miércoles, 30 de enero de 2019

CAPÍTULO 161: ITALIANO

Tras salir del aeropuerto, nos dirigimos a la zona de alquiler de coches. Cogidos de la mano, sin que nadie a nuestro alrededor repare en nuestra presencia. Me siento hasta raro.

Tras alquilar el coche, pongo el gps para que me dirija hacia el hotel. Un hotel 5 estrellas, con piscina, y con unas vistas geniales. Ideal para hacer el check-in y no salir más de allí.



Su gesto de sorpresa al ver cómo aparcaba el coche, me hace sonreír.

-Álex… - exclama – es genial! – exclama con más fuerza –

-Sabía que te gustaría… - sonrío –

El hotel, rodeado de naturaleza, un poco alejado de los lugares concurridos, pero no demasiado lejos. Justo como había visto en las fotos. Aparcamos en el parking y saco los papeles de la reserva. Entramos al hotel y, en recepción, comienzo a hablar con mi italiano de andar por casa. Me defiendo, la chica sonríe, me entiende. Por su chaqueta sé que habla español, italiano e inglés, pero decido seguir hablando en italiano. Soy consciente que Malú me está mirando ojiplática. Esto no se lo esperaba. Nos da la tarjeta que da acceso a una de las suites y entramos al ascensor.

-Desde cuando hablas italiano? – pregunta indignada –

-He estado aprendiendo para… - me acerco, la agarro de la cintura y la pego a mí – decirte cosas bonitas en italiano…

Me mira, primero sorprendida y, después, algo avergonzada. Su mirada se torna en algo de deseo conforme vamos llegando a la última planta. Salimos del ascensor agarrados de la mano, con sendas maletas. Yo, en cambio, aparte de la maleta, llevo una bolsa de deporte y otra bolsa llena de cosas, según ella, imprescindibles. Al abrir la puerta con la tarjeta, dejo caer todo y no me da mucho tiempo a más. Cierra la puerta con fiereza, echa el pestillo y me empuja hacia la pared. Alzo una ceja mientras me mira con lujuria.

-Qué me ibas a decir en italiano? – dice con voz sexy acercándose a mi boca –

No hace falta decir mucho más. Caemos en la cama y damos rienda suelta a toda la pasión que íbamos acumulando durante todo el día.

-No te oigo decirme cosas en italiano… - dice gimiendo mientras dejo besos en su cuello –

-Ti amo… - digo espontáneamente pegado a su oído –

-Offf… - gime con aprobación y se incorpora, agarrándose a mi cuello y haciendo que me siente – vamos a estrenar Italia… - dice con voz extremadamente sensual –

Me levanta la camiseta, hago lo mismo con su ropa y terminamos de desnudarnos rápidamente. Volvemos a la misma posición, sentado en la cama con ella sobre mí. Nuestro calentón ha sido tan instantáneo que apenas ha habido preámbulos. Noto como está excitada, igual que yo, así que no me deja siquiera hacer nada. Comienza a mover su pelvis contra la mía y no puedo soportarlo. La tumbo boca arriba y agarro sus piernas con fuerza, pegándola a mí. Vuelvo a introducirme en ella de forma brusca y comienza a gemir de forma ahogada, como si no pudiera respirar. La observo, con la cabeza casi colgando por el lateral de la cama, con su boca entreabierta y agarrándose a la cama para no caerse.

La agarro de nuevo por la cintura y la vuelvo a mover, esta vez hacia la almohada. Estira sus manos para hacer fuerza contra la cabecera en la pared. Me encanta como se mueve todo su cuerpo al son que le marco.

Nuestro arrebato de pasión, el primero en tierras Italianas, termina con una serie de gemidos, sin pudor ninguno, por su parte.

-Joder Álex… - dice todavía gimiendo – me encanta…

-Y a mi… - digo todavía recuperándome, con tono sugerente – Benvenuti in Italia… - digo en su oído –

-Offf… - vuelve a soltar un gemidito – apréndete más cosas, que me pone muchísimo…

-En serio? – digo riendo – pero si me lo puedo estar inventando…

-Me da igual… - dice moviendo su pelvis hacia mí –

-A mí sabes qué es lo que me pone muchísimo? – digo mimoso escondiendo mi cabeza en su cuello –

-El qué? – pregunta en voz baja –

-Mirarte… - me incorporo para mirarla – mirar las caras que pones…

-Ah si? – dice de forma sugerente – esas caras es por tu culpa…

-Por eso me pone… - digo mirando sus labios –

-Álex! – exclama mirándome hacia la entrepierna – ya? Otra vez? – dice algo sorprendida –

-Di nuovo, bella… - digo pegado a su oído, con todo el tono sugerente que puedo poner –

-Dios! – exclama agarrándome del cuello y haciendo que vuelva a besarla –

De nuevo, como si no hubiéramos tenido bastante, damos riendo suelta a la pasión en esa cama que ya nos conoce y ya sabe lo que le espera. 

martes, 29 de enero de 2019

CAPÍTULO 160: EL PARÓN


La observo ilusionada, contándome cómo se llaman los talents y me destaca algunos. Me explica lo que ya ha estado pensando para ellos, a pesar de faltar meses para que comencemos a grabar las batallas, que serán en Septiembre. Estamos a finales de Junio, con el calorcito, y los dos acordamos tomarnos un mes de parón en los conciertos. Desde mitad de junio a mitad de julio. Así lo hemos hecho. Ha terminado de grabar las audiciones a ciegas y tenemos más de dos semanas para nosotros.

-Y la tía canta… - hace un gesto de explotarle la cabeza – te lo juro que ganamos, que gana ella… - la observo apoyado en la mesa, casi sin escucharla – oye! – exclama mirándome – me estás escuchando?

-Estaba pensando… - digo sonriendo – dónde te podría llevar de viaje…

-De viaje? – me mira extrañada – Álex, si no hemos planificado nada… - sonríe negando con la cabeza –

-Bueno… - digo acercándome a ella – no habrás planificado nada tú… - me mira alzando una ceja – porque aquí, tu cococha… - alza las dos cejas al ver como me acerco – tiene esto…

Me mira y mira los papeles que he sacado del bolsillo.

-Qué es esto Álex? – dice en voz baja –

-Esto es que tu novio es un romántico y quiere llevarte de viaje… - digo señalando el papel – no me digas que has ido… - digo alzando una ceja –

-Eh.. no… - me mira contrariada – esto es… - mira los billetes y me mira, reprimo la carcajada – un billete a Pisa? – asiento ilusionado –

-A hacernos la foto esa típica sujetando la torre!! – exclamo fingiendo ilusión extrema –

-Eh… - me mira sonriente pero un poco estupefacta – claro! – exclama, pero sé que no está entendiendo nada y se esperaba otra cosa – está… - asiente mirando los billetes – está genial…

-Jajajajaja – estallo en una carcajada – a ver Malú… - agarro los billetes y hago que se siente en el sofá – dónde está Pisa?

-En Italia… - contesta un poco desconfiada –

-En qué parte de Italia? – pregunto intentando que complete la frase –

-Esto que es? Una clase de geografía? – dice pensativa – pues yo que sé Álex…

-Te suena la Toscana?

Su cara se va transformando poco a poco en ilusión y sorpresa. Tanta, que se lanza a abrazarme y me hace estallar en una carcajada.

-Oye pero que Pisa es muy bonita eh? – digo abrazándola – que no solo tiene la torre…

-Yo que sé! – exclama – no tengo ni idea de cómo es esa zona… no he estado nunca… - dice cogiendo de nuevo los billetes –

-No solo vamos a estar aquí… - digo señalando el billete – esto es la llegada pero… - me mira ilusionada – vamos a recorrer varios sitios… playas incluidas… - la miro alzando las cejas varias veces –


Caminamos por el aeropuerto intentando pasar lo más desapercibidos posible… pero ya nos han echado varias fotos, algunas sin preguntarnos y sin pedir que posemos con los que realizan la foto. Simples “paparazzis” improvisados. Sinceramente, me da exactamente igual. Cuando lleguemos a Italia, aspiro a poder caminar por la calle sin que nadie nos conozca. Le miro y me sonríe, haciéndome un gesto de “no pasa nada” mientras nos ponemos en la cola para embarcar. Destino: Pisa. Sonrío mirando el cartel. Hace tanto tiempo que no me voy de viaje así. Por simple placer.
Álex, por lo visto, ha estado planificando esto desde hace semanas. Me ha contado que había valorado otros sitios, como República Dominicana o sitios así… pero agradezco que haya elegido algo así. No he estado nunca y no sé si estar en República Dominicana es lo que me apetecía ahora mismo. Creo que me apetece descubrir sitios, pasear, improvisar… no que me pongan una pulsera y no me dejen salir de un recinto porque pueden secuestrarme.

