Miro la televisión durante un segundo más, el tiempo
suficiente para saber que quiero apagarla. Tras hacerlo, camino hacia mi
habitación con un nudo en la garganta. Cada vez que algo me recuerda a ese día,
tengo que hacer esfuerzos reales para no salir corriendo. Me siento en la cama
y cierro los ojos. De repente, las ganas de llorar me envuelven junto con un
dolor en el pecho que me hace sentir que me falta el aire. Me dejo caer en la
cama y comienzo a desahogarme. A llorar amargamente, sabiendo que nadie va a
escucharme.
Álex está en su sesión semanal de terapia y yo empiezo a
plantearme que quizás también debería ir. Mi estado de ansiedad ha ido in
crescendo estas semanas, conforme he ido viendo que Álex está cada vez más
ausente, más distante, a pesar de tener momentos durante el día en el que
vuelve a ser él mismo. No sé cómo ayudarle y eso me mata por dentro. La mayoría
de las noches le escucho levantarse, removerse en la cama en medio de una
pesadilla. Creo que a veces no se da cuenta de que soy consciente de eso, pero
no quiero sacarle el tema. No sé cómo comportarme con él. Cuando intento animarle,
intentando parecer alegre, por dentro me siento cansada. Cansada de esforzarme
en aparentar que estoy bien. No lo estoy, no me siento fuerte, mi fuerza ha ido
menguando con el paso de los días y tengo mucho miedo. Tengo miedo de no poder
continuar con esta situación o de que él decida alejarse de mí. A veces creo
que tiene intención de hacerlo, solo por el simple hecho de no contagiarme su
estado de ánimo.
No lo soportaría, no soportaría volver a perderle. En mi
mente están grabados a fuego los momentos de aquel día. Aquella sensación
mientras conducía hacia la estación, con la radio puesta, con la idea de que
quizá no iba a encontrarle con vida. Aquella idea me aterraba en ese momento y
me sigue aterrando. Ese miedo no ha desaparecido, sigue estando presente, y me
taladra el pecho y la cabeza cada vez que aparece.
Escucho la puerta entre sollozos e intento recomponerme. No
quiero que me vea así. Me levanto rápidamente de la cama, secándome las
lágrimas, y me encierro en el baño. Le escucho subir las escaleras y el nudo en
la garganta se hace cada vez más grande.
-Malú? – le escucho entrar en la habitación – Malú estás
aquí? – pregunta –
No se si puedo articular palabra sin que se me note mi
estado de nervios actual.
-Ahora salgo… - digo con la voz un tanto quebrada –
-Estás bien? – pregunta al otro lado de la puerta –
No puedo responderle. Las ganas de llorar son irrefrenables.
No puedo soportarlo más. Rompo a llorar de nuevo, sabiendo que Álex va a
escucharme.
-Malú… - le escucho nervioso al otro lado de la puerta –
Malú abre la puerta por favor… - no respondo – Malú te estoy oyendo… - dice con
tono desesperado – abre la puerta – exclama –
Le escucho resoplar al otro lado de la puerta, mientras
sigue tocándola. No sé si es buena idea, pero me acerco a la puerta y quito el
pestillo, volviendo a sentarme en el suelo, apoyada en la pared.
-Joder Malú… - dice al abrir la puerta – qué pasa? – se
agacha a mi lado – ei… - intenta que le mire pero no soy capaz –
Vuelvo a romper a llorar y, sin mediar palabra, me abrazo a
él como si me estuviera abrazando a un clavo ardiendo. Como si fuera la única
posibilidad de calmarme en este momento.
-Malú, me estás asustando… - dice acariciando mi pelo –
cálmate… - dice con voz suave – qué ha pasado eh?
-No ha pasado nada… - digo entre sollozos – ese es el
problema… - se separa algo de mí, intentando descifrar lo que quiero decirle
mientras me mira – estoy muy cansada de todo esto Álex… - frunce el ceño –
estoy cansada de sentirme así… de no poder ayudarte… - suspira bajando la
cabeza – de sentir esta tristeza Álex…
-Malú… - dice mirándome apenado –
-Crees que yo no lloro? – le digo incluso sintiendo algo de
enfado – crees que por estar siempre intentando animarte, yo no lloro? – me
mira con culpabilidad – cada vez que estoy sola me da por llorar… por
acordarme… - sollozo – por pensar en qué cojones puedo hacer para que vuelvas a
estar como antes… - baja la cabeza – no puedo más Álex…
-Cálmate vale? – se levanta – vamos, levanta del suelo Malú…
-Déjame sola… - digo soltando su mano y acurrucándome sobre
mis rodillas –
-No voy a dejarte sola – dice seguro –
-Pues es lo que quiero ahora mismo, así que sal del baño… -
digo en tono borde –
-No voy a dejarte sola porque tú no me has dejado solo hasta
ahora… - dice agachándose de nuevo – si no quieres salir del baño, me quedaré
aquí contigo… - se sienta frente a mí – Malú, siento mucho estar así vale?
-Ya sé que lo sientes! – le grito – ya sé que no es a
propósito! – vuelvo a alzar la voz – pero yo tampoco me encuentro bien Álex… lo
entiendes?
-Claro que lo entiendo… - se apresura a contestar – y siento
haber descuidado eso… - suspira bajando la cabeza –
-Estamos metidos en un agujero negro Álex… - digo con tono
apenado – ni yo puedo sacarte ni tú puedes salir… - me mira abatido – Álex yo…
- noto como me tiembla la voz – vi muchas cosas ese día que no había visto en
mi vida… - me mira apretando la mandíbula – y también me persiguen… pero en vez
de sentir que puedo contártelas… que puedo desahogarme contigo… - trago saliva
– lo que siento es que no puedo hablar de ese tema…
-Claro que puedes hacerlo Malú… - dice algo frustrado –
-No, no puedo! – exclamo levantándome del suelo – déjame
salir… - digo cuando veo que se interpone en mi camino –
-Malú cálmate… - dice algo nervioso –
-No pienso calmarme! – grito – me falta el aire Álex! Me
falta el aire y no te das cuenta joder! – le empujo pero no se aparta –
necesito que vuelvas, lo entiendes? – le grito haciendo que me mire con una
mirada tan triste que jamás había visto – suéltame! – exclamo zafándome de sus
brazos –
Salgo del baño escaleras abajo, dispuesta a abrir la puerta
de casa y largarme de allí, necesito salir, necesito salir de aquí. Cuando voy
a abrir la puerta, veo su mano empujando para que no lo haga. Sus brazos me
envuelven haciéndome llorar desconsolada.
-Ven aquí… - dice haciéndome girar y abrazarme a él –
respira hondo vale? – dice mientras sigo llorando – estoy aquí…
-No, no estás aquí… - digo sin pensar – no sé dónde estás,
pero no estás aquí…
-Ei… - me eleva el rostro agarrándome suavemente por la
barbilla – ahora estoy aquí… - le miro y veo en su mirada preocupación –
desahógate todo lo que quieras vale? No voy a irme…
Me abrazo a él llorando amargamente. No sé muy bien cómo,
acabamos sentados en el suelo, con su espalda apoyada en la pared y yo apoyada
sobre su pecho. No sé el tiempo que pasamos así, pero durante todo ese tiempo,
no cesa en su empeño de acariciarme el pelo.
-Mejor? – pregunta en voz baja –
-Pff… - resoplo algo avergonzada por el numerito que he
montado –
-Estaba deseando llegar a casa… - dice haciéndome sentir mal
– Clara me ha dicho que la semana que viene quiere que me acompañes a terapia…
-Yo? – pregunto extrañada girándome hacia él –
-Si… - responde mirándome – según ella, eres una pieza clave
para superar esta etapa…
-Joder… - bajo la cabeza avergonzada – y yo voy y te monto
este espectáculo… - digo con rabia –
-Malú… - le miro – siento no haber estado pendiente de ti… -
me acaricia la mejilla – no me he dado cuenta de que tú también…
-Es que no sé qué me ha pasado Álex… - le corto, excusándome
– he reventado un poco…
-Un mucho… - responde sonriendo – ya no me acordaba de la
mala leche que tienes cuando te enfadas… - dice de manera cariñosa –
-Oye! – exclamo dándole un manotazo –
-Es broma… - dice cariñoso – nos levantamos? Me está
empezando a doler la espalda como si me hubieran dado una paliza…
Me encantan tus novelas y me encanta cómo escribes, sigue porfii!!
ResponderEliminar