La semana pasa volando. El paseo el otro día con Malú me
vino muy bien. Me sentía muy culpable por haberla dejado tirada prácticamente
cuando Alejandro nos pilló, así que el que estuviera normal conmigo me dejó muy
tranquilo. Me gustaría que esos paseos fueran más a menudo, pero los
compromisos y ocupaciones no creo que nos dejen hacerlo. Hoy toca grabar otra
batalla y pasado mañana otra más. En cuestión de 15 días vamos a grabar los
programas que quedan. Reconozco que al principio me dio un poco de miedo
meterme en esto, pero ahora me da pena que se acabe.
Al llegar a plató, al primero que me cruzo es a Alejandro.
Genial, realizo mi movimiento de cabeza favorito últimamente. Mirada al suelo.
Vuelvo a mirarle tras unos segundos y me sonríe casi de manera fraternal
mientras me acerco a él.
-Qué pasa compadre? – dice dándome un abrazo –
-Qué tal? – acierto a preguntar –
-Malú está en su camerino, por si quieres ir… - dice en voz
baja – que es broma hombre! – exclama al ver mi cara de espanto –
-Joder… - sonrío totalmente avergonzado –
-Tenía que hacerlo… - dice riendo – tranquilo que soy una
tumba… - hace un gesto de silencio – aunque como te portes mal con ella vamos a
tener un problema… - dice señalándome con el dedo –
-Alejandro, Malú y yo no somos…
-Ya – me corta – solo sois amigos… - alza las manos – la
juventud… - dice mientras se marcha hacia el grupo donde están Laura, Antonio y
Ubago –
-Tú! – oigo la voz de Pablo – te estaba llamando – dice
guardando su móvil en el bolsillo – a qué viene esa cara?
-Qué cara? – digo disimulando, todavía no me he recuperado
de la conversación que acabo de tener –
-Como si hubieras visto un fantasma… - niega con la cabeza –
tu jefa está de los nervios, yo te aviso…
-Qué le pasa? – digo sorprendiéndome de mi tono preocupado –
-A saber… - se alza de hombros – mira, allí la tienes… -
señala hacia el fondo del plató, donde está Malú todavía vestida de calle, con
gesto serio –
Decido acercarme a ella y, cuando me ve, aparta la mirada
hasta con gesto altivo. Levanto una ceja, ha pasado algo de lo que no soy consciente?
-Hola jefa… - digo llegando a su altura – y esa cara?
-La que tengo… - responde seria mirando el móvil – hoy no es
un buen día para grabar esto… - dice murmurando –
-Te pasa algo? – pregunto sin intención de cabrearla –
-Tiene que pasarme algo? – responde mirándome seria – qué
pesados estáis…
-Oye, yo acabo de llegar, no la pagues conmigo – digo
poniéndome serio –
-No la estoy pagando con nadie… - mira a todas partes –
dónde cojones está Mavi? – se refiere a su peluquera – qué asco de vida, de
verdad…
-Para, para… - digo alzando los brazos – no me lo vas a
contar? – me mira seria –
-Te lo tengo que contar todo? – vuelve a contestar de manera
borde – no sabía que éramos tan amigos… - dice irónica –
-Bueno mira… - levanto mi mano en señal de querer parar la
discusión tan absurda que estamos teniendo –
Me marcho hacia el grupo donde parece que Laura está
contando alguna anécdota que hace que Antonio esté descojonado perdido. Ni
siquiera me giro, cuando se pone tan borde, es mejor huir antes de que me
salpique.
-Ya te ha soltado alguna no? – dice Alejandro al verme
llegar –
-Récord absoluto en un minuto de borderías… - respondo con
mi habitual sentido del humor –
-Jajajajaja – Antonio carcajea – está hoy como para grabar…
-Qué le pasa? – pregunta Laura –
-No lo sé, pero creo que tiene que ver con el disco… - dice
Alejandro –
Miro de nuevo hacia donde he dejado a Malú y cruzamos una
mirada en la distancia. Por un momento, me parece que me mira con tristeza
justo antes de caminar hacia la parte de atrás del plató y desaparecer.
