-Es que es muy bonita la canción esta…
Agarro de nuevo mi móvil, recostada sobre él, en la arena de
esa playa en la que llevamos ya horas, hablando sin parar. Sonrío al ver como se
ruboriza un poco al piropear sus canciones.
-Cuando la escribiste? – frunce el ceño – la de “qué bonita
la vida” – aclaro – va, dímelo…
-Eso no importa Malú… - dice intentando esquivar la pregunta
–
-A mi sí… quiero saber qué significado le das… - suspira y
mira hacia el mar –
-La escribí días después de que abortaras…
Se hace el silencio. Mucho silencio. Demasiado. De repente
he vuelto a aquel día y he vuelto a sentirme mal por cómo lo trate. Y me siento
mal al saber que en aquella conversación, Alejandro no se equivocaba. Álex tuvo
que pasarlo muy mal. No solo perdió al bebé, sino que perdió todo lo que
teníamos. Así, de repente. Por mi culpa.
-Ahora es todavía más bonita… - digo en voz baja intentando
no emocionarme –
-Tú si que eres bonita… - dice cariñoso acariciando mi
abdomen por encima de la camiseta – antes de que sigas preguntando, todas
tienen que ver contigo…
Me incorporo como un resorte y le miro con una ceja
levantada. Se ríe. Mis sospechas se acaban de confirmar. Sentía que esas canciones
me mandaban mensajes sin parar.
-Todas no… - digo un poco nerviosa – está la de tu abuela…
-Ya… eso si… pero el resto… - ladea la cabeza – todo bien? –
frunce el ceño –
Sigo pensando en lo que ha dicho de esa canción. No sé por
qué, sabía que tenía ese significado, pero, al escucharlo de su boca, me ha
impactado mucho. Un fugaz sentimiento de culpabilidad me invade.
-No Malú… - pone gesto triste – no pienses en eso, ya lo
hemos hablado muchas veces…
Bajo la cabeza un tanto avergonzada. Dice que le leo la
mente, pero él a mí también.
-Mira… - coge mi móvil – hay una que no tiene que ver
contigo, sorprendentemente… - dice irónico haciéndome sonreir levemente –
quieres que te cuente por qué la escribí?
Sé que está intentando que deje de pensar en aquel momento.
Escucho los primeros acordes de una canción que, cuando la escuché, me pareció
impresionante. Mi casa. Un título tan simple pero que entraña una canción tan
profunda.
-Habla de los desahucios… - digo convencida –
-Si, pero hay una razón por la que la escribí… - le miro
extrañada – un día, mientras estaba de lleno eligiendo los temas para el disco…
recibí una llamada de un número que no tenía… - le miro atenta – era un amigo
del colegio… había conseguido mi número a través de Fran… - sonríe – me pidió
que quedásemos para vernos, pero yo noté que tenía un tono como… - niega con la
cabeza – no sé, no me dio buena impresión esa llamada…
-Quedaste con él? – pregunto intrigada –
-Si… - mira al frente y comienza su relato –
-Tío cuanto tiempo sin verte!! – exclamo emocionado –
-Ya ves… - sonríe bajando la cabeza – espero no haberte
molestado mucho… - nos sentamos en la mesa del bar –
-Cómo me vas a molestar? – le doy una palmada en el hombro –
me ha hecho ilusión, Fran me contó que te habías casado…
-Si… - sonríe con cierta emoción – tengo dos hijos…
-No jodas! – exclamo –
-3 años la mayor y 9 meses el pequeño… - sonríe levemente –
-Joder, y yo qué cojones estoy haciendo con mi vida? –
exclamo riendo –
Noto que no se ríe, que está como nervioso, cortado. Frunzo
el ceño pensando en que, quizá, el motivo de su llamada es por alguna razón que
nada tiene que ver con la risa.
-Verás Álex… - habla con tono avergonzado – me da una
vergüenza que me muero hacer esto pero… no sé a quién recurrir… - arrugo la
frente y le escucho atento – si te he llamado es… porque… - se traba – verás,
soy técnico de sonido… - asiento – hace 1 año me quedé sin trabajo y… - traga
saliva – me van a quitar la casa, y la de mis padres… - resopla – no puedo
pagar la hipoteca…
-Salva… - digo compungido –
-Sólo quería hablar contigo por si pudieras encontrarme un
trabajo, haré lo que sea… - habla atropelladamente – como estás en esto de la
música, quizá sepas de alguien que necesite un técnico… - agita la cabeza – o
de lo que sea, me da igual, pero… - suspira – no sé qué hacer… no… no quería
molestarte… - niega con la cabeza – perdona… después de tantos años voy y vengo
a pedirte favores…
Hace ademán de levantarse, pero le agarro del brazo y le
invito a que se siente de nuevo. Le observo durante unos instantes. Tiene los
ojos llenos de lágrimas.
-Lo peor de todo esto es que mis padres nos avalaron con su
casa… - intenta aguantarse las lágrimas – y les van a quitar la casa a ellos
también…
Rompe a llorar desconsolado. Mis ojos se inundan casi a la
misma velocidad que los suyos.
-En esa casa me he criado yo Álex… - dice amargamente – mis
hermanos… - solloza – y la van a perder por mi culpa…
-Cálmate Salva… - paso una mano por su espalda para
reconfortarle – tranquilo…
-Y mi casa… que nos la compramos Laura y yo con toda la
ilusión… es mi casa Álex… nos quedamos en la puta calle con mis hijos… -
solloza – necesito un trabajo como sea para poder pagarme una casa alquilada…
-Ya tienes trabajo… - digo convencido –
Me mira sorprendido y deja de llorar de golpe. Sonrío
dándole una palmada en la espalda.
-Ya veremos dónde, pero yo te doy trabajo…
-Me lo estás diciendo en serio? – me mira estupefacto y
asiento –
Se lanza a abrazarme y comienza de nuevo a llorar. Intento
calmarle y calmarme yo para no echarme a llorar con él. Recuerdo esa casa, la
de sus padres. Ese patio donde tantas horas hemos jugado. Una pena inmensa me
recorre.
-Cuánto plazo te han dado para pagar? – le pregunto a Salva
una vez se ha serenado –
-Eso da igual… - niega con la cabeza – es una deuda que no
puedo pagar…
-Cuánto debes? – le pregunto y me mira extrañado –
-Qué triste Álex… - susurro mientras cuenta la historia – le
diste trabajo?
-Si… - sonríe – colaboró en el disco y va a ser uno de mis
técnicos en la gira… - sonrío enternecida – no he terminado la historia…
-Sigue sigue… - digo interesada –
-Álex! – exclama al abrir la puerta – qué haces aquí? Pasa
algo? – pregunta algo preocupado –
-No, claro que no… - estrecho su mano y me invita a pasar a
su casa –
Al fondo del pasillo, veo a la que creo que es su mujer, con
un bebé en brazos. Sonrío convencido de que lo que voy a hacer, quizá es de las
mejores cosas que he hecho nunca. Por el pasillo corriendo aparece una niña que
se para en seco al verme y mira a su padre algo asustada.
-Laura, saluda a Álex, es un amigo de papá… - dice Salva –
Álex, ella es Laura, mi mujer – la señala y me acerco a darle dos besos sin
poder evitar hacerle una caratoña al niño – es Marcos, el pequeño de la
familia… - dice Salva con cierto orgullo –
-Hola… - su mujer me saluda tímida y le devuelvo el saludo -
-Cuántos meses dices que tiene? – digo algo sorprendido –
está grande, te va a empezar a andar en breve… - digo mientras le hago alguna
carantoña y el niño sonríe –
-Si… - veo que le mira con una sonrisa tierna – pasa,
siéntate…
Pasamos al comedor y me invita a sentarme en el sofá,
sentándose a mi lado.
-He estado viendo lo que me dijiste y creo que te puedo
mezclar unos sonidos para las baterías que pueden estar bien…
Sonrío mirándole. Creo que piensa que he venido a hablar de
trabajo.
-Tranquilo, todo eso está bien… - le digo poniendo mi mano
en su espalda – te he traído una cosa…
-Quieres algo de beber? – interviene su mujer –
-No gracias… - niego sonriente y saco un sobre de mi
bolsillo – toma…
Salva me mira extrañado y mira al sobre hasta que decide
cogerlo. Al abrirlo, me mira sorprendido y mira a su mujer, que nos mira
interrogante.
