lunes, 30 de abril de 2018

CAPÍTULO 141: EL PALACIO (I)

Camino nervioso por el pasillo, dando vueltas cada 4 o 5 pasos, apretando mis manos fuerte y respirando hondo. Empiezo a escuchar barullo fuera, han abierto las puertas y esto ya no tiene vuelta atrás. El concierto que iba a dar en diciembre, va a ser hoy. Hoy es el día en el que vuelvo. Volver siempre es algo contradictorio. Por un lado, piensas en el camino que has andado para volver. Por otro, piensas que puede no salir bien. Alzo la mirada y la veo hablando con mi mánager. Ríe, está contenta. Y nerviosa, también lo está aunque disimule. Lo de hoy no es solo mío, es un poco de los dos. Al fondo, Alejandro y Antonio hablan. Hoy también cantarán conmigo. Resoplo y me giro para ver solo pared. Solo pared, solo eso. Noto como mi corazón va a mil y tengo que pararlo, tengo que conseguir que se calme.

-Bonita pared eh? – oigo su voz a mi espalda y casi me asusto – aquí podrían haber puesto un cuadro mío... – dice irónica – con todas las veces que he estado aquí…

-Podrían poner un cuadro con mi cara ahora mismo… - digo siguiendo la ironía –

-Venga ya! – exclama riendo – Álex, cálmate, está todo perfecto, todo bajo control…

-Lo único que no está bajo control soy yo… - digo mirando a todas partes – escuchas eso? – me pongo la mano en el oído – cuanta gente va a haber? 15000?

-Más o menos… - dice sonriendo – 15000 personas van a ver como mi chico vuelve por todo lo alto… - alza sus manos para acariciarme – déjate llevar, hazme caso…

-Si me dejo llevar, salgo corriendo… - digo con gesto serio –

-Eso es mentira… - dice segura – si te dejas llevar, me darías un beso ahora mismo… - la miro y pongo los ojos en blanco sin poder evitar sonreír – me darías un beso, me meterías en tu camerino, echarías a todo el mundo y lo haríamos encima de la mesa…

-Malú! – exclamo nervioso – se trata de que no me pongas más nervioso… - digo en voz baja mientras noto que nos miran -

-Jajajajaja! – estalla en una carcajada – me encanta… - me da una palmada en el hombro – ahora en serio… - dice mirándome – mírame bien – resoplo y la miro – esta noche la vas a recordar toda la vida Álex… - aparto un poco la mirada pero me corrige con su mano en mi barbilla – y la vas a recordar porque va a ser uno de los días más felices de tu vida – sonríe mirándome – deja de sufrir y empieza a disfrutarla… - sonrío sin querer – todo va a ir genial…

Otra vez esa paz que me transmite siempre. Es como si, estando ella aquí, nada pudiera salir mal. Algo así como mi amuleto de la suerte. Eso es, es como un amuleto. Me da un beso fugaz y camina por el pasillo, con toda la tranquilidad del mundo. Al fondo, Alejandro alza su pulgar. Sonrío y miro al suelo. El camino recorrido ya está hecho. He llegado al sitio donde quería estar.

Faltan 15 minutos para que comience el concierto y, tras despedirme de mis padres y mi hermana que, emocionados, se dirigen a la grada donde están mis amigos y varios artistas más que han venido a verme, entro en la sala donde la gente está comiendo algo antes de comenzar. Allí están Malú, Alejandro, Antonio, los dos Pablos y mis chavales, Jesús y Andrés, que también cantarán conmigo hoy. He querido tener un detalle con ellos. La actuación que hicimos los tres en la voz, recibió muchos elogios así que, qué mejor forma de volver que con dos de los niños que fueron mis alumnos. Además de ellos, todo mi equipo se concentra allí. Saben que voy a decirles algo, así que, cojo aire y me siento en el reposabrazos de uno de los sofás.

-Antes de salir ahí… - al escucharme hablar, todos se callan – quiero que sepáis que para mí es uno de los días más especiales de mi vida… - sonríen – no porque estemos en el palacio, ni porque haya mucha gente sino porque… - suspiro – hoy es el día en el que volvemos… todos volvemos… - noto todas las miradas clavadas en mí – esto no lo podría haber hecho sin vosotros… - sonrío – esto tenía que haber pasado hace unos meses pero… - hago una pausa para no emocionarme – lo importante es que va a pasar… - niego con la cabeza – lo importante no es cuando, sino con quien… - veo algunas personas de mi equipo emocionadas – y no se me ocurren mejores compañeros de viaje que vosotros… - aprieto mi mandíbula y me concentro en no llorar – hoy empieza el viaje de nuevo… así que… - les miro a todos, uno por uno – vamos a disfrutarlo.

-Vamos! – exclama uno de mis técnicos que comienza a aplaudir –

Me vengo arriba y les indico a todos que unan sus manos en el centro. Pongo mi mano entre ellos y gritamos juntos.

-Una, dos, tres, vamos!

Deshacemos las manos y la primera persona que viene hacia mí es ella. Me abraza fuerte, se cuelga de mi cuello cual mono y me besa en los labios.

-Te quiero – me dice mientras la bajo al suelo –

-Y yo – contesto sonriendo –

Me dirijo con mi equipo abajo del escenario. Tengo el dibujo en mi cabeza. El escenario, con dos brazos a los lados que se unen  adelante y una pasarela que accede también a ese punto. Pienso recorrerlo todo. Ya no estoy sufriendo, ahora siento la adrenalina corriendo por mis venas. Salto varias veces y muevo mi cuello.

-A por ellos jefe – me dice uno de mis guitarras, Manu, dándome un golpe en el pecho justo antes de subir al escenario todavía con las luces apagadas –

Todos mis músicos me hacen el gesto de la victoria mientras suben y se ponen en su posición. Respiro hondo, agarro el micrófono fuerte, y comienzo a escuchar la música de introducción que hemos preparado, con el rugir del público de fondo que deben estar viendo las imágenes del montaje que hemos hecho, con imágenes de los ensayos, de conciertos anteriores, y yo caminando, mi silueta solamente, no se ve mi cara. El tour “qué bonita la vida” arranca, ya no lo puede parar nadie. Las primeras notas de la primera canción suenan. Moriré en el intento. La mejor opción para empezar este viaje, sin duda.

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