Mientras retiran el piano de la pasarela central, comienzo a
hablar haciendo la verdadera despedida del concierto. Me sudan las manos. La he
visto por el rabillo del ojo y me ha sonreído nerviosa.
-Madrid… - digo intentando que dejen de gritar, aunque
entiendo que lo hagan – ha sido una noche espectacular… - digo poniéndome la
mano en el pecho y caminando por la pasarela lateral derecha – nunca imaginé
que sentiría las cosas que he sentido hoy aquí – los aplausos estallan – este
sitio es especial y siempre lo será para mí… gracias por haber venido - oigo
como me gritan desde las primeras filas el nombre de Malú – jajajaja – me río
sin querer – está claro que todos los palacios tienen una reina.
Qué bien me ha quedado la última frase. La gente estalla en
gritos y consiguen ponerme más nervioso de lo que estoy. La música comienza a
sonar, agarro el micro situándome al principio de la pasarela lateral derecha.
Soy consciente que, este momento, va a ser uno de los más importantes de mi
vida.
-Le puse un poco de imaginación – canto nervioso - no fue un
milagro, con perdón de Dios – sonrío al escuchar los gritos - Jamás sentí esa
fuerza en mí… - camino por la pasarela despacio - Sin vanidad, sin ego ni
ambición – niego con el dedo - Te digo más, no sé si con valor – me alzo de
hombros - Pero coraje y esperanza sí – asiento –
Los gritos se escuchan porque creen que va a aparecer a
cantar la siguiente estrofa… pero no. Me río por dentro sin querer.
-En tu mirar curé mi fiebre, y fue de repente – sonrío, esta
canción nos viene como anillo al dedo - Los naufragios me he tragado… y las
heridas ya no duelen – sonrío mirando a la izquierda, la veo escondida tras los
hierros que forman el escenario - Sin que se note. Te miro y es sin que se note
– vuelvo a mirar furtivamente y sonrío - Y la verdad que había en mí, que era
inmensa – abro el brazo izquierdo - De la rutina estaba presa – escucho a la
gente cantar la canción, pero mirando hacia todas partes, al menos las primeras
filas a las que me alcanza la vista - Sin que se note. Te miro y es sin que se
note – noto que mi corazón ha comenzado a latir un poco más rápido. Se acerca
el momento en el que ella aparezca y tengo una sonrisa estúpida en la cara, de
nerviosismo supongo - Y la mentira que hubo en mí que era intensa – vuelvo a
alzarme de hombros - Desaparece, sólo muere – me agacho un poco hacia el
público - Y los miedos se disfrazan y se esconden para no ver el sol – sonrío
porque me chillan - Y se asustan… oh, uhhh – hago un gesto como si fuera un
fantasma que asusta a alguien –
Llega el momento. La luz que me enfoca se apaga
parcialmente, se vuelve ténue, aunque todavía se me ve al final de esa pasarela
derecha, esperando a que salga. Se escucha su voz antes de verla, hasta que un
foco consigue hacer que todo el mundo la vea, radiante, cantando mi canción. La
gente enloquece y no puedo reprimir la risa nerviosa.
-No fue la suerte quien me lo enseñó – camina firme con esos
tacones a los que no sé cómo es capaz de subirme - Me até a la fuerza que vivía
en mí – camina por la pasarela lateral izquierda - Con siete llaves de
imaginación – miro instintivamente a las pantallas y veo como sonríe
ampliamente - Ganó mi ansia y mi esperanza, venció a mi mente desatada – hace
un movimiento gracioso con el pelo - Y así escapé de aquellas garras – llega
hasta el final de la pasarela. Ahora nos une una pasarela que tengo muchas
ganas de cruzar - Y al fuego eché miles de cartas y de palabras – se gira hacia
donde estoy yo y me señala - Tesoros que no valen comparados con tu alma.
Los gritos apenas me dejan escucharla del todo. La gente
está enloquecida totalmente. Comienza el estribillo y lo canta con fuerza
mientras yo lo único que hago es observarla. Mi corazón late fuerte, decidido…
como si supiera que esto es un momento clave, un antes y un después.
-Sin que se note – desde la pantalla veo como, de forma
graciosa, hace como que me mira furtivamente - Te miro y es sin que se note –
los gritos vuelven a aparecer con fuerza cuando los dos comenzamos a caminar
hacia el escenario en vez de en línea recta - Y la verdad que había en mí es
tan inmensa – entona la canción de forma perfecta, con la voz perfecta, caminando
hacia el centro del escenario - De las promesas queda presa… - camino
lentamente para encontrarnos en el momento justo - Sin que se note – sigue
cantando ella sola - Te miro y es sin que se note – veo como sonríe
ampliamente, casi hemos llegado a la misma altura - Y la verdad que había en mí
es tan intensa – alargo mi brazo y cruzamos nuestras manos - Ya no le teme a lo
que quiere – sonríe tan emocionada que estoy a punto de no poder cantar lo que
viene.
