viernes, 18 de noviembre de 2016

CAPÍTULO 17: EL DÍA DE ANTES

Llego al plató acompañado por mi mánager. Mi madre! Qué grande es esto! Lo primero que me encuentro al entrar por aquellos pasillos es a una famosa de cierto programa del corazón que me pide una foto en cuanto me ve. “Para mi hija”, dice. Me tomo la foto encantado, aunque algo sorprendido. Esto va a ser así todo el tiempo? Mi mánager se sonríe cada vez que me ve mirándolo todo, como si fuera un niño.

Al llegar al plató un escalofrío me recorre cuando veo las sillas. Esto lo he visto desde mi casa, no puedo estar aquí. Pablo se abalanza sobre mí cuando me ve. Por qué siempre está antes de que yo llegue a los sitios? En fin, tras los abrazos de rigor, Malú se planta delante de mí, con los brazos en jarra.

-Muy mal, saludas a tu coach la última… - finge estar enfadada –

-Jefa… - me arrodillo haciendo una reverencia – mis disculpas…

-Jajajajaja! – estalla en una carcajada – qué gilipollas…

-Qué caballero! – exclama Laura – cuánto Álex hay por aquí… - dice con acento italiano.

-Es que es un nombre que tiene fuerza… - dice Alejandro dándome un abrazo – menuda te espera con la jefa que te ha tocado… - hace un gesto con la mano y recibe un manotazo –

-Soy una jefa estupenda… - dice toda digna –

-Si… - digo convencido – me ha llamado como 700 veces para decirme que tenemos un equipazo… - digo irónico –

-Es que lo tenemos… - dice convencida –

-Bueno chicos – aparece uno de los jefazos – vamos a empezar si os parece con las fotos… a vuestras sillas… - señala –

-Ven, te presento el sillón de la reina… - dice Malú con cierta gracia –

Me río como pocas veces mientras nos hacemos las fotos. El buen rollo se respira incluso cuando Laura y Malú se lanzan alguna pullita. Parece un pique sano, a mi por lo menos me divierte. Tras las fotos de rigor, nos explican cómo será el primer día de grabación. Nos juntaremos con los talents y repartiremos las batallas. Al día siguiente, tomaremos los tonos en el piano, creo que esa va a ser mi parte favorita. Después ya comenzarán las grabaciones en plató. Ésta ha sido la primera toma de contacto. También nos comentan que antes de que se emitan las batallas, haremos una rueda de prensa los 8, los coaches y los asesores.

Con toda esa información en mi cabeza, nos reunimos para comer en las instalaciones. Una comida de hermanamiento por así decirlo. Yo me siento al lado de Malú y de Alejandro, enfrente de Pablo, que no tarda en tirarme migas de pan.

-Me encanta tu grado de madurez Pablo… - digo irónico al recibir un migazo de pan en la cara –

-Uy, el maduro… - contesta con más ironía – aquí se hace el educado, pero en su casa esto es el pan de cada día…

-Toma el pan de cada día… - le lanzo una miga que le da directamente en la boca –

-Jajajaja! – escucho reírse a Malú -

-Niños, compórtense que estamos con los jefes… - dice Alejandro señalando al otro extremo de la mesa –

-Basta… - le digo a Pablo apuntándole con el dedo –

-Oye, quieres que luego veamos qué temas les damos? Tengo muchas ideas… - dice Malú ilusionada –

-Eres la jefa, yo solo sigo órdenes – alzo los brazos –

-Qué bien educado lo tienes… - dice Laura, que está sentada enfrente de Malú –

-Te quejarás de tu Álex – contesta Ubago –

La comida transcurre de lo más amena. Parece que va a ser una gran experiencia junto a toda esta gente. A priori, ninguno me ha parecido poco accesible. Los conocía a todos menos a José, a Laura y a Álex. Tras la comida, nos despedimos hasta el día siguiente. Me despido de mi mánager también, de todos menos de Malú. Hemos decidido ir a su casa para ver qué temas elegimos. Por lo visto, tiene carta de libertad para elegir los temas, aunque pasan un pequeño filtro para que tengan algo de gancho de cara al público.

Al llegar a su casa, una sensación extraña me invade. La última vez que estuve aquí, acabé yéndome con una sensación agridulce. Espero que hoy no sea así.

-Parece que Danka se acuerda de ti… - dice Malú riendo mientras se sienta en el sofá –

-Es muy cariñosa… - digo haciéndole carantoñas – bueno qué? – me siento en el sofá – qué temas ha pensado la jefa?

-Primero tienes que ver cómo cantan… - dice preparando el ordenador – tenemos un equipazo, te lo he dicho ya?

