sábado, 19 de enero de 2019

CAPÍTULO 147: LOS NIÑOS SIEMPRE DICEN LA VERDAD


Ha llegado uno de los momentos más especiales de la noche. Veo en la parte de atrás a Jesús y Andrés, que deben estar igual de nerviosos que antes, en el backstage. Me hago a un lado, donde la luz no me enfoque, y dejo que comience la canción de la misma manera que hicimos en La Voz hace unos meses.

-No debí saber quién eras – escucho la voz de Andrés y sonrío. Se escucha un “oh” general. Estoy seguro que nadie se esperaba que ellos estuvieran aquí – no debí contar mis penas, noviembre es siempre triste y tú viniste proponiendo guerras – sonrío al ver que se gira para mirarme. Alzo mi pulgar derecho en señal de aprobación y tranquilidad –

-Qué cosas se te ocurren, tú siempre tan concreta – escucho la voz de Jesús y le veo caminar hasta llegar a Andrés. Sonrío y cierro los ojos algo emocionado – Y si volvemos a empezar, qué tal? – cojo aire y me sitúo por detrás, justo a su altura – yo sin saber dónde mirar… y tú tan guapa – cantan a dúo la última frase y me provocan una sonrisa muy tierna –

-Ya verás cómo me olvidas – camino, ahora sí, con los focos dirigidos hacia mí – y te encuentro en cualquier bar pegando saltos de alegría – escucho a la gente gritar y les miro, ambos a cada lado. Me miran con una cara un tanto desencajada pero sonrientes. – y me dices que lo nuestro no era lo que merecías… - me agacho y los dos se pegan a mí. Espontáneamente, me abrazan con sus brazos por la espalda – seré cosas que se cuentan… vueltas de la vida…

El aplauso generalizado creo que les hace destensarse. Les miro y les hago un pequeño gesto a cada uno para que estén tranquilos. Dos niños de esa edad cantando ante tanta gente… tienen que estar aterrorizados.

-Que yo te vi primero, sobraba lo demás – continúo cantando mientras nos acercamos a las escaleras y nos sentamos – y cuando menos debo, te vuelves a cruzar – sonrío levemente y, sin querer, miro hacia la parte de la grada en la que creo que está ella – se cae el mundo al suelo… que tengo lo que tengo, debo lo que debo y quiero lo que quiero… - Cantamos la última frase los 3 a la vez, justo como en aquella actuación en el programa -

-Como si no hubiera pasado el tiempo y fuera ayer – canta Andrés bajo mi atenta mirada, todavía sentados en las escaleras –

-Voy a acercarme lento esta vez – canto yo, mientras cierro los ojos –

-Yo ya sabiendo que te irás – canta Jesús, de nuevo, bajo mi atenta mirada –

-Y tú tan guapa – cantamos los 3 a la vez mientras nos levantamos de las escaleras –

-Ya verás como me olvidas – Cantamos a la vez mientras caminamos por la pasarela central – y te encuentro en cualquier bar pegando saltos de alegría – Les miro fugazmente y están totalmente metidos en la canción – y me dices que lo nuestro no era lo que merecías… - llegamos a la parte final de la pasarela – seré cosas que se cuentan, vueltas de la vida… vueltas de la vida… - volvemos a cantar el estribillo de nuevo con las voces que, aquella noche, hicimos en el programa y que tanto me gustaron. Se acordaban perfectamente en el ensayo –

Tras el segundo estribillo, me agacho un poco hasta ellos, llega la parte de la canción que más me gusta, por la intensidad y por lo que significó para mí en su momento.

-Ya verás como después de amanecer se irán las ganas de querer volver… - marco el ritmo con el pie, dando golpes en el suelo, como con rabia –

-Verás como me olvidas – cantamos los 3 a la vez –

-Y me dejas tatuados en la piel – aumento la potencia de mi voz - enigmas que hay que resolver… ya ves… - me arrodillo con los dos, un tanto emocionado –

-Jugándome la vida… - cantamos los 3, aunque casi han cantado ellos más esa frase que yo –

Volvemos a empezar el estribillo a la vez, con las mismas voces. Por un momento, me siento de nuevo en aquel plató, tan lejano ya. Qué de cosas han pasado en estos meses. Qué diferente mi forma de cantarla hoy a la de aquel día.

-Vueltas de la vida… - les miro y no puedo evitar sonreír – vueltas de la vida – al mismo tiempo, los 3 dirigimos el micrófono a la gente, lo teníamos planeado. El público termina la canción – vueltas de la vida…

Termina la canción y, los tres, instintivamente, nos abrazamos. Les escucho sollozar levemente y me contagian un poco. Creo que es uno de los momentos más emotivos que he vivido, ya no esta noche, sino en mi vida. Y creo que también ha sido un momento muy especial para ellos. Seguimos en el final de la pasarela, consciente de que miles de móviles hacen fotos y esta será una de las instantáneas de la noche. Deshacemos el abrazo y me seco sutilmente las lágrimas que han ido cayendo por mis mejillas. No digo nada, solo me guardo el micro en el bolsillo y les agarro a cada uno de la mano, dirigiéndonos al escenario. Andrés y Jesús me frenan, justo cuando subimos las escaleras, y agarran sus micros. Siento miedo y nervios a la vez.

