Ayer fue uno de esos días que son difíciles de comprender.
De estar cabreado hasta límites que hacía tiempo no estaba a acabar en la cama
con Malú, de lo más normales, como si no hubiera pasado nada. Reconozco que ayer,
tras nuestro encuentro, pensaba que habría algún tipo de rayada por su parte,
pero no fue así. Parece que hemos podido determinar el camino de nuestra
relación. Amistad sincera pero deseo en algunas ocasiones. Una mezcla que sé
que tiene posibilidades de acabar quemándome, pero estoy cómodo.
Hoy vuelvo a verla, de nuevo en plató, grabando la primera
toma de contacto con los talents. La verdad es que no sé como va a discurrir el
día, ayer estaba bien, pero quizá esta mañana ya no.
Al llegar a plató, saludo a los compañeros que ya están allí
y, al rato, veo que llega Malú, con una amplia sonrisa. Al verme, me saluda a
mí el primero, con un afectuoso abrazo, que me pilla desprevenido. Mientras
saluda a todo el mundo, me quedo mirándola detenidamente. Está contenta y creo
que no está fingiendo. Respiro tranquilo.
Tras unos minutos hablando todos juntos, nos reparten
conforme hemos hecho los equipos, por lo que Malú y yo, comenzamos a andar
hacia la sala donde vamos a ensayar con los talents.
-Qué tal? – me pregunta sonriente –
-Bien, y tú? – pregunto mirándola –
-Muy bien – sonríe mirándome –
-Me alegro… - sonrío –
Llegamos a la sala en silencio, pero no es un silencio
tenso, es diferente a los otros silencios que de vez en cuando hemos tenido. No
hay tensión entre los dos, y eso se agradece. Me siento cómodo e incluso
ilusionado por empezar a ver cómo cantan los talents. Al entrar, veo el gran
piano en el centro, con el músico encargado de tocarlo, presidiendo la sala, y
no puedo evitar exclamar. Me encantan los pianos de cola, suenan mejor que
ningún otro. Nos situamos en nuestras sillas, y Malú confiesa estar nerviosa.
Me río pensando que no mucho más que yo.
Entra la primera pareja, dos chicas. Van a cantar un tema
animado, pero difícil de entonar. Las escuchamos atentamente y, al terminar,
Malú comienza a dar su visión y les aconseja sobre cómo no perder los tonos, ya
que las dos van a tener que hacer voces diferentes.
-Tú qué opinas? – pregunta mirándome –
-Yo creo que está muy bien, pero si que creo que tenéis que
ensayar mucho juntas… - asienten – si hacéis voces tenéis que ensayar juntas
cada una la vuestra… si lo hacéis por separado os vais a ir con la otra en
cuanto la escuchéis… - Malú asiente –
Seguimos escuchando al resto de talents. Malú tenía razón,
son muy buenos, tienen unas voces muy interesantes. Entre talent y talent, nos
gastamos bromas, sabiendo que nos están grabando, pero esta vez no hay nada de
fingido en esto. Nos llevamos bien, muy bien diría yo. Y parece que lo de ayer
no ha influido negativamente en eso, sino al contrario.
Las canciones que ha elegido Malú me sorprendieron ayer. Son
canciones muy variadas, alguna flamenquita, de las que a ella le gustan, pero
se mezclan con algunas rockeras. En algún pase de tonos, se ha arrancado a
cantar algún tramo para enseñarles cómo cree ella que deben hacerlo. Yo,
mientras tanto, me quedo mirándola con la boca abierta. No la había escuchado
nunca cantar de tan cerca. Su voz es muy bonita cuando la escuchas, pero al
escucharla de cerca, te atrapa.
-Se ha quedado embobado hasta él – dice uno de los talents
al terminar de escuchar un trozo que ha cantado Malú –
-Te has quedado embobado? – pregunta mirándome con una
sonrisilla –
-Que va… - digo irónico – qué bien cantas jodía – digo de manera
cariñosa –
-Jajajaja – ríe –
La última pareja es otra pareja de chicas, que va a cantar
una canción suya. Ni un segundo es una canción que siempre me ha gustado. Me
parece la canción perfecta cuando alguien te deja y te quedas tan a gusto que
hasta te sorprende. Al terminar la canción, Malú les da algunas claves para
interpretarla.
-Tenéis que pensar en un ex – dice seria – ese ex que era un
gilipollas y cuando te deja dices… - aprieta los puños en señal de victoria –
-Jajajajaja! – estallo en una carcajada – yo, si me
permites, aunque no sé si decir algo cuando está aquí la artista… - digo
señalándola –
-Adelante… - me hace un gesto para que hable y se ríe –
-En el último estribillo que hacéis las dos, creo que no
habéis subido hasta el tono que hemos dicho… - Malú mira sus papeles – cuando
dice… - le hago un gesto al pianista que me entiende al instante – No queda
nada del dolor que me causaba mendigarte por un beso… - digo entonando
adecuadamente la canción – ahí la canción ha subido y vosotras no lo habéis
subido… es el último estribillo – digo mirándolas – es como cuando de verdad te
das cuenta de que era un gilipollas y dices… joder! Cómo he podido estar con
este tío?... – se ríen – y cuando dice… Y ahora veo que tu amor no era amor –
vuelvo a cantar – ese “ahora veo” – digo cantando – el veo lo tenéis que subir,
es justo el momento en el que dices… qué perdida de tiempo macho… - digo
tapándome la cara dramatizando – mi opinión eh? – digo mirando a Malú que me
mira sonriendo – estás de acuerdo? – asiente mirándome –
-Exactamente – dice mirando a las chicas, que nos miran
sonrientes – venga, lo hacemos desde ahí – le dice al pianista –
Las chicas lo cogen a la primera y, con efusividad, chocan
sus manos al ver que les ha salido. Esa inocencia me gusta. Casi tanto como a
Malú, que parece hasta emocionada.
Al terminar el pase de tonos, nos despedimos del equipo y
salimos del plató. Malú sale del plató riendo y mirándome de refilón.
-Qué pasa? – pregunto intrigado –
-Voy a tener que pedirte que hagamos un dueto… - dice
sonriendo – me has dejado flipada…
-Por qué? – digo avergonzado – no te ha molestado que las
corrija en tu canción no?
-Cómo me va a molestar! – exclama – lo has hecho genial –
sonríe –
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