-Pasaría algo si tiro el móvil a la piscina?
La observo plantada, en la cocina, con una taza de café
humeante en la mano. Sonrío, sé por qué lo dice. Nuestra canción ayer es casi
monotema en redes sociales y en programas de actualidad, aunque sea los de los
domingos.
-Sabíamos que esto pasaría no? – digo como si nada dando un
mordisco a la tostada –
-Ya… - dice no muy convencida –
La observo, está algo seria. Frunzo el ceño y me levanto de
la silla, acercándome a ella.
-Te arrepientes? – pregunto sin saber muy bien cómo hacerlo
–
-Claro que no! – exclama – no empecemos Álex… - dice
esquivándome y dirigiéndose al salón –
-No empecemos de qué? – digo descolocado – si no te he dicho
nada – exclamo –
-No puedo agobiarme? – dice algo resentida – tengo que ser
un témpano de hielo, como tú – dice irónica –
-No vamos a discutir por esto Malú – digo convencido
sentándome en el sofá –
-No estoy discutiendo – eleva el tono de voz – pero es que
te veo ahí, impasible, comiéndote la tostada – alzo una de mis cejas – contento
de que seamos el centro de atención
-Para para – le corto – yo no estoy contento por ser el
centro de atención – va a hablar pero continúo – estoy contento porque ayer,
cuando cantamos juntos, sentí que por fin nos habíamos quitado una losa de
encima y habíamos pasado página… - me mira y baja la mirada – pero veo que no…
- digo algo cabreado –
-Ahora eres tú el que está poniendo cosas en mi boca que no
son verdad – dice sin mirarme – solo intentaba decirte que me agobia… - dice
con tono culpable – y que me asusta un poco… - dice algo emocionada – solo eso…
La miro atentamente. La conozco, está a punto de echarse a
llorar. Chasqueo mi lengua, sé que la he cagado un poco hablándole así. Me
acerco a ella y la abrazo. Apoya su cabeza en mi pecho y solloza levemente,
resopla, y luego se abraza a mí.
-Siento haberte hablado así… - digo con voz dulce – claro
que puedes agobiarte… - acaricio su pelo – no creas que yo no me agobio… - se
separa un poco de mí, mirándome – pero Malú, no crees que así es mejor? – alza
sus cejas – me refiero a que no te sientes un poco más libre hoy?
-Libre? – dice con media sonrisa –
-Si… - digo convencido – ayer hicimos lo que haría cualquier
persona normal en un momento importante de su vida – me mira atenta – estar con
la persona que quieres en el momento que quieres… - sonríe y me aparta un poco la mirada – olvídate de si
habrá periodistas al salir de casa… - frunce el ceño mirando a la ventana – o
si nos preguntarán por la calle – resopla – cuanta más normalidad le demos a esto,
menos noticia será…
-Ya lo sé…. – dice sin mirarme – pero esto es nuevo para mí…
-Y para mí… - vuelvo a pasar mis manos por detrás de su
cintura – una cosa nueva juntos… piénsalo así – sonríe sin querer y me mira –
-Es alucinante… - dice negando con la cabeza y abrazándome
de nuevo – consigues darle siempre algo positivo a todo…
-Y tú no? – digo mirándola, haciendo que se separe un poco
de mí – suéltate, vamos… - cojo sus brazos y hago que se muevan – qué más da el
mundo? – grita – estamos felices? – asiente riéndose – hace meses que necesitábamos
estar así? – asiente sonriendo – nos lo merecemos? – vuelve a asentir, esta vez
con una sonrisa más amplia - pues que les den a todos! – digo imitando sus
movimientos de brazos – fluye Malú! – le escucho descojonarse – a la mierda el
mundo! – grita saliendo al jardín, no puedo evitar seguirle – eh! Miradme! Me
importa una mierda porque soy feliz! – grita alzando los brazos – Vamos Malú! –
sube mis brazos hacia arriba – na na na na na – tarareo una melodía que se me
acaba de ocurrir – Hostia…
-Qué canción es esa? – me pregunta sonriendo bajando los
brazos –
-No lo sé… - me quedo parado “escuchando” en mi mente la
melodía – necesito el piano…
Definitivamente, creo que Álex está un poco desequilibrado.
Verle subir a toda prisa a la buhardilla tarareando una melodía que, según él,
dice que no sabe cuál es… es raro cuanto menos.
-Canta esto – tararea la melodía – vamos…
Tarareo un poco al tuntún… pero parece que le sirve porque
comienza a tocar el piano como si estuviera loco de verdad. Concentrado al
máximo, comienza a apuntar cosas en una libreta.
-Sigue, improvisa – me dice –
Que improvise? Me quedo un poco loca, pero bueno, hago lo
que puedo.
-Buah – exclama escuchándome – me flipas… - no me mira,
sigue fijo mirando al piano –
Comienzo a reírme, pero sigo haciendo melodías a raíz de la
que me ha dicho él. Escucho como toca el piano y me sigue pareciendo increíble,
igual que la primera vez que estuvo aquí. Miro al sofá instintivamente y sonrío
sin querer.
-A ver qué te parece esto – dice de repente, sacándome de mi
letargo –
Comienza a tocar una melodía y a cantar una letra que no me
explico cómo ha podido inventarse en estos minutos.
-El mundo ha roto, el mundo estalla… y puede parece que yo
estoy loco, tan solo quiero que te quedes en mi cama… - me siento en el brazo
del sofá, mirándole ensimismada – el mundo mata, el mundo muere… y no quisiera
yo darle la espalda… tampoco suplicarle que me espere… - no me mira, solo mira
a su libreta y al piano – ¿y si mañana no queda más que un ángel? ¿Y si mañana
tan solo somos aire? Y si mañana nos encuentran enredados, que nos dejen
descansar… del mundo así…
Me quedo ensimismada mirándole. Apunta alguna cosa más en la
libreta y, solo entonces, me mira. De lo más normal del mundo, como si no
acabara de hacer lo que ha hecho.
-Qué? – pregunta algo temeroso – no me mires así Malú…
-Te odio mucho – me sale decirle – se te acaba de ocurrir
todo eso? – digo indignada, levantándome hacia él –
Asiente con esa cara de no entender muy bien qué es lo que
pasa.
-Pero que me inspiras! – exclama – que estabas ahí haciendo
la melodía, y variándola… y era como… - hace un gesto como si le explotara la
cabeza – eres mi musa, ya está, hay que aceptarlo
-Jajajajaja! – exclamo –
-Es que podría mírarte y ponerme a pintar un cuadro y me
saldría algo bonito… - le miro con ternura – te lo digo en serio… - se rasca la
cabeza – joder, qué locura esto no? – señala la libreta y asiento – me ha
salido así, de repente…
-Tienes razón – digo cortándole y me mira interrogante – a
la mierda el mundo
Sonríe ampliamente y me besa fugazmente en los labios. Qué
más da lo que piensen? Qué más da lo que digan? Si tengo en casa a alguien que
dice que mirándome o escuchándome se ve capaz de cualquier cosa. Eso es lo
único importante. El mundo no son los demás, el mundo es esto, esta buhardilla
con él tocando el piano mientras yo tarareo una melodía que se acaba de
inventar.
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