-Jajajaja! – estallo en una carcajada –

Cuando quiero darme cuenta, Malú está sacando una ensalada a la mesa, aderezada con múltiples verduras, no he visto una ensalada tan completa en mi vida.

-Sabes que yo siempre cenaba ensalada cuando estaba de guardia? – digo echando un poco en mi plato – la comida del hospital era un asco…

-Para variar… - dice echándose un poco de agua en el vaso – es curioso, a todo el mundo que le he ofrecido ensalada para cenar, me han puesto una cara de asco…

-Pero si esto está buenísimo… - digo metiendo un trozo de lechuga en mi boca – aunque me reconocerás que una pizza está mejor…

-Mucho mejor… pero se me va aquí… - se señala la cadera – hidratos de noche… - niega con la cabeza – nunca mais…

-Será que te sobran kilos… - digo irónico – ni una gota de grasa… - digo sin mirarla y sin ninguna intención…

-Me lo tomaré como un piropo… - dice alzándose de hombros –

-Lo es… - digo mirando el papel que hemos escrito – entonces quieres poner a la pareja con el hombre que canta ópera…

-No te parece bien… - dice negando con la cabeza –

-Me parece muy bien… la canción puede quedar perfecta… - digo afirmando con la cabeza –

-Mañana verás… vas a flipar con ellos… - dice ilusionada –

Al terminar la cena, nos quedamos hablando en el sofá, sin importarnos la hora. Estoy a gusto, descubriendo cosas sobre ella que no conocía. Me escucha cuando le cuento anécdotas, opto por contarle las graciosas, prefiero que se ría. Y prefiero reirme yo.

-En serio… - dice riéndose – no me puedo creer que haya gente que vaya a urgencias por eso…

-Te lo prometo eh? – digo riéndome –

-Oye… - me sonríe – gracias…

-Por qué? – pregunto extrañado –

-Necesitaba desconectar un poco… - dice sonriendo de medio lado – hoy no era un día fácil…

-Y eso? – pregunto –

-Me he levantado triste… - tuerce el gesto -  y pensaba que el día iba a ser una mierda, la verdad…

-Bueno… - sonrío – no ha estado mal no?

-No, la verdad es que no… - sonríe –

-Espera… - digo mirando mi reloj – hostia… - me levanto del sofá – ejem… - me aclaro la voz – cumpleaños feliz… - comienzo a cantar – cumpleaños feliz… - me mira sorprendida y se tapa la cara – le deseo a mi jefa – se ríe – cumpleaños feliz…

-Jajajajaja! – me tira un cojín – dios, qué vergüenza!

-Por qué? – digo riéndome – mira que estaba todo el rato pensando que no se me olvidase…

-Pero si se me había olvidado hasta a mí!!! – exclama riendo –

-Lo que no tengo es regalo… - tuerzo el gesto – iba a comprarte algo esta mañana, pero no me ha dado tiempo… - hago un gesto de disculpa –

-Pero si no tienes que regalarme nada! – exclama –

-Bueno, pero no se me olvida – le apunto con el dedo – feliz cumpleaños – sonrío y, sin más, le doy dos besos –

-Gracias… - contesta un tanto avergonzada –

-Venga va… - me levanto del sofá – lo suyo es que brindemos con algo…

-Con agua… - apunta –

-Con misterio… - digo haciéndole un gesto para que saque algo – me tomo algo contigo y me voy a casa, lo prometo – junto las manos –

-Vale… - dice tras pensárselo – eres el primero en felicitarme, eso se tiene que premiar…

-Las primeras habrán sido tus maluleras… - asiento – madre mía, me llueven comentarios desde que se ha hecho oficial la noticia de que soy tu asesor…

-Si? – dice riéndose buscando en un armario – ginebra?

-Siempre… - contesto sentándome en el sofá – sabes? No tengo regalo pero si que puedo hacer una cosa… - saco el móvil –

-Que no tienes que hacer nada!! – exclama poniendo los ojos en blanco dirigiéndose a la cocina – tónica?

-Si! – grito desde el salón –

-No me hagas ninguna tontería que me muero de la vergüenza… - dice apareciendo con dos vasos llenos ya de ginebra y tónica –

-Que no… - digo riendo – toma… - le doy mi móvil – dale al play… - me mira extrañada – vas a ser la primera en escuchar una de las canciones del nuevo disco…

-En serio? – pregunta con ilusión – lo tienes ya?

-Que va… todavía queda… pero esta canción va a estar en el disco…

Le da al play y comienza a sonar la canción. Mira el móvil y a mí alternativamente, poniendo alguna cara de sorpresa. La canción se llama “Ruido”, la compuse hace muy poco, en el aniversario de la muerte de mi abuela. Es una canción que me va a costar cantar en los conciertos, lo sé, por todos los recuerdos que me trae, algunos no muy buenos.

