Con todo a oscuras, por debajo de la pasarela central, me
llevan a volver a subirme al escenario. En el centro del final de la pasarela,
un piano de cola, preparado para que lo toque. Respiro hondo varias veces al
sentarme. La gente de alrededor ya sabe que yo estoy allí y grita. Pero cuando
el piano comienza a sonar al rozar mis dedos con las teclas, se escucha un
grito unánime. Cierro los ojos, me concentro, y comienzo una de las canciones
más especiales que he compuesto nunca.
-Siempre fue mucho más fácil esperar al sol que no andar
buscándolo – cojo aire - Siempre fue mucho más fácil despertar contigo que no
hacerlo solo – la gente está haciendo callar al público que quiere cantar
conmigo - Siempre fue mucho más fácil – dejo en silencio el piano y me
estremece el silencio absoluto que escucho en ese palacio con tantas almas
dentro.
-Hoy quizás lo más difícil es saber que todo se fue
marchitando – respiro hondo - Sabes que lo nuestro no era solo lo nuestro, era
mucho más de lo que estoy contando – irremediablemente, me voy del palacio a un
lugar donde hace tiempo que no voy - Hoy es mucho más difícil, hoy es mucho más
difícil – toco el piano esta vez con algo más de fuerza - Que volar sin alas,
que nadar sin agua, que caer sabiendo que ya estoy sentado…
Comienza a sonar un violín a mi lado. Mi violinista, una
chica de apenas 20 años, toca ese instrumento como si fuera un ángel. Hija de
un miembro del staff, cuando la escuché, no me lo pensé. Quería que estuviera
allí por el talento que tenía y por la magia que hacía con esas cuerdas. Siento
la melodía dentro de mí y ya no puedo evitar estar en aquel momento, solo en
casa, en el que escribí esta canción, lleno de impotencia, de pena.
-¿Sabes? Somos dueños, somos vida y somos versos – noto como
la gente no canta, solo escucha - Somos como el eco del que tuvo mucho más que
besos – siento es frase tan dentro, que me da la sensación momentánea de no
poder seguir - Somos los que saben, los que dicen lo que vale – digo con rabia -
Los que inventan los paseos que hoy nos dejan ser honestos – cierro los ojos,
tocando el piano con más suavidad - Siempre fue mucho más fácil decir te quiero…
- suspiro levemente - Que tener que imaginárselo.
Sigo tocando el piano con suavidad, dispuesto a comenzar la
segunda parte de la canción, la más intensa, la más heavy emocionalmente para
mí.
-Hoy quizás lo que fue nuestro, necesite un tiempo para ser
perfecto – cierro los ojos - Sabes que te espero, que es cuestión de esto –
cojo aire - Somos mucho más de lo que está pasando – digo con rabia - Hoy es
mucho más difícil, hoy es mucho más difícil – niego con la cabeza, sintiendo de
nuevo la canción muy adentro - Que volar sin alas, que nadar sin agua, que caer
sabiendo que ya estoy sentado.
Vuelve a sonar el violín, acompañándome de forma perfecta en
la melodía, haciéndome sentir un nudo en la garganta que no me impide cantar
todavía.
-¿Sabes? somos dueños, somos vida y somos versos – toco el
piano con más fuerza - Somos como el eco del que tuvo mucho más que besos – doy
pequeños saltos en el asiento, como cuando López se emociona tanto que no puede
estarse quieto - Somos los que saben, los que dicen lo que vale – cojo aire
profundamente - Los que inventan los paseos que hoy nos dejan ser honestos –
canto con más fuerza y paro el piano - Siempre fue mucho más fácil decir te
quiero – agacho la cabeza con mi frente contra el micro, cogiendo fuerzas para
lo que queda - Que tener que imaginárselo – aguanto la última nota con toda la
potencia que puedo - Somos parte de esta historia y para siempre – digo con
fuerza - Somos los que un día lo soñaron, somos vida, somos uno y somos fuertes…
- cojo aire de nuevo - mucho más que ayer…
Vuelve a quedarse todo en silencio, solo escucho los latidos
de mi corazón, acelerados, pero enteros. Puedo hacerlo, puedo terminar esta
canción como quería.