-Es lo que debes no? – digo con voz tranquila –
-Estás de coña… - me mira ojiplático –
-Me dijiste que se vencía el plazo en una semana no? – me
mira estupefacto - Es tu casa Salva… - pongo mi mano en su espalda – no tienes
por qué perderla…
-No puedo aceptar esto Álex… - me devuelve el cheque negando
con la cabeza –
-Claro que puedes… - digo devolviéndoselo – sabes cuántas
horas me he tirado jugando en casa de tus padres? – me mira con los ojos
vidriosos – me acuerdo perfectamente…
-Álex esto es mucho dinero y ya me has dado trabajo tío… -
habla tartamudeando –
-Te he dado el trabajo porque tienes un currículum genial… -
digo sincero - Y esto no es una limosna… - aclaro al verle incómodo y señalo el
cheque – es un favor de colega… - digo dándole una palmada cariñosa en la
espalda – no me hace falta ese dinero Salva…
-Joder… - susurra mirando a su mujer que se tapa la cara con
las manos – te juro que te lo devolveré…
-Los favores no se devuelven… - respondo seguro sonriendo
levemente – paga tu casa, dile a tus padres que está solucionado… - niega con
la cabeza – relájate unos días y coge fuerzas, vas a venirte en la próxima gira
conmigo…
Su mirada todavía más sorprendida, deja paso a un torrente
de lágrimas, tanto de él como de su mujer. Les veo abrazarse y me vienen a la
cabeza las imágenes de cada 22 de diciembre, cuando sale gente celebrando que
les ha tocado la lotería. No debían mucho dinero, pero no lo tenían, y yo sí, y
no me hace falta. Y aunque hayan pasado muchos años, sé que Salva es un tío
legal, lo era de pequeño y lo es ahora.
-Álex tío… - me mira con los ojos llenos de lágrimas y se
abraza a mí como un niño desconsolado – no sé cómo voy a pagarte esto… - dice
sin deshacer el abrazo –
-Me vale con que consigas que tenga buen sonido en las
giras… - digo riendo emocionado –
-Le pagaste la deuda? – pregunto anonadada –
-Claro… - contesto sin darle más importancia – no era mucho
dinero… - se enciende un cigarrillo – no podemos cambiar este mundo de mierda…
pero sí podemos hacer que la gente de nuestro alrededor esté lo mejor posible…
- le miro sorprendida – le había dado trabajo pero le iba a dejar que le
quitaran la casa? – niega con la cabeza – hubiera sido muy egoísta por mi
parte…
-Estoy flipando… - digo sincera –
No puedo alcanzar a definir el tipo de persona que es Álex.
Es de esos tipos de personas que no encuentras, que parece que no existen. No
mira a otro lado cuando alguien tiene un problema. Es realista, ayuda a la
gente que tiene a su alcance, sin importarle ni lo más mínimo el dinero.
-De ahí salió esa canción… - le da una calada al cigarrillo –
esa noche, cuando llegué a casa, me salió sola. Al día siguiente, le dije a mi
productor que la escuchase y le encantó. Fue la última que entró en el
repertorio… - sonrío mirándole – estarás contenta! – exclama exageradamente –
ya sabes el significado de todas las canciones…
-Jajajaja! – río – no, de todas no… - coge mi móvil –
todavía te quedan unas cuantas…
Le observo mientras suena otra de sus canciones de fondo.
Sin que se note. Resulta que esta también la escribió pensando en mí.
-La letra del estribillo se me ocurrió en el bautizo del
hijo de Yaiza… - levanto una ceja mirándole – no podía parar de mirarte…
-Ay para… - digo avergonzada por el tono tan romántico que
acaba de poner – que me pongo roja…
-Jajajajaja! – estalla en una carcajada – quieres que paseemos
un rato por la orilla?
Asiento sonriente y, agarrándome de la mano, comenzamos a
caminar por la orilla. Me agarra por la cintura de manera firme y me pega más a
él.
-Igual que yo te cuento las cosas que me preocupan… - habla
bajito – tú deberías hacer lo mismo…
-A qué viene eso? – digo mirándole extrañada –
-Viene a que disimulas muy bien, pero yo también te leo la
mente… - sonrío mirando la arena – esta noche te voy a llenar en jacuzzi de la
habitación de espuma… - se pone a mi espalda y me abraza desde ahí – y nos
vamos a beber una botella de lo que quieras… - me río – y me vas a prometer que
tú también vas a animarte del todo – sonrío algo emocionada – y vas a dejar de
pensar en las cosas que ya no se pueden cambiar… - dice en clara referencia al
por qué me he puesto algo triste – y vas a cumplir años con una enorme sonrisa…
- mientras camino, sigue abrazándome por la espalda – esa que tanto me gusta a
mí…
Dejo de caminar y hago que deje de abrazarme. Me giro y me
está mirando con una sonrisa comedida. Le abrazo cruzando mis manos por su
cuello y noto como las suyas se cruzan en mi cintura. Nos besamos durante unos
segundos en esa orilla. Por esto, por cosas como ésta, me siento tremendamente
afortunada de que Álex se haya cruzado en mi camino.
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