Al terminar la canción, Malú me mira y detecto sus ojos un tanto emocionados. Ríe nerviosa y me devuelve el móvil apresuradamente. Se toca los ojos cuidadosamente, como intentando que no caigan lágrimas de ellos. Hace un gesto de aprobación y vuelve a reírse nerviosa.

-Te gusta? – digo un tanto avergonzado –

-Mucho… es… - creo que está intentando no llorar – joder… - ríe nerviosa con los ojos empañados en lágrimas –

-No llores eh? – le apunto con un dedo sonriendo –

-Es que… me ha recordado… a… - no dice el nombre, solo rompe a llorar, al mismo tiempo que intenta contenerse. Me conmueve tanto que no puedo evitar abrazarla –

-Malú… vamos… - digo un poco contrariado – lo siento, no quería que te pusieras así…

-No pasa nada… - dice separándose de mi abrazo – es preciosa… - se seca las lágrimas – compones increíble… - dice riendo nerviosa – ya está… - mira al techo intentando serenarse – en quién pensabas cuando la compusiste?

-Bueno… - pongo cara de incomodidad y me remuevo en el sofá –

-Si no quieres contármelo… - dice mirándome – perdona, no tenía que habértelo preguntado…

-Mi abuela… - digo sonriendo melancólico – la compuse pensando en ella…

Me mira primero fijamente y luego su mirada se torna emocionada. Sonríe tiernamente y me hace caricia en la cara de manera espontánea.

-Murió delante de mí… - digo de repente – vivía con nosotros… - sacudo la cabeza – hace ya muchos años…

-Álex… - pone gesto incómodo – no hace falta que me lo cuentes si no quieres…

-No pasa nada… - digo fingiendo una sonrisa – tenía una conexión especial con ella… - sonrío tiernamente – desde que se vino a vivir con nosotros, siempre que llegaba a casa había alguien… siempre estaba ella… - intento no emocionarme – yo todavía estaba estudiando… acabando, estaba en el último año… - matizo – un día llegué a casa y mi abuela me dijo que no se encontraba bien… no me dijo que le doliera nada en concreto… - carraspeo – mis padres y mi hermana no estaban… así que se acostó y yo me puse a comer, me había preparado lentejas… - sonrío emocionado – le salían tan buenas que era imposible que a alguien no le gustaran… - río tímidamente – al rato, fui a verla a la habitación, creí que se había quedado durmiendo… - siento un nudo en la garganta – me acerqué no sé muy bien por qué… - noto alguna lagrima acechando en las cuencas de mis ojos – y noté que no respiraba… - Malú me mira un tanto emocionada – la llamé, la intenté despertar pero… - resoplo tímidamente – noté que no tenía pulso y… no sé muy bien lo que hice… - noto que me pongo nervioso al hablar del tema – llamé a una ambulancia y me puse a hacerle masaje cardiaco… sabía hacerlo, nos dieron un curso en la universidad… - Malú me mira totalmente emocionada – cuando la ambulancia llegó, lo intentaron… pero era tarde… no… - noto como, de repente, no puedo hablar. Trago saliva y continúo – no salió…

-Álex… - dice a punto de romper a llorar –

-Fue rápido… sé que no sufrió… - digo intentando consolarme – y sé que estaba tranquila porque yo estaba en casa… aunque no hubiera terminado la carrera, le decía a todo el mundo que su nieto era médico… estoy seguro que pensaba que ya lo era… - sonrío –

-Tuvo que ser muy duro… - dice poniendo una mano en mi hombro –

-Si… lo fue… - sonrío de lado – estuve mucho tiempo hecho polvo… pensando que podía haber hecho algo más… - niego con la cabeza – hasta que me di cuenta que hay cosas que no pueden evitarse… ocurren y ya está…

Hay un silencio durante unos segundos, hasta que Malú me abraza sin yo esperarlo. Siento un consuelo enorme con ese gesto. Durante el abrazo, acaricia mi pelo cariñosamente, sin decir una palabra. Al deshacer el abrazo, veo que está llorando y noto que yo también. Sonrío con cierta sensación de rabia. Recordar aquella escena me hace aflorar sentimientos de culpa que, por suerte, en seguida logro hacer desaparecer. Fue un hecho tan traumático para mí que me resulta duro recordarlo, pero creo que el haber compuesto esa canción va a ayudarme a no olvidarlo, y no olvidarlo significa no olvidarla a ella. Justo lo que pretendo.