-¿Sabes? – canto sin tocar el piano y sin que el violín
suene - Somos dueños, somos vida y somos versos – comienzo de nuevo a tocar el
piano con fuerza - Somos como el eco del que tuvo mucho más que besos – aguanto
las ganas de llorar que, de repente, afloran en mí - Somos los que saben, los
que dicen lo que vale – cierro los ojos escuchando el violín a mi lado - Los
que inventan los paseos que hoy nos dejan ser honestos – dejo de tocar el piano
- Siempre fue mucho más fácil decir te quiero… - me encuentro cansado de
repente, sin fuerzas para terminar, pero las saco no sé de donde - Que tener
que imaginárselo… - susurro levemente y dejo que el piano termine por mí –
Tras unos segundos de silencio, un estruendo que jamás había
escuchado, ni siquiera hoy. Un aplauso tan fuerte que me conmueve. Doy un golpe
en el piano, satisfecho de haber podido hacer esto sin venirme abajo. Me
levanto y voy hacia Marta, la chica que ha tocado el violín con una
sensibilidad que creo que ha ayudado a que esta canción haya sido tan especial.
La abrazo con fuerza y escucho como solloza. Supongo que, para ella, también ha
sido especial.
-Marta García – grito en voz alta señalándola –
Alza sus manos con el violín todavía entre ellas. Me
agradece con la mirada el momento que acaba de ocurrir y vuelve al escenario,
dejándome con mi piano. Vuelvo a sentarme en la banqueta. La siguiente canción
es, quizá, la más cruda que he escrito nunca. Soy consciente que la persona que
la inspiró, me está mirando atentamente desde el control de luces y sonido.
Comienzo a tocar el piano, el inicio de la melodía, y se
escuchan algunos “oh” y algunos “schh” como antes. Me hace gracia, es como que
todo el mundo quiere escucharme solo a mí, pero no quiere que nadie más la
cante.
-Como dice el tango: que son veinte años, para unas paredes?
– comienzo a cantar - Unas cuantas fotos, unos cuadros rotos que no se
sostienen – el piano suena más fuerte ahora - Para mi son más que eso, vieron
cada beso que engordo mi alma – cojo aire - Vieron como a oscuras, esa
madrugada, te escribí una nana… - vuelvo a hacer que el piano suene más suave -
Si esta… no es mi casa – digo mirando hacia donde sé que está mi compañero - Dime
cuando la he perdido – vuelvo a darle más fuerza a las teclas - Ven y sacame de
aquí cuando tu quieras – canto con rabia - Te aseguro que se quedara mi huella –
vuelvo a bajar la potencia - Porque si esta… no es mi casa – cojo aire - Donde
respiran los míos – canto de nuevo con toda la potencia que puedo, tocando
levemente el piano - Donde vi nacer la risa de su cara… - respiro hondo - Dime
donde fue que el alma se hizo abrigo.
Unos aplausos me devuelven al palacio. Por un momento,
sentía que estaba en mi casa. Sigo tocando el piano con suavidad para comenzar
de nuevo la estrofa.
-Quédate las llaves… Por si no lo sabes, yo me quedo el
llanto – vuelvo a pegar unos saltitos en el asiento, llega la parte que más me
puede - A ver cómo puedes, con unos papeles, desahuciar mi canto… - le doy más
potencia a mi voz y al piano - Que venga dios y lo vea, una vida entera pagaré
mi culpa – doy un golpe a las teclas que le da más intensidad todavía a la
parte de la estrofa - Quién está ganando esta guerra sucia, esta guerra absurda?
Cojo aire y toco el piano con suavidad en esta parte. Sé que
esta canción es dura, sé que está siendo intenso, pero me estoy sintiendo como
si el piano y yo fuéramos sólo uno.
-Si esta… no es mi casa – digo con rabia - dime cuando la he
perdido – cojo aire para sacar toda la potencia de mi voz - Ven y sácame de aquí
cuando tu quieras – vuelvo a mostrar rabia con mi voz - Te aseguro que se
quedará mi huella – toco de nuevo con más fuerza - Porque si esta no es mi casa
– canto casi al límite - Donde respiran los míos… - trago saliva - Donde vi nacer
la risa de su cara – casi se me quiebra la voz con esa frase - Dime donde fue
que el alma se hizo abrigo…
Deslizo las palabras al mismo tiempo que las manos por el
piano. Termino a duras penas, pues siento la sensación de impotencia que
demuestra la canción. Como si me hubiera pasado a mí. El aplauso es unánime,
veo en las primeras filas a gente llorando. Me gritan de todo, y todo bueno.
Sonrío sin decir nada, hago un gesto de agradecimiento y desaparezco del
escenario. Quedan dos canciones, una de ellas, la más especial que he cantado
en mi vida.
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