Me he recuperado a la velocidad de la luz. Sólo he
necesitado un día de descanso para estar como siempre. Quizá ha ayudado el
haber dormido con Malú la otra noche. A la mañana siguiente, al despertar, me
hizo el desayuno, como una madre, o como una amiga, nada más. No nos acostamos,
no hubo nada, pero lo hubo todo a la vez. Me encantó la forma que tuvo de
preocuparse por mí. Hoy, de nuevo en el estudio, he vuelto a sentir ese bajón
que parecía haber desaparecido. Cada vez que escucho las canciones que quieren
endosarme para el nuevo disco, me dan arcadas. Tengo que parar esto, pero no sé
muy bien cómo.
Para colmo, parece que Miriam se ha instalado aquí. Su relación
con Jaime es todo lo fluida que no es conmigo. Ni siquiera ha vuelto a pedirme
una foto, aunque me hubiera dado una pereza tremenda si lo hubiera hecho. En
cambio, con Jaime parece que conecta. Al final, los que son iguales terminan
juntándose. Es igual de exagerada para todo, igual de superficial e igual de…
tonta, por decirlo suave. Sentado en el sillón, aguanto el aluvión de críticas
que me cae por parte de Jaime y por parte de Miriam. Ni siquiera sé qué hago
aguantando que una niñata que no tiene ni puta idea me esté diciendo que mi
estilo es aburrido. No era fan mía? Qué cojones está diciendo ahora?
-Mírale, si es que tendrías que estar contento de que Jaime
te ayude – dice Miriam haciéndome poner los ojos en blanco –
-Miriam, te juro que no sé qué estás haciendo aquí… - digo
cansado – no pintas nada, así que no me des consejitos, guárdatelos.
-Miriam sabe bastante más de música que tú – dice Jaime,
dejándome ojiplático –
-Hola
La voz que acabo de escuchar me resulta tan familiar que mi
cabeza da con la persona que ha hablado antes de que pueda darme la vuelta en
el sillón. No salgo de mi asombro al verla. Qué hace aquí?
-Malú? – digo extrañado saliendo a recibirla – qué haces
aquí?
-Sorpresa! – exclama divertida – he venido a invitarte a
comer… - dice mirando hacia donde he dejado a Jaime y Miriam, que seguro que
nos están mirando – qué hace tu fan favorita aquí?
-No preguntes… - digo invitándola a pasar –
-Hola, yo soy Jaime – dice apareciendo a mi lado – su productor…
- me hace poner cara de cansancio – y ella es Miriam, mi asistente…
-Tu qué? – pregunto sorprendido –
-Su asistente… - dice apareciendo a mi lado –
-Encantada… - dice Malú disimulando muy bien el rechazo que
le produce – he venido a escuchar lo que estabas haciendo… - dice sonriente –
el primer disco fue tan genial que quería ver cómo ibas…
Me quedo ojiplático. Sabe que no me está gustando lo que
estoy grabando y, de repente, siento vergüenza solo porque pueda escuchar algún
trozo de alguna canción. No entiendo bien qué pretende. No entiendo cómo no me
ha avisado de que venía. No entiendo nada.
-Lo siento pero no se puede escuchar antes de que salga… -
dice Miriam ni corta ni perezosa – corremos el riesgo de que se filtren algunas
canciones…
-Seguro que Jaime está encantado de que yo las escuche,
verdad? – dice pasando olímpicamente de lo que acaba de decir Miriam – me puedo
sentar? – dice sentándose en el sillón donde antes estaba Miriam –
Su tono irónico me hace entender menos todavía lo que está
pasando. La chulería con la que ha entrado y con la que ahora mismo se ha
sentado y nos mira, me sorprende, pero no puedo evitar que me haga sonreir.
Creo que, realmente, ha venido a rescatarme. Jaime y Miriam se miran
estupefactos al ver la reacción de Malú y no tardan en mirarme a mí. Si creen
que voy a decirle que se vaya, van listos.
-Te agradezco que hayas venido – dice Jaime algo nervioso –
pero tú mejor que nadie sabrás que no podemos enseñarte nada.
-Seguro que puedes hacer una excepción… - dice Malú con tono
perverso – supongo que sabes que conozco a mucha gente – sonríe ampliamente –
Jaime resopla y le hace un gesto a Miriam. Miriam parece decirle
algo por lo bajini cuando se dirige a la mesa de mezclas. Miro a Malú, que me
mira con una sonrisa amplia.
