viernes, 18 de noviembre de 2016

CAPÍTULO 18: EL DÍA DESPUÉS

Me levanto entumecida. Supongo que habré apretado los dientes esta noche al dormir. La rabia me invadió cuando Álex se fue de casa. No sé cómo pasó, pero, de repente, necesitaba besarle. Me atrae demasiado, pero solo lo noto a veces. Quizá mi cabeza intenta esconderlo. No quiero estropearlo, es un chico maravilloso. En tan poco tiempo me ha demostrado tantas cosas que no quiero perderle. La idea de que fuera mi asesor fue mía, aunque eso él no lo sabe. Precisamente lo hice porque me gusta estar con él, me da tranquilidad. Ahora me arrepiento tanto cuando sé que dentro de unas horas voy a tener que estar sentada a su lado, después de lo que pasó ayer.

Es mi cumpleaños, pero es un día de mierda. No quiero que sea mi cumpleaños, no podría haberla cagado otro día? Por qué no paró desde el principio? Por qué me dio la sensación que quería hacer lo mismo que yo? Me siento fatal. Desayuno apresuradamente y miro el móvil. Los planes de ir juntos al ensayo evidentemente se han caído. No se me pasa por la cabeza llamarle para ver si quiere que nos vayamos juntos. Y él tampoco me llama. Por un momento había pensado que quizá él haría como que no había pasado nada y me quitaría este peso de encima.

Llego al plató y enseguida le distingo. Esa chaqueta de cuero marrón es inconfundible. Al girarse, nuestras miradas se cruzan. Me mira algo tímido, pero me sonríe. Por qué me sonríe? Por qué no me insulta y me dice que estoy loca? Me sentiría mejor. Y por qué tiene que insultarme? Si él ayer también comenzó aquel remolino de besos que compartimos durante unos segundos. No es culpa mía, no le obligué. Ni él me obligó a mí.

Todos comienzan a felicitarme, todos menos él, que se mantiene en un segundo plano. Hasta que los dos tenemos que irnos juntos a la parte del plató donde vamos a repartir las canciones. Los talents ya están reunidos. No hemos cruzado una sola palabra, esto no va a ser fácil. Nos dicen que en 10 minutos comenzamos a grabar y yo tengo un nudo en la garganta que no se si voy a poder articular palabra. De repente, noto como me está mirando disimuladamente. Hago lo mismo, sin decirle nada, hasta que escucho como se dirige a mí.

-Malú… - dice con voz decidida – tenemos que hablar…

-Ahora? – pregunto en cierto tono borde –

-Ven… - me coge del brazo y me aparta un poco – así no podemos estar…

-Tranquilo, sé disimular muy bien… - digo ya con un tono totalmente borde –

-Pues yo no… - dice serio – lo que pasó ayer…

-Ayer no pasó nada… - digo fingiendo un tono seguro –

-Sí, si que pasó… - afirma serio – siento haberme ido así de tu casa, pero ya te dije que no quiero cagarla contigo…

-Pues te estás cubriendo de gloria… - digo sin mirarle –

-Conmigo no funciona ese tono… - me hace mirarle enfadada – estoy intentando arreglarlo

-Oh, discúlpame… - digo en tono irónico – quieres que hagamos como si no hubiera pasado nada? De acuerdo! – sigo con la ironía –

-Para… - me hace un gesto con la mano – solo quería decirte que lo siento… - dice sincero –

-Más lo siento yo… - digo con despotismo –

-Malú, ya puedes entrar – se acerca un chico de producción –

-Bien…

Finjo la mejor de mis sonrisas y entro en la sala. Al entrar, los talents me reciben con aplausos. Soy consciente de en las condiciones en las que Álex se habrá quedado fuera. Me siento muy culpable.
No sé cómo se han enterado que es mi cumpleaños, pero casi al entrar, me cantan el cumpleaños feliz, emocionándome un poquito. Vuelvo a pensar en Álex. Me he portado fatal con él y ahora no hay vuelta atrás, ahora tiene que entrar y verme la cara. Cuando llega el momento de presentarle para que entre, pienso en fingir que no me encuentro bien para parar esto, pero no puedo. Me agobio, me agobio mucho mientras hablo con los talents, que parecen no notar nada.

-Bueno y antes de contaros qué canciones he pensado y cómo repartimos las batallas… - siento que estoy muy nerviosa – voy a presentaros a mi asesor… - finjo estar pasándomelo muy bien con todo esto – Álex Torres – digo sin más vueltas –

Le veo entrar a la sala con una sonrisa de oreja de oreja y un sentimiento de tristeza me invade. Está fingiendo, igual que yo. Y es por mi culpa. Al entrar, me mira y me sonríe, pero sé que no es de verdad. Uno a uno, va saludando a los talents, que han hecho una exclamación de sorpresa al escuchar su nombre. Se sienta a mi lado, todavía con una sonrisa, y yo me quedo un poco embobada pensando cómo voy a solucionar esto.

De manera graciosa, salgo del embrollo preguntándoles si les gusta Álex como asesor. Todos contestan de forma afirmativa, enérgicamente, hasta veo que alguna talent femenina le mira con ojitos. Sonrío, esta vez de manera sincera. Despierta simpatía, aparte de por ser un gran cantante, porque se nota que es buena gente. Lo es, y yo la he cagado desde el principio con él, pero él aquí está, sentado a mi lado, dejándome todo el protagonismo, sin molestarme, sin hacerme ninguna mirada extraña, como si nada hubiera pasado. Y eso que decía que no sabe fingir.

Vamos repartiendo las canciones conforme hablamos anoche. A todos les gustan las elecciones y Álex interacciona con ellos como si los conociera de toda la vida. Me siento cada vez peor por haberle tratado así, no se lo merece. Joder, lo de ayer fue un calentón y ya está, podemos ser amigos y punto. El problema es que no hemos hablado de ese tema. Creo que esto me pasa porque estoy necesitada. No solo los tíos tienen sus necesidades, nosotras también, y tengo que reconocer que Álex está muy bueno. Y besa muy bien. Y… joder! Para! Me digo a mí misma. Tengo que acabar con el reparto de temas antes de pensar en todas estas cosas, ni siquiera he escuchado lo que Álex les estaba contando.

-Bueno chicos, pues mañana comenzamos con el piano y los tonos os parece? Mirad el tema y si queréis aportar algo, mañana lo hablamos – digo sonriendo –

Todos asienten. Nos despedimos de ellos, que salen por otra puerta distinta a la mía. Al salir de la sala, la cara de Álex cambia completamente. Se vuelve serio de repente. Ahora me siento todavía peor. Ha estado fingiendo todo el tiempo por mi culpa, y, por lo que conozco de su forma de ser, no debe haberle gustado nada. La gente de producción nos felicita. Según ellos, ha quedado muy espontáneo todo y estábamos muy contentos y se ha notado. Qué bien, la mentira es espontánea.
Cuando terminamos de hablar con producción, Álex sale caminando a toda prisa, sin esperarme, hacia los camerinos. Resoplo y voy tras él.

-Álex, espera… - digo poniéndome a su altura –

-Has visto? Yo también sé fingir que estoy cómodo contigo… - contesta de manera borde sin mirarme –

-Joder… - resoplo de nuevo – siento haber sido borde contigo antes vale?

Se para en seco y se gira para mirarme. Ni mucho menos parece que haya aceptado mis disculpas.

-Te voy a decir una cosa Malú… - me mira serio – si pudiera, mandaba a la mierda todo esto – señala hacia la sala – no quiero trabajar contigo, no quiero fingir, no quiero estar sentado al lado de una persona que poco más que me manda a la mierda cuando estamos a solas y me sonríe cuando hay una cámara grabando… - le miro estupefacta – siento lo que pasó ayer, pero para ti no es suficiente que lo sienta – me mira intensamente – como si yo fuera el único responsable de lo que pasó ayer – resopla - por desgracia he firmado un contrato y soy un tío de palabra, así que, a partir de ahora, tú por tu lado y yo por el mío salvo cuando haya una cámara delante. Así es como lo quieres hacer no? – me mira enfadado –

Sin más, se da la vuelta y continúa andando, dejándome allí, plantada, sin saber qué decir. Noto como me estoy enfadando y, al mismo tiempo, me siento fatal. Tiene razón pero ha sido muy duro conmigo. Camino tras él, dispuesta a poco más que enzarzarme en una pelea, pero unas voces cantando me hacen pararme en seco. El cumpleaños feliz vuelve a sonar a mi espalda. Al darme la vuelta, veo a Alejandro, José, Laura, Ubago, Antonio, Pablo, Jesús y Tania, junto con más gente del equipo, cantándome. Alejandro lleva en las manos una tarta con un 33 encendido. Miro hacia mi espalda y Álex se ha parado en seco, en medio del pasillo, y contempla la escena. Terminan de cantarme y me piden que sople las velas y pida un deseo. Ahora mismo, lo único que deseo es solucionar esto con Álex. Alejandro, sin saber nada de la situación, inocentemente, insta a Álex a unirse a nosotros para hacernos una foto.

-La idea la diste tú – dice Alejandro a Álex – qué menos que salir en la foto, es que tienes prisa?

-Se me había olvidado… - dice sonriendo de lado acercándose a nosotros –

-Mira qué asesor tienes que organiza todo esto – exclama Laura – mi cumpleaños es en Mayo, yo lo aviso! – grita –

Le miro pero no me devuelve la mirada, solo posa para la cámara, al lado de Pablo, lejos de mí. Supongo que habrá organizado esto antes de que pasara lo de anoche. Vuelvo a sentirme mal, ya no estoy enfadada, estoy triste. Triste el día de mi cumpleaños, hacía tiempo que no me pasaba. Alejandro me abraza afectuosamente.

-Paco estaba muy orgulloso de ti, así que no cambies… - dice mientras me abraza –

Lo que me faltaba, que me nombren a mi tío. Unas ganas de llorar inmensas me inundan. No solo por recordar a mi tío, sino por esta situación que he provocado yo. Tenía que explotar de alguna manera y mi tío ha sido el detonante.

-No, pero no llores Malú… - exclama Alejandro – ay mi niña… - vuelve a abrazarme –

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