-Bueno… - digo serenándome – hablemos de otra cosa, se nos van a deshacer los hielos… - digo cogiendo el vaso y bebiendo un poco – joder! – exclamo poniendo cara de asco – está fuerte…

-Jajajaja – ríe todavía emocionada – lo he cargado de más, lo siento…

-Menos mal que no tengo que coger el coche… - digo irónico –

-Bueno… - dice bebiendo de su vaso – oye has sido el primero en felicitarme! – exclama sonriendo – normalmente me felicitan mañana por la mañana, a estas horas suelo estar durmiendo…

-Mmm – digo bebiendo – quieres que me vaya? Estás cansada?

-No seas tonto… - dice riendo – es mi cumpleaños, puedo trasnochar… - sonríe –

-Uh! – exclamo con cierto tono lascivo – trasnochar… - me arrepiento al instante de haber hecho ese comentario –

-Jajajajaja! – estalla en una carcajada tras un breve silencio – si te sirve, la última vez que “trasnoché” – hace un gesto como poniendo comillas – fue contigo

-Cómo? – pregunto tartamudeando, me he puesto nervioso –

-Jajajaja! – se ríe – qué cara has puesto… - se tapa la cara riéndose – era una broma… - sigue riéndose – bueno, era verdad, pero me refiero que estoy de coña…

-Era verdad? – decido seguirle el juego – si te sirve, también es la última vez que he trasnochado…

-Jajajajajaja! – vuelve a estallar en una carcajada – no te creo! – exclama y asiento – mira, no me puedo creer que estemos hablando de esto riéndonos…

-Ni yo tampoco, te lo aseguro… - digo riéndome tímidamente -

Continuamos la conversación, cambiando de tema, mientras el gintonic se va terminando. Por extraño que parezca, es como si hubiera pasado más días como éste con ella antes. No sé si fruto del alcohol o de qué, pero mientras hablamos, nos tocamos. No es algo lascivo, es como si necesitáramos rozarnos. Me toca el brazo, le toco el brazo, se ríe, me río… no lo tomo como algo insinuante ni mucho menos, pero se me hace raro, aunque no me siento incómodo. Al terminar el gintonic, decido marcharme a casa, mañana comenzamos las grabaciones y quiero estar despejado.

-Bueno… - digo llegando a la puerta – mañana vamos juntos entonces…

-Si, yo te digo a qué hora pasan a por mí y te vienes… - dice sonriendo –

-Vale… - sonrío – bueno… pues… - de repente, me noto nervioso – feliz cumpleaños otra vez – sonrío y me acerco para darle dos cariñosos besos –

Al darle dos besos, noto que mira al suelo, como cortada. Tuerzo mi cabeza un poco, sin entender muy bien qué está pasando, pero, de repente, tengo ganas de besarla. Niego fugazmente con la cabeza y me giro para abrir la puerta, pero me quedo parado, no escucho que camine ni que se mueva. Me doy la vuelta y está mirándome con un gesto extraño. Al mirarla, vuelve a hacer ese gesto de agachar la cabeza y sonreir avergonzada. Resoplo. Otra vez no. No, no quiero cagarla de nuevo con ella. Por qué vuelvo a sentir que me atrae? Como aquella noche, de repente, como si el resto del tiempo no la viese como una mujer, sino como una amiga. Incluso con esa mini conversación en tono de broma que hemos tenido de aquel encuentro hace 3 meses.

-Malú… - digo sin saber bien cómo seguir –

-No te vayas… - dice cortándome –

No hace falta que diga nada más. Como si fuera un imán y yo estuviera hecho de hierro, nuestros cuerpos se juntan y comenzamos a besarnos. No es un beso suave, ni mucho menos, parece que está hasta lleno de rabia. Mis manos se mueven por su cuerpo a la velocidad de la luz, intentando que no se me escape. La razón vuelve a mí justo cuando estoy apoyando su espalda en la pared, y me separo como si me hubiera dado una descarga. Resoplo cerrando los ojos y, cuando la miro, parece totalmente desvalida. Me mira con una cara de culpabilidad que no puedo soportar.

-Malú yo… - intento justificarme – no quiero volver a cagarla… - digo de manera sincera – no sé qué pasa pero no podemos hacer esto… - digo arrepintiéndome al instante –

-Eh… - no es capaz de mirarme – perdóname… no sé qué me ha pasado… - intenta justificarse –

-Nos vemos mañana vale? – digo apresuradamente, intentando huir de su casa lo antes posible –

Sin dejar que me conteste, abro la puerta y la cierra detrás de mí, bajando las escaleras del jardín a toda prisa, como si me persiguiera alguien. Qué ganas tengo de correr, pero las 2 de la mañana no creo que sea el mejor momento. Camino rápido hasta casa y, al entrar, Dandy me recibe contento. De forma autómata, me pongo el pijama y me tumbo en la cama, todavía sin poder explicar qué es lo que acaba de pasar. Lo único que sé, es que me hubiera quedado allí si hubiera esperado un segundo más.

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