar que el dolor ha desaparecido – me voy a casa, necesito descansar…

Al caminar de nuevo, vuelvo a notar el dolor. Entonces lo reconozco. El dolor se desplaza de mi espalda a mi ingle derecha. Mierda, ahora si que estoy jodido, ni siquiera sé si puedo llegar a casa.

-Álex, no estás para conducir ni para irte andando… - dice poniéndose frente a mí – no voy a dejar que te vayas así…

-Que estoy bien… - digo fingiendo – agg… - me quejo débilmente – qué mala suerte tengo joder… - farfullo –

-Álex, hazme caso por favor… - dice agarrándome del brazo – ven al sofá… te preparo algo… - dice nerviosa – tengo ibuprofeno… y… nolotil también… y…

-Malú… hace un momento me estabas hablando como si no te importara nada… - digo sonriendo irónico – y ahora te empeñas en que me quede?

Me mira con gesto culpable y agacha la cabeza. Ahora sí que he dicho algo que ha vuelto a hacerle daño. Suspiro frustrado justo antes de notar ese dolor insoportable de nuevo. Me retuerzo apoyado en el marco de la puerta, sin poder hablar, con Malú mirándome asustada.

-No me lo puedo creer… - digo cabreado –

-Es un cólico verdad? – dice dejándome sorprendido –

-Como cojones lo sabes? – pregunto apretando la mandíbula por el dolor –

-Porque tienes la misma cara que tuve yo – responde llevándome al sofá – voy a llevarte al hospital…

-Ni de coña… - digo negando con la cabeza – joder! – exclamo al notar de nuevo otro fogonazo justo antes de tumbarme – Dios… no puedo estar tumbado… - digo frustrado intentando levantarme –

-Álex, que sé lo que duele… - dice con voz acelerada –

-Que no voy a ir al hospital Malú… - digo convencido – que mañana lo sabe todo el mundo y no me da la gana… - de repente, me viene una arcada e intento levantarme – voy a vomitar… - digo intentando aguantarme –

-Joder… - dice saliendo hacia la cocina a toda prisa – toma… - aparece a mi lado con una bolsa –

Como si hubiera visto el cielo abierto, abro la bolsa y echo todo lo que tengo dentro. Malú no se despega de mi lado, cosa que me sorprende, esto para mí es lo más desagradable que existe. Vomito varias veces, no puedo parar de tener esa sensación de náuseas.

-Dame el teléfono de Tere – dice convencida cuando dejo de vomitar un segundo – voy a llevarte al hospital quieras o no.

El viaje se ha hecho eterno. He vuelto a vomitar en otra bolsa mientras Malú conducía. Sentía que estaba nerviosa, muy nerviosa diría yo. Normal, un tío de metro ochenta y cinco potando en tu coche y casi llorando de dolor no tiene que ser una situación agradable. Veo como aparca en la parte trasera. Ni siquiera me he enterado que haya hablado con Tere. Al aparcar el coche, la veo en la puerta, esperándome. Sonrío al mismo tiempo que siento unas ganas inmensas de llorar.

-Otra vez cariño? – escucho la voz de Tere – esto ya nos lo conocemos eh?

-No puedo más… - digo sincero intentando salir del coche –

-Traigo una silla? – escucho preguntar a Malú –

-Si, tiene que haber a la derecha, a veces las dejan ahí… - dice Tere intentando sujetarme – pero cómo te has puesto así?

-Llevo todo el día con una sensación muy rara… - digo sujetándome en el coche – no sé cómo no he pensado que era esto… - vuelve a venirme otra arcada – es igual que las otras veces…

Aparto a Tere con la mano, voy a vomitar de nuevo. De mi estómago sale poco contenido, apenas me queda nada en el estómago. Tras vomitar, veo a Malú venir portando una silla. Hasta estando así me hace sonreír.

-Voy a llevarte a la zona de corta estancia… - dice empujando la silla – no hay nadie esta noche, has tenido suerte…

-Por lo menos no he llegado en una guardia mala… - digo irónico –

-Estaba siendo muy buena hasta ahora cielo… - dice contestando a mi espalda –

A mi izquierda, veo a Malú caminar de manera acelerada, adelantándose para apretar el botón del ascensor. De nuevo me dan ganas de sonreír, al mismo tiempo que noto de nuevo otra punzada.
Conozco bien la zona donde me está llevando Tere. Una zona que tiene habitaciones individuales, apartado de urgencias. Aquí dejábamos a los pacientes que necesitaban estar más de 24 horas en observación. Espero que ese no sea mi caso.

-Voy a llamar a Laura – dice refiriéndose a una enfermera con la que me llevaba muy bien – le va a encantar verte…

-Seguro que se enamora de las pintas que llevo… - digo levantándome de la silla –

-Túmbate en la camilla, vuelvo enseguida…

Tere desaparece de mi vista. A mi derecha, plantada, con cara de susto, sigue Malú. Ha entrado aquí, arriesgándose a que alguien la vea, por acompañarme.

-Malú, ya está, vete a casa… - digo sin poder tumbarme del todo –

-Ni de coña… - contesta convencida – tengo que cuidar de mi cococha…

-Jaja… - río levemente –

Al segundo, aparece Laura con gesto asustado. Tan mala cara tengo que todos me miran así? Mira a Malú fugazmente y sonríe, sin hacer más comentarios. Tere aparece a su espalda, rellenando las peticiones de las analíticas.

-Lo haremos a mano, más discreto todo… - dice Tere convencida –

-Ahora me puedo vengar de esos tratamientos tan largos que me ponías… - dice Laura sentándose al lado de la cama, con el kit de extracción de sangre preparado –

-Jaja… - vuelvo a reir tímidamente – véngate como quieras, pero quítame el dolor este…

-Te acuerdas Tere cuando aquella noche hizo que subieran de farmacia aquel antibiótico que no usaba nadie? – dice mientras me prepara para sacarme sangre –

-Si me acuerdo si… - dice Tere mirándome tiernamente – y se peleó con el de farmacia a las 2 de la mañana…

-Si yo te digo que necesito ese antibiótico, lo necesito ahora! – dice Laura imitando mi voz – no lo he visto tan enfadado nunca…

-El de farmacia era gilipollas… - digo apretando los dientes – ese hombre era alérgico a todo… - digo recordando la escena -

-Qué bien enseñado lo tenía… - dice Tere mirándome –

-El mejor médico que hemos tenido – dice Laura sacándome sangre – después de Tere claro…

-Dejad de pelotearme y ponedme algo para el dolor joder! – exclamo esbozando una leve sonrisa –

-Ahora eres el paciente y aquí mandamos nosotras… - dice Laura apuntándome con un tubo lleno de mi sangre –

Pongo los ojos en blanco, todavía retorciéndome por el dolor, pero con una sensación de comodidad estando con ellas que hace que el dolor no sea tan intenso.

-Nos tienes que hacer un pipí… - dice Laura – Puedes hacerlo aquí… - me da la cuña –

-Te estás vengando pero bien eh? – digo frustrado –

-Vamos a ponerle antes algo para el dolor… - dice Tere con tono maternal –

-Si… no vamos a torturarle tanto… - Laura me sonríe – le damos caña no?

-Si por favor… - suplico –

-Álex Torres suplicándome! – dice Laura purgando un gotero – esto se lo cuento a mi cuñada y se desmaya…

Mientras me engancha el gotero, miro a Malú que me está mirando sonriendo tiernamente, con mi abrigo en la mano. Tere le hace una caricia en el brazo afectuosa. He debido perderme algo. 

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