Al subir al avión, me siento en la ventanilla, con Álex a mi lado. Algunas personas creo que nos han reconocido, pero apenas nos ha “molestado” nadie al subir al avión. Supongo que habrán grabado algún video y ya estará circulando por twitter… pero da igual.

Le observo quitarse la chaqueta algo nervioso. La deja en el compartimento de arriba y vuelve a sentarse. Se frota las manos un poco. No puedo evitar reírme. Al escucharme, me mira y resopla apartándome la mirada.

-Te encanta volar… - digo divertida –

-Me apasiona… - dice irónico – es una cosa… - continúa con la ironía – eso de saber que si algo falla, mis pedacitos de cuerpo quedarán esparcidos por el suelo…

-Álex! – exclamo dándole un manotazo – no tiene gracia… - le escucho reírse –

-Que ya lo sé… - dice abrochándose el cinturón – además, es mucho más probable tener un accidente de coche y yo ya he tenido uno, así que…

-Pfff – resoplo desganada al escucharle –

Me quedo seria, mirando por la ventanilla sin poder evitar recordar el momento en que, en casi plena rueda de prensa, me enteré del accidente y no sabía ni siquiera cómo estaba. Recuerdo la angustia. Recuerdo el miedo.

-Oye… - noto como me roza el brazo y doy un pequeño respingo, estaba demasiado abstraída en todos esos pensamientos – no tenía que haber dicho eso… - sonrío de medio lado – me paso a veces bromeando con cosas de estas…

-No pasa nada… - digo con voz dulce, acariciando su mejilla –

Me acaricia también, de forma cariñosa, y me da un fugaz beso en los labios.

-Anda – dice sentándose bien – dame la mano antes de que pida un orfidal…

-Jajajajaja – río – anda ven… - le agarro fuerte de la mano – yo te protejo – digo con voz grave –

Me mira con una ceja levantada y sonríe mientras apoya su cabeza en el respaldo. El avión comienza a moverse lentamente para encarar la pista de despegue. Acaricio su mano para que esté tranquilo. Todo su cuerpo se tensa con el despegue, el mío también, por muy acostumbrada que esté a los vuelos. Miro por la ventana y no puedo evitar sonreír.

-Miras por la ventana… - dice sin modificar mucho su posición – no sé cómo puedes

-Mira, pero si se ve todo… - le oigo resoplar – jajajaja – río – anda, afloja un poco la mano que no me llega el riego…

Veo como mira hacia nuestras manos y se destensa un poco. Sonrío y vuelvo a hacerle una carantoña. El avión se estabiliza y el vuelo se desarrolla con total tranquilidad. Tanto que se queda dormido sobre mi hombro. Acaricio su pelo, me relaja hacerlo, y me estiro un poco en el asiento. Permanecemos en la misma posición hasta que por megafonía anuncian el aterrizaje.

-Hola… - digo en voz baja – te has relajado eh? – sonríe algo tímido –

-No me había quedado durmiendo nunca en un avión… - dice extrañado revolviéndose el pelo –

-Eso es porque estabas tranquilo porque tu novia te protege… - digo fingiendo solemnidad – tranquilo pequeño, no va a pasarte nada… - pongo voz grave –

-Eres muy tonta… - dice sonriendo abrochándose el cinturón – mi novia… - dice reflexivo y me mira – mira que suena bien eso eh? – afirmo mirándole embelesada –

Se inclina hacia mí para darme un beso hasta que nota como el avión va descendiendo de altura. Me meo con la cara que ha puesto, se pega al asiento y me agarra la mano.

-Luego te lo doy… - dice apretándome la mano –

-Solo uno? – digo con voz provocativa pegado a su oreja –

-Malú… - me mira de reojo – estoy concentrado para no ponerme a gritar – reprimo una carcajada – no me desconcentres…

-Eres muy payaso… - digo riéndome y apoyando mi cabeza en el asiento –

El aterrizaje se produce sin incidentes, como estaba claro. Mi mano vuelve a perder el riego hasta que el avión toca tierra. Álex me mira disimulando y, cuando el avión se detiene, se levanta del asiento y coge su chaqueta. Le observo divertida.

-No paras de reírte de mi eh? – dice haciéndome hueco para que salga –

-Me río contigo – alzo mi dedo índice – que no es lo mismo – acaricio su mejilla – anda sal – le señalo que camine por el pasillo –

Al salir del avión, esperamos a que salgan nuestras maletas. Miro alrededor instintivamente. Todo el mundo a su bola, no parece que nos reconozca nadie. Sonrío sin querer.

-Qué pasa? – dice dándome mi maleta y cogiendo la suya –

-Nada… - niego con la cabeza y media sonrisa – que no nos mira nadie…

-Se me ocurren varias cosas que harían que nos mirasen… - dice con voz seca –

-Ay joder… - digo nerviosa – está lejos el hotel? – digo agarrando mi maleta y dándole una palmetada en el trasero –

-Ya verás… - me agarra de la cintura y comenzamos a andar hasta salir del aeropuerto –

El tiempo es perfecto. No demasiado calor, no demasiada gente por lo que puedo ver. Tengo la sensación que va a ser un viaje maravilloso.  

lunes, 28 de enero de 2019

CAPÍTULO 159: COCOCHA


Salgo corriendo detrás de ella hasta que se encierra en el baño y me da con la puerta en las narices. Resoplo frustrado y llamo a la puerta varias veces.

-Malú… - digo con voz dulce – vamos… sal…

No escucho respuesta, solo escucho a Malú comenzar a llorar. Apoyo mi puño en la puerta y suspiro. Qué discusión tan tonta. Me ha dicho cosas que me han jodido mucho, pero se nos ha ido de madre. Sé que se siente fatal. Lo último que ha dicho me ha partido el alma. Que terminaré yéndome como ha hecho todo el mundo… que no sabe tratar una pareja… cómo que no? Esto es una tontería…

-Malú cariño… - vuelvo a tocar a la puerta – ábreme… - sigo escuchando como llora – ha sido una tontería, no he sabido explicarme bien…

Escucho como comienza a llorar todavía con más intensidad. Suspiro de nuevo. Un nudo en la garganta aparece y no creo que se vaya a ir.

-Malú… - digo un tanto emocionado – ábreme cielo… - digo de forma dulce – no voy a irme a ninguna parte… - hago una pausa para ver si escucho algo, pero solo le escucho llorar –

Nada, no la abre. Me dejo caer de espaldas y me siento apoyado en la puerta. Tengo unas ganas inmensas de llorar. Llevamos días sin vernos y lo primero que se nos ocurre es discutir por una tontería. Me siento mal… muy mal.

-Cómo puedes decir que terminaré yéndome? – digo apoyado en la puerta, de espaldas – que no sabes tratar a una pareja? – resoplo – Malú, yo soy feliz contigo… - intento reprimir las lágrimas – no tienes que cambiar nada… - seco mis lagrimas con mis manos – no quiero que cambies nada… - digo con rabia – abre la puerta por favor… - suplico intentando no echarme a llorar –

De repente, escucho el pestillo, pero la puerta no se abre. Me levanto rápidamente y abro la puerta despacio. La encuentro sentada en la esquina, al lado de la puerta, hecha un ovillo, con sus brazos encogiendo sus piernas y su rostro escondido entre ellas. Una sensación inmensa de tristeza me inunda. Me agacho hasta ella y me siento a su lado, apoyando la espalda en la pared.

-Cielo… - acaricio su pelo pero no se mueve de esa posición – mírame anda… - intento agarrar su mano pero no me deja – Malú… - suspiro – yo te quiero… - digo mirándola todavía en la misma posición – y sé que tú también me quieres…

-No dejo de hacerte daño… - dice de repente, levantando su rostro y mirándome – no dejo de ser cruel contigo… - solloza – querernos no es todo…

-Claro que no es todo… - digo haciendo que me mire – no sólo me quieres… - acaricio su cara y me aparta la cara – me cuidas… - mira al suelo – piensas que no me tratas bien? – se alza de hombros sin mirarme, secando sus lágrimas, sin mirarme. Sonrío sin querer – me encanta cómo me despiertas por las mañanas… - digo acercándome a ella – y cómo me miras cuando estamos en el sofá y estoy medio dormido… - veo como esboza una ligera sonrisa, pero sigue sin mirarme – y me encanta cómo me abrazas cuando sabes que lo necesito… - hago que alce su mirada – sabes cuándo lo necesito sin decírtelo… - me mira con su ligero maquillaje todo corrido, empapada en lágrimas – Una discusión no me va a hacer que deje de pensar eso… - resopla y aparta la mirada – ni una palabra mal dicha en un momento de tensión…

-Me he pasado mucho – dice convencida, seria y con tono triste – tú mismo has dicho que te estás cansando de todo esto…

-Y tú también has dicho cosas que no piensas no? – digo haciendo que me mire –

-Ves? – dice intentando levantarse – se me ha ido la pinza, no sé hacer esto…

-Para – la detengo y hago que se siente – quién sabe hacer esto? – me mira fugazmente y desvía la mirada – yo tampoco sé hacerlo Malú…

-Si sabes… - dice mirándome – sabes calmarme… - noto como comienza a llorar otra vez – sabes no hacerme daño…

-También te he hecho daño Malú… - digo acariciando su rostro – en vez de calmar las cosas, le he echado leña al fuego… - niego con la cabeza – y no solo ahora, sino en muchas ocasiones… - hago que me mire de nuevo – sabes qué es lo realmente importante? – niega con la cabeza sin mirarme – que lo arreglamos… que no podemos estar enfadados… - me mira sollozando –

-No podría soportar que te fueras… - dice rompiendo a llorar de nuevo, abrazándome de repente –

-Eh… - acaricio su pelo con extremado cuidado – no voy a irme… - digo intentando no llorar con ella – cómo voy a irme? - acaricio su pelo de nuevo y me mira - Es imposible cariño... 

Llora desconsolada, aferrándose a mi espalda. Sentados en el suelo, abrazados, me doy cuenta de lo frágil que es a veces. Otras veces es fuerte, tan fuerte que hasta impone. Pero luego se vuelve frágil. De repente, sin avisar. Me parte en dos cuando la veo así. Soy incapaz de mantener un enfado tan absurdo como este. Es imposible, no puedo estar enfadado con ella más de 5 minutos.

-Malú… - intento que se separe un poco pero no me deja – nadie me había querido como me quieres tú… - suspiro – y nadie me había tratado como me tratas tú… - digo totalmente sincero – y... - suspiro - y nunca sentido esto por nadie... - vuelvo a suspirar - deja de pensar que esto va a estropearse… - dejo un beso sonoro en su pelo – y menos por algo así…

-Agg… - se queja mientras se aparta un poco de mí – por qué cojones tienes que ser así? – pregunta algo frustrada, sin mirarme – tan comprensivo siempre… - niega con la cabeza – y yo tan…

-Tan adorable… - digo con voz dulce, sin dejar que termine – extremadamente adorable…

Me mira y suspira algo avergonzada, bajando la mirada. Me acerco de nuevo a ella, esta vez de rodillas y, esta vez, bajo su atenta mirada.

-Quieres que sea tu cococha de nuevo? – digo apartando parte de su melena de su cara –

Niega levemente con la cabeza sin mirarme, con una sonrisa avergonzada todavía. Me mira y asiente.

-Tú quieres? – pregunta algo temerosa –

-Yo? – sonrío y carraspeo – si quiero – digo con tono trascendental y hago que suelte una leve carcajada – oye… - me pego a ella – tu madre no seguirá teniendo llaves de casa no?

Una sonora carcajada sale de su garganta, haciéndome respirar de nuevo. Oír cómo se ríe me da una paz tremenda. Tras su carcajada, damos rienda suelta a los besos, a las caricias… a todo.

CAPÍTULO 158: CRUEL

La gira avanza y apenas nos hemos visto esta semana. He vuelto a decir que sí a La Voz. No he podido evitarlo, me ofrecían grabar las audiciones a ciegas entre semana, por lo que no iba a tener problema para compaginarlo en principio. Álex al principio no puso buena cara. Según él, mi ritmo de trabajo es demasiado alto. Tuvimos una pequeña disputa por ese tema pero, al final, como siempre, lo arreglamos. De eso ya hace algunos días, con un concierto de por medio, por lo que hoy, después de varios días, vamos a volver a vernos.

-Si ya… - le veo entrar por la puerta, con la maleta en una mano y el teléfono en otro, parece que está hablando con alguien – ya pero ya te he dicho que no… - voy a su encuentro pero ni siquiera se ha dado cuenta que estoy allí – ya sabes lo que opino… estoy liadísimo - toco su espalda y se gira, me sonríe fugazmente y me hace un gesto para que espere – cómo asesor? – pregunta mirándome – hombre ya pero… - me mira de nuevo y no entiendo qué es lo que pasa – ya pero tengo que consultarlo con ella… - alzo una de mis cejas – es que sería un poco fuerte… - le miro sin entender nada – oye mira, te llamo luego y te digo ok? Acabo de llegar a casa y… - asiente poniendo los ojos en blanco – ya, ya lo sé… - me hace una carantoña que me destensa un poco – oye va, en serio, que luego te llamo vale? – asiente – venga, hasta luego…

-Hola cariño – le saludo sonriente agarrándome a su cuello y dándole un beso –

-Hola cielo… - responde con tono cansado – todo bien? – asiento mirándole extrañada –

-Qué pasa? – señalo a su teléfono – algún problema?

-Pf… - resopla apartando su maleta – a ver… - me agarra de la mano – ven

Me lleva hasta el salón y consigue asustarme un poco. Se sienta en el borde del sofá, mirándome.

-Me han propuesto ser coach de la voz

Mi cara de sorpresa se transforma en cara de ilusión. Pego saltitos de ilusión.

-He dicho que no – dice de repente –

-Cómo? – pregunto sorprendida – pero por qué? – me siento a su lado –

-Malú… - suspira – me enfado la semana pasada porque tú dices que sí y ahora digo yo que si? – niega con la cabeza –

-Pero así estaríamos más tiempo juntos… - digo intentando convencerle –

-Que no Malú – dice de mala gana – y cuando digo que no, para colmo, me dicen: pues el asesor de Malú… - dice poniendo los ojos en blanco – a quién se le ocurre eso? Qué queremos? Ser el centro de atención? – me mira sonriendo – te imaginas? No sé… te apetece eso?

Tengo sentimientos encontrados. Por un momento, me ha hecho una ilusión tremenda. Pero, al verle de esa manera, tan desganado, empiezo a cabrearme. Soy consciente de que es uno de mis brotes, pero no puedo evitarlo.

-Tan malo sería trabajar conmigo? – suelto sin querer –

-Qué? – me mira sorprendido – Malú, no es eso…

-Ya… - digo algo molesta – te quejas de que vamos a pasar poco tiempo juntos y ahora no quieres que pasemos tiempo juntos…

-Ah espera… - se levanta y noto como está algo nervioso – que lo hago para que no te agobies y ahora soy yo el malo…

-Para que no me agobie? – digo totalmente indignada – y por qué voy a agobiarme? Por estar con mi novio trabajando?

-No, por ser el centro de atención durante todo el puto programa Malú… - dice alzando un poco la voz –

-Ah, es eso… - digo irónica – todos estos meses diciéndome que me suelte, que qué más da la gente… - digo con sorna – y ahora eres tú el que no quiere salir en ningún sitio conmigo.

-Pero qué cojones estás diciendo? – dice gritando – se te va la pinza mucho… - dice intentando salir del salón –

-Si, se me va la pinza, qué pasa? – digo empujándole un poco para que no salga del salón – se me va la pinza cuando te veo hablar de trabajar juntos con esa desgana…

-Pero qué desgana? – grita – si lo hago por ti! – exclama –

-Por mí? – dirijo mis manos hacia mi pecho – pero tú quien eres? Mi salvador? – digo irónica – siempre protegiéndome de todo… - mi tono es de desprecio –

-Malú, ese programa te encanta, tú eres la estrella ahí – dice mirándome – si voy yo…

-Si vas tú me vas a quitar protagonismo… - digo terminando la frase como creo que la iba a terminar – qué pronto se te ha subido todo…

-Disculpa? – me mira sorprendido. Me he pasado, no quería decir eso, pero no doy marcha atrás –

-Si, ahora resulta que tú, con tu horda de fans que, te recuerdo – digo señalándole con el dedo – son en parte por mí, me vas a quitar protagonismo… - pongo gesto de desprecio – eres ahora el puto Ricky Martin…

Se queda mirándome, sólo unos segundos. Esa mirada la recuerdo. Es de absoluta decepción.

-Iba a decir que si voy yo, en todo caso estaría en tu equipo… - me dice apartándome, dirigiéndose hacia el jardín – y a mí me encantó estar en tu equipo la otra vez… - intento hablar pero se gira desde el jardín – puedes quedarte con tus fans, total, yo no he hecho nada para que les guste mi música – voy a intentar hablar otra vez para disculparme, pero me lo impide – todo lo que he conseguido es porque estoy contigo, es eso no?

-Álex… no… - me corta de nuevo –

-Eso tiene una solución… - dice sentándose en la tumbona – lo dejamos y ya está no?

La pregunta cae como una roca sobre el jardín. Me deja muda. La he cagado pero bien, y no se cómo arreglar esto.

-Malú… - se enciende un cigarro – si acaso sería tu asesor porque me encantó… - dice sin mirarme – cuando estuve solo con los niños fue diferente… y… - da otra calada – no estoy preparado para estar yo solo, no creo que tenga una carrera tan sólida como para sentarme ahí… juzgando qué voces valen y cuáles no… - niega con la cabeza – me da vértigo joder… me crea inseguridad… - suspiro y me siento a su lado – me encantaría estar sentado a tu lado y que me agarrases la mano cuando no supieras a quién elegir… - sonrío de lado un tanto emocionada. Hace una pausa, mirando a la piscina, sin mirarme – te has pasado mucho… - dice con voz muy seria -

-Álex… - intento explicarme –

-De verdad crees que pienso que te voy a quitar protagonismo? Que me creo algo? – intento responder – que todo lo que he conseguido es por ti? Porque estamos juntos?

-Álex, no quería decir eso… - digo intentando justificarme –

-Pero lo has dicho… - me mira con gesto serio – siempre eres comedida con las discusiones menos cuando son conmigo… - intento hablar pero no me deja – conmigo sacas toda la ira y das con el dedo en la llaga – se levanta de la tumbona y entra de nuevo al salón – no sé, no sé por qué lo haces… - dice con tono cansado –

-Lo siento Álex… - digo sabiendo que tiene toda la razón –

-Malú… - le miro y me mira serio – no me siento con confianza para meterme de lleno en un programa como ese… - suspira – no es por ti, es que no quiero que… - veo que no sabe como explicarse – me genera mucha inseguridad pero si es contigo, eso ya no me pasa…

-Pero inseguro por qué? Si eres un pedazo de compositor y…

-Malú – le corto – no estás entendiendo lo que te estoy diciendo… - le miro callada – no me siento bien ni seguro de hacer algo así… - suspira – y tú en lo único que has pensado es en que me creo una estrella… - se apoya en el sofá, ahora me siento todavía peor – me decepciona tanto que pienses así de mí…  

-Álex, por favor… - suplico algo agobiada – que no pienso eso, que es que…

-Lo has dicho… - dice mirándome – y con bastante mala baba – sigue mirándome y hace que baje la mirada - eres cruel conmigo – se sienta en el sofá – siempre terminas siendo cruel cuando discutimos…

Le observo sentado en el sofá, con la espalda arqueada hacia delante, las manos cruzadas y los codos apoyados en las rodillas. Pensativo. Enfadado. Decepcionado. He vuelto a cagarla, una y otra vez. Tengo que tomar la iniciativa. No puedo dejar que esto se quede así, que esa sensación que tiene, la siga teniendo. Cómo voy a pensar así de él? Le pasa exactamente lo mismo que me pasó a mí cuando me lo propusieron por primera vez. Se estará preguntando si es tan válido como para juzgar a otros. Si es tan válido como para sentarse ahí… En la de los niños lo hizo genial, pero sé que piensa que no es lo mismo.

-Álex… - le oigo resoplar – Álex, escúchame…

-No Malú – se levanta – necesitas verme enfadado para que te salte la bombilla – se toca con el índice la cabeza – necesitas verme así para darte cuenta que… - para de hablar y suelta un suspiro intenso – me estoy cansando de esto Malú…

Le miro. Le observo. Por un momento, con esa frase, pienso que va a decir esas palabras. Va a dejarme. Llevo desde que le conozco, siendo cruel con él cuando discutimos. Tiene toda la razón. Y no sé por qué me pasa. No me da tiempo a pensar en lo que realmente quiero decir.

-Tenía muchas ganas de verte… - digo con voz un tanto emocionada, plantada frente a él – siento haberlo estropeado… - digo culpable – no… - trago saliva – no sé qué me ha pasado… - digo intentando excusarme – me he liado yo sola… - tartamudeo – te... te juro que voy a hacer que eso no pase más… - le miro fugazmente y veo como me está mirando fijamente – te juro que voy a cambiar…

-No quiero que cambies – dice rápidamente, de forma indignada, acercándose a mí –

-Claro que tengo que cambiar… - digo con cierto nudo en la garganta – terminarás yéndote como ha hecho todo el mundo… - comienzo a sollozar – no sé tratar a una pareja… - noto como se acerca más a mí – no sé discutir sin hacer daño… - comienzo a llorar – Álex, por favor – le miro con mis ojos llenos de lágrimas y le veo a escasos centímetros de mí – te juro que cambiaré – se me entrecorta la voz – pero no te vayas…

Se queda mirándome pero soy incapaz de cruzar mi mirada con él. Sé que está observándome. No se mueve, y yo tampoco. Tengo ganas de huir, de irme, de desaparecer ahora mismo. Cuando noto que se acerca a mí, le empujo levemente, aguantándome las lágrimas, y salgo corriendo hasta la primera puerta que encuentro. Me encierro en el baño y, ahora si, todo sale de repente. Comienzo a llorar amargamente. No sé cuidar a la gente que quiero. Consigo que se aparten de mí, consigo que se cansen. Y, con Álex, pasará exactamente lo mismo. 

domingo, 27 de enero de 2019

CAPÍTULO 157: LAS LLAVES


Bajo del coche como si tuviera prisa, como si fuera a perder un tren. Cojo la maleta, me despido de mi mánager, y abro la puerta casi sin respirar. Subo las escaleras y llego a la puerta. Resoplo sonriente justo antes de abrirla. Al entrar, dejo la maleta en la entrada.

-Hola? – pregunto de forma alegre – Malú?

-Álex? – la escucho desde la cocina y oigo como sale corriendo –

No decimos nada. La veo salir corriendo por el pasillo y solo puedo abrir los brazos. Se me tira encima, colgándose de mi cuello y enlazando sus piernas por detrás de mi espalda. Comenzamos a besarnos entre risas, mientras me tambaleo intentando no caerme.

-Te he dicho que me avisaras cuando llegara tu avión! – exclama dándome una palmada en el hombro, sin soltarse – Me has dicho que no venías a comer! – dice indignada, para, acto seguido, volver a besarme -

-Así es más sorpresa no? – digo divertido entre besos –

Camino hacia el salón, todavía con ella encaramada a mí. 3 días sin verla son demasiados. Como acordamos el viernes, el lunes volveríamos a vernos después de nuestros conciertos, pero le he contado una mentira piadosa. Le he dicho que se había retrasado el vuelo y que no llegaba hasta después de comer. Todavía me estoy aguantando la risa cuando, con voz de niña, me ha dicho por teléfono que no iba a poder estar mucho tiempo más sin verme.

Llegamos al salón y la apoyo en la parte trasera del sofá para que se siente. No se suelta de mí, no deja de besarme y yo no puedo parar de reírme.

-Qué ganas tenía de verte… - dice besándome el cuello y haciendo que un escalofrío me recorra la espalda –

-Malú… - le imploro para que pare, pero, al mismo tiempo, no quiero que lo haga – que sabes que me caliento muy rápido si haces eso… - digo agarrando de nuevo su trasero –

-Hostia – se separa de mí rápidamente y la miro interrogante – el fuego! – exclama saltando del sofá y yendo hacia la cocina a toda prisa – mierda! – le oigo exclamar mientras no puedo parar de reírme –

-Qué? – pregunto divertido desde la puerta – se te olvida todo cuando me ves eh?

-Cállate! – exclama bajando la potencia de la vitrocerámica mientras aparta un cazo del fuego – todo desparramado… - dice maldiciendo y limpiando con una bayeta el agua que se ha derramado del cazo –

-Qué estabas haciendo? – digo acercándome –

-Espaguettis… - dice sin mirarme, afanándose en recogerlo bien todo –

-Mmm… - susurro acercándome por detrás y abrazándola por la espalda – qué ricos…

-Álex… - dice suspirando – muy ricos y todo lo que quieras – dice zafándose de mí – pero para ti no hay, que me has dicho que no ibas a venir a comer… - me mira con media sonrisa, fingiendo que todavía está enfadada -  

-Seguro que hay porque… - me acerco de nuevo a ella – como no sabes medir, habrás hecho espaguetis para 10… - la abrazo de nuevo y sonríe algo avergonzada mirando al suelo – podríamos esperar un poco… - digo besando su cuello y escuchando su primer gemido – para comer digo… - meto mi mano por debajo de su camiseta –

-Qué ganas tenía de esto… - dice con voz ronca mientras sigo besando su cuello –

No hace falta que diga nada más. La cojo en brazos y la siento en la mesa de la cocina con algo de rudeza. Me mira un poco sorprendida pero supongo que ve fuego en mis ojos. Sonríe de forma pícara y me levanta la camiseta hasta quitármela. Suficiente. La tumbo en la mesa, conmigo plantado en el borde y agarrando sus caderas y, con la mano, tiro el frutero al suelo, haciéndome sitio. Pega un gritito y comienza a reírse, hasta que vuelve a mirarme y su mirada vuelve a transformarse. Subo su camiseta hasta comprobar que no lleva sujetador. Suspiro de puro placer y levanto su camiseta, sin quitársela. Arqueo mi espalda y comienzo a besarla con fiereza, escuchando como va soltando gemidos en mi boca al notar como mis manos tocan sus muslos, los aprietan contra mi pelvis, y se pasean por su abdomen.

Comienzo a besar sus pechos sin apenas avisar. El único aviso que recibo por su parte es un gemido de placer profundo. Voy a desabrochar su pantalón y se incorpora, cruzando sus manos por mi cuello.

-En el sofá… - dice sin apartar la mirada de mis labios para, acto seguido, comenzar a besarlos con desesperación –

Dicho y hecho. La agarro, con sus piernas de nuevo cruzadas por mi espalda, y caemos en el sofá, yo encima de ella. Repto por su cuerpo, dispuesto a bajar sus pantalones y comenzar a pasear mis labios y mi lengua por ahí, pero me agarra de la cabeza y niega. Me quedo algo paralizado hasta que veo como, ella misma, baja sus pantalones y sus braguitas y me desabrocha el pantalón, bajando la cremallera, sin bajar el calzoncillo del todo, deja mi miembro al descubierto, me agarra y me pega a su pelvis, ya desnuda.

-Quiero que lo hagas ya – dice seria, con voz desesperada –

Resoplo muerto de placer. Es tan salvaje a veces que me encanta. Me introduzco en ella poco a poco, despacio, escuchando como comienza a gemir. Bajo la cabeza y visiono sus pechos, casi al descubierto por la camiseta, estoy a punto de volver a besarlos pero me agarra la cara y me hace mirarla.

-Más fuerte… - dice con voz ronca –

Trago saliva. Se me ha secado la garganta de repente. Agarro sus muslos y abro todavía más sus piernas y comienzo a mover mis caderas con fuerza. Se agarra a mi pelo, y no puedo dejar de mirar su cara, con su cuello hiperextendido hacia atrás, con su boca abierta soltando gemidos con cada embestida.

-Sigue… - dice entremezclando su voz con gemidos – sigue… - repite otra vez haciendo que el poco control que me quedaba, se vaya –

Agarro sus muslos y los pego todavía más a mí, aumentando el ritmo mucho más. En ese momento, escucho un ruido en la entrada, como de la puerta. Al momento, una voz familiar me hace frenarme en seco y mirar a Malú, que está completamente ojiplática.

-Malú? – la voz de su madre es inconfundible –

Como si fuera un resorte, me levanto a toda prisa, doy un par de vueltas sin saber qué hacer, haciéndole gestos a Malú, que se sube los pantalones, se baja la camiseta a toda prisa y me señala la cocina con cara de pánico. Me meto en la cocina como una exhalación, con los pantalones por los tobillos, tropiezo y casi me estampo contra el quicio de la puerta. Al entrar, me subo los pantalones, cojo mi camiseta que yace en el suelo, me la pongo rápidamente, y miro mi entrepierna. Intento abrocharme los pantalones, subir la cremallera… pero imposible, así no sube del todo ni de coña. Como si de una revelación se tratara, veo el delantal sobre la encimera y me lo pongo, sin abrocharlo, que quede ancho para que no se note que tengo una erección como el brazo de Robocop.
Poco después de conseguir hacer todo eso, escucho la voz de Pepi en el salón.

-Hola hijo! – exclama – no te hacía aquí! – me da dos besos mientras Malú me mira por detrás tapándose la boca intentando no reirse y recomponiéndose un poco el pelo –

-Si eh… - digo abriendo mis brazos – es que he llegado antes de lo que esperaba… - sonrío algo nervioso y Malú me hace gestos hacia mi delantal intentando reprimir la risa –

-Estás cocinando? – dice Pepi yendo hacia la encimera y dejándome atrás –

-Malú, por favor… - digo todo lo bajito que puedo – si si eh… - digo nervioso dirigiéndome a Pepi – espaguetis…

-Pues como no los pongas en el fuego, no se van a hacer en la vida… - dice mirándome fugazmente y encendiendo la encimera –

-Ya es que… - carraspeo mirando a Malú, todavía controlando su risa – ha hervido mucho y se ha derramado el agua y… - veo como Malú sale para el salón, supongo que porque se está meando de la risa – y los he apartado del fuego…

-Ya… - dice mirando la encimera todavía con algo de agua – menos mal que sabes cocinar, que sino diría que esto es obra de mi hija…

-Jajajajaja! – escucho una carcajada de Malú en el salón y sonrío disimulando hacia Pepi –

-Y toda esta fruta? – dice mirando al suelo –

Me giro para mirar a Malú, que ya está de nuevo en la puerta de la cocina y mira pasmada el frutero en el suelo, con naranjas y manzanas esparcidas alrededor de la mesa.

-Esto… - me agacho para recogerlo – esto es que tu hija ha intentado ayudarme… - digo inventándomelo sobre la marcha, procurando poner un tono normal – y la ha liado un poco… - Pongo el frutero en la pila de fregar para lavar la fruta y enciendo el grifo –

-Es que tiene poca paciencia mi hija – dice Pepi, aparentemente, sin enterarse de nada –

Me giro y Malú está tapándose la cara con una mano y haciendo leves espasmos, como muerta de la risa pero sin querer reírse. Como lleva todo este tiempo mientras yo intento mantener la compostura. Cuando me mira, me hace un gesto señalando mis pantalones. Pepi sigue lavando la fruta. Noto como están medio bajados, dejando ver mi calzoncillo por la parte de atrás. La miro con espanto y ella abre la boca y tira la cabeza hacia atrás, haciendo como que se ríe, pero sin hacer ruido.

-Voy un segundo al baño – digo agarrando mis pantalones metiendo la mano por el delantal – y… - camino hacia atrás – y ahora vengo…

-Claro hijo – dice Pepi sin mirarme –

Salgo al salón haciéndole gestos a Malú que no puede parar de reírse en silencio. Me llevo la mano al pecho cuando llego al baño, mientras Malú me observa, ahora sí, dejando salir algo de sonido de risa por su boca.

-No puede ser… - dice intentando no reírse –

-La madre que te parió, nunca mejor dicho – digo abrochándome el pantalón –

-Pero por qué te has puesto el delantal? – dice mirándome con cara de estar a punto de llorar de la risa –

-Porque no me abrochaba el pantalón Malú – se descojona apoyándose en la puerta – que tenía esto como la torre Eiffel

-Jajajajajajajaja! – estalla en una carcajada –

-Pero cállate! – digo intentando no contagiarme de su risa, pero me es imposible – Malú, si tu madre nos llega a ver así, te juro que me la corto.

-Te la corta ella lo más seguro – dice llevándose la mano a la barriga – me duele… - dice sin poder parar de reírse – tu cara ha sido lo mejor…

-Basta – le digo intentando no reírme – por favor Malú, mantén la compostura, que no sé mentir…

-Pero por qué no te has abrochado el delantal? – dice todavía riéndose –

-Te lo explico? – digo señalando mi entrepierna – que le digo a tu madre? Que tengo un plátano ahí guardado porque tú has tirado toda la fruta por la cocina?

-Jjajajajajajajajajajajaja! – estalla en otra carcajada aún más fuerte – para! – exclama sin poder parar de reírse – me voy a mear encima! – exclama intentando parar de reírse, pero vuelve a hacerlo y termina por contagiarme del todo –

-Jajajajajaja – me río sin poder pararlo, apoyándome en el lavabo – Malú, no he visto situación como esta, te lo juro – me llevo la mano al pecho –

-Es que… - intenta hablar – jajajajajajaja! – la risa no le deja – te has estampado contra la puerta! – dice volviendo a estallar en otra carcajada –

-Jajajajajajaja! – sigo riéndome – Por favor… - le hago un gesto apoyado en el lavabo – para por favor…

Alzo mis dos manos y asiente, resoplando. Tiene algún intento de volver a reírse, pero se contiene.

-Ya está… - dice convencida – vamos? – asiento – ay de verdad… - me abraza mientras caminamos por el pasillo – no me lo puedo pasar mejor contigo…

-A costa de que me explote una coronaria… - digo haciéndola reír –

-Ay hija – dice su madre al ver como entramos en la cocina – como me gusta verte reir tanto…

-Jajajajaja! – se ríe de nuevo, supongo que pensando que, si ella supiera por qué se ríe, ya no le gustaría tanto –

-Eso es que me la estás cuidando bien… - dice mirándome –

-No lo sabes tú bien… - dice Malú por lo bajini y dándome una palmada en el trasero – te quedas a comer mamá?

Lo pregunta como si nada y yo alzo una ceja. Malú me mira y me hace un gesto de disculpa. Lo entiendo… quedaría rarísimo que le dijéramos que se fuera. De hecho, no iba a ser yo el que lo dijese. Asiento y sonríe ampliamente.

-No es necesario hija, si yo solo venía a ver cómo te había ido este fin de semana… - dice todavía removiendo el cazo lleno de espaguetis – bueno, a ver cómo os había ido – dice mirándome y sonrío – todo bien? – asiento –

-Si, ya sabes mamá… - dice sacando una cola zero del frigorífico y pegando un trago – mucho estrés, pero luego todo sale bien…

-Y tú Álex? – dice mientras me acerco a ella para intentar que deje de cocinar –

-Bien Pepi, ha comenzado bien la gira – digo sonriendo –

-Ay, cuanto me alegro… - dice removiendo los espaguetis –

-Como te vas a quedar a comer – digo mientras le quito la cuchara de madera – no voy a dejar que cocines tú – digo metiendo la cuchara y removiendo para ver si están hechos –

-Ay hijo de verdad – dice poniendo su mano en mi hombro – que salao que eres…

Malú se pone a mi lado, apoyada en la encimera, y la miro. Me sonríe con tanta ternura y con tanto amor que no puedo evitar acercarme a su boca para darle un fugaz beso.

-Eres un cielo… - dice en voz baja acercándose a mí – te ayudo?

-No, que luego lo tiras todo por el suelo… - digo fingiendo y haciendo que vuelva a reírse -

miércoles, 23 de enero de 2019

CAPÍTULO 156: LEJOS DE TI


-Bueno, creo que lo llevo todo – me afano en repasar la maleta para que no se me olvide nada. Me giro y la veo mirándome con cara seria desde la puerta – qué pasa? – pregunto dubitativo –

-Te voy a echar de menos…

Observo su gesto. Entre triste y emocionado. Suspiro y me acerco a ella lentamente. Abrazo su cintura y me mira alternativamente, dirigiendo sus ojos a los míos y al suelo.

-Malú, ya hemos hablado de esto…

-Ya lo sé… - dice un tanto frustrada – pero no quiero irme y no quiero que te vayas…

-Son solo unos días – digo restándole importancia –

-Ya, pero qué hago yo en Canarias mientras tú estás en otra parte? – dice con voz de niña pequeña –

-Pues ponerte morena… - digo sonriendo – es solo el fin de semana, sabes que el lunes nos vamos a volver a ver…

-Ya… - dice no muy convencida – pero… - se separa un poco de mí – no nos hemos separado ni un día hasta ahora…

-Ay dios mío! – exclamo dándole un toque de dramatismo – la vena andaluza dramática que me saca mi jefa… - digo abrazándola de nuevo –

-No me hace gracia… - dice seria apartándose un poco –

Resoplo y la miro, de brazos cruzados en la puerta de la habitación. Me siento en la cama y le hago un gesto para que se siente a mi lado. Me desvía la mirada al principio, con una actitud propia de alguien poco maduro, pero accede finalmente.

-Mírame – le digo – ojalá pudiera acompañarte a todos los sitios donde fueras… - va a hablar pero le corto – Malú, tú tienes una gira y yo tengo otra… pero, piénsalo – desvía la mirada – mira, esto es como si yo fuera médico todavía – sonríe levemente – tendría días de guardia en los que no estaría, pero volvería, y tendría días libres, y estaríamos aquí, los dos… - me mira no muy convencida – bueno pues ahora imagínate que esas guardias son los fines de semana… - resopla – y, entre semana, estamos aquí tirados todo el día… - niega con la cabeza –

-No solía volver a casa cada vez que terminaba un fin de semana… - dice mirando al suelo – solía enlazarlo con el siguiente, y me iba a la ciudad siguiente, aunque faltaran 4 días… y… - sigue hablando de forma rápida – y me tiraba sola todos esos días en la habitación del hotel y…

-Y ahora eso no es así – le corto – lo hemos acordado así no? – asiente levemente – quieres que lo hagamos distinto? – digo sin saber si está convencida de querer volver a Madrid todas las semanas – o quieres hacerlo como antes?

-Claro que no – dice convencida – pero… - suspira – te voy a echar de menos igualmente…

-Y yo a ti… - digo enternecido por su forma de hablar – pero no vamos a estar toda la gira sin vernos – acaricio su mejilla – al contrario, nos vamos a ver mucho…

-Me da miedo… - dice de repente, poniendo cara avergonzada y mirando al suelo –

-Qué es lo que te da miedo? – pregunto sin entender muy bien lo que quiere decir –

-Pues… - suspira – la distancia Álex… - resopla frustrada – nunca es buena…

-La distancia… - digo sonriendo levemente –

-No te rías vale? – dice algo indignada – te estoy contando lo que siento…

-No me estoy riendo… - digo acariciando su mejilla de nuevo – es que eres muy tierna… - resopla frustrada – cariño… - me mira un tanto seria – tú crees que por estar haciendo una gira, viéndonos todas las semanas varios días, algo va a cambiar entre nosotros?

-Eso es lo que no quiero… - dice algo emocionada –

-Malú… - agarro su barbilla y hago que me mire de nuevo – no va a cambiar absolutamente nada… - digo convencido – yo te quiero… - baja la mirada sonriendo avergonzada – más que a nada – digo con convicción – y lo único que voy a estar deseando es verte… - me mira de nuevo, ahora sí, con alguna lágrima que amenaza con salir de sus ojos – no dudes ni un instante de eso vale? – asiente – me lo prometes? – asiente de nuevo – además… - digo poniendo gesto chulesco – tú sabes lo que va a pasar el lunes cuando volvamos? – digo con tono sugerente –

-Álex… - dice riendo sin mirarme –

-Los reencuentros siempre son… - me acerco a su cara y le doy un beso fugaz en el cuello –

-Para! – exclama riendo –

-Ahora en serio… - me mira de nuevo, esta vez algo más sonriente – disfruta vale? Yo voy a estar aquí y todo va a seguir igual, de acuerdo? – asiente un poco más convencida –

Nos besamos varias veces hasta que mi móvil suena. Me quejo en voz baja y Malú sonríe.

-Ya están aquí – digo levantándome de la cama y escuchando como suspira levemente – ten cuidado eh? – digo señalándola con el dedo – y llámame cuando llegues a Tenerife…

-Y tú llámame cuando llegues a Gijón – dice sin levantarse de la cama –

-Bajas conmigo? – digo agarrando la maleta sin dejar de mirarla. Asiente y se levanta, caminando detrás de mi y bajando las escaleras – ven aquí – dejo la maleta y abro los brazos al lado de la puerta –

El abrazo dura unos segundos. Se aferra a mi espalda como si me fuera a la guerra y no supiera que nos vamos a ver dentro de nada. Me enternece que sea así, tan cariñosa… tan emocional…

-Todo va a estar bien vale? – digo agarrando su cara con ambas manos – lo vamos a llevar bien, ya lo verás… - asiente un poco emocionada – ay dios mío – exclamo volviendo a abrazarla – lo que quiero yo a mi reina – digo levantándola en peso, oyendo como ríe levemente – no te preocupes por nada vale? – digo agarrando de nuevo su cara con mis manos – disfruta mucho… - asiente mientras le doy varios besos en los labios – escríbeme o llámame cuando salgas y cuando llegues vale? – asiente de nuevo, mirándome con cara de pena cuando agarro el pomo de la puerta. Suspiro enternecido y vuelvo a agarrarla de la cintura – te quiero – dejo otro beso en sus labios –

-Y yo a ti – dice mirándome para, acto seguido, volver a besarme –

Sonrío y agarro la maleta, esta vez si, decidido a salir ya de la casa. Si me lo pienso más, suspendo la gira y me voy con ella a todas partes. Pero esto tiene que ser así, así que no hay otra forma de hacerlo.

Fuera me espera mi mánager en el coche. Antes de subir, miro para la puerta y allí sigue, apoyada en el marco, con cara de pena. Me muero si sigo mirándola más tiempo. Saco fuerzas para poner una sonrisa y mandarle un beso y consigo ver como sonríe. Subo al coche y sigo mirando. Los cristales son tintados, así que ya no me ve. Veo como parece que suspira, se cruza de brazos, se da la vuelta y la puerta se cierra.

-Todo bien Álex?

-Si – respondo rápidamente – vamos – digo de forma escueta –

Agarro mi móvil, dispuesto a abrir el whatsapp para escribirle.

“Ya te echo de menos mi vida” escribo. Al segundo, su estado cambia a en línea y, acto seguido, a escribiendo. “Y yo a ti cariño”. Sonrío. Pongo varios emoticonos cursis y suelto el móvil. Me empeño en decirle que esto no va a ser difícil… pero sí, sí va a serlo.

martes, 22 de enero de 2019

CAPÍTULO 155: ENCADENADOS

Veo desde abajo el ensayo. La veo moverse por el escenario, sin los gritos habituales de un concierto. Lo disfruto. Me apoyo en la valla y sigo observándola, hasta que una voz aparece a mi espalda.

-No la reconozco

Me giro y veo a Pepi mirando a su hija y apoyándose en la valla, al lado de mí.

-Siempre ha intentado parar todo lo que tuviera que ver con su vida privada… - la observo atentamente, no sé por dónde va a salir – y, de repente, le da igual… - me mira y casi no le puedo aguantar la mirada – qué le has hecho?

-Pepi… - digo algo contrariado – yo…

-Yo sé que esa constante preocupación no le hacía ser feliz del todo… - dice mirándola de nuevo desde la valla – que si me van a sacar una foto, que si mi pareja no quiere salir, que si no salgo de casa para que no me pillen… - se toca el pelo – y yo le decía, pero chiquilla, qué más da? Sé natural, si no pasa nada… - gesticula con las manos – pero no me hacía ningún caso… - chasquea su lengua – le han hecho daño, a veces sin querer… pero se lo han hecho - me mira de nuevo – y, de repente, llegas tú, y sale tan normal de casa, contigo de la mano, y le da igual todo.

La observo, no sé muy bien qué decir. No sé si me lo está diciendo en plan bien, o en plan mal…

-Me encanta verla así… - dice mirándola de nuevo – está contenta, está como es ella… - la señala – y sé que tienes mucho que ver en eso…

-Yo no he hecho nada Pepi… - digo mirando hacia el escenario – tu hija es…

-El otro día, aquí… - dice cortándome y señalando la grada – cuando vi a mi hija salir y cantar contigo… - sonríe de medio lado volviendo a mirarla – la conozco y sé que eso nunca lo hubiera hecho si no estuviera completamente segura de lo que hace… - sonrío casi sin querer – me emocionó tanto verla así… - bajo la cabeza - mira Álex, yo… - frota sus manos sobre la valla – cuando pasó lo del hospital… - frunzo el ceño – lo del aborto… - resoplo algo incómodo – no terminé de entender qué es lo que pasó entre vosotros, pero tampoco me importa, eso son cosas vuestras… - intento hablar, pero me frena – fue una situación tan mala… mi hija sufrió mucho…

-Yo también Pepi… - digo sin mirarla y con gesto serio –

-Lo sé… - me mira – tengo una hija muy cabezona, no sé a quién habrá salido… - sonrío – lo que quería decirte es que… - toca mi brazo – me alegro mucho de veros juntos… - la miro torciendo un poco la cabeza – sé que me la vas a cuidar… - sonrío mirándola un tanto emocionado – y sé que no vas a hacerle daño… - suspiro apartando un poco la mirada para no echarme a llorar – y sabes? – me hace mirarla de nuevo – sé que ella – la señala en el escenario – también lo sabe… - la miro y nos mira de reojo mientras sigue ensayando – y sé que, por eso, por esa seguridad que tiene contigo – vuelve a tocarme el brazo – se atreve a hacer cosas que quería hacer hace tiempo… - aparto fugazmente la mirada y se la devuelvo – tener una relación normal – me aparta la mirada y la mira a ella – eso me decía ella… - niega con la cabeza – mamá, no voy a tener nunca una relación normal – dice negando de nuevo con la cabeza – tú le estás dando eso…

-Joder Pepi… - digo completamente emocionado, riendo sin saber por qué –

-No me vayas a llorar eh? – dice fingiendo tono serio y haciéndome reir –

-Es que no sabes lo que me está dando ella… - digo conteniendo el llanto – todas esas cosas que dices que ella siente… - resoplo y miro al suelo – también las siento yo…

-Lo sé… - dice mirándome con una sonrisa tierna – va a ser verdad eso de que eres el yerno perfecto – hace un movimiento con las manos como remarcando un titular de prensa y río sin querer – ven aquí anda…

Nos abrazamos fuerte, me agarra de la espalda con fuerza. Apoyo mi cabeza en su hombro y dejo escapar unas pequeñas lágrimas que estaban intentando no salir. Nos separamos y me seco las lágrimas disimuladamente bajo su atenta mirada. Instintivamente, miro hacia Malú que nos mira mientras la banda ensaya. Supongo que no sabe muy bien si ha pasado algo bueno o no. Sonrío y me devuelve la sonrisa un tanto emocionada, además de guiñarme un ojo.

La conversación con Pepi me ha dejado tocado. Hoy estoy más sensible de lo normal. La veo moverse por los pasillos, botella de agua en mano, y le dejo su espacio. Solo le dedico miradas y, poco antes de que comience, me acerco a ella.

-Mucha mierda – le doy un beso en la frente – aunque no la necesitas.

-Te quiero – me dice dándome un beso –

-Y yo – sonrío acariciando su mejilla – te estaré viendo eh? – le advierto señalándole –

-No llegues tarde que tenemos una cita – dice refiriéndose a la canción que vamos a cantar juntos –

Me dirijo hacia la grada con sus padres y algunos amigos. Mis padres también han venido, y mi hermana y Tere. El concierto va a comenzar. Estoy en la grada, quiero ver como empieza. Yo cantaré con ella dentro de un rato.

-Estás más nervioso que en el tuyo – dice Tere acercándose a mí –

Sonrío algo avergonzado. Me froto las manos todo el rato. Tiene que salir todo perfecto.
Cuando las luces se apagan, los latidos de mi corazón se aceleran. Me levanto, imitando a todo el mundo, y pongo mis manos en la barandilla. Empiezo a escuchar el principio, va a comenzar con Cenizas. Cuando aparece, todo se para. Escucho los gritos y los míos por dentro. Es la puta ama, no hay más.

Durante casi la mitad del concierto, me tiro plantado en la grada, o bien cantando, o bien grabando con el móvil, o bien gritando, cual fan. Vero me inmortaliza varias veces, tanto en video como en foto, supongo que para enseñarle después a su amiga que tiene un novio que está fatal de la cabeza.  

-Voy para abajo – aviso a mis padres –

-Suerte! – grita mi hermana –

-Se dice mucha mierda! – grito bajando las escaleras y riendo –

Llego al backstage y, desde el lateral del escenario, ya preparado, veo como canta “Caos”. En un momento de la canción, se gira hacia la banda y me ve en un lateral. Me saca la lengua y se pone a saltar. Se lo está pasando bomba y está quedando un concierto genial. La gente está enfervorecida con ella.

Tras la canción, hay una pequeña pausa en la que se cambia de vestuario a la velocidad de la luz. La veo fugazmente, pasa a mi lado y me da un beso, y sale corriendo de nuevo al escenario. Solo quedan un par de temas para que yo salga.

Cuando las luces se apagan, justo antes de que suene nuestro tema, recuerdo el momento exacto en el que compuse esta canción. Me la imaginaba cantándola, con voz dulce pero rota, justo como lo hace. No éramos pareja, era aquella época en la que teníamos algo más que amistad, pero no una relación. Sonrío al escuchar como comienza y la gente comienza a gritar. Está en el centro del escenario, justo donde yo voy a llegar al entrar desde la derecha del escenario. Veo como en la pantalla central se proyectan las imágenes del video que Malú hizo con fotos que le mandaron sus fans. Nos va a quedar un momento muy romántico. Me estoy poniendo muchísimo más nervioso que en mi concierto.

-Decidida a quererte sin más, a lanzarme al vacío detrás de ese impulso que me das, cuando no me atrevo a más… - se gira un poco hacia mí, disimuladamente, y sonríe – empeñada a perderme otra vez en señales de humo y papel – escucho con los ojos cerrados y algo nervioso – destinada a morir – vuelve a girarse hacia mí – si esta vida es sin ti – sonrío algo emocionado – por ti – señala hacia delante – pude ver al sol tiritar cuando te vio marchar – noto un nudo en la garganta, escucharla en directo y saber que tengo que salir, me provoca mucho nerviosismo – he visto a la luna llorar – afina perfectamente esa parte, con voz limpia, dulce pero con fuerza, y hace que se me pongan los pelos de punta – y tú! – exclama señalando hacia delante – impredecible como es el viento, inalcanzable desde hace tiempo – sonrío al ver como se mueve al son de la música – me siento… encadenada a ti… y tú! – vuelve a señalar al público – que me abandonas en el intento de hacerte mío por un momento, te invento… encadenado a mí – se vuelve para mirarme y entonces comienzo a caminar –

-Confiado en que no hay dos sin tres – escucho los gritos y veo a Malú sonreír algo avergonzada – en que pronto se cruce otro tren – digo con algo de sentimiento, esa frase me recuerda a cierto momento – que me lleve a donde estés – alargo mi mano y la cruzo con la suya, ya he llegado a su altura – sin manera de volver – sonreímos a la vez – tan posible e incierto a la vez – nos miramos y vuelve a ocurrir lo que pasó en mi concierto, no hay nadie más, es como estar en casa cantando esa canción al piano en la buhardilla – que me cuesta dejar de creer, que sin trampa ni cartón, hoy se cumpla mi ficción – noto como mi cuerpo se relaja, ya no estoy nervioso – por ti – la señalo – pude ver al cielo gritar… cuando te oyó callar… - agarro su mano de nuevo – he visto al infierno rezar – alargo la última nota y noto como me aprieta mi mano con fuerza – y tú! – la miro y me está mirando sonriente – impredecible como es el viento – se ríe, sabe que esa frase se la digo a veces – inalcanzable desde hace tiempo – bailo con ella marcando el ritmo con los pies, balanceándonos lentamente – me siento encadenado a ti – sonríe y baja la cabeza un poco avergonzada, creo que estoy siendo demasiado expresivo, porque se la estoy cantando directamente a ella, sin mirar al público – y tú! – le señalo de nuevo – que me abandonas en el intento, de hacerte mía por un momento – agarro de nuevo su mano y la pego un poco a mí – te invento encadenada a mí…

Nos abrazamos fugazmente, entre alguna risa y alguna lagrimilla que se escapa por ahí de emoción, y nos volvemos a separar, sin separar nuestras manos.

-Y tú – cantamos a la vez –

Bailamos de nuevo al ritmo de la canción, ella moviendo su melena y yo haciendo lo que puedo. Comenzamos a caminar por la pasarela central, de la mano, para terminar la canción en el final, como hemos acordado.

-Y tú – volvemos a cantar a la vez –

-Impredecible como es el viento – canto mirándola –

-Inalcanzable desde hace tiempo – canta ella mirándome –

-Me siento – cantamos a la vez – encadenada a ti – dejo que cante esa parte sola, sin soltar la mano, señalándola mirando al público, para que se luzca, que se vea hasta donde llega la potencia de su voz –

-Tú – canto mirándola – tú… - sonríe y mueve su cabeza hacia atrás, como queriendo coger aire - tú… oh… - deja que cante yo ahora con toda la potencia que puedo – encadenada a mí – digo pegándola a mí y comenzando a bailar juntos de nuevo –

-Y tú – cantamos a la vez – uh… - pegamos nuestros rostros – mmmm – susurramos con el micro, con nuestras frentes ya juntas –

-Te siento – canto con ella – encadenada a mí – cantamos a la vez, aunque ella canta “encadenado” –

La canción termina y entonces vuelvo al lugar donde estoy, al palacio, a su palacio. Completamente pegados, escucho y siento como respira de forma agitada. Se ríe y me río con ella. No despegamos nuestras frentes y, sin avisarme ni siquiera con la mirada, se pone de puntillas y me planta un beso en los labios.

Me agarra de la espalda y se pone a mirar a la gente. Noto como está medio llorando, pero riéndose a la vez. Qué casualidad, igual que yo. Ha sido especial no, lo siguiente. He sentido miles de cosas cantando con ella aquí. No se mueve de la pasarela, así que me quedo allí plantado, como si realmente estuviésemos encadenados.

Comienzo a escuchar como corean mi nombre junto con el de Malú. Veo una pancarta que pone, literalmente “Malexlú”. Me río y la señalo, haciendo que Malú la mire y se ría mientras el aplauso y los gritos continúan.

-Malexlú pone ahí! – exclama Malú riéndose – oye, no está mal no? – dice mirándome mientras me río – Álex… - dice con gesto de querer ponerse seria – gracias por estar aquí hoy… - asiento algo avergonzado – gracias por esta canción – me río – y gracias por estar en mi vida.

Alzo las cejas algo sorprendido y la abrazo. Noto como se ríe, está feliz, y yo también. Deshago el abrazo y alzo la mano derecha, como pidiendo permiso para hablar.

-Espera, espera – veo como me mira de manera interrogante – me vas a echar ya? – comienza a reírse y las risas del público también las percibo – que yo también me tengo que poner ñoño no? – Eres la jefa – digo apretando su mano – este es tu palacio, eres la reina… - escucho como me gritan pero no acierto a saber qué dicen – la número uno en todo – digo convencido – y yo, no solo estoy encadenado a ti – ríe nerviosa – sino que estoy tremendamente orgulloso de ti – la gente empieza a gritar pero les hago un gesto para que paren un segundo – tremendamente orgulloso de quien eres y de lo que me haces ser desde que estás en mi vida.

Me mira con los labios torcidos, como aguantándose el llanto, y me abraza lentamente. La abrazo fuerte, como queriendo que nada nos separe ahora mismo.

-Te quiero jefa – digo pegado a su oído –

-Jajaja – se ríe – yo también te quiero…

Separamos el abrazo y caminamos por la pasarela hasta llegar al escenario. Veo como Jose, su hermano, está algo emocionado. Alzo el brazo para despedirme.

-Gracias por todo, Madrid! – grito –

Le doy un beso en la frente mientras me sonríe y aplaude. Antes de salir del escenario, choco la mano de Jose que me da un fugaz abrazo. Al salir del escenario, me espera gente de su staff completamente emocionados. Igual que yo.