-Qué estás haciendo? – digo sentándome a su lado hablando
bajito –
-Evitar que te destroces la carrera… - contesta como si nada
– conozco a este tipo de gente…
Una canción comienza a sonar. No podría haber elegido mejor,
la odio a muerte. Solo con escuchar el principio, me sale un resoplido de
frustración propio de alguien que está a punto de tirarse por la ventana. La
cara de Malú es un poema, con una ceja levantada, mirando fijamente a Jaime,
que parece hacerse cada vez más pequeño. Nunca le he visto con ese semblante.
Por su parte, Miriam mira a Malú creo que con ganas de querer matarla.
-Para para… - dice Malú levantando una mano y poniéndose la
otra en la frente – pero esto es genial!! – exclama, provocándome sorpresa – le
pega mogollón a Álex…
-Verdad? – dice Jaime frotándose las manos nervioso – eso porque
no has escuchado ésta…
-Es una puta mierda… - sentencia Malú con voz seria – jamás he
escuchado una mierda tan grande como la que me acabas de poner…
-De qué vas? – exclama Miriam, mientras que con una mano,
Jaime le obliga a callarse –
-Tú de verdad eres productor? – le pregunta levantándose del
sofá – mira que conozco gente, pero nadie te conoce a ti… - se queda pensativa –
bueno si, Armando me ha comentado que ya intentaste hacer esto con otro
cantante en Sudamérica…
A Jaime se le cambia la cara por completo. Mira a todas
partes, sin poder mantener la mirada a Malú.
-Te contaré lo que es ser buen productor… - dice Malú
comenzando a pasearse por el estudio – ser buen productor es saber elegir las
canciones… - dice cogiendo unos papeles, con suma chulería – escuchar al
artista… - dice dejando los papeles sobre la mesa – y mirar siempre por el
éxito grupal, no por el nombre que uno pueda hacerse… - se queda frente a él,
mirándole – me puedes decir cual de esos requisitos cumples tú?
Hay un silencio tenso. Automáticamente dirijo mi mirada
hacia Jaime, que parece apretar la mandíbula.
-No voy a consentir que nadie venga a cuestionar mi trabajo –
dice serio – qué eres? Su madre? – dice con desdén –
-Y ella? – señala a Miriam – ella que es? Por qué está aquí?
– dice mirándola –
-A mi no me señales – dice Miriam con beligerancia –
-Perdona cariño… - dice irónica – pero me encantaría saber
por qué me has puesto pegas para que yo escuche esta mierda y esta chica está
aquí sin saber nada de música…
Me siento como en un partido de tenis, mirando a un lado y a
otro. Malú le da al play de nuevo, y de nuevo vuelvo a escucharme como nunca
pensé que me escucharía, cantando una canción discotequera, sin ningún sentido,
ni siquiera analizando la letra logro encontrarle significado. Suspiro
frustrado.
-Esto – señala Malú hacia arriba, como señalando la canción –
se lo endosas a alguien que no tiene talento y quizá funciona unos días… - me
mira – pero se lo endosas a alguien que tiene talento y le hundes… - dice
volviendo la mirada hacia él – y eso no es ser buen productor… eso es ser un
aprovechado…
-Y tú quién eres para venir aquí? – pregunta Jaime – ahora tú
me vas a dar lecciones a mí? – pregunta enfadado – tú que tienes unas canciones
que son para cortarse las venas…
-Jajajaja! – exclama Malú exageradamente – esto si que es
para cortarse las venas… - se queda pensativa – Jaime te llamabas no?
-Pero quién te has creído para hablarle así? – dice Miriam
acercándose a ella –
-Y tú quién te has creído para estar en este estudio? – dice
Malú mirándola fijamente –
-Sal de aquí ahora mismo… - dice Jaime –
Toda la indignación que llevaba acumulada, está brotándome
por los poros de mi piel. Cómo he podido estar tanto tiempo trabajando con este
gilipollas? Nada me ha hecho reaccionar hasta ahora como esto. Veo que Jaime
agarra a Malú del brazo e intenta empujarla hacia la puerta. No puedo evitarlo,
agarro el brazo de Jaime fuerte y hago que suelte a Malú.
-Te aconsejo que no vuelvas a hacer eso… - digo mirándole –
-Suéltame – dice zafándose de mí – eres un niñato… - me dice
mirándome a los ojos – crees que con esa mierda de canciones que compones vas a
tener éxito?
-Esa mierda de canciones ya ha tenido éxito… - digo serio –
y te lo dije una vez, el éxito lo estás buscando tú, yo solo estoy buscando que
tenga sentido lo que hago…
-Qué bonito es eso… - dice Miriam con tono irónico – Jaime sabe
mucho más que tú de todo esto, y no le estás haciendo caso en nada…
-Cállate de una vez! – exclamo con voz fuerte – qué cojones
haces aquí? – miro a Jaime – te he dicho mil veces que no quiero que esté aquí,
que no me apetece, que no me siento cómodo… y tú una y otra vez has pasado de
lo que te he pedido… - le miro fijamente – estoy hasta los cojones de vosotros
dos…
-Mide tus palabras Álex… - dice Jaime mirándome desafiante –
-Mídelas tú! – exclamo poniéndome a su altura – eres un
inútil! – exclamo cabreado – un inútil que cree que esta mierda de música me
queda bien y sabes lo que me quedaría bien? – digo mirándole – marcharme de una
puta vez de aquí…
Cojo mi chaqueta y pongo mi mano en la espalda de Malú para
que salga conmigo del estudio.
-Si sales por esa puerta, esto se ha terminado… - dice Jaime
en tono de amenaza –
Me giro hacia él con una sonrisa irónica y me acerco
caminando despacio. Le veo dar dos pasos para atrás. Cuando me cabreo, creo que
impongo un poco.
-Esto se tenía que haber terminado hace mucho tiempo… - digo
serio – cómo se dice eso? – me quedo pensativo irónicamente – ah si… - le miro
con media sonrisa – estás despedido.
-Cómo? – pregunta sorprendido –
-Que no quiero trabajar contigo! – grito – que rompo el
contrato, que te pago si hace falta para no volver a verte en mi vida, me oyes?
Todo lo que llevaba dentro de todas estas semanas, está
aflorando en este momento. No sé qué cara estará poniendo Malú, pero me imagino
que será de satisfacción. La misma que siento yo ahora mismo.
-Eres un imbécil… - dice Miriam mirándome –
-Pero tú por qué no paras de insultar de una vez? - pregunta Malú acercándose, pero consigo pararla con el brazo -
-Vaya! – digo irónico – creo que no pensabas lo mismo cuando
intentaste besarme esa noche en mi coche… - digo sonriendo irónicamente –
-Ah… - Interviene Malú poniendo una mano en mi espalda – te voy
a recordar una cosa… - dice mirando a Jaime – si algún material del que hay
aquí ve la luz… - sonríe – tendrás una bonita denuncia…
-No me amenaces… - dice serio –
-No! – alza sus manos – solo te informo… sé de qué pie cojea
la gente como tú… - sonríe –
-No te molestes en avisar a la compañía, ya les aviso yo… -
digo dándome la vuelta –
-Álex! – dice gritándome al verme salir por la puerta con
Malú – no puedes dejarme tirado! – exclama – Álex!
Salgo del estudio con la mano de Malú en mi espalda, como
sujetándome. Al entrar en el ascensor, la miro. Me mira sonriente. No puedo
evitar abrazarla.
-Cómo cojones no he hecho esto antes? – exclamo abrazado a
ella escuchándola reir –
Al separarme de ella, la miro y no lo puedo evitar. Tengo unas
ganas de besarla como nunca las había tenido antes. La rapidez con la que me
acerco a ella creo que le sorprende, pero sus manos se cruzan por mi cuello al
instante. Pego su cuerpo al cristal del ascensor, besándola con fiereza, hasta
que escuchamos el timbre señalando que hemos llegado a la planta baja. Me
separo de su cuerpo, recomponiéndome un poco, pero sin poder evitar sonreir,
aunque algo avergonzado por el arrebato que acabo de tener. La miro y tiene la
misma expresión. Salimos del ascensor, cruzándonos con una persona que parece
estar más ocupada mirando su móvil que a nosotros.
Sin hablar, salimos a la calle. Al salir, siento esa
sensación de libertad que pocas veces he sentido pero que tanto me encanta. Me acabo
de quitar un peso que llevaba a cuestas desde hace mucho. La miro y camina
sonriente, sin hablar, parece hasta con gesto triunfante. Vuelvo a tener esas
ganas de besarla de nuevo, no sé si de agradecimiento o de deseo, pero la calle
no es el mejor lugar.
-Te sientes bien? – pregunta de repente –
-Me siento muy bien… - digo sincero mirándola – has venido a
rescatarme? – digo riéndome –
-Algo así… - dice arqueando la cabeza – aunque es verdad que
te quiero invitar a comer…
-A tu casa? – digo caminando a su lado –
-No… - dice mirándome – hace mucho que no como fuera de casa
con nadie… - me mira – te apetece?
-Me encantaría… - digo sonriendo – llevas coche?
-Me ha traído Vero… - dice parándose en seco – y por qué voy
caminando tan segura si el que tiene coche eres tú?
Estallamos en una carcajada y volvemos a abrazarnos fugazmente. Estoy pletórico, más que nunca diría yo. No sé qué consecuencias va a tener esto, pero me importa poco. Lo realmente importante es que eso para mí era una cárcel, y ella acaba de ayudarme a salir.