La verdad es que me he quedado algo preocupado. Me ha
parecido verla en maquillaje, pero no he visto que se quedase. Al pasar por la
puerta de su camerino, dudo un segundo, pero necesito entrar para ver si está
bien. Todavía faltan un par de horas para empezar a grabar, pero yo ya voy con
la ropa que voy a llevar esta noche. Los chicos lo tenemos más fácil a priori,
menos Antonio, que tiene que conseguir mantener ese tupé. Sonrío al pensar en
las pullas que le mete Malú con ese tema.
Toco a la puerta y decido esperar, no quiero que pase lo de
la última vez, sería ya masoquismo.Vuelvo a tocar, pero no escucho nada.
Suspiro porque sé que voy a entrar, aunque le haya prometido que no volvería a
hacerlo si no escuchaba que me daba permiso. Al poner un pie dentro y asomar la
cabeza, me hace paralizarme su voz.
-Ahora salgo! – exclama sentada en el sofá sin darse la
vuelta, con tono molesto –
-Perdona Malú… - digo excusándome – es que creía que estabas
dentro pero no contestabas…
Escucho como resopla, pero no se da la vuelta. Frunzo el
ceño, tengo la impresión de que no se da la vuelta por alguna razón. Entro del
todo al camerino y cierro la puerta.
-Estás bien? – pregunto un tanto preocupado –
-Déjame sola Álex… - contesta seria, pero intuyo un punto de
sollozo en sus palabras –
-Estás llorando? – pregunto sorprendido –
-He dicho que me dejes sola, por favor… - me ruega molesta –
Bajo la cabeza y pongo una mano en el pomo para salir del
camerino, pero me arrepiento y vuelvo a suspirar sabiendo que se va a poner
borde si me quedo.
-Qué es lo que ocurre? – pregunto acercándome al sofá –
-Joder… - susurra – nada, no pasa nada… - me contesta –
-Mírame… - digo quedándome plantado a un metro del sofá –
-Álex, no te pongas pesado que no quiero ser borde vale? –
dice mirándome –
Pues sí, tienes los ojos rojos de llorar. Me siento en el
sofá, a su lado, mientras sigue dándome parcialmente la espalda.
-Puedes ser todo lo borde que quieras, no me voy a enfadar…
- digo dulcemente –
-Eres muy masoca… - dice esbozando una pequeña risilla justo
antes de escuchar cómo respira al tener la nariz taponada de llorar -
-Y una cococha también… - digo intentando animarla sin saber
muy bien cómo –
-Y muy idiota… - dice riendo –
-También… - contesto sonriendo tiernamente – qué te pasa? –
digo apartando un mechón de pelo de su cara –
Me mira primero extrañada ante ese gesto. Hasta yo me he
sorprendido, pero me ha salido solo. Después, esboza otra sonrisa, esta vez
algo avergonzada, y niega con la cabeza.
-Estoy agobiada… eso es todo… - dice no muy convincente –
-Por qué? – pregunto mirándola –
-No he dormido apenas… - dice respirando hondo, haciendo que
se escuche el aire pasar por su nariz taponada – esta mañana estuve en el
estudio… escuchando temas… y… - resopla – no sé qué me pasa, estoy bloqueada…
-Estás agobiada por el disco? – pregunto con tono
comprensivo –
-He discutido con mi hermano esta mañana… - su voz se torna
algo emocionada – pero qué tengo que hacer si no me gusta lo que oigo? No me
veo cantando esas canciones, no es el disco que quiero hacer…
-Entonces? – pregunto – si lo tienes tan claro, por qué te
agobias?
-Joder, porque me siento juzgada… - dice enfadada – no sé lo
que me pasa, no me había pasado en la vida haciendo un disco… - niega con la
cabeza – y me miran con esa cara cuando digo que no me gusta una maqueta… como
si yo tuviera la culpa…
-Malú, deberías tomártelo con más calma… - digo intentando
reconfortarla – un disco no se hace en una semana…
-Claro que no! – exclama – pero nunca me había costado tanto
arrancar… - suspira – hasta he pensado que tendría que parar un tiempo… quizá
es que estoy saturada… - se alza de hombros – no se… - noto su barbilla
temblar, como si fuera a ponerse a llorar de nuevo de un momento a otro –
-Malú, el disco quién lo va a cantar? – me mira – tú no? –
asiente – entonces eres tú la que tiene que decidir las canciones que quiere y
las que no…
-Ya lo sé! – exclama – pero… - de nuevo ese movimiento de
barbilla – y si no me gusta nada? Y si tengo que pararlo todo un tiempo? Y si
al final me rindo y saco un disco que no me gusta?
