-Bueno, creo que lo llevo todo – me
afano en repasar la maleta para que no se me olvide nada. Me giro y la veo
mirándome con cara seria desde la puerta – qué pasa? – pregunto dubitativo –
-Te voy a echar de menos…
Observo su gesto. Entre triste y emocionado. Suspiro y me
acerco a ella lentamente. Abrazo su cintura y me mira alternativamente,
dirigiendo sus ojos a los míos y al suelo.
-Malú, ya hemos hablado de esto…
-Ya lo sé… - dice un tanto frustrada – pero no quiero irme y
no quiero que te vayas…
-Son solo unos días – digo restándole importancia –
-Ya, pero qué hago yo en Canarias mientras tú estás en otra
parte? – dice con voz de niña pequeña –
-Pues ponerte morena… - digo sonriendo – es solo el fin de
semana, sabes que el lunes nos vamos a volver a ver…
-Ya… - dice no muy convencida – pero… - se separa un poco de
mí – no nos hemos separado ni un día hasta ahora…
-Ay dios mío! – exclamo dándole un toque de dramatismo – la vena
andaluza dramática que me saca mi jefa… - digo abrazándola de nuevo –
-No me hace gracia… - dice seria apartándose un poco –
Resoplo y la miro, de brazos cruzados en la puerta de la
habitación. Me siento en la cama y le hago un gesto para que se siente a mi
lado. Me desvía la mirada al principio, con una actitud propia de alguien poco
maduro, pero accede finalmente.
-Mírame – le digo – ojalá pudiera acompañarte a todos los
sitios donde fueras… - va a hablar pero le corto – Malú, tú tienes una gira y
yo tengo otra… pero, piénsalo – desvía la mirada – mira, esto es como si yo
fuera médico todavía – sonríe levemente – tendría días de guardia en los que no
estaría, pero volvería, y tendría días libres, y estaríamos aquí, los dos… - me
mira no muy convencida – bueno pues ahora imagínate que esas guardias son los
fines de semana… - resopla – y, entre semana, estamos aquí tirados todo el día…
- niega con la cabeza –
-No solía volver a casa cada vez que terminaba un fin de semana…
- dice mirando al suelo – solía enlazarlo con el siguiente, y me iba a la
ciudad siguiente, aunque faltaran 4 días… y… - sigue hablando de forma rápida –
y me tiraba sola todos esos días en la habitación del hotel y…
-Y ahora eso no es así – le corto – lo hemos acordado así
no? – asiente levemente – quieres que lo hagamos distinto? – digo sin saber si
está convencida de querer volver a Madrid todas las semanas – o quieres hacerlo
como antes?
-Claro que no – dice convencida – pero… - suspira – te voy a
echar de menos igualmente…
-Y yo a ti… - digo enternecido por su forma de hablar – pero
no vamos a estar toda la gira sin vernos – acaricio su mejilla – al contrario,
nos vamos a ver mucho…
-Me da miedo… - dice de repente, poniendo cara avergonzada y
mirando al suelo –
-Qué es lo que te da miedo? – pregunto sin entender muy bien
lo que quiere decir –
-Pues… - suspira – la distancia Álex… - resopla frustrada –
nunca es buena…
-La distancia… - digo sonriendo levemente –
-No te rías vale? – dice algo indignada – te estoy contando
lo que siento…
-No me estoy riendo… - digo acariciando su mejilla de nuevo –
es que eres muy tierna… - resopla frustrada – cariño… - me mira un tanto seria –
tú crees que por estar haciendo una gira, viéndonos todas las semanas varios
días, algo va a cambiar entre nosotros?
-Eso es lo que no quiero… - dice algo emocionada –
-Malú… - agarro su barbilla y hago que me mire de nuevo – no
va a cambiar absolutamente nada… - digo convencido – yo te quiero… - baja la
mirada sonriendo avergonzada – más que a nada – digo con convicción – y lo
único que voy a estar deseando es verte… - me mira de nuevo, ahora sí, con
alguna lágrima que amenaza con salir de sus ojos – no dudes ni un instante de
eso vale? – asiente – me lo prometes? – asiente de nuevo – además… - digo poniendo
gesto chulesco – tú sabes lo que va a pasar el lunes cuando volvamos? – digo con
tono sugerente –
-Álex… - dice riendo sin mirarme –
-Los reencuentros siempre son… - me acerco a su cara y le
doy un beso fugaz en el cuello –
-Para! – exclama riendo –
-Ahora en serio… - me mira de nuevo, esta vez algo más
sonriente – disfruta vale? Yo voy a estar aquí y todo va a seguir igual, de
acuerdo? – asiente un poco más convencida –
Nos besamos varias veces hasta que mi móvil suena. Me quejo
en voz baja y Malú sonríe.
-Ya están aquí – digo levantándome de la cama y escuchando
como suspira levemente – ten cuidado eh? – digo señalándola con el dedo – y llámame
cuando llegues a Tenerife…
-Y tú llámame cuando llegues a Gijón – dice sin levantarse
de la cama –
-Bajas conmigo? – digo agarrando la maleta sin dejar de
mirarla. Asiente y se levanta, caminando detrás de mi y bajando las escaleras –
ven aquí – dejo la maleta y abro los brazos al lado de la puerta –
El abrazo dura unos segundos. Se aferra a mi espalda como si
me fuera a la guerra y no supiera que nos vamos a ver dentro de nada. Me enternece
que sea así, tan cariñosa… tan emocional…
-Todo va a estar bien vale? – digo agarrando su cara con
ambas manos – lo vamos a llevar bien, ya lo verás… - asiente un poco emocionada
– ay dios mío – exclamo volviendo a abrazarla – lo que quiero yo a mi reina –
digo levantándola en peso, oyendo como ríe levemente – no te preocupes por nada
vale? – digo agarrando de nuevo su cara con mis manos – disfruta mucho… -
asiente mientras le doy varios besos en los labios – escríbeme o llámame cuando
salgas y cuando llegues vale? – asiente de nuevo, mirándome con cara de pena
cuando agarro el pomo de la puerta. Suspiro enternecido y vuelvo a agarrarla de
la cintura – te quiero – dejo otro beso en sus labios –
-Y yo a ti – dice mirándome para, acto seguido, volver a
besarme –
Sonrío y agarro la maleta, esta vez si, decidido a salir ya
de la casa. Si me lo pienso más, suspendo la gira y me voy con ella a todas
partes. Pero esto tiene que ser así, así que no hay otra forma de hacerlo.
Fuera me espera mi mánager en el coche. Antes de subir, miro
para la puerta y allí sigue, apoyada en el marco, con cara de pena. Me muero si
sigo mirándola más tiempo. Saco fuerzas para poner una sonrisa y mandarle un
beso y consigo ver como sonríe. Subo al coche y sigo mirando. Los cristales son
tintados, así que ya no me ve. Veo como parece que suspira, se cruza de brazos,
se da la vuelta y la puerta se cierra.
-Todo bien Álex?
-Si – respondo rápidamente – vamos – digo de forma escueta –
Agarro mi móvil, dispuesto a abrir el whatsapp para
escribirle.
“Ya te echo de menos mi vida” escribo. Al segundo, su estado
cambia a en línea y, acto seguido, a escribiendo. “Y yo a ti cariño”. Sonrío.
Pongo varios emoticonos cursis y suelto el móvil. Me empeño en decirle que esto
no va a ser difícil… pero sí, sí va a serlo.
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