-Se ha deshecho del disfraz con el que oculta su mirada –
canto mirándola con cierta ternura, noto lo nerviosa que está y no puedo evitar
acariciar su mejilla derecha -
-Se ha entregado a la ilusión de pelear por lo que ama –
sonríe algo tímida al ver como la gente nos grita -
-Corazones que se buscan en aquellas madrugadas – cantamos
por primera vez juntos - Son corazones, son montañas, que no se esconden, que
se hablan – nos quedamos mirándonos unas milésimas de segundo –
Comienza a sonar la guitarra eléctrica a mi espalda y Malú
comienza a hacer sus movimientos característicos que siguen el ritmo de la
música. No nos soltamos de la mano, hago que pase por debajo de mi brazo y ella
hace lo mismo conmigo, como cuando bailas un vals o algo así. Nos ponemos ambos
a los lados del guitarrista, que toca con suma precisión esa parte, mientras
bailamos a su lado.
La parte final de la guitarra va acompañada de mi voz
tarareando la melodía y enlaza con la frase que me toca y que canto con toda la
potencia que me permite mi voz después de tanto tiempo de concierto.
-Sin que se note – canto mientras nos volvemos a coger de la
mano y el guitarrista desaparece –
-Te miro y es sin que se note – canta ella mientras
caminamos hacia la pasarela central y la gente, ahora sí, termina de enloquecer
-
-Y la verdad que había en mí es tan intensa – cantamos
juntos, sin soltarnos de la mano, Malú me la aprieta fuerte y se lo devuelvo,
es como transmitirnos fuerza para terminar la canción - De las promesas queda
presa – llegamos al final de la pasarela - Sin que se note – nos cantamos de
frente, mirándonos - Te miro y es sin que se note – de repente, no estamos
allí, no estamos en ese recinto, no hay 15000 personas mirando… solo ella y yo
- Y la verdad que había en mí y que era inmensa – asiente con fuerza sin dejar
de mirarme - Ya no le teme a lo que quiere – sonreímos, esa frase significa
mucho para mí… y para ella… ya no nos da miedo - Se ha deshecho del disfraz con
el que se ocultó – Malú me mira asintiéndome con esa frase. Ha dado el paso y
ya le da igual. Definitivamente, ya no vamos a ocultarnos - No se asusta, no,
uhhh – sonríe ampliamente sin dejar de mirarme - No se asusta, no – terminamos
de cantar a la vez, sin soltar nuestras manos –
No escucho nada, solo la escucho respirar un poco acelerada.
Nuestras frentes se encuentran, me arqueo un poco hacia ella. No hemos hablado
de esto, solo hemos dicho que, si surgía, nos íbamos a dar un beso. Y en mí,
surge totalmente. Llevo queriendo besarla desde que la he visto aparecer. Nos
miramos unos segundos y, con la mirada, parece decirme que me atreva yo. Me
acerco despacio y noto como se pone ligeramente de puntillas. Con esos tacones
casi no tiene que hacerlo. Un beso breve, en los labios, sin dejar de sonreír.
Estoy seguro que será portada, estoy seguro que la gente lo estará
inmortalizando. De repente, vuelvo a escucharlo todo, vuelvo a este lugar. Los
gritos son ensordecedores. La cara de Malú, con una sonrisa amplia y con la
cara sonrojada, me hace abrazarla. El momento más especial que he vivido en un
escenario, y, probablemente, de los más especiales que habré vivido en mi vida.
La gente ya sabía que estábamos juntos, la gente ya sabía que ella vendría hoy…
pero la canción es una declaración de intenciones. Cuando le dije que quería
que fuera esta canción la que cantara conmigo, se quedó pasmada. Analizamos la
letra y era para nosotros. De hecho, la escribí pensando en ella.
Los aplausos, los gritos, todo, se entremezcla con nuestro
abrazo. Entre todo el estruendo, la escucho como me susurra “no me sueltes la
mano” mientras nos separamos y comenzamos a andar. La escucho reírse y me
contagia. La hemos liado, pero a unos niveles yo creo que épicos. Nos lo merecíamos,
después de todo lo que nos ha pasado en los últimos meses. Hoy, por primera
vez, la he visto sonreír durante todo el día. Se lo merece.
Al llegar al escenario, sin soltar mi mano, me mira y se
lleva la mano a la boca, en un gesto de vergüenza muy tierno. La gente sigue
gritando y comienza a corear el nombre de Malú. No puedo evitar abrazarla y
darle un beso en el pelo, para después apartarme un poco y hacerle gestos de
alabanza. Me da un manotazo en el brazo, está entre muerta de vergüenza y a
punto de llorar.
-Madrid! – grito y me responden con más gritos, muy
ruidosos, apenas escucho nada más – gracias por esta noche inolvidable – digo con
mi mano entrelazada con la suya – ya os he dicho que todo palacio tiene su
reina – digo apartándome y señalándola mientras ella niega con la cabeza y se
tapa la cara – la semana que viene, volverá a su trono – digo en tono épico
mientras la gente vuelve a gritar – ha sido un placer estar aquí hoy, con
tantos amigos… - van saliendo todos y la gente vuelve a gritar –
-Espera, espera… - dice Malú dejándome un poco parado – no me
vas a dejar hablar? – me deja mudo y empiezo a descojonarme – aquí todos hablan
menos yo… - dice de forma graciosa – tampoco quiero decir mucho – dice cogiéndome
de nuevo de la mano –
“Dile te quiero!!” se escucha en el público. Señalo a las
primeras filas, de donde creo que ha salido el grito. Malú se descojona,
mirando hacia Pablo, Alejandro y los demás, y yo con ella.
-Solo quiero decirte… - dice poniéndose de nuevo un poco
seria y haciendo que la mire – que lo mejor que me ha pasado ha sido
encontrarte – alzo las cejas y se escucha un “oh” generalizado. Me sorprende
que haya dicho algo así, se pone muy tímida en estas situaciones – y… - ríe
nerviosa y le aprieto la mano – y que ya no hay disfraces que oculten nada –
dice de forma tímida, en referencia a la letra de la canción que, a partir de
ahora, será nuestra, y arrancando los gritos y los aplausos en el público –
Sonrío enternecido y nos abrazamos. Me dice al oído “te
quiero” y yo le respondo “yo también”. Por los gritos, creo que se ha escuchado
algo. O eso o están en modo bucle y en sonido me están poniendo gritos
enlatados. Acaricio su cara y me empuja al centro del escenario para colocarse
con los demás, mientras yo me planto allí, a punto de terminar el concierto,
después de la declaración que me acaba de hacer delante de toda esta gente.
-Madrid! Nos vemos pronto! – la gente grita diciendo que no,
parece que no quieren que termine, como si no hubiera sido largo el concierto
ya de por sí – y, recordad, al final… todo llegará! – grito para introducir la
última canción del concierto que voy a cantar con todos los invitados que han
estado hoy aquí, incluso con los niños que ya están plantados, como en
formación, en las pasarelas laterales.
La música comienza y me voy hacia Malú y los demás.
Comenzamos a saltar. Malú lanza los tacones dios sabe donde y me provoca un
ataque de risa. Alejandro me agarra la mano y me abraza de forma emocionada.
Señalo a todos y cada uno de los miembros de mi banda, han tenido su
presentación, pero esto también es por ellos. Me responden con miradas de
alegría, algo emocionados, pero concentrados con que todo suene como tiene que
sonar hasta el final.
-El sol vuelve a salir sin preguntar – comienzo a cantar en
el centro del escenario - Verás como al final empezará – señalo al público y me
llevo la mano al pecho, en señal de agradecimiento - Siempre te refugias cuando
piensas que no hay más – me vuelvo y Malú está cantando sin micrófono a voz en
grito. La estoy escuchando desde aquí. No puedo evitar reírme - Donde se
reencuentra lo que fue y lo que será – me acerco hacia Malú y mis compañeros - De
aquel lugar de paz debes saber…
Dirijo el micro hacia el público, haciéndoles gestos para
que salten y dejando que canten ellos el estribillo junto con los niños que
están en la pasarela. Antonio me agarra casi del cuello, por la espalda, y
comenzamos a saltar. Malú y yo comenzamos a cantarnos, cara a cara, como si estuviéramos
en el concierto de otra persona. Esto era lo que quería, acabar el concierto
con ella aquí, en el escenario.
Les hago un gesto para que vayamos por las pasarelas. Malú,
Alejandro y yo, vamos por la de la izquierda. Los dos Pablos y Antonio, por la derecha. Me
detengo con algunos de mis niños, en especial con una de ellas, Candela, que
era talent de Malú y que está como a punto de llorar. Al verme pasar, se abraza
a mí. Veo como otra de las niñas al lado de ella le acaricia el pelo. Me dice,
gritando casi, que se ha emocionado porque no quería que acabase. Me agacho y
le acaricio el pelo. Miro a Malú y le hace una carantoña. Camino con Malú por
la pasarela hasta llegar al centro. Mientras tanto, los Pablos y Antonio se encargan de
seguir con la siguiente estrofa tras el estribillo.
-Siempre me sorprendes y parece que no estás – les oigo
cantar - Vas llegando adentro…No hace falta imaginar.
-Son aquellas cosas que nos cuentan de que va – canta Alejandro
mirándonos - Esta historia nuestra, que es tan nuestra que verás – canto con
Malú - Que juntos es posible – nos agarramos de las manos - Que juntos llegará…
Nos ponemos a saltar de nuevo con el estribillo, mientras el
resto canta. Yo canto sin el micrófono, igual que Malú, que salta conmigo en el
centro del final de la pasarela central.
-Los abrazos que hablan, momentos que marcan – canto a voz
en grito, agarrado a Malú, agarrándome a Alejandro, a los Pablos y a Antonio, que están desatados
- La vida, la calma y yo estaré – miro hacia arriba, se que va a caer confeti
para parar un tren - Con las manos al aire – comienza a caer el confeti y alzo
mis brazos - No hay penas que bailen – le hago un gesto a Malú para que me deje
ir hacia la pasarela lateral, voy a coger a Candela en brazos - La vida, la
calma y yo estaré – cuando me ve, abre sus brazos para que la agarre. Vuelvo
corriendo hacia donde están todos - Muy cerca de tus pasos – canto al llegar al
lado de Malú, que me hace una caricia llena de amor - Para que no te caigas –
la miro y me sonríe - Muy cerca y muy callado – le pongo el micro a Candela y
canta la siguiente frase. Ya no tiene cara triste, ahora se está riendo - Y así
me vas contando – me enternece escuchar esa vocecita – Llegará – Canto con el
micro en mi boca – Llegará – canto con más potencia si cabe –
La canción termina con saltos en el escenario y con pequeños
cañones alrededor de la pasarela que siguen lanzando confeti. El concierto ha
terminado, todo ha terminado y todo acaba de comenzar de nuevo para mí. Es un
antes y un después, sin duda.
-Madrid!! – Grito – os quiero! – me responden gritando y con
aplausos – nos vemos muy pronto!!!
Todo se apaga y volvemos hacia el escenario para ir al
backstage.
-Candela, te vas con ellos? – digo dejándola en el suelo y
señalando a los otros niños que le hacen gestos sonrientes. Asiente, me da un
beso y se marcha –
-Tú que quieres? – dice Malú agarrándome de la cintura
mientras abandonamos el escenario – que me resbale con la baba?
-La baba? – digo agarrándola de la cintura y levantándola
del suelo –
-Álex! – grita descojonada –
-La baba se me cae a mí – digo dejando que vuelva a
plantarse en el suelo, a punto de besarla –
-Por qué no os vais a un hotel? – dice López abriéndose un
botellín de agua – que hay niños! – exclama –
-Jajajaja – me río junto a ella – tus zapatos?
-Me la suda – se alza de hombros – los más incómodos de mi
vida – vuelvo a descojonarme – voy a por…
-Eh, espera espera… - le agarro del brazo y nos separamos un
poco de los demás –
-Álex, que estarán tus padres y los míos por aquí… - dice
con voz dulce –
-Solo necesito un beso… - digo con toda la ñoñería que se
puede tener –
-Solo uno? – pregunta de forma pícara –
-Los que quieras… - digo pegándola a mí mientras sonríe – tú
si que eres lo mejor que me ha pasado…
-Ya, pero yo lo he dicho delante de 15000 personas… - dice
con tono chulesco y riéndose – anda ven… - pasa mi mano por mi nuca y me acerca
a ella –
El beso no es para nada breve. O si, no lo sé, porque pierdo
la noción del tiempo. De pronto, escucho que alguien carraspea cerca de
nosotros. Intento separarme, pero Malú no me deja.
-Ocupado – dice de forma graciosa, poniendo una mano hacia
la persona que nos observa –
-Ejem… - vuelve a repetir – no es por nada, pero creo que
vuestros padres y suegros deben de estar flipando en colores…
Nos giramos hacia Alejandro y vemos a mis padres y a los de
Malú en la puerta de la zona del backstage donde comemos. Mirando y sin querer
mirar.
-Ya si eso seguimos luego no? – dice Malú toda risueña, como
si le diera todo igual – que luego te vas a cagar… - me dice al oído –
-Es una amenaza? – digo con tono pícaro mientras la sigo –
Afirma sin darse la vuelta. La noche no ha terminado, o, al
menos, eso parece. Y mi cabeza y mi cuerpo agradecen que no sea así, aunque
esté reventado.



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