Mientras desayuno, miro desde el móvil los titulares de la
prensa. Las noticas más desoladoras se mezclan tenuemente con noticias que dan
un halo de esperanza para la raza humana. Historias de superación, de ayuda, de
solidaridad, contrarrestan el impacto que provoca leer historias de robos a
manos llenas, de asesinatos, de atentados… Resoplo tras beber un sorbo de mi
café, y entonces veo que Álex y yo también somos noticia. Resulta que nos
echaron unas fotos cuando fuimos a cenar el otro día a un restaurante. Sonrío
de medio lado. En otro momento de mi vida, esto me hubiera molestado mucho.
Ahora no, ahora hasta me río con los comentarios de las fotografías. Me da
exactamente igual ser portada de una revista. No me reconozco. Quizá es porque
no soy la misma persona que antes de que pasara todo esto, sino que soy mejor.
Tengo una capa impermeable compuesta por un material que desconozco, pero que
ha conseguido que no me afecte que hablen de mí, aunque a veces me gustaría ser
invisible… muy invisible. Pero creo que después de haber cambiado eso de mí,
resulto hasta más simpática, con la fama de borde que he tenido siempre… Me río
por dentro y dejo la taza de café en la mesa.
Al sentarme en la mesa del salón, bolígrafo y papel en mano,
me pongo música de fondo. He decidido abrir el show con “cenizas”. A parte de
porque la compuso Álex y para mí es especial, es como una catarsis. Resurjo de
mis cenizas y empiezo un concierto así. Me gusta la idea. Tengo que decidir
cosas de la gira, hacer una especie de esquema de los temas que quiero cantar y
el orden. Además, quiero implicarme con el escenario, con la forma, con el
montaje. Noto que duermo mejor y eso es porque mantengo mi cabeza ocupada todo
el día con cosas que me encantan, que me ilusionan, como esta gira. Álex tenía
razón, como en el 99% de las ocasiones.
Se ha ido esta mañana a organizar cosas también de su gira
con sus técnicos y músicos. Le han propuesto realizar varias entrevistas con
motivo del inicio de su gira, igual que a mí, pero se lo está pensando. Igual
que yo. El tema va a salir, y no sé si quiero hablar de ello. No por mí, sino
por toda la gente que implica. No sé si es de mal gusto hablar de ello, o si es
de mal gusto no hacerlo. Por ahora creo que lo estamos haciendo bien, no hemos
tocado el tema ninguno de los dos, pero llegará un momento en el que salga.
Noto como vuelvo a meterme en un bucle con esos pensamientos y comienzo a
ponerme nerviosa. Me levanto de la mesa y me dirijo al jardín. Danka me mira
fijamente y me sigue, cómo me conoce. Camino dando vueltas por el jardín,
intentando sacar esos pensamientos de mi mente y respirando profundo.
Cuando creo que todos mis intentos por mantenerme serena,
van a ser en vano, veo como Danka se acerca a mí y deja una pelota a mis pies.
Se me hace un nudo en la garganta al pensar en la intuición que tiene. Acerca
su cabeza a mi pierna y la roza. Me agacho sonriendo y cojo la pelota,
lanzándola al otro lado del jardín. Danka sale corriendo y vuelve a toda prisa,
volviendo a soltar la pelota a mis pies. Repetimos la misma acción 3 veces y, a
la tercera, cuando veo que Danka se aleja para recoger de nuevo la pelota, me
doy cuenta que esa opresión en el pecho se ha ido. Esa falta de aire ya no
está.
Siento tanta liberación al haber podido controlar la situación, que corro
hasta Danka y le agarro tirándome al suelo. Danka comienza a ladrar y yo
comienzo a reirme, a reirme a carcajadas, como si estuviera loca, como si fuera
bipolar e hiciera apenas 5 minutos que quisiera desaparecer y ahora solo tenga
ganas de reir.
-Ehhhhhhh!!!
Escucho un grito que viene hacia mí pero no me da tiempo a
más, solo a ver a Álex soltar una carpeta en el suelo y tirarse en plancha al
césped, a unos metros de mí. Danka, al verle, se le lanza encima y comienza a
girar como una croqueta hasta llegar hasta mí.
-Croqueta power!!! – grita mientras gira -
-Jajajaja! – sigo riéndome – qué haces?
-No sé, y tú? – dice tumbándose boca arriba – te he visto
reírte y yo también quiero…
Se incorpora apoyándose en un brazo y me mira sonriente. No
puedo evitar incorporarme un poco para besarle. Durante unos segundos, nos
besamos con Danka a nuestro lado intentando contactar con su lengua algún trozo
de piel hasta que consigue hacerlo en mi mejilla y comienzo a reirme.
-Esto si que es llegar a casa… - me acaricia la cara – y eso
que estás tan contenta?
-Pues… - me siento en el césped – Danka, que siempre
consigue sacarme una sonrisa… - le hago una carantoña que corresponde con unos
lametones –
-Ah, sólo Danka? – dice algo indignado – tendré que
emplearme más a fondo… - se levanta y se pone de pie, pensativo – oye, como era
la canción esa de King África?