-Gracias Álex – se atreve a decir Andrés, con esa voz entre niño y hombre – gracias por girarte ese día y por estar aquí hoy

Me tapo la cara y me muerdo el labio inferior con la sensación de querer comérmelos. Jesús me mira y noto como carraspea. Sé lo tímido que es no me puedo creer que vaya a decir algo.

-Te quiero Álex – dice con voz tímida, arrancando un “oh” generalizado – te queremos mucho.

Pocas palabras. Directo al corazón. No lo puedo evitar y comienzo a llorar, aunque solo durante unos segundos. Creo que todas las cámaras han captado el momento y se ha proyectado en las pantallas. Me muero de la vergüenza, pero no he podido evitarlo. Nos fundimos los 3 en un abrazo y, tras esto, ellos desaparecen por el backstage. Tengo que serenarme, tengo que seguir con el concierto.

La canción “tantas dudas” es la siguiente. La canto sentado en un taburete, con un pie de micro y poco más. Es una canción íntima, así que el ambiente debe ser así. El público responde con las luces de sus móviles en alto. La atmósfera es perfecta para la siguiente sorpresa.

-Sé que estamos casi en verano… - hablo de pie, en medio del escenario – pero hay una época del año en la que… - hago una pausa – se junta la nostalgia, la ilusión, la tristeza… una época del año que nos toca dentro, queramos o no… - hago de nuevo una pausa – esta canción la compuse pensando en el niño que todos llevamos dentro… ese que no debemos perder nunca.

Se escuchan aplausos y las primeras notas comienzan a sonar, haciendo que, de repente, me traslade a Navidad. Mi sorpresa es grande, al menos para mí. Quería que esto se llenara de niños con esta canción. Y qué mejor que los niños de la voz. Muchos, todos los que pasaron el programa. Escucho el sonido que producen a mi espalda. Están nerviosos. Sonrío y comienzo a cantar.

-Hoy… cuelgan las luces sobre la ciudad – de nuevo el palacio se llena de luces de móviles - Abren regalos, se respira paz – miro hacia arriba - Y hay una estrella iluminando el cielo – señalo con el índice derecho hacia arriba – Hoy… sueñan los niños con lo que vendrá – sonrío - Doce campanas, volver a empezar – me planto en el centro del escenario - La mesa puesta, el corazón sincero. – me llevo la mano al pecho - Y ahí estás tú – señalo hacia delante - Llenándolo todo de luz – abro los brazos y cierro los ojos –

Aparecen los niños, divididos en dos partes, acompañados por Jesús y Andrés que acaban de cantar conmigo. Caminan mientras cantan por ambos lados de las pasarelas. Los flashes aparecen, la gente canta con ellos.

-Magia que ha venido, magia que ha llegado – les miro mientras caminan por ambas pasarelas y sonrío emocionado mirando hacia la banda - Suerte de esta vida que nos ha tocado. – entonan perfectamente, me aguanto la emoción, preparándome para cantar de nuevo - Magia cuando miro y te tengo al lado, hecho con tus sueños, hoy todo ha empezado.

-Hecho con tus sueños – canto con ellos -

-Hoy – canto yo todavía en el centro del escenario - chocan las copas de felicidad, cuentan historias de algún tiempo atrás – sonrío - Bailan los sueños sobre los tejados.

Los violines aparecen y hago gestos con la cabeza siguiendo el ritmo.

-Y hoy – camino por la pasarela central - que lo imposible se puede alcanzar y que – les señalo a todos - que cada paso que darás te saldrá bien – cierro el puño en señal de fuerza - que has aprendido de nuevo a mirar – les vuelvo a señalar - Y ahí estás tú, llenándolo todo de luz.

Abro de nuevo los brazos, esta vez ya en el final de la pasarela central, y dejo que canten los niños y el público.

-Magia que ha venido, magia que ha llegado – les miro a todos, con cara de ilusión, cantan con toda la profesionalidad que puede tener un niño. Tan concentrados que me dan ternura - Suerte de esta vida que nos ha tocado – me miran y me señalan - Magia cuando miro y te tengo al lado – sonrío emocionado - Hecho con tus sueños.

El estribillo se repite, esta vez canto con ellos, cantamos todos a la vez y, me da la sensación, que todo el público está cantando con nosotros.

-Tú – me agacho a la altura de todos, que se asoman hacia el centro - Llenándolo todo de luz… ¿Qué? – pregunto enérgico al público mientras que los niños cantan el estribillo. Muevo mis brazos en alto de izquierda a derecha y hago que el público haga lo mismo -

La canción termina y el palacio estalla en un aplauso que me impresiona hasta a mí.

-Gracias mis pequeños grandes amigos!! – les señalo a todos – un aplauso bien fuerte Madrid!!!

Me pongo en el centro de la pasarela central, con el micro en el bolsillo y los brazos extendidos. Los niños van pasando en dos filas, chocándome las manos, hasta llegar al backstage. De nuevo solo en el escenario, pero con una nueva sensación de que, esta noche, estamos haciendo magia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario