sábado, 17 de junio de 2017

CAPÍTULO 127: LO QUE SOY CONTIGO

-Buenos días princesa…

Abro los ojos despacio al escucharle susurrar a mi lado y le veo mirándome, a escasos centímetros. Estaba en esa fase en la que te estás despertando pero no quieres. Me ha sido imposible no hacerlo al escucharle.

-He soñado toda la noche contigo… - se acerca a mis labios y me besa brevemente –

No puedo articular palabra. Recuerdo que, cuando vi esa escena de esa película, pensé en lo mucho que me gustaría que alguien me lo dijese. Solo acierto a sonreír ampliamente, todavía medio dormida, pero consciente. Me observa divertido mientras me desperezo.

-Si llevara bragas se me habrían caído al suelo… - digo espontáneamente –

-Jajajajajaja! – estalla en una carcajada, hundiendo su rostro en la almohada y haciéndome sonreir – en serio, hasta para cargarte el romanticismo tienes arte… - sigue riendo –

-Yo no me he cargado nada… - dice fingiendo enfado – me vas a despertar todos los días así?

-Si te portas bien si… - digo serio – he tenido una idea…

-Miedo me da eso… - responde acurrucándose de lado –

-Ponte ropa cómoda…

Lo tengo todo pensado. Me he informado de buenas fuentes y hay unas playas al otro lado de la isla flipantes. Algunas con muy poca gente. Mi esperanza es encontrar una desierta, como aquella a la que la llevé hace ya bastante tiempo. No hace una temperatura como para bañarse todavía, pero sí es agradable. En pleno marzo, estar aquí es un lujo. Al subirse al coche que he conseguido alquilar por medio de mi mánager, lo primero que hace es conectar su móvil. Comienza a sonar mi primer disco y la miro extrañada mientras sonríe triunfante.

-Es tu motor, el sueño que hay dentro de ti… - comienza a cantar entonando una de mis canciones –

-A veces me dejas muy flipado… - digo sin poder evitar sonreir –

-Por qué?? – pregunta riéndose – abre tus brazos si quieres volar… - vuelve a entonar la canción mientras abre los brazos –

-No hay nada imposible para quien sabe esperar… - cantamos a la vez –

Y así, cantando a la vez, comienzo a conducir siguiendo las indicaciones del gps. No hace preguntas, parece que no le importa donde vayamos a ir.

-Es autobiográfica verdad? – pregunta Malú al acabar la canción –

-Qué astuta… - respondo con ironía –

-Es que desde que el otro día me explicaste algunos significados de algunas canciones… me ha entrado el gusanillo… - mira hacia la carretera –

-Digamos que es como una canción terapia… - digo sonriendo – me salió poco después de firmar el contrato… - sonrío nostálgico - estaba acojonado y me salió esto…

-A mi me pone de un buen rollo… - dice de manera graciosa – la vas a meter para la gira no?

La miro sorprendido y dirijo mi mirada automáticamente a la carretera. La gira. Algo que llevo semanas pensando pero no soy capaz de organizarlo en mi cabeza. Niego con la cabeza sin querer. No sé si estoy preparado mentalmente para iniciar una gira ahora mismo. Y debo decidirlo en poco tiempo porque hay algunas fechas que ya están propuestas y yo no dejo de darle largas a mi mánager.

-Pasa algo?

Miro a Malú. Su mirada es de preocupación. He debido ponerme muy serio al pensar en ese tema. Decido disimular, no me apetece nada tocar este tema.

-No – sonrío fingiendo – claro que no… - aumento todavía más mi sonrisa –

Sé que no se ha quedado muy convencida, pero, al menos, ha dejado el tema. Llegamos cerca del lugar que me han recomendado. Una zona de la isla donde hay muchas playas vírgenes, en las que apenas habrá gente, con acantilados y paisajes muy bonitos.

Detecto el lugar donde me han dicho que hay una playa virgen, con difícil acceso, con poca arena, pero ideal para descansar y ver el paisaje. Paro el coche y, bajo la atenta mirada de Malú, me acerco hacia el acceso, algo difícil.

-Estás seguro que es aquí? – pregunta algo extrañada mirando alrededor –

-Si, ven… - extiendo mi mano – baja conmigo, está un poco difícil…

Comenzamos a bajar por el pequeño sendero a través de las rocas. En silencio, solo escuchando las olas del mar romper, está un poco agitada la mar hoy. Hace viento, pero es agradable, nada de frío.

-Cuánto tardaremos en bajar? – pregunta Malú mirando hacia el mar –

-Un cuarto de hora… - me giro hacia ella – quieres que volvamos?

-Claro que no… - dice caminando a mi lado – me gusta hacer senderismo… - mira de nuevo hacia el mar – está revuelto eh?

-En esta zona siempre… - respondo convencido – pero no vamos a bañarnos…

-Vaya… yo que pensaba hacer nudismo… - dice irónica –

-Pues en estas playas se suele hacer… - veo como se queda mirándome atónita – no creo que haya nadie – digo riendo – si hay gente, te tapas los ojos y ya está…

-Te imaginas que nos piden una foto y se nos ponen al lado en pelotas? – dice riendo – salgo corriendo sendero arriba…

-Jajajaja – me contagia la risa – me encanta hacer cosas contigo… - digo cariñoso, pasando un brazo por sus hombros – me haces reir mucho…

Sonríe tiernamente y pasa su brazo izquierdo por mi cintura mientras seguimos bajando por ese sendero. En 20 minutos, estamos abajo, ponemos el pie en la arena negra y Malú exclama maravillada por las vistas.

-Es genial!! – exclama quitándose las zapatillas y corriendo a la orilla –

La observo chapotear en el agua, con sus pies descalzos, y no puedo evitar sonreir. A veces se transforma en una niña pequeña. Observo a lo lejos a algún surfista al otro lado de la playa, apenas 2 o 3, nadie más. Es perfecto para relajarse. Me siento en la arena y la veo venir con una sonrisa de oreja a oreja.

-No sé cómo encuentras estos sitios… - dice riendo mientras se sienta a mi lado – aquí cuando suba la marea tiene que desaparecer casi entera la playa…

-Es posible… - contesto sonriendo mirando al horizonte –

-Gracias por traerme… - se abraza a mí y abro mis brazos para que se acomode un poco más, apoyando mi espalda en una roca – es perfecto para relajarse, no te parece?

-Si… - respondo sin mirarla –

Noto como vuelvo a estar en un estado reflexivo. Pensar en que tengo que organizar una gira vuelve a meterme en ese estado. No sé si estoy preparado psicológicamente. No sé si puedo entrar en un estado de estrés como ese.

-Me vas a contar qué es lo que te ha pasado en el coche? – la miro sorprendido – y lo que te pasa ahora, que seguramente sea por la misma razón…

Sonrío sin mirarla. Me conoce más de lo que yo creo.

-Es por la gira verdad? – la miro de nuevo y tuerzo el gesto – no te apetece nada…

-No es eso… - digo mirando las olas cómo rompen en el acantilado – No me veo con fuerzas, es solo eso…

-Estás mucho mejor… - dice Malú acurrucándose a mi lado – por lo menos es lo que yo veo…

-Lo estoy… - la miro sonriendo – lo que no sé es si me va a venir bien estresarme…

-Puede que te venga bien ocupar tu cabeza con otras cosas… - comienza a excavar en la arena – tu mánager ha vuelto a insistirte?

-Si… - respondo con tono cansado – tiene muchas fechas que solo necesitan que yo le diga que si para confirmarse…

-Me dejas que te diga una cosa? – la miro inquieto – creo que te cuesta mucho tomar decisiones…

-Lo dices por lo que tardé en declararme? – contesto con tono de sorna –

-No… - ríe – lo digo por todo… - aparta la mirada y vuelve a excavar en la arena con las manos – aparentas que no, pero cuando algo nuevo se pone delante de ti, dudas… dudas mucho…

-Es posible… - tuerzo el gesto y miro al frente –

-Quieres dejarlo? – la miro extrañado – la música me refiero…

-Qué? – pregunto sorprendido – claro que no… - contesto convencido –

-Entonces tienes que volver a coger las riendas… - juega con la arena, sin mirarme – estoy convencida de que eres capaz…

-Y cómo estás tan convencida de eso? – pregunto mirándola –

-Porque, aunque te cueste tomar decisiones, cuando tienes que tomarlas, aciertas… - dice convencida – eres valiente… y tienes mucha intuición…

-Y tú eres muy pelota… - digo de broma – sabes qué me da miedo? – niega con la cabeza – que tu y yo empecemos una gira cada uno y no podamos vernos…

Acabo de soltar lo que, probablemente, me llevaba rondando la cabeza todo este tiempo. Malú me mira con ternura, se sacude las manos de arena y se acerca todavía más a mí.

-Y eso cambiaría algo? – dice cogiéndome las manos –

-Supongo que no… - sonrío levemente – sólo que te echaría mucho de menos…

Sonríe tiernamente y me acaricia el rostro. Me mira intensamente, pero con una mirada llena de comprensión.

-Eres un cielo… - continúa con su mano en mi rostro – he tenido mucha suerte… - dice con tono algo emocionado –

-Te vas a poner intensa? – digo de broma intentando destensar el momento – es broma… - acaricio su rostro igual que ha hecho ella con el mío –

-Me prometes que te vas a animar del todo? – pregunta con voz de niña pequeña –

-Jajajajaja – no puedo evitar reirme – si me lo preguntas con esa vocecilla… - sonríe algo avergonzada – te tengo que decir que si…

Sonríe mirando a la arena y me incorporo un poco para abrazarla. Me provoca tanta ternura que se preocupe tanto por mí. Al deshacer el abrazo, nuestros labios quedan a escasos centímetros y, por su fuerza de atracción natural, se unen. Comenzamos a besarnos de manera lenta, sentados en la arena, sin otro ruido de fondo que no sea el de las olas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario