Salgo corriendo detrás de ella hasta que se encierra en el
baño y me da con la puerta en las narices. Resoplo frustrado y llamo a la
puerta varias veces.
-Malú… - digo con voz dulce – vamos… sal…
No escucho respuesta, solo escucho a Malú comenzar a llorar.
Apoyo mi puño en la puerta y suspiro. Qué discusión tan tonta. Me ha dicho cosas
que me han jodido mucho, pero se nos ha ido de madre. Sé que se siente fatal.
Lo último que ha dicho me ha partido el alma. Que terminaré yéndome como ha
hecho todo el mundo… que no sabe tratar una pareja… cómo que no? Esto es una
tontería…
-Malú cariño… - vuelvo a tocar a la puerta – ábreme… - sigo
escuchando como llora – ha sido una tontería, no he sabido explicarme bien…
Escucho como comienza a llorar todavía con más intensidad.
Suspiro de nuevo. Un nudo en la garganta aparece y no creo que se vaya a ir.
-Malú… - digo un tanto emocionado – ábreme cielo… - digo de
forma dulce – no voy a irme a ninguna parte… - hago una pausa para ver si
escucho algo, pero solo le escucho llorar –
Nada, no la abre. Me dejo caer de espaldas y me siento apoyado
en la puerta. Tengo unas ganas inmensas de llorar. Llevamos días sin vernos y
lo primero que se nos ocurre es discutir por una tontería. Me siento mal… muy
mal.
-Cómo puedes decir que terminaré yéndome? – digo apoyado en
la puerta, de espaldas – que no sabes tratar a una pareja? – resoplo – Malú, yo
soy feliz contigo… - intento reprimir las lágrimas – no tienes que cambiar nada…
- seco mis lagrimas con mis manos – no quiero que cambies nada… - digo con
rabia – abre la puerta por favor… - suplico intentando no echarme a llorar –
De repente, escucho el pestillo, pero la puerta no se abre.
Me levanto rápidamente y abro la puerta despacio. La encuentro sentada en la
esquina, al lado de la puerta, hecha un ovillo, con sus brazos encogiendo sus
piernas y su rostro escondido entre ellas. Una sensación inmensa de tristeza me
inunda. Me agacho hasta ella y me siento a su lado, apoyando la espalda en la
pared.
-Cielo… - acaricio su pelo pero no se mueve de esa posición –
mírame anda… - intento agarrar su mano pero no me deja – Malú… - suspiro – yo te
quiero… - digo mirándola todavía en la misma posición – y sé que tú también me
quieres…
-No dejo de hacerte daño… - dice de repente, levantando su
rostro y mirándome – no dejo de ser cruel contigo… - solloza – querernos no es
todo…
-Claro que no es todo… - digo haciendo que me mire – no sólo
me quieres… - acaricio su cara y me aparta la cara – me cuidas… - mira al suelo
– piensas que no me tratas bien? – se alza de hombros sin mirarme, secando sus
lágrimas, sin mirarme. Sonrío sin querer – me encanta cómo me despiertas por
las mañanas… - digo acercándome a ella – y cómo me miras cuando estamos en el
sofá y estoy medio dormido… - veo como esboza una ligera sonrisa, pero sigue sin
mirarme – y me encanta cómo me abrazas cuando sabes que lo necesito… - hago que
alce su mirada – sabes cuándo lo necesito sin decírtelo… - me mira con su
ligero maquillaje todo corrido, empapada en lágrimas – Una discusión no me va a
hacer que deje de pensar eso… - resopla y aparta la mirada – ni una palabra mal
dicha en un momento de tensión…
-Me he pasado mucho – dice convencida, seria y con tono
triste – tú mismo has dicho que te estás cansando de todo esto…
-Y tú también has dicho cosas que no piensas no? – digo haciendo
que me mire –
-Ves? – dice intentando levantarse – se me ha ido la pinza,
no sé hacer esto…
-Para – la detengo y hago que se siente – quién sabe hacer
esto? – me mira fugazmente y desvía la mirada – yo tampoco sé hacerlo Malú…
-Si sabes… - dice mirándome – sabes calmarme… - noto como comienza
a llorar otra vez – sabes no hacerme daño…
-También te he hecho daño Malú… - digo acariciando su rostro
– en vez de calmar las cosas, le he echado leña al fuego… - niego con la cabeza
– y no solo ahora, sino en muchas ocasiones… - hago que me mire de nuevo –
sabes qué es lo realmente importante? – niega con la cabeza sin mirarme – que lo
arreglamos… que no podemos estar enfadados… - me mira sollozando –
-No podría soportar que te fueras… - dice rompiendo a llorar
de nuevo, abrazándome de repente –
-Eh… - acaricio su pelo con extremado cuidado – no voy a
irme… - digo intentando no llorar con ella – cómo voy a irme? - acaricio su pelo de nuevo y me mira - Es imposible cariño...
Llora desconsolada, aferrándose a mi espalda. Sentados en el
suelo, abrazados, me doy cuenta de lo frágil que es a veces. Otras veces es
fuerte, tan fuerte que hasta impone. Pero luego se vuelve frágil. De repente,
sin avisar. Me parte en dos cuando la veo así. Soy incapaz de mantener un
enfado tan absurdo como este. Es imposible, no puedo estar enfadado con ella
más de 5 minutos.
-Malú… - intento que se separe un poco pero no me deja –
nadie me había querido como me quieres tú… - suspiro – y nadie me había tratado
como me tratas tú… - digo totalmente sincero – y... - suspiro - y nunca sentido esto por nadie... - vuelvo a suspirar - deja de pensar que esto va a
estropearse… - dejo un beso sonoro en su pelo – y menos por algo así…
-Agg… - se queja mientras se aparta un poco de mí – por qué
cojones tienes que ser así? – pregunta algo frustrada, sin mirarme – tan comprensivo
siempre… - niega con la cabeza – y yo tan…
-Tan adorable… - digo con voz dulce, sin dejar que termine –
extremadamente adorable…
Me mira y suspira algo avergonzada, bajando la mirada. Me
acerco de nuevo a ella, esta vez de rodillas y, esta vez, bajo su atenta
mirada.
-Quieres que sea tu cococha de nuevo? – digo apartando parte
de su melena de su cara –
Niega levemente con la cabeza sin mirarme, con una sonrisa avergonzada
todavía. Me mira y asiente.
-Tú quieres? – pregunta algo temerosa –
-Yo? – sonrío y carraspeo – si quiero – digo con tono
trascendental y hago que suelte una leve carcajada – oye… - me pego a ella – tu
madre no seguirá teniendo llaves de casa no?
Una sonora carcajada sale de su garganta, haciéndome
respirar de nuevo. Oír cómo se ríe me da una paz tremenda. Tras su carcajada, damos
rienda suelta a los besos, a las caricias… a todo.
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