jueves, 24 de noviembre de 2016

CAPÍTULO 24: RESPIRA

La semana pasa volando. El paseo el otro día con Malú me vino muy bien. Me sentía muy culpable por haberla dejado tirada prácticamente cuando Alejandro nos pilló, así que el que estuviera normal conmigo me dejó muy tranquilo. Me gustaría que esos paseos fueran más a menudo, pero los compromisos y ocupaciones no creo que nos dejen hacerlo. Hoy toca grabar otra batalla y pasado mañana otra más. En cuestión de 15 días vamos a grabar los programas que quedan. Reconozco que al principio me dio un poco de miedo meterme en esto, pero ahora me da pena que se acabe.

Al llegar a plató, al primero que me cruzo es a Alejandro. Genial, realizo mi movimiento de cabeza favorito últimamente. Mirada al suelo. Vuelvo a mirarle tras unos segundos y me sonríe casi de manera fraternal mientras me acerco a él.

-Qué pasa compadre? – dice dándome un abrazo –

-Qué tal? – acierto a preguntar –

-Malú está en su camerino, por si quieres ir… - dice en voz baja – que es broma hombre! – exclama al ver mi cara de espanto –

-Joder… - sonrío totalmente avergonzado –

-Tenía que hacerlo… - dice riendo – tranquilo que soy una tumba… - hace un gesto de silencio – aunque como te portes mal con ella vamos a tener un problema… - dice señalándome con el dedo –

-Alejandro, Malú y yo no somos…

-Ya – me corta – solo sois amigos… - alza las manos – la juventud… - dice mientras se marcha hacia el grupo donde están Laura, Antonio y Ubago –

-Tú! – oigo la voz de Pablo – te estaba llamando – dice guardando su móvil en el bolsillo – a qué viene esa cara?

-Qué cara? – digo disimulando, todavía no me he recuperado de la conversación que acabo de tener –

-Como si hubieras visto un fantasma… - niega con la cabeza – tu jefa está de los nervios, yo te aviso…

-Qué le pasa? – digo sorprendiéndome de mi tono preocupado –

-A saber… - se alza de hombros – mira, allí la tienes… - señala hacia el fondo del plató, donde está Malú todavía vestida de calle, con gesto serio –

Decido acercarme a ella y, cuando me ve, aparta la mirada hasta con gesto altivo. Levanto una ceja, ha pasado algo de lo que no soy consciente?

-Hola jefa… - digo llegando a su altura – y esa cara?

-La que tengo… - responde seria mirando el móvil – hoy no es un buen día para grabar esto… - dice murmurando –

-Te pasa algo? – pregunto sin intención de cabrearla –

-Tiene que pasarme algo? – responde mirándome seria – qué pesados estáis…

-Oye, yo acabo de llegar, no la pagues conmigo – digo poniéndome serio –

-No la estoy pagando con nadie… - mira a todas partes – dónde cojones está Mavi? – se refiere a su peluquera – qué asco de vida, de verdad…

-Para, para… - digo alzando los brazos – no me lo vas a contar? – me mira seria –

-Te lo tengo que contar todo? – vuelve a contestar de manera borde – no sabía que éramos tan amigos… - dice irónica –

-Bueno mira… - levanto mi mano en señal de querer parar la discusión tan absurda que estamos teniendo –

Me marcho hacia el grupo donde parece que Laura está contando alguna anécdota que hace que Antonio esté descojonado perdido. Ni siquiera me giro, cuando se pone tan borde, es mejor huir antes de que me salpique.

-Ya te ha soltado alguna no? – dice Alejandro al verme llegar –

-Récord absoluto en un minuto de borderías… - respondo con mi habitual sentido del humor –

-Jajajajaja – Antonio carcajea – está hoy como para grabar…

-Qué le pasa? – pregunta Laura –

-No lo sé, pero creo que tiene que ver con el disco… - dice Alejandro –

Miro de nuevo hacia donde he dejado a Malú y cruzamos una mirada en la distancia. Por un momento, me parece que me mira con tristeza justo antes de caminar hacia la parte de atrás del plató y desaparecer.

La verdad es que me he quedado algo preocupado. Me ha parecido verla en maquillaje, pero no he visto que se quedase. Al pasar por la puerta de su camerino, dudo un segundo, pero necesito entrar para ver si está bien. Todavía faltan un par de horas para empezar a grabar, pero yo ya voy con la ropa que voy a llevar esta noche. Los chicos lo tenemos más fácil a priori, menos Antonio, que tiene que conseguir mantener ese tupé. Sonrío al pensar en las pullas que le mete Malú con ese tema.

Toco a la puerta y decido esperar, no quiero que pase lo de la última vez, sería ya masoquismo.Vuelvo a tocar, pero no escucho nada. Suspiro porque sé que voy a entrar, aunque le haya prometido que no volvería a hacerlo si no escuchaba que me daba permiso. Al poner un pie dentro y asomar la cabeza, me hace paralizarme su voz.

-Ahora salgo! – exclama sentada en el sofá sin darse la vuelta, con tono molesto –

-Perdona Malú… - digo excusándome – es que creía que estabas dentro pero no contestabas…

Escucho como resopla, pero no se da la vuelta. Frunzo el ceño, tengo la impresión de que no se da la vuelta por alguna razón. Entro del todo al camerino y cierro la puerta.

-Estás bien? – pregunto un tanto preocupado –

-Déjame sola Álex… - contesta seria, pero intuyo un punto de sollozo en sus palabras –

-Estás llorando? – pregunto sorprendido –

-He dicho que me dejes sola, por favor… - me ruega molesta –

Bajo la cabeza y pongo una mano en el pomo para salir del camerino, pero me arrepiento y vuelvo a suspirar sabiendo que se va a poner borde si me quedo.

-Qué es lo que ocurre? – pregunto acercándome al sofá –

-Joder… - susurra – nada, no pasa nada… - me contesta –

-Mírame… - digo quedándome plantado a un metro del sofá –

-Álex, no te pongas pesado que no quiero ser borde vale? – dice mirándome –

Pues sí, tienes los ojos rojos de llorar. Me siento en el sofá, a su lado, mientras sigue dándome parcialmente la espalda.

-Puedes ser todo lo borde que quieras, no me voy a enfadar… - digo dulcemente –

-Eres muy masoca… - dice esbozando una pequeña risilla justo antes de escuchar cómo respira al tener la nariz taponada de llorar -

-Y una cococha también… - digo intentando animarla sin saber muy bien cómo –

-Y muy idiota… - dice riendo –

-También… - contesto sonriendo tiernamente – qué te pasa? – digo apartando un mechón de pelo de su cara –

Me mira primero extrañada ante ese gesto. Hasta yo me he sorprendido, pero me ha salido solo. Después, esboza otra sonrisa, esta vez algo avergonzada, y niega con la cabeza.

-Estoy agobiada… eso es todo… - dice no muy convincente –

-Por qué? – pregunto mirándola –

-No he dormido apenas… - dice respirando hondo, haciendo que se escuche el aire pasar por su nariz taponada – esta mañana estuve en el estudio… escuchando temas… y… - resopla – no sé qué me pasa, estoy bloqueada…

-Estás agobiada por el disco? – pregunto con tono comprensivo –

-He discutido con mi hermano esta mañana… - su voz se torna algo emocionada – pero qué tengo que hacer si no me gusta lo que oigo? No me veo cantando esas canciones, no es el disco que quiero hacer…

-Entonces? – pregunto – si lo tienes tan claro, por qué te agobias?

-Joder, porque me siento juzgada… - dice enfadada – no sé lo que me pasa, no me había pasado en la vida haciendo un disco… - niega con la cabeza – y me miran con esa cara cuando digo que no me gusta una maqueta… como si yo tuviera la culpa…

-Malú, deberías tomártelo con más calma… - digo intentando reconfortarla – un disco no se hace en una semana…

-Claro que no! – exclama – pero nunca me había costado tanto arrancar… - suspira – hasta he pensado que tendría que parar un tiempo… quizá es que estoy saturada… - se alza de hombros – no se… - noto su barbilla temblar, como si fuera a ponerse a llorar de nuevo de un momento a otro –

-Malú, el disco quién lo va a cantar? – me mira – tú no? – asiente – entonces eres tú la que tiene que decidir las canciones que quiere y las que no…

-Ya lo sé! – exclama – pero… - de nuevo ese movimiento de barbilla – y si no me gusta nada? Y si tengo que pararlo todo un tiempo? Y si al final me rindo y saco un disco que no me gusta?

