Observo a Malú, quizá algo nerviosa por conocer a una persona
que, seguramente, va a indagar en sus pensamientos. O quizá sus preguntas van
hacia mí, no lo sé, con Clara es todo imprevisible.
Nos recibe con una sonrisa y un gesto que nos invita a pasar
a esa habitación que ya voy conociendo bien. En lugar de una silla, hay dos,
para Malú y para mí. Enfrente, la de Clara, como si aquello tuviera aires de
interrogatorio. Faltan un par de focos en la cara y aquello sería algo
parecido.
-Bueno, qué tal estáis? – pregunta Clara con voz amable – me
alegro mucho de que hayas venido Malú… siempre que puede, acaba hablando de ti…
- dice mirándome y haciendo que me ponga un poco colorado –
Malú asiente algo tímida y me mira riendo levemente. Se
siente algo incómoda, se nota, es demasiado transparente. Creo que Clara lo
capta al instante, así que agarra su cuaderno y lanza una pregunta que no me
esperaba.
-Álex, me gustaría que hablásemos del día del atentado…
-Cómo? – pregunto casi sin pensar, con claro gesto de
sorpresa –
-Habéis hablado de ese día? – nos mira –
-Poco… - contesta Malú de manera escueta –
-Entonces creo que es el momento… - dice con voz segura –
cuéntame Álex, que hacías ese día en la estación?
Miro a Malú con gesto dudoso y agacha la cabeza, apartándome
la mirada. Cojo aire y, no muy convencido, comienzo mi relato. Cuento a Clara
que ese día iba a la despedida de uno de mis profesores… le cuento que hablé
con Malú justo cuando estaba en la estación… pero me detengo justo en el
momento en el que empezó todo.
-Entonces colgué el teléfono y… - me quedo callado,
observando como Clara nos mira, alternativamente –
Tras un silencio sepulcral, poco cómodo, poco acogedor,
Clara lo rompe dirigiéndose a Malú.
-Malú, tú donde estabas? – Malú alza la mirada y me mira
fugazmente –
-En el aeropuerto… en Jerez… había pasado unos días con mi
padre… - dice con gesto desganado – no me enteré de lo que había pasado hasta
llegar a Madrid…
-Qué pasó cuando colgaste el teléfono Álex? – pregunta mirándome
fijamente –
-Fue cuando explotó la primera bomba… - digo sintiendo un
nudo en la garganta que se va haciendo más grande –
-Qué sentiste? – pregunta haciendo todavía más grande ese
nudo –
-Pues… - cojo aire y suspiro – no quiero hablar de esto
Clara… - digo con tono serio –
-Está claro que no es una cosa agradable hablar de esto… -
la miro – pero creo que es necesario… y quizá también es necesario para ella… -
miro a Malú y agacha la cabeza – Malú, quieres contarme lo que sentiste tú
cuando te enteraste de lo que había pasado?
-Pues… - me mira con tristeza – mucho miedo… - dice con voz
sincera – pánico… - resopla – yo sabía que Álex estaba allí… quise ir cuando me
recogieron unos amigos en el aeropuerto pero me convencieron para ir a casa… -
niega con la cabeza – cuando vi la hora en la que había explotado la primera
bomba, comprobé en mi móvil que era un minuto después de haber hablado con él…
- aprieto la mandíbula mirando al suelo – llamé a hospitales… - su voz va
tornándose más quebradiza – a su amiga Tere… y le llamé no sé cuántas veces a
él… - suspira – creo que fueron horas sin saber donde estaba ni si… - no
continúa la frase –
-Llegaste a pensar que no le ibas a encontrar con vida? –
pregunta Clara con toda la rudeza de a pregunta –
Malú me mira durante unos segundos y luego agacha la cabeza
asintiendo. Clara, de manera rápida, agarra la caja de pañuelos sobre la mesa y
se la da. Observo a Malú abatida, como si acabaran de darle una mala noticia.
Lo que siento ahora mismo no sé ni cómo expresarlo. No me había parado a pensar
con tranquilidad cómo debió sentirse ella ese día.
-Álex, crees que debemos seguir hablando de esto? – pregunta
Clara mirándome –
-Yo que sé… - digo con astío – no lo sé Clara… - agarro la
mano de Malú, intentando que deje de sollozar –
-Qué pasó después Malú? – pregunta Clara – quieres que
sigamos con esto? – Malú asiente bajo mi sorpresa e incorpora su cara dejando
ver sus ojos llenos de lágrimas contenidas –
-Hubo un momento… - suspira – en mi casa que… no pude más…
cogí las llaves del coche y me fui a la estación… - Clara asiente con gesto
compungido – cuando llegué no sabía ni donde buscar, ni a quién preguntar… -
aprieta sus labios – entonces pude hablar con Tere y me dijo que Álex estaba
bien y… le encontré… - sonríe mezclando la sonrisa con el gesto de tristeza –
Mi gesto serio, mirándola a ella y a Clara, deja entrever
que no me está gustando esta conversación. No me gusta saber que ese día Malú
pensó que yo había muerto. No me gusta saber que ese día Malú llamó a
hospitales preguntando por mí.