-Y si me cae una maceta mañana y me muero? – digo con tono
irónico y me mira con gesto frustrado – Malú… cuanto más te frustres más te va
a costar… - me mira con los ojos vidriosos – te vuelvo a repetir lo del otro
día… tendrías que relajarte… - niega con la cabeza – tomarte unos días,
despejar la mente…
-No puedo hacer eso… - niega con la cabeza de nuevo –
-Por qué? – pregunto enérgicamente – eres tú la que tiene
que estar contenta y tranquila para hacer un buen disco… y no tienes que
sentirte presionada… tú eres la que decides…
-Ojalá viera las cosas como tú las ves, en serio… - responde
agobiada –
-Tú no eres una persona negativa… - me mira algo emocionada
– al menos no lo que yo he conocido… - resopla – míralo desde otro punto de
vista – me mira interrogante – eres exigente, y eso es bueno, siempre y cuando
no acabes como ahora… - suspira agotada –
-Si es que yo no soy negativa para nada… - resopla – no sé
qué me pasa, de verdad…
-Todos tenemos bajones… - digo comprensivo –
-Es que no tengo ganas ninguna de salir ahí a poner buenas
caras… - dice como una niña – no me apetece…
-Si te apetece… - le replico – te encanta esto, te ilusiona…
- de nuevo comienza a moverse su barbilla – date un respiro Malú, creo que eres
un poco dura contigo misma… mañana ya tendrás tiempo de pensar en lo otro, pero
ahora tienes esto, que te gusta… - no me mira – y no hay nada mejor para los
bajones que tener algo que hacer que te guste…
Tras un breve silencio, rompe a llorar desconsolada. Me
conmueve la manera que tiene de venirse abajo en un segundo. Es fuerte y frágil
a la vez, es una mezcla muy explosiva. No puedo evitar abrazarla y, al segundo,
se abraza a mí. Durante unos segundos, le consuelo abrazándola mientras
seguimos sentados en el sofá, acaricio su espalda suavemente, mientras escucho
cómo solloza.
Me separo un poco y pongo mis manos en su cara. Me sonríe
débilmente, avergonzada.
-Venga, anímate… - intento animarla – quién va a meterse con
Antonio si no? – ríe levemente – llevan media hora echándole laca en el pelo,
un espectáculo… - ríe de nuevo – cambia de chip ahora mismo… - niega con la
cabeza, sollozando y sonriendo al mismo tiempo –
Me mira secándose las lágrimas algo avergonzada. Me produce
tanta ternura que no puedo evitar darle un beso en la frente. Me pasa
habitualmente, pero no parece que le moleste.
-Gracias… - dice intentando serenarse –
Sonrío y acaricio su cara levemente. Como un dejavú, suena
alguien tocando a la puerta y, sin tiempo para más, Alejandro entra en el
camerino.
-Malula, te están buscando en… - nos mira – joder… - se
gira, dispuesto a salir del camerino -
-Que no… - me levanto del sofá riendo – que no te vayas…
-Por qué no ponéis un cartelito en la puerta como en los
hoteles? – pregunta de manera graciosa –
-Jajajaja! – Reímos los dos a la vez –
-Pasa algo mi niña? – pregunta cariñoso al notar el estado
previo de Malú –
-No… - contesta tímida – no pasa nada…
-Bueno… - digo yendo a la puerta – te espero fuera eh? –
señalo a Malú con el dedo y asiente sonriendo – ahora nos vemos…
Salgo del camerino con la sensación de haber ayudado a que Malú esté un poco mejor hoy. Es demasiado exigente, yo he sido así hasta que me encontré con Tere y me enseñó que la vida no es vivir preocupado por hacerlo mal. La vida es vivir procurando hacerlo bien. Espero que Malú pueda aprender eso que tanto me sirvió a mí en el pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario