sábado, 19 de agosto de 2017

CAPÍTULO 131: ESTÁS AQUÍ

-Vamos, pasad… - ordeno a Danka y Dandy entre risas – Malú, no sabes lo que han hecho en el parque… - entro al salón y veo la televisión encendida – Malú… - suelto las correas y les dejo campar a sus anchas por la casa mientras entro en la cocina – Malú? – salgo de la cocina mirando hacia el jardín –

El sonido que viene de arriba es un grito ahogado, de pánico, que me hace detenerme por completo durante décimas de segundo. Mi corazón se acelera y mis piernas salen corriendo escaleras arriba. Al entrar en la habitación, me encuentro una escena que me asusta. La lamparilla yace en el suelo. Varios objetos más también. Y Malú, con la mirada perdida, se balancea en un rincón con las piernas encogidas. Durante unos segundos, no sé ni siquiera si acercarme. No me mira, solo mueve la cabeza de un lado a otro, como buscando algo.

-Ma… - tartamudeo – Malú… - me arrodillo delante de ella – qué ha pasado?

No me mira, parece como si no me viera. Miles de pensamientos nefastos se pasean por mi cabeza. Llego a pensar que, realmente no me ve, que se ha quedado ciega. Uno ese pensamiento a las cosas tiradas por el suelo. Lo único que se me ocurre hacer después de varios intentos hablándole, es tocarla. Y, al tocar su brazo, parece como si le hubiera pasado la corriente. Sus gritos y sus aspavientos me hacen agarrarla de los brazos, incluso con más fuerza de la que me gustaría.

-Malú, mírame! – la zarandeo mientras grita fuera de sí – Malú! Malú, estoy aquí! – grito desesperado –

De repente, como si la escena hubiera sido una pesadilla, me mira con los ojos inyectados en sangre. Su mirada es de pánico por un momento y, tras unos segundos, se torna de sorpresa. El sudor cae por su frente. Ninguno de los dos puede articular palabra. Qué es lo que acaba de pasar?

-Me ves? – pregunto temeroso –

Me mira incrédula y comienza a mirar a todas partes. Se pone de pie bajo mi atenta mirada y se lleva las manos a la cabeza al ver los destrozos que hay por el suelo.

-Malú… - vuelvo a tocar su brazo y lo retira rápidamente – Malú cielo… - digo con voz dulce intentando que se tranquilice del todo – todo está bien vale?

Parece que la frase es el detonante para que vuelva del todo en sí. Me mira todavía con más gesto de sorpresa y su barbilla comienza a temblar. Es como si se acabara de despertar. Como si se acabase de dar cuenta que estoy aquí. Se abraza a mí de manera desesperada y rompe a llorar.

-Calma… - intento mantener la compostura – Malú… cálmate…

-Estaba allí… - susurra entre sollozos – estaba allí – repite una y otra vez –

De repente, ato cabos y pienso que esto ha pasado por algo relacionado con aquella mañana fría de diciembre.

-Estás aquí… - acierto a decir – estás aquí conmigo… - digo acariciando su pelo sin deshacer el abrazo – cálmate…

-No sé lo que ha pasado… - dice separándose de mí y mirando con sorpresa y temor los destrozos de la habitación – qué he hecho? – me mira asustada antes de volver a romper a llorar de nuevo –

-No has hecho nada… - digo mientras la abrazo – solo asustarme un poco… - digo intentando quitarle hierro al asunto –

-He hecho yo todo esto? – dice mirando alrededor, algo aturdida –

-Ven… - la agarro de la mano – vamos abajo… - mira hacia la habitación mientras camina –

Baja las escaleras incluso con temor, como si esa casa no fuera suya. Me asusta verla así, pero creo que ha tenido que sufrir algún tipo de ataque de pánico. O eso creo. No sabría decir qué es lo que acabo de ver. Como si no fuera capaz de tomar decisiones, la siento en una silla en la cocina y saco agua fresca del frigorífico. La engulle y deja el vaso sobre la encimera. Se toca la frente y se lleva la mano al pecho, respirando hondo. Espero paciente delante de ella, con gesto preocupado.

-Dios… - dice sentándose en la silla de nuevo –

-Te… - me da temor preguntarle esto – te acuerdas de lo que ha pasado?

Me mira con gesto contrariado desde la silla y dirige su mirada a la derecha, como intentando recordar. Resopla cerrando los ojos, casi volviendo a llorar, y asiente. Doy dos pasos hasta ella y dejo que se abrace a mí, envolviendo su cabeza con mis manos contra mi abdomen. Se abraza a mis piernas como si fuera una niña tremendamente asustada.

-No las había visto todavía… - dice de forma incongruente –

-El qué? – pregunto algo asustado –

-Las imágenes… - se apoya en sus rodillas y tapa su rostro – no sé qué me ha pasado, pero… - traga saliva – de repente estaba otra vez allí…

-En la estación? – pregunto casi sin querer y asiente sin mirarme –

-No sé cómo he llegado a la habitación… - dice asustada – no sé lo que he hecho… - su voz resulta angustiosa – solo escuchaba gritos y voces…

-Vale… - vuelvo a poner su rostro pegado en mi abdomen – ya está cariño… - acaricio su pelo mientras vuelve a agarrarse a mis piernas – ha sido un ataque de pánico… - digo convencido – ya está…

-No está! – grita levantándose de la silla – a qué viene esto ahora? – pregunta mirándome – por qué? – vuelve a romper a llorar – si no me ha pasado antes! – grita amargamente –

-Malú… - la abrazo fuerte contra mí – no pasa nada vale? – alza su mirada asustada – si no habías visto las imágenes… - carraspeo – han debido de ser fuertes y te ha impresionado…


Suspira abrazándose de nuevo fuertemente contra mí. Todos estos meses, esa sensación de desamparo, de falta de control, la he estado sintiendo. No me he parado a pensar que ella podía sentirla también. No entiendo cómo ha pasado esto después de varios meses, pero quizá tengo buena parte de culpa por no haberle prestado atención a lo que ella debía sentir. Y ahora, después de 3 meses de aquello y cuando parecía que todo volvía a su lugar, volvemos a empezar desde el principio.

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