-Y si me cae una maceta mañana y me muero? – digo con tono irónico y me mira con gesto frustrado – Malú… cuanto más te frustres más te va a costar… - me mira con los ojos vidriosos – te vuelvo a repetir lo del otro día… tendrías que relajarte… - niega con la cabeza – tomarte unos días, despejar la mente…

-No puedo hacer eso… - niega con la cabeza de nuevo –

-Por qué? – pregunto enérgicamente – eres tú la que tiene que estar contenta y tranquila para hacer un buen disco… y no tienes que sentirte presionada… tú eres la que decides…

-Ojalá viera las cosas como tú las ves, en serio… - responde agobiada –

-Tú no eres una persona negativa… - me mira algo emocionada – al menos no lo que yo he conocido… - resopla – míralo desde otro punto de vista – me mira interrogante – eres exigente, y eso es bueno, siempre y cuando no acabes como ahora… - suspira agotada –

-Si es que yo no soy negativa para nada… - resopla – no sé qué me pasa, de verdad…

-Todos tenemos bajones… - digo comprensivo –

-Es que no tengo ganas ninguna de salir ahí a poner buenas caras… - dice como una niña – no me apetece…

-Si te apetece… - le replico – te encanta esto, te ilusiona… - de nuevo comienza a moverse su barbilla – date un respiro Malú, creo que eres un poco dura contigo misma… mañana ya tendrás tiempo de pensar en lo otro, pero ahora tienes esto, que te gusta… - no me mira – y no hay nada mejor para los bajones que tener algo que hacer que te guste…

Tras un breve silencio, rompe a llorar desconsolada. Me conmueve la manera que tiene de venirse abajo en un segundo. Es fuerte y frágil a la vez, es una mezcla muy explosiva. No puedo evitar abrazarla y, al segundo, se abraza a mí. Durante unos segundos, le consuelo abrazándola mientras seguimos sentados en el sofá, acaricio su espalda suavemente, mientras escucho cómo solloza.
Me separo un poco y pongo mis manos en su cara. Me sonríe débilmente, avergonzada.

-Venga, anímate… - intento animarla – quién va a meterse con Antonio si no? – ríe levemente – llevan media hora echándole laca en el pelo, un espectáculo… - ríe de nuevo – cambia de chip ahora mismo… - niega con la cabeza, sollozando y sonriendo al mismo tiempo –

Me mira secándose las lágrimas algo avergonzada. Me produce tanta ternura que no puedo evitar darle un beso en la frente. Me pasa habitualmente, pero no parece que le moleste.

-Gracias… - dice intentando serenarse –

Sonrío y acaricio su cara levemente. Como un dejavú, suena alguien tocando a la puerta y, sin tiempo para más, Alejandro entra en el camerino.

-Malula, te están buscando en… - nos mira – joder… - se gira, dispuesto a salir del camerino -  

-Que no… - me levanto del sofá riendo – que no te vayas…

-Por qué no ponéis un cartelito en la puerta como en los hoteles? – pregunta de manera graciosa –

-Jajajaja! – Reímos los dos a la vez –

-Pasa algo mi niña? – pregunta cariñoso al notar el estado previo de Malú –

-No… - contesta tímida – no pasa nada…

-Bueno… - digo yendo a la puerta – te espero fuera eh? – señalo a Malú con el dedo y asiente sonriendo – ahora nos vemos…

Salgo del camerino con la sensación de haber ayudado a que Malú esté un poco mejor hoy. Es demasiado exigente, yo he sido así hasta que me encontré con Tere y me enseñó que la vida no es vivir preocupado por hacerlo mal. La vida es vivir procurando hacerlo bien. Espero que Malú pueda aprender eso que tanto me sirvió a mí en el pasado.

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