domingo, 20 de enero de 2019

CAPÍTULO 150: SÍ QUE SE NOTA


Mientras retiran el piano de la pasarela central, comienzo a hablar haciendo la verdadera despedida del concierto. Me sudan las manos. La he visto por el rabillo del ojo y me ha sonreído nerviosa.

-Madrid… - digo intentando que dejen de gritar, aunque entiendo que lo hagan – ha sido una noche espectacular… - digo poniéndome la mano en el pecho y caminando por la pasarela lateral derecha – nunca imaginé que sentiría las cosas que he sentido hoy aquí – los aplausos estallan – este sitio es especial y siempre lo será para mí… gracias por haber venido - oigo como me gritan desde las primeras filas el nombre de Malú – jajajaja – me río sin querer – está claro que todos los palacios tienen una reina.

Qué bien me ha quedado la última frase. La gente estalla en gritos y consiguen ponerme más nervioso de lo que estoy. La música comienza a sonar, agarro el micro situándome al principio de la pasarela lateral derecha. Soy consciente que, este momento, va a ser uno de los más importantes de mi vida.



-Le puse un poco de imaginación – canto nervioso - no fue un milagro, con perdón de Dios – sonrío al escuchar los gritos - Jamás sentí esa fuerza en mí… - camino por la pasarela despacio - Sin vanidad, sin ego ni ambición – niego con el dedo - Te digo más, no sé si con valor – me alzo de hombros - Pero coraje y esperanza sí – asiento –

Los gritos se escuchan porque creen que va a aparecer a cantar la siguiente estrofa… pero no. Me río por dentro sin querer.



-En tu mirar curé mi fiebre, y fue de repente – sonrío, esta canción nos viene como anillo al dedo - Los naufragios me he tragado… y las heridas ya no duelen – sonrío mirando a la izquierda, la veo escondida tras los hierros que forman el escenario - Sin que se note. Te miro y es sin que se note – vuelvo a mirar furtivamente y sonrío - Y la verdad que había en mí, que era inmensa – abro el brazo izquierdo - De la rutina estaba presa – escucho a la gente cantar la canción, pero mirando hacia todas partes, al menos las primeras filas a las que me alcanza la vista - Sin que se note. Te miro y es sin que se note – noto que mi corazón ha comenzado a latir un poco más rápido. Se acerca el momento en el que ella aparezca y tengo una sonrisa estúpida en la cara, de nerviosismo supongo - Y la mentira que hubo en mí que era intensa – vuelvo a alzarme de hombros - Desaparece, sólo muere – me agacho un poco hacia el público - Y los miedos se disfrazan y se esconden para no ver el sol – sonrío porque me chillan - Y se asustan… oh, uhhh – hago un gesto como si fuera un fantasma que asusta a alguien –

Llega el momento. La luz que me enfoca se apaga parcialmente, se vuelve ténue, aunque todavía se me ve al final de esa pasarela derecha, esperando a que salga. Se escucha su voz antes de verla, hasta que un foco consigue hacer que todo el mundo la vea, radiante, cantando mi canción. La gente enloquece y no puedo reprimir la risa nerviosa.


-No fue la suerte quien me lo enseñó – camina firme con esos tacones a los que no sé cómo es capaz de subirme - Me até a la fuerza que vivía en mí – camina por la pasarela lateral izquierda - Con siete llaves de imaginación – miro instintivamente a las pantallas y veo como sonríe ampliamente - Ganó mi ansia y mi esperanza, venció a mi mente desatada – hace un movimiento gracioso con el pelo - Y así escapé de aquellas garras – llega hasta el final de la pasarela. Ahora nos une una pasarela que tengo muchas ganas de cruzar - Y al fuego eché miles de cartas y de palabras – se gira hacia donde estoy yo y me señala - Tesoros que no valen comparados con tu alma.

Los gritos apenas me dejan escucharla del todo. La gente está enloquecida totalmente. Comienza el estribillo y lo canta con fuerza mientras yo lo único que hago es observarla. Mi corazón late fuerte, decidido… como si supiera que esto es un momento clave, un antes y un después.

-Sin que se note – desde la pantalla veo como, de forma graciosa, hace como que me mira furtivamente - Te miro y es sin que se note – los gritos vuelven a aparecer con fuerza cuando los dos comenzamos a caminar hacia el escenario en vez de en línea recta - Y la verdad que había en mí es tan inmensa – entona la canción de forma perfecta, con la voz perfecta, caminando hacia el centro del escenario - De las promesas queda presa… - camino lentamente para encontrarnos en el momento justo - Sin que se note – sigue cantando ella sola - Te miro y es sin que se note – veo como sonríe ampliamente, casi hemos llegado a la misma altura - Y la verdad que había en mí es tan intensa – alargo mi brazo y cruzamos nuestras manos - Ya no le teme a lo que quiere – sonríe tan emocionada que estoy a punto de no poder cantar lo que viene.

-Se ha deshecho del disfraz con el que oculta su mirada – canto mirándola con cierta ternura, noto lo nerviosa que está y no puedo evitar acariciar su mejilla derecha -

-Se ha entregado a la ilusión de pelear por lo que ama – sonríe algo tímida al ver como la gente nos grita -

-Corazones que se buscan en aquellas madrugadas – cantamos por primera vez juntos - Son corazones, son montañas, que no se esconden, que se hablan – nos quedamos mirándonos unas milésimas de segundo –

Comienza a sonar la guitarra eléctrica a mi espalda y Malú comienza a hacer sus movimientos característicos que siguen el ritmo de la música. No nos soltamos de la mano, hago que pase por debajo de mi brazo y ella hace lo mismo conmigo, como cuando bailas un vals o algo así. Nos ponemos ambos a los lados del guitarrista, que toca con suma precisión esa parte, mientras bailamos a su lado.

La parte final de la guitarra va acompañada de mi voz tarareando la melodía y enlaza con la frase que me toca y que canto con toda la potencia que me permite mi voz después de tanto tiempo de concierto.

-Sin que se note – canto mientras nos volvemos a coger de la mano y el guitarrista desaparece –

-Te miro y es sin que se note – canta ella mientras caminamos hacia la pasarela central y la gente, ahora sí, termina de enloquecer -


-Y la verdad que había en mí es tan intensa – cantamos juntos, sin soltarnos de la mano, Malú me la aprieta fuerte y se lo devuelvo, es como transmitirnos fuerza para terminar la canción - De las promesas queda presa – llegamos al final de la pasarela - Sin que se note – nos cantamos de frente, mirándonos - Te miro y es sin que se note – de repente, no estamos allí, no estamos en ese recinto, no hay 15000 personas mirando… solo ella y yo - Y la verdad que había en mí y que era inmensa – asiente con fuerza sin dejar de mirarme - Ya no le teme a lo que quiere – sonreímos, esa frase significa mucho para mí… y para ella… ya no nos da miedo - Se ha deshecho del disfraz con el que se ocultó – Malú me mira asintiéndome con esa frase. Ha dado el paso y ya le da igual. Definitivamente, ya no vamos a ocultarnos - No se asusta, no, uhhh – sonríe ampliamente sin dejar de mirarme - No se asusta, no – terminamos de cantar a la vez, sin soltar nuestras manos –

No escucho nada, solo la escucho respirar un poco acelerada. Nuestras frentes se encuentran, me arqueo un poco hacia ella. No hemos hablado de esto, solo hemos dicho que, si surgía, nos íbamos a dar un beso. Y en mí, surge totalmente. Llevo queriendo besarla desde que la he visto aparecer. Nos miramos unos segundos y, con la mirada, parece decirme que me atreva yo. Me acerco despacio y noto como se pone ligeramente de puntillas. Con esos tacones casi no tiene que hacerlo. Un beso breve, en los labios, sin dejar de sonreír. Estoy seguro que será portada, estoy seguro que la gente lo estará inmortalizando. De repente, vuelvo a escucharlo todo, vuelvo a este lugar. Los gritos son ensordecedores. La cara de Malú, con una sonrisa amplia y con la cara sonrojada, me hace abrazarla. El momento más especial que he vivido en un escenario, y, probablemente, de los más especiales que habré vivido en mi vida. La gente ya sabía que estábamos juntos, la gente ya sabía que ella vendría hoy… pero la canción es una declaración de intenciones. Cuando le dije que quería que fuera esta canción la que cantara conmigo, se quedó pasmada. Analizamos la letra y era para nosotros. De hecho, la escribí pensando en ella.

Los aplausos, los gritos, todo, se entremezcla con nuestro abrazo. Entre todo el estruendo, la escucho como me susurra “no me sueltes la mano” mientras nos separamos y comenzamos a andar. La escucho reírse y me contagia. La hemos liado, pero a unos niveles yo creo que épicos. Nos lo merecíamos, después de todo lo que nos ha pasado en los últimos meses. Hoy, por primera vez, la he visto sonreír durante todo el día. Se lo merece.

Al llegar al escenario, sin soltar mi mano, me mira y se lleva la mano a la boca, en un gesto de vergüenza muy tierno. La gente sigue gritando y comienza a corear el nombre de Malú. No puedo evitar abrazarla y darle un beso en el pelo, para después apartarme un poco y hacerle gestos de alabanza. Me da un manotazo en el brazo, está entre muerta de vergüenza y a punto de llorar.

-Madrid! – grito y me responden con más gritos, muy ruidosos, apenas escucho nada más – gracias por esta noche inolvidable – digo con mi mano entrelazada con la suya – ya os he dicho que todo palacio tiene su reina – digo apartándome y señalándola mientras ella niega con la cabeza y se tapa la cara – la semana que viene, volverá a su trono – digo en tono épico mientras la gente vuelve a gritar – ha sido un placer estar aquí hoy, con tantos amigos… - van saliendo todos y la gente vuelve a gritar –

-Espera, espera… - dice Malú dejándome un poco parado – no me vas a dejar hablar? – me deja mudo y empiezo a descojonarme – aquí todos hablan menos yo… - dice de forma graciosa – tampoco quiero decir mucho – dice cogiéndome de nuevo de la mano –
“Dile te quiero!!” se escucha en el público. Señalo a las primeras filas, de donde creo que ha salido el grito. Malú se descojona, mirando hacia Pablo, Alejandro y los demás, y yo con ella.
-Solo quiero decirte… - dice poniéndose de nuevo un poco seria y haciendo que la mire – que lo mejor que me ha pasado ha sido encontrarte – alzo las cejas y se escucha un “oh” generalizado. Me sorprende que haya dicho algo así, se pone muy tímida en estas situaciones – y… - ríe nerviosa y le aprieto la mano – y que ya no hay disfraces que oculten nada – dice de forma tímida, en referencia a la letra de la canción que, a partir de ahora, será nuestra, y arrancando los gritos y los aplausos en el público –

Sonrío enternecido y nos abrazamos. Me dice al oído “te quiero” y yo le respondo “yo también”. Por los gritos, creo que se ha escuchado algo. O eso o están en modo bucle y en sonido me están poniendo gritos enlatados. Acaricio su cara y me empuja al centro del escenario para colocarse con los demás, mientras yo me planto allí, a punto de terminar el concierto, después de la declaración que me acaba de hacer delante de toda esta gente.

-Madrid! Nos vemos pronto! – la gente grita diciendo que no, parece que no quieren que termine, como si no hubiera sido largo el concierto ya de por sí – y, recordad, al final… todo llegará! – grito para introducir la última canción del concierto que voy a cantar con todos los invitados que han estado hoy aquí, incluso con los niños que ya están plantados, como en formación, en las pasarelas laterales.

La música comienza y me voy hacia Malú y los demás. Comenzamos a saltar. Malú lanza los tacones dios sabe donde y me provoca un ataque de risa. Alejandro me agarra la mano y me abraza de forma emocionada. Señalo a todos y cada uno de los miembros de mi banda, han tenido su presentación, pero esto también es por ellos. Me responden con miradas de alegría, algo emocionados, pero concentrados con que todo suene como tiene que sonar hasta el final.

-El sol vuelve a salir sin preguntar – comienzo a cantar en el centro del escenario - Verás como al final empezará – señalo al público y me llevo la mano al pecho, en señal de agradecimiento - Siempre te refugias cuando piensas que no hay más – me vuelvo y Malú está cantando sin micrófono a voz en grito. La estoy escuchando desde aquí. No puedo evitar reírme - Donde se reencuentra lo que fue y lo que será – me acerco hacia Malú y mis compañeros - De aquel lugar de paz debes saber…

Dirijo el micro hacia el público, haciéndoles gestos para que salten y dejando que canten ellos el estribillo junto con los niños que están en la pasarela. Antonio me agarra casi del cuello, por la espalda, y comenzamos a saltar. Malú y yo comenzamos a cantarnos, cara a cara, como si estuviéramos en el concierto de otra persona. Esto era lo que quería, acabar el concierto con ella aquí, en el escenario.

Les hago un gesto para que vayamos por las pasarelas. Malú, Alejandro y yo, vamos por la de la izquierda. Los dos Pablos y Antonio, por la derecha. Me detengo con algunos de mis niños, en especial con una de ellas, Candela, que era talent de Malú y que está como a punto de llorar. Al verme pasar, se abraza a mí. Veo como otra de las niñas al lado de ella le acaricia el pelo. Me dice, gritando casi, que se ha emocionado porque no quería que acabase. Me agacho y le acaricio el pelo. Miro a Malú y le hace una carantoña. Camino con Malú por la pasarela hasta llegar al centro. Mientras tanto, los Pablos y Antonio se encargan de seguir con la siguiente estrofa tras el estribillo.

-Siempre me sorprendes y parece que no estás – les oigo cantar - Vas llegando adentro…No hace falta imaginar.

-Son aquellas cosas que nos cuentan de que va – canta Alejandro mirándonos - Esta historia nuestra, que es tan nuestra que verás – canto con Malú - Que juntos es posible – nos agarramos de las manos - Que juntos llegará…

Nos ponemos a saltar de nuevo con el estribillo, mientras el resto canta. Yo canto sin el micrófono, igual que Malú, que salta conmigo en el centro del final de la pasarela central.

-Los abrazos que hablan, momentos que marcan – canto a voz en grito, agarrado a Malú, agarrándome a Alejandro, a los Pablos y a Antonio, que están desatados - La vida, la calma y yo estaré – miro hacia arriba, se que va a caer confeti para parar un tren - Con las manos al aire – comienza a caer el confeti y alzo mis brazos - No hay penas que bailen – le hago un gesto a Malú para que me deje ir hacia la pasarela lateral, voy a coger a Candela en brazos - La vida, la calma y yo estaré – cuando me ve, abre sus brazos para que la agarre. Vuelvo corriendo hacia donde están todos - Muy cerca de tus pasos – canto al llegar al lado de Malú, que me hace una caricia llena de amor - Para que no te caigas – la miro y me sonríe - Muy cerca y muy callado – le pongo el micro a Candela y canta la siguiente frase. Ya no tiene cara triste, ahora se está riendo - Y así me vas contando – me enternece escuchar esa vocecita – Llegará – Canto con el micro en mi boca – Llegará – canto con más potencia si cabe –

La canción termina con saltos en el escenario y con pequeños cañones alrededor de la pasarela que siguen lanzando confeti. El concierto ha terminado, todo ha terminado y todo acaba de comenzar de nuevo para mí. Es un antes y un después, sin duda.

-Madrid!! – Grito – os quiero! – me responden gritando y con aplausos – nos vemos muy pronto!!!
Todo se apaga y volvemos hacia el escenario para ir al backstage.

-Candela, te vas con ellos? – digo dejándola en el suelo y señalando a los otros niños que le hacen gestos sonrientes. Asiente, me da un beso y se marcha –

-Tú que quieres? – dice Malú agarrándome de la cintura mientras abandonamos el escenario – que me resbale con la baba?

-La baba? – digo agarrándola de la cintura y levantándola del suelo –

-Álex! – grita descojonada –

-La baba se me cae a mí – digo dejando que vuelva a plantarse en el suelo, a punto de besarla –

-Por qué no os vais a un hotel? – dice López abriéndose un botellín de agua – que hay niños! – exclama –

-Jajajaja – me río junto a ella – tus zapatos?

-Me la suda – se alza de hombros – los más incómodos de mi vida – vuelvo a descojonarme – voy a por…

-Eh, espera espera… - le agarro del brazo y nos separamos un poco de los demás –

-Álex, que estarán tus padres y los míos por aquí… - dice con voz dulce –

-Solo necesito un beso… - digo con toda la ñoñería que se puede tener –

-Solo uno? – pregunta de forma pícara –

-Los que quieras… - digo pegándola a mí mientras sonríe – tú si que eres lo mejor que me ha pasado…

-Ya, pero yo lo he dicho delante de 15000 personas… - dice con tono chulesco y riéndose – anda ven… - pasa mi mano por mi nuca y me acerca a ella –

El beso no es para nada breve. O si, no lo sé, porque pierdo la noción del tiempo. De pronto, escucho que alguien carraspea cerca de nosotros. Intento separarme, pero Malú no me deja.

-Ocupado – dice de forma graciosa, poniendo una mano hacia la persona que nos observa –

-Ejem… - vuelve a repetir – no es por nada, pero creo que vuestros padres y suegros deben de estar flipando en colores…

Nos giramos hacia Alejandro y vemos a mis padres y a los de Malú en la puerta de la zona del backstage donde comemos. Mirando y sin querer mirar.

-Ya si eso seguimos luego no? – dice Malú toda risueña, como si le diera todo igual – que luego te vas a cagar… - me dice al oído –

-Es una amenaza? – digo con tono pícaro mientras la sigo –

Afirma sin darse la vuelta. La noche no ha terminado, o, al menos, eso parece. Y mi cabeza y mi cuerpo agradecen que no sea así, aunque esté reventado.

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