-Qué? – pregunto contrariada sonriendo – Estás bien? – río -
-Si, esa que gritaba una palabra… - sigue haciéndose el
pensativo –
-Bomba? – pregunto incrédula –
-Mmmm… - sigue haciéndose el pensativo y mira hacia la
piscina – exacto…
-No, Álex! – grito cuando le veo correr hacia el borde de la
piscina –
-Booooooooomba!!! – grita al lanzarse al agua –
-Jajajajajajaja!!!! – estallo en una carcajada y caigo sentada
en el césped mientras le veo salir –
-Está fría! – grita corriendo hacia el borde – está fría!! –
grita de nuevo –
-Pues claro que está fría!! – digo riéndome –
-Dios, está fría! – sale encogido por completo – una toalla!
– grita mirándome –
-Jajajajajaja! – vuelvo a tumbarme en el césped muerta de
risa –
-Ayúdame! – le oigo gritar – croqueta power ven a mí!!! –
alzo la mirada y le veo venir hacia mí girando por el suelo –
-No! – intento levantarme pero es tarde, me agarra de la
cintura –
-Gira el mundo gira, en el espacio infinito! – canta
mientras me hace girar, empapándome de agua fría –
-Jajajajajaja! Está helada! – grito riéndome –
-Quieres ver lo fría que está? – dice en tono de amenaza
deteniéndose sobre mí –
-No, ni se te ocurra… - me agarra en brazos – no Álex!!! –
le suplico mientras no puedo parar de reirme – Álex!!!
-Vale vale… - me deja en el suelo, al borde de la piscina y
alza los brazos – mira mis pezones! – exclama señalándose por encima de la
camiseta – puedo sacarte un ojo si quiero!
-Jajajajajaja! – vuelvo a tirarme al césped intentando no
mearme encima – me meo…
-Te meas? – se agacha hasta mí – a ver?
Comienza a hacerme cosquillas en el abdomen y noto como mi esfínter
está a punto de traicionarme, pero no puedo parar de reir, como hacía mucho
tiempo que no me reía.
-Álex, que me voy a mear encima! – grito intentando que me
suelte –
-Oh si nena, lluvia dorada! – grita haciéndome mirarle
perpleja –
Durante un segundo le miro perpleja por la burrada que acaba
de decir. Me mira como sintiéndose culpable, pero, al instante, noto como está
a punto de reírse y yo no puedo soportarlo más. Comienzo a reirme otra vez, me
duele la barriga de hacerlo.
-Estás loco… - digo levantándome del césped –
-Pero te hago reir… - sonríe de manera chulesca –
Niego con la cabeza y me dirijo al baño a toda prisa. Cuando
me siento en el váter, le escucho en la puerta.
-Viva ese chorrete de lluvia dorada!! – grita desde la
puerta –
-Jajajajajajajaja! – estallo en una carcajada de nuevo –
puedes parar de decir eso?
Abre la puerta antes de que termine y resoplo con una leve
sonrisa.
-Este soy yo, aún estás a tiempo de devolverme, estoy en
garantía… - se apoya en el lavabo –
-En garantía dice… - sonrío – anda, sal de aquí
-Te da vergüenza mear delante de mí? – alza una ceja -
-Claro que no… - le desafío y tiro de la cadena – qué te
pasa hoy?
-Que te veo reírte y me vengo arriba… - comienza a moverse
de manera divertida por el baño – y que estoy muy contento…
-Y eso? – pregunto lavándome las manos –
-Está todo montado, solo queda ensayar… - dice ilusionado –
y en 2 semanas, el palacio será mío… - dice con tono épico –
-El palacio es mío, disculpa… - digo en tono chulesco – te lo
presto una noche y ya está…
-Esa es mi chica… - dice abrazándome por la espalda – con su
bordería habitual que tanto me gusta…
-Y dale con que soy borde! – grito desesperada –
-Que no… - dice apretándome todavía más y caminando detrás
de mí – si eres un dulce de persona, dios mío… - comienza a besarme el hombro
derecho de manera cariñosa – más bonita y más preciosa que todas las cosas…
-Este peloteo es porque quieres que haga yo la comida no? –
sonrío de medio lado –
-Es posible… - continúa besándome el cuello y el hombro –
-Jajajajajaja!!! – me suelto por fin de sus brazos – por dios,
cámbiate, que estás empapado…
-Y tú también estás empapada… - dice de manera sugerente
mientras me guiña un ojo de manera graciosa antes de subir las escaleras –
Niego con la cabeza mientras río levemente todavía. Entro a
la cocina y Danka espera sentada al lado de su plato, igual que Lola, Rumba y
Dandy. Sonrío de nuevo ampliamente. Qué es lo que acaba de pasar? Esta locura
así de repente, con una tontería. Me duele la barriga de reirme, algo que no me
pasaba desde hace mucho tiempo. Está como una cabra, y me encanta. Me encanta
que sea tan espontáneo y que haya vuelto ese sentido del humor que tanto me
gustaba de él. Y yo… yo me siento como cuando uno acaba de salir del hospital
después de una operación. Sabe que está bien, sabe que se va a poner bien, y,
de vez en cuando, se olvida de que todavía le falta algo de tiempo para estar
como antes. Pero sé que voy por buen camino.