-Qué piensas Álex? – pregunta Clara haciéndome volver a esa
habitación –
-No sé Clara… - digo negando con la cabeza – creo que no me
había parado a pensar en cómo fue ese día para ella… - Clara asiente alzando
las cejas y escribiendo en una libreta –
-Y cómo te sientes? – pregunta Clara haciéndome mirarla –
-Mal… - digo escueto –
-Pero no tienes que sentirte mal por lo que yo sintiera Álex…
- interviene Malú – lo que pasa es que… - se calla de repente –
-Continúa Malú… - le da pie Clara –
-Joder, que se ha metido en un bucle… - Clara asiente – por un
lado no quiere sentirse mal porque piensa en toda la gente que perdió a alguien
ese día… cada vez que se siente mal es como si tuviera la sensación de no tener
derecho a sentirse así… - resoplo – pero, por otro, cree que no tiene derecho a
sentirse bien…
-Eso no es así… - intervengo incómodo – es bastante más
complicado…
-Es todo lo complicado que quieras hacerlo Álex… - me
responde con cierto tono de reproche – es como si se sintiera culpable por ser
feliz, o por estar triste… pero es que tienes todo el derecho a sentirte como
quieras Álex…
-En eso tiene razón… - interviene Clara – igual no has
pensado demasiado en cómo se sintieron los demás por ti… y cómo deben sentirse
ahora viéndote mal…
-No vayas por ahí que no soy un egoísta Clara… - digo con
tono molesto –
-Claro que no lo eres… - dice con voz pausada – te quedaste
a ayudar cuando podrías haberte ido corriendo… esa no es la definición de
egoísta… - aparto la mirada – pero tampoco eres más valiente por eso…
-He dicho yo que me crea valiente? – digo ya enfadado e
incómodo – es que no entiendo a donde quieres llegar…
-A donde quieres que lleguemos Álex? – pregunta Malú – al mismo
punto de siempre? Al punto de que no estás bien y los demás estamos a tu lado? –
Clara nos mira – es un bucle, no lo ves? – resopla - Me esfuerzo cada día…
busco ver algo que me diga que esto es temporal, pero has cogido la posición
cómoda que es la de dejar pasar el tiempo y ya se me pasará…
-De verdad crees que hago eso? – digo molesto – crees que
estoy cómodo así? – alzo un poco la voz –
-Álex, no alcemos la voz – me corta Clara – di lo que
sientes…
-Lo que siento es que esto es una puta mierda… - me levanto
de la silla –
-Álex, siéntate, no es necesario que te vayas… - dice Clara
sentada desde la silla – lo que es necesario es que escuches y te escuchen…
escuchándote tú mismo, puedes llegar a perder el sentido de todo esto…
-Y cuál es el sentido? – pregunto con tono irónico – cuál es
el sentido de que yo venga aquí a que me lancéis un dardo detrás de otro? –
miro a Malú que va a hablar pero se lo impido – cuántas cosas más tienes por
reprocharme eh? – le digo a Malú, que me mira sorprendida – debo estar alegre
para que tú estés tranquila? Crees que puedo estar alegre teniendo en mi cabeza
imágenes de ese día de gente muerta? Con sus móviles sonando, sabiendo que al
otro lado nadie va a tener respuesta? Crees que puedo estar alegre cuando vi
como a Fran le caía un muro encima? Tengo que estar alegre Malú? Tengo que
estar alegre cuando no puedo conciliar el sueño ni una puta noche? – digo enfurecido
–
-Crees que yo no vi nada ese día? – se levanta de la silla –
yo también vi cosas que pensé que no iba a ver nunca, y las vi porque fui a
buscarte! – exclama –
-Ah, es eso, tengo que agradecerte que fueras a buscarme y
te pusieras en peligro y vieras a gente muerta por mí… - digo irónico – pues gracias,
eres toda una heroína…
-Eres muy injusto… - dice seria mirándome – fui a buscarte
porque no podía soportar pensar que habías muerto… - me hace callarme –
mientras iba en el coche, pensaba que te iba a encontrar muerto, entiendes lo
que es eso? – alza la voz – me daba igual estar en el sitio más peligroso del
mundo en ese momento, sólo quería encontrarte… - sus ojos se llenan de lágrimas
– y lo único que recibo todos los días es tristeza… - suspira – no te pido que
borres todo lo que ha pasado, lo único que te pido es que mires a tu alrededor
joder! Que estoy aquí! – abre sus brazos – que tuvimos demasiada suerte ese día
como para desaprovecharla… y estás dejando pasar los días y las semanas como si
no te importara lo que nos ha costado estar juntos… - comienza a sollozar,
aunque aguanta el llanto mientras sigue hablando – como si no te importara que
todas las noches te escucho levantarte sin saber qué hacer… como si no te
importara que yo también estuve allí y me explotó una bomba a unos metros… como
si tu dolor fuera el único que de verdad tiene sentido…
-Malú, sabes que eso no es así… - digo intentando calmarla –
-Puede que no sea así, pero es lo que transmites… - se
sienta, apoyando su cabeza sobre sus manos – encerrándote en ti mismo, sin
hablarme, sin dejar que nos ayudemos… - suspira – cada día dudo en si
preguntarte cómo estás porque más de una vez me has contestado como si fuera
una extraña… y no soy una extraña Álex… - me mira con pena – sé que no estás
bien, sé que ese día es como si lo vivieras a diario… pero tienes que dejar que
te ayude… y lo único que haces es apartarme…
El silencio se hace en la sala. No sé ni qué decirle. Bajo
la cabeza abatido y me dejo caer en la silla. Descubro a Clara mirándonos, con
cara de circunstancias.
-Bueno… - acierta a decir – parece que de verdad no habíais
hablado del tema… - aprieto la mandíbula – creo que con todo lo que habéis
dicho aquí, es suficiente como para cambiar algunas cosas, no crees Álex?
Miro a Clara serio. No me ha gustado nada esto pero, en el
fondo, he sabido muchas cosas. He sabido entender que he descuidado por
completo como está Malú después de aquello. He sido consciente de que he infravalorado
el esfuerzo que ha hecho durante todas estas semanas. He descubierto que había olvidado
que lo único que quería era estar con ella. Y me he encerrado dejándola a ella
fuera, llamando a la puerta día tras día sin encontrar respuesta. Hoy es el día
el que, por fin